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Argentina: La lucha contin�a

Cromagnon: De juicios y de pol�ticos

Hugo Alberto de Pedro

'Merecer la vida no es callar y consentir,
tantas injusticias repetidas...
�Es una virtud, es dignidad!'
Honrar la vida -
Eladia Bl�zquez

Despu�s de haber pasado siete meses desde la masacre previsible y evitable producida en el local Cromagnon, donde perdieron la vida casi doscientas personas y miles sufrir�n sus consecuencias de por vida, m�s el terrible espanto de la muerte, una Comisi�n Investigadora de la legislatura de la Ciudad Aut�noma de Buenos Aires elev� un dictamen recomendando la sustanciaci�n del juicio pol�tico al Gobernador Dr. An�bal Ibarra por mal desempe�o de su funci�n ejecutiva al considerar la falta de servicios al cargo que desempe�a.

Parte de la clase pol�tica, desde la mezquindad y los entuertos que siempre la identifican y justifican, ha salido desde diferentes sectores a desacreditar las actuaciones llevadas a cabo durante tres meses hasta el l�mite de considerarlas un panfleto -seg�n el m�ximo responsable ejecutivo de la Ciudad-. Otros, como era de esperar, han privilegiado la cuesti�n de las pr�ximas elecciones relativizando el hecho, solamente con la preocupaci�n que el probable juicio pol�tico empa�e el camino hacia el nuevo asalto representativo a las c�maras legislativas nacionales y provinciales, es por eso que especulan sobre si los legisladores porte�os deben tratar el tema antes o despu�s del 23 de octubre pr�ximo.

Minimizar la representaci�n de la comisi�n investigadora por haber quedado conformada solamente por legisladores de la oposici�n, por la renuncia oportunista de los miembros del oficialismo y del para oficialismo, demuestra otra vez el desprecio que los pol�ticos tienen hacia las instituciones que ellos mismos se desesperan por formar parte a cualquier costo, porque despu�s vienen los beneficios pol�ticos y econ�micos sin m�s.

Siempre sucede lo mismo cuando alguna voz o muchas voces se alzan contra cualquier representante de la politiquer�a. Ellos achican filas, act�an en bloque y tratan de desprestigiar a diestra y siniestra a cualquiera que no haya sido cooptado por el poder, o bien como no es de descartar act�an con la intenci�n de llevar aguas, a�n de las m�s turbias, malolientes y putrefactas, hacia sus tierras partidarias tambi�n de las mismas caracter�sticas.

Los ciudadanos dentro de la representativa democracia no tenemos otra opci�n que aceptar que sean los representantes de la oposici�n pol�tica los que perfeccionen las denuncias, lleven adelante investigaciones y que procedan a llevar adelante los juicios pol�ticos que correspondan. De lo contrario ser�a aceptar que las normativas, las leyes y las constituciones no sirven para nada, algo que muchos pensamos a diario con los elementos que nos brinda la realidad.

Todas las actuaciones de la Comisi�n Investigadora deber�n ser elevadas a la justicia, qui�n en �ltima instancia tiene a su cargo establecer las responsabilidades y aplicar el peso de la ley sobre cada uno de los responsables de la masacre, pero los legisladores tienen la obligaci�n irrenunciable de establecer cuales han sido las fallas de los funcionarios a partir de la observaci�n o no de los deberes y obligaciones p�blicas que decidieron asumir y para lo cual pidieron sus votos al ciudadano.

No solamente est� en juego conocer la verdad sobre los motivos por los cuales muchos se convirtieron en v�ctimas y muertos por culpa de la inoperancia, irresponsabilidad y corrupci�n de la desidia pol�tica p�blica. Est�n en juego las instituciones del Estado que tienen la oportunidad de demostrar que todo no est� perdido, a�n a partir de la p�rdida de la moral y la �tica pol�tica que diariamente nos presentan desde el espect�culo circense en que han convertido a la democracia, m�s all� de los negociados de ocasi�n.

Los muertos, las v�ctimas, los familiares y amigos, adem�s del pueblo de la Naci�n, no tienen la culpa que el Gobernador de la Ciudad Aut�noma de Buenos Aires haya designado a funcionarios que no estaban capacitados para llevar adelante las responsabilidades asumidas y de que se haya quedado sin legisladores, sin partido y sin adherentes. Tampoco tienen la culpa que An�bal Ibarra no haya logrado concretar una pusil�nime consulta popular y menos tienen la culpa que el otrora transversal presidente de la Naci�n lo necesite, y por supuesto lo use, para las pr�ximas elecciones legislativas.

A muchos nos separan distancias infinitas e irreducibles en cuestiones pol�ticas, sociales, econ�micas, educacionales, �ticas y morales con muchos de los actuales legisladores porte�os, pero no podemos ser acoplados al pensamiento y la decisi�n pol�tica partidista de qu� el 30 de diciembre de 2004 no pas� nada en un local donde miles fueron a ver y escuchar a un conjunto musical y a disfrutar de un momento de distracci�n y alegr�a junto a parientes y amigos. Porque sencillamente mientras estos gustos y decisiones de vida sucedieron, suceden y deben seguir sucediendo los funcionarios van quebrantando las m�s elementales responsabilidades y obligaciones que decidieron asumir desde hace seis a�os.

Los miedos y los temores mezquinos de la clase pol�tica jam�s pueden estar por encima de la verdad y de la justicia. No caben dudas que muchos hicieron denodados esfuerzos para luchar contra la muerte, para salvar vidas y para asistir a los masacrados. Son los mismos que forman parte de un pueblo cansado hasta el hartazgo de la corrupci�n, de las mentiras y de las muertes evitables.

'Hay tanta peque�a vanidad, en nuestra tonta humanidad enceguecida', que se impone necesario 'Honrar la vida' con justicia y verdad.  

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