|  
        Argentina: La lucha continúa | 
|   | 
Lila pastoriza relata el paso de Azucena Villaflor por la Esma
"Ella preguntaba por el pibe rubio"
El diálogo con la fundadora de Madres de Plaza de Mayo en el altillo de la ESMA. La mujer mantuvo su carácter hasta el final. Se preocupaba por Astiz, que se había hecho pasar por un familiar de desaparecido.
Victoria Ginzberg
Pagina12
"Busco a mis hijos. Ellos se los llevaron. Los buscaré siempre. No tengo nada 
que perder. No dejaré de hacerlo." Esto fue lo que le dijo Azucena Villaflor de 
De Vincenti a Lila Pastoriza en "Capuchita", el altillo de la Escuela de 
Mecánica de la Armada. Lila llevaba seis meses detenida. La mujer, una señora 
corpulenta, acababa de ser llevada allí junto con el grupo de madres y 
familiares de desaparecidos secuestrados en la Iglesia de la Santa Cruz el 8 de 
diciembre de 1977 y en otros lugares en los días sucesivos. Lila no sabía que 
era la fundadora de Madres de Plaza de Mayo. Pero también dentro de la ESMA 
Azucena mostró el carácter que todos los testimonios le atribuyen: impulsó la 
redacción de una lista con los nombres de los desaparecidos para que los 
detenidos le dijeran si habían visto a alguno de ellos.
La identificación del cuerpo de Azucena Villaflor y otras dos fundadoras de 
Madres de Plaza de Mayo –Esther Ballestrino de Careaga y María Ponce de Bianco– 
permitió, por primera vez, reconstruir el circuito represivo completo de 
desaparecidos que fueron víctimas de los vuelos de la muerte. El informe forense 
proporcionó una certeza científica acerca de que las Madres cayeron "desde gran 
altura" e impactaron "contra un elemento sólido". El testimonio de Pastoriza da 
cuenta del paso de las mujeres por la ESMA.
–¿En qué situación vio a las Madres en la ESMA?
–En diciembre del ’77 yo estaba en "Capuchita", en el último piso del edificio 
de la ESMA. El grueso de la gente estaba en "Capucha". "Capuchita" era un lugar 
que usaban otros grupos de tareas que no eran el GT3. Lo usaba el SIN (Servicio 
de Inteligencia Naval) y la Aeronáutica. El GT lo usaba excepcionalmente para 
poner gente que no entraba en otro lado o que no quería poner en otro lado. Era 
un lugar separado, al que los oficiales iban muy poco. En esa época yo era presa 
del SIN. Un domingo a la mañana –calculo que era el 11 de diciembre– cuando me 
desperté, vi un montón de gente que no estaba antes. Le pedí al guardia, que era 
uno de los "buenos", que me dejara ir a repartir el mate cocido, dado que yo era 
una presa vieja –hacía seis meses que estaba– y muchas veces me usaban para eso. 
"Capuchita" tenía dos hileras de cuchetas. En una de las hileras, muy cerca de 
la escalera, en uno de los extremos, había varias personas que eran 
absolutamente inusuales, porque casi todas eran mayores. Había también dos o 
tres jóvenes. Había varias mujeres, dos estaban en cuchetas, otros amontonados 
al lado. Era una situación inusual, porque en general ahí había mucho "orden". 
En una de las cuchetas había una señora sentada, no me puedo acordar si tenía o 
no los ojos tapados, pero no tenía capucha y me recibió diciendo "hoy es el día 
de Dios, es el día del señor, oremos, etc". Por eso me acuerdo que era domingo. 
Yo no entendía nada. Obviamente no sabía nada de los secuestros de las Madres ni 
de las monjas francesas. Esta mujer me dijo que la habían ido a buscar el día 
anterior y que pensaba que ahí había otra hermana, que se habían llevado a otra 
hermana. Yo creía que hablaba de una hermana de ella. Pude hablar poco con ese 
grupo, les dije que estaban en la ESMA pero que no dijeran que sabían dónde 
estaban. No alcanzaron a decirme quiénes eran.
–¿La hermana era Alice Domon o Léonie Duquet?
–Era Léonie. Me di cuenta cuando supe que la habían secuestrado después del 8 de 
diciembre y que no coincidía con la descripción de Alice.
–¿Y las Madres?
–En la misma fila, pero en la otra punta, había una mujer con la que pude 
hablar. Era grandota, corpulenta y tenía un vestido floreado de manga corta o 
sin mangas. Inmediatamente me dijo quién era. Yo también le expliqué quién era, 
pero no sé si confió mucho en mí.
–¿Quién era?
–Lo único que recordé fue un apellido italiano. Me dijo que la habían detenido 
el día anterior, el sábado, en la avenida Mitre, Sarandí, cerca de un kiosco de 
diarios y de una parada de colectivo. Era Azucena. –Ella había ido a comprar el 
diario porque ese día salía la solicitada que Madres y Familiares publicaron en 
La Nación.
–Aparentemente había ido a comprar el diario. Me acuerdo que me dijo: "Busco a 
mis hijos. Ellos se los llevaron. Los buscaré siempre. No tengo nada que perder. 
No dejaré de hacerlo". No pudimos hablar mucho más. Cuando averigüé quién era, 
me desconcertó que hablara de sus hijos en plural, pero su familia dijo que 
seguramente se refería a su hijo y a su nuera. En el transcurso del día, ella y 
los familiares armaron una lista con los nombres de sus hijos y de los 
desaparecidos que estaban buscando. Pienso que en esa tarea Azucena desempeñó un 
papel, porque no era habitual que se hicieran esas cosas. Querían saber si 
nosotros habíamos visto a las personas que figuraban ahí. Pero no conocíamos a 
nadie. Nosotros no sabíamos los nombres, salvo que fuera un amigo. Los 
identificábamos por los seudónimos, por cómo le decían a la gente en la ESMA, o 
por las circunstancias en que había caído. La lista circuló ese día y al día 
siguiente, después no sé qué pasó.
–¿Las Madres fueron interrogadas?
–Esa noche o al día siguiente llevaron a Azucena al sótano y cuando la trajeron 
estaba muy mal. La torturaron mucho. Logré acercarme y le dije si quería que le 
trajera un té. Estaba sin fuerzas. Me dijo, apenas, que quería dormir. Tenía el 
brazo izquierdo lleno de puntos violetas, hinchado de la picana. Nunca había 
visto algo así. A algunos otros también los bajaron.
–¿Azucena preguntó por alguien de su grupo? 
–Lo que sé es que ella preguntaba por el pibe rubio (por Astiz, que se había 
infiltrado en las Madres). Estaba preocupada. Evidentemente era alguien que ella 
tenía muy presente, pero con afecto, no con desconfianza. Eso me parece lo más 
terrible de todo.
–¿Estaban las otras Madres?
–Había por lo menos otras cinco o seis personas y había dos o tres Madres. Por 
las descripciones me parece ubicar a Esther de Careaga. No estoy segura de que 
también estuviera Mary Bianco.
–¿Sabe si Alice Domon estaba ahí? 
–Creo que estaba en "Capucha".
–¿Sabía que existía el grupo de Madres de Plaza de Mayo? 
–Muy poco. Sabía que había familiares que iban a hacer denuncias pero no que 
había una organización. Los compañeros que estaban en "Capucha" sabían más, 
porque estaban en contacto con el GT. Por lo que me contaron, los integrantes 
del grupo de tareas estaban preocupados por la dimensión que estaba tomando el 
movimiento de derechos humanos y las protestas de las Madres. Lo loco fue que el 
guardia que estaba ese día en "Capuchita" tampoco entendía nada. A los dos días 
aparece con los ojos fuera de las órbitas y nos dice: "Saben quiénes eran esas 
que estaban acá: las monjas francesas, eso que sale en el diario, que 
secuestraron a las monjas, son las que estaban acá y les sacaron una foto abajo 
con un cartel haciéndolas pasar como que eran de Montoneros". Realmente estaba 
asustado. Evidentemente había mucha repercusión sobre ese tema. Al día siguiente 
de que se los llevaran me encontré en el baño con los compañeros de "Capucha", 
que contaron que hubo gente que vio venir a algunos oficiales con las botas 
embarradas, por eso supusieron que a las monjas las habían llevado al Tigre. Fue 
un traslado fuera de los habituales y, para mí, eso debe tener que ver con que 
aparecieran donde aparecieron.
–Es decir que encontraron sus cuerpos en la costa porque fue un traslado de 
urgencia. ¿Fue por la repercusión que estaba teniendo el tema?
–Estaban muy preocupados. Es que este tema salía de los límites del discurso de 
la guerra subversiva. No podían decir que levantaron a familiares y monjas 
porque eran terroristas. Aparte estaba la embajada francesa. Creo que eso era lo 
que tenía al guardia demudado. Ante esa situación, hicieron lo que era la regla 
de oro para ellos en estos casos, los mataron a todos. El tema es cómo llegaron 
a un operativo de este tipo. No creo que fuera porque Astiz era una especie de 
monstruo. Este fue un operativo planeado cuidadosamente. Querían terminar con el 
movimiento de derechos humanos y aplicaron la receta que aplicaban en otros 
temas. Cuando algo les molestaba, relacionado o no con los grupos armados, pero 
que de algún modo impedía el disciplinamiento social que querían lograr, 
aplicaban su ley.
–¿Cuál es el significado de la identificación de las Madres?
–Se puede probar todo el trayecto que cubrió un desaparecido que pasó por los 
vuelos y se comprueba que ése era el método. También pone sobre el tapete la 
envergadura de las lucha de las Madres y la necesidad de avanzar en la Verdad y 
la Justicia. Pero me parece que hay que evitar las simplificaciones. Este 
operativo lo hizo la Armada y lo podía haber hecho cualquiera de los otros 
grupos. Seguramente todos han hecho cosas parecidas, pero no hay nadie que lo 
cuente. No es Astiz el demonio que agarró a las Madres. Astiz era parte de un 
grupo, que formaba parte de la estructura de la Armada, en la Escuela de 
Mecánica, cuyo jefe era (Rubén) Chamorro, que respondía a los mandos, que se 
organizó para tener éxito en la "lucha contra la subversión". Y la lucha 
antisubversiva era esto, los éxitos eran éstos. Y Astiz, que era un tipo con una 
convicción muy grande por todo esto que hacía y que se creía el mejor de todos, 
era un miembro de este grupo. Toda la lucha contra el "terrorismo" era esto.