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        Argentina: La lucha continúa 
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El futuro latinoamericano
"Para el logro del triunfo siempre ha sido indispensable pasar por la senda de los sacrificios"
http://usuarios.advance.com.ar/hugo-de-pedro/hdp.htm 
  
Los nuevos tiempos que se están presentando en Latinoamérica van diagramando una 
nueva agenda de discusiones, mucho más alejada de la que quieren atender muchos 
gobernantes de turno y sus cómplices opositores. 
  
Hoy son los pueblos los que están tomando en sus manos la impronta de las 
liberaciones nacionales y regionales en cada país y región. Las miradas hacia el 
viejo continente, agotado en sus intentos por establecer la Unión Europea 
esforzada por detener el incremento del intervensionismo estadounidense de todo 
tipo, ya no encuentran asidero ideológico por estos lares como otrora. 
  
El continente centro y sudamericano, que supo conocer como pocos el coloniolaje 
y la usurpación genocida imperialista desde hace quinientos trece años, tiene a 
sus mujeres y sus hombres en estado de movilización, para la búsqueda de 
destinos muy distintos a los impuestos desde los diferentes poderes de turno.
  
La tergiversada educación de nuestros pueblos, que siempre ha estado dispuesta 
en el desconocimiento de los motivos de la inveterada humillación, ha 
posibilitado que las prácticas de la explotación hayan calado tan profundamente 
en grandes sectores de la población que provocaron nuestro adormecimiento y 
cultivado nuestras paciencias. La asignatura pendiente es vindicar nuestros 
derechos soberanos vilipendiados en todos los ordenes que se nos ocurra 
analizar. 
  
Las diferentes democracias representativas latinoamericanas no pueden sostenerse 
desde las iniciativas y las lógicas dependientes del mercado financiero, 
económico y comercial internacional. Los términos asimétricos del intercambio 
comercial y productivo, los costos y las formas del endeudamiento externo de los 
países, el acceso a las nuevas tecnologías, el desprecio por el ecosistema y los 
recursos naturales no renovables, junto a la sumisión en las posiciones de 
política internacional han terminado postrando a los países desde el sur del Río 
Bravo hasta la Antártida. 
  
Desde el comienzo del Siglo XXI se han producido en los pueblos cambios 
sustanciales en la comprensión de la problemática social y económica que tienen 
postrados a las inmensas mayorías de los latinoamericanos. Con mayor o menor 
intensidad y efectividad los indoamericanos estamos dando batalla contra las 
premisas neoliberales que agudizaron las situaciones de crisis endémicas que los 
diferentes gobiernos continentales quisieron desconocer, y que permitieron 
perfeccionarlas hasta el extremo de propiciar el vaciamiento de los patrimonios 
nacionales. 
  
El actual estado de situación encuentra parangón en las luchas latinoamericanas 
iniciadas a principios del 1800 y en mediados del 1900, no siendo ahora armadas 
como antaño sino mediante las desobediencias, sublevaciones y cambios producidos 
en la orientación política de los países. 
  
Ahora soplan vientos de cambio con las rebeliones populares, la bravura en el 
sostenimiento de los gobiernos que no traicionan al ciudadano y sus propuestas, 
y con el viraje en el acompañamiento democrático hacia aquellas propuestas 
desencontradas con los sectores adoradores de las economías de mercado 
capitalistas. Esos vientos cruzan nuestras ciudades, sierras, montañas, selvas, 
llanuras y playas con un mismo sentimiento de autodeterminación, libertad y 
justicia. 
  
Todos nuestros países cargan en sus mochilas sus historias de encuentros y 
desencuentros, y desde ellas debemos perfilar el futuro con la atención puesta 
en las necesidades y posibilidades de una mejor vida de todos. Corrigiendo los 
errores e insistiendo sobre los aciertos será la única forma de construir el hoy 
y el mañana. 
  
De que otro mundo es posible, urgente y necesario ya no caben dudas, y somos los 
latinoamericanos los únicos responsables de hacerlo en nuestro continente sin 
mezquindades y con el desprendimiento revolucionario que nos impone la realidad 
actual. 
  
Ojalá que así sea el futuro latinoamericano y que la unidad de nuestros pueblos 
sea el cercano horizonte por alcanzar. 
11 de junio del 2005