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Argentina: La lucha continúa

Documento a las autoridades de los Curas en la Opción por los Pobres

Señor Presidente de la Nación, Dr. Néstor Kirchner.
Sres. Legisladores electos el pasado 23 de Octubre
Sres. Funcionarios de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
 
Nos alegramos que nuestro país siga confirmando año a año el camino democrático, y que en los comicios puedan participar las más diversas expresiones de la sociedad.  Somos religiosos con diferentes miradas, propuestas y criterios, hemos votado a diferentes candidatos, del partido de gobierno o de la oposición. Y nos alegramos que el próximo 10 de diciembre comience una nueva etapa en el devenir de nuestras instituciones. Llamados por Jesús a "anunciar la Buena Noticia a los Pobres", queremos señalar caminos por los que creemos que las "malas noticias" del presente pueden volverse "buenas nuevas para nuestro pueblo".
 
Precisamente como cristianos, queremos manifestar también nuestra opinión a los diferentes actores políticos frente a la asunción del mandato de los funcionarios electos. Esta carta surge de nuestro caminar diario junto a la gente común, sin intencionalidades ocultas ni parados en el pedestal de los que acusan y creen que no tienen nada que cambiar. Nos duele cuando en el seno de nuestra misma Iglesia muchos se ponen del lado de los poderosos, los victimarios, los privilegiados. Nos duele la falta de autocrítica frente a nuestro papel en la historia de nuestro pueblo. Desde esta posición queremos transmitir nuestro sentir sincero, "con un oído puesto en  el Evangelio y otro en el pueblo".
 
1. Muchas veces estamos de acuerdo con los dichos del Presidente con respecto al papel de los organismos multilaterales de crédito, especialmente en los ́90. Y nos alegraría que representaran el verdadero sentir del Gobierno, más que una mera "retórica política".  El fundador del justicialismo decía que "mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar". Precisamente por eso, no nos alegra que se vocifere contra el Fondo Monetario Internacional y demás organismos internacionales de crédito, y se les siga pagando regularmente una deuda que desconocemos, y que -de ser legítima- debería tratar el Congreso de la Nación. Nos parece éticamente imprescindible encarar una auditoría de la deuda, como lo vienen sugiriendo algunos legisladores y como resulta de la causa presentada por Alejandro Olmos en los juzgados federales. Recordamos las esperanzadoras palabras del Sr. Presidente en su asunción: "No se puede volver a pagar deuda a costa del hambre y la exclusión de los argentinos generando más pobreza y aumentando la conflictividad social". No vemos por qué haya que pagar una deuda sin antes auditarla y establecer qué es lo que se debe pagar en justicia, y cómo hacerlo. El pueblo siempre es el tiene que hacer los sacrificios que nunca le dan un beneficio inmediato.
 
2. En su asunción el Sr. Presidente habló de "reconstruir un capitalismo nacional". Sin embargo, creemos que es precisamente ese "capitalismo neoliberal de mercado" el causante de la escandalosa desigualdad globalizada. Precisamente por eso, no vemos que el actual modelo económico sea ideológicamente y estructuralmente muy distinto en lo fundamental a los que hemos venido soportando, porque a pesar de los esfuerzos por crear empleo, la voz rectora sigue siendo la del así llamado "capitalismo": los Bancos, los grupos multinacionales, los terratenientes del campo que siguen acaparando tierras para envenenar los suelos apropiándoselas a los campesinos y aborígenes, sin que estos sean escuchados, los monopolios formadores de precios -que influyen notoriamente para que haya inflación- y las presiones de los organismos externos, que piden recortes y más recortes, menos obligaciones y más privilegios, ignorando a la masa de pobres e indigentes que ellos mismos causan, y que puede haber disminuido en los números pero no en la realidad que caminamos cotidianamente. 
 
3. Es verdad que ha aumentado el índice de empleo, y que han disminuido otros índices alarmantes como la mortalidad infantil. Constatamos que para algunos se abren nuevas posibilidades de trabajo. Pero a la vez vemos claramente la brecha inmensa de la injusta distribución del ingreso. Si se decía que "gobernar es dar trabajo", y "sólo hay una clase de hombres, los que trabajan", también sabemos que el trabajo esclavo no es "justicia social". Y si "donde hay una necesidad, hay un derecho", reclamamos por lo tanto trabajo justo y digno, con salarios justos y dignos para todos, reconocimiento de los legítimos reclamos de los jubilados y un Salario Familiar Universal  como Derecho de los  niños, como lo hemos reclamado al término de nuestro Encuentro Nacional de 2004.
 
4. Invitamos al Sr. Presidente a cumplir con su promesa de "decir a todo el pueblo de qué se trata" cuando sufra presiones bajo cuerda que afecten sus convicciones. Sólo hemos visto que lo hizo al comenzar su mandato frente a las presiones de la ‘mayoría automática’ de la Corte al hablar por cadena nacional.
 
5. Nos alegra que se rescaten, con justicia, los grandes nombres de nuestra Iglesia, como Enrique Angelelli, Jorge Novak,  los Padres Palotinos, o Carlos Mugica, pero no nos parece coherente con esto que se deje en el olvido todo lo que motivó sus luchas y la entrega de sus vidas.
 
6. Estamos de acuerdo que se levanten las banderas de los derechos humanos, y se reclame verdad y justicia, pero precisamente por eso nos preocupa que a su vez se mantengan desaparecidos todos los sueños y utopías, luchas y banderas que invitaron a tantos y tantas a buscar una patria justa y solidaria.
 
7. Vemos muy positivamente que se reforme la Suprema Corte de Justicia, monumento a la impunidad y la vergüenza, cómplice de tantos gobiernos de turno;  pero nos preocupa que esa impunidad se mantenga, que las cárceles estén llenas de pobres, que no son, ciertamente, los que quebraron, vaciaron, defalcaron y arruinaron el país. Le hemos oído en su discurso inaugural, al Sr Presidente, decir "El delito es delito, sea de guante blanco, sea de naturaleza común, sea de mafias organizadas". No lo vemos concretado aún. El pueblo reclama cotidianamente en las calles justicia contra delincuentes de guante blanco que ostentan una libertad sin razón.
 
8. Nos alegra que se pretenda que "la política" vuelva a ser vista como causa noble, pero nos rebela ver la plena vigencia de prácticas de la así llamada "vieja política", como el persistente internismo partidario, el canibalismo político, los subsidios "mal gastados" en favor de las empresas concesionadas, o la aparente compra-venta de voluntades o bancas legislativas.
 
Al empezar una nueva etapa en nuestra vida democrática, como seguidores del carpintero de Nazaret que nos invita a reconocerlo en los que parecen insignificantes para la historia, queremos reclamar, como cristianos, por la vida cotidianamente amenazada de los pobres; queremos reclamar justicia y trabajo digno, y si se quiere, reclamamos verdadera libertad económica, soberanía política y justicia social, para que podamos con diálogo entre todos, ir pensando cómo construir "un país en serio".
Finalizamos expresando dos esperanzas: que el pueblo no se vea una vez más estafado en sus anhelos; que lo que el Sr. Presidente dijo a los pies de la Virgen de Luján, donde se proclamó cristiano, sea una realidad en su compromiso con el pueblo, y no una hueca palabra de campaña. Es nuestro sincero deseo.
 
Diciembre de 2005
Grupo de Curas en la Opción por los Pobres