VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Argentina: La lucha continúa

Los olvidos de la Conferencia Episcopal Argentina

¿Habrá democracia para Ponce de León? (Parte I)

Carlos del Frade
Argenpress

La Conferencia Episcopal Argentina está a punto de renovar autoridades al mismo tiempo que varios de sus principales participantes, como monseñor Carmelo Giaquinta, obispo de Resistencia, Chaco, promueve posiciones feudales que tienden a mantener la obediencia debida en el interior de la institución y presionar hacia fuera para destacar la histórica presencia del factor de poder en la sociedad. Sin embargo, la cúpula eclesiástica no ha hecho demasiado para difundir, discutir y aclarar el asesinato del obispo de San Nicolás, Carlos Ponce de León, ocurrido el 11 de julio de 1977. ¿Por qué?. Lo que sigue es un fragmento de la investigación presentada en la Feria del Libro de San Nicolás el pasado 10 de octubre por el autor de estas líneas. La intención es saber si habrá democracia o no para la memoria del obispo nicoleño y las fuerzas que se desataron con él desde la década del sesenta del siglo pasado.

El obispo y su tiempo

Carlos Ponce de León nació el 17 de marzo de 1914 en Navarro, provincia de Buenos Aires. En el mismo lugar en que fuera fusilado Manuel Dorrego, aquel jefe del partido federal que había denunciado que "el país estaba siendo manejado por la aristocracia del dinero". Un sacerdote de apellido Castañer estuvo presente. Lo confesó al condenado y luego asistió impávido a la ejecución. Ponce de León nació allí, donde la iglesia mostraba una de sus caras, asistiendo a la víctima pero quedándose del lado del victimario.

Después de cumplir diecisiete años, el 5 de abril de 1931, se conformó la Acción Católica Argentina, institución que adquiriría un gran desarrollo como consecuencia de ser la confluencia de sacerdotes y laicos a lo largo de la historia nacional. Ponce y muchos que fueron protegidos por él, se enfrentarían en varias ocasiones contra los postulados de la Acción Católica en la ciudad de San Nicolás. El asesor general durante los primeros cuatro años fue Antonio Caggiano, obispo de Rosario desde 1934, cardenal en 1946, arzobispo de Buenos Aires desde 1950, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina en 1955 y principal sostén ideológico de la dictadura encabezada por el general Juan Carlos Onganía, a partir de junio de 1966.

Caggiano, impulsor de la llegada del Opus Dei a la Argentina, es reconocido como "promotor y fundador de la Acción Católica".

En forma paralela al surgimiento de la Acción Católica, también en 1931, apareció la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas.

El 23 de setiembre de 1961, Guillermo Bolatti, asumió como tercer obispo en la historia de la diócesis rosarina que también comprendía las ciudades de San Nicolás y Venado Tuerto.

Los nombres de Caggiano y Bolatti estarían vinculados de manera directa a la pastoral iniciada y promovida por Ponce en San Nicolás.

Ya en 1962, Ponce de León fue nombrado obispo auxiliar de Salta, acompañando a monseñor Roberto Tavella. Se convirtió en asesor del Sindicato del Personal Doméstico e impulsó la asistencia a los barrios de emergencia 'donde es reconocida su obra en las villas General Belgrano, María Esther, Alto Molino, El Milagro, San Antonio, 20 de Junio, General Lavalle y San José', como indica una biografía oficial difundida por el arzobispado de San Nicolás.

Ponce de León participó del Concilio Vaticano II, en Roma, y se tomó en serio sus conclusiones acerca de la necesidad de reformar la institución.

El 18 de junio de 1966 asumió como arzobispo de la ciudad siderúrgica.

Diez días después, el general Onganía derrocaba al gobierno de Arturo Illia.

La cruz y la espada

Aquella dictadura sería una mezcla de "incienzo, espada, picana y dólares", como la definió el historiador Alberto Lapolla.

El coronel Juan Francisco Guevara, que perteneció a la plana mayor del general Eduardo Lonardi, fue el mascarón de proa de un proyecto político cultural que Rogelio García Lupo definió como 'una sociedad secreta' que vinculara los empresarios católicos más poderosos, los militares y la jerarquía, a usanza de las experiencias de la derecha francesa.

Se hizo representante de Cité Catholique, el grupo de militares franceses que habían participado durante las guerras coloniales contra los pueblos de Indochina y Argelia, y luego comenzó a traducir y editar la revista Verbe, divulgando la obra del escritor francés Jean Ousset. Este hombre escribió 'El marxismo leninismo' y su traducción al español correspondió a Guevara, mientras que el prólogo de la edición argentina fue producto del cardenal Antonio Caggiano, el mismo que había introducido el Opus Dei en la Argentina, en 1950, cuando fuera arzobispo de Rosario.

Ousset decía que 'o la iglesia da su sentido a la sociedad o esta sociedad se ordenará en contra de ella. La neutralidad es imposible. Es imposible que una doctrina no reine sobre el Estado. Cuando no es la doctrina de la Verdad será una doctrina del error'.

El arzobispo de Paraná, monseñor Adolfo Tortolo, decía que 'Dios no es neutral. Aprueba o desaprueba; en él no cabe tercera posición. Nadie puede servir a dos señores'.

Era el anticipo de la alianza del poder profundo.

Lo dijo el 23 de agosto de 1963.Cinco años después, Tortolo se convertiría en el vicario castrense, reemplazando en el puesto, nada menos que a Antonio Caggiano. Sería vicario hasta 1981. Sus arengas serían la justificación ideológica de la dictadura más sangrienta de la historia argentina.

En forma simultánea, Cité Catholique argentina y la Obra de Cooperadores Parroquiales de Cristo Rey, surgieron en el país.

Tres generales participaron de aquel origen: Eduardo Señorans, Franciso Imaz y Eduardo Conessa. Comenzaron a desarrollarse los encuentros de adoctrinamiento, los llamados cursillos de cristiandad en los que participaron militares en actividad, entre ellos el general Alejandro Lanusse. En 1966, el general Onganía comenzó a formar parte de estos cursillos.

Rogelio García Lupo describió la influencia de tal partido secreto: 'el primer gabinete ministerial de Onganía se constituyó básicamente con los hombres de Cité Catholique, a la que pertenecían, por lo menos, cuatro ministros: el de economía, Jorge Salimei, representante de capitales eclesiásticos y empresario que había dado empleo durante años a los generales Señorans y Conessa; el de Bienestar Social, Roberto Petracca, un industrial del vidrio que falleció poco tiempo después; el de promoción y asistencia a la Comunidad, Roberto Gorostiaga, que renunció al cabo de algunos meses, y el de Interior, Enrique Martínez Paz, miembro notorio de la Hermandad del Santo Viático, una organización católica cuyos miembros pueden administrar los sacramentos a un moribundo si no hay un sacerdote cerca'.

Entre 1964 y 1967, se concretaron 49 retiros espirituales o cursillos, con presencia mayoritaria de personas provenientes de Córdoba. Para Lupo, 'el cónclave de 1966 liquidó el gobierno de Illia; el de 1967, a los hermanos Alsogaray'.

En el notable libro de Tomás Abraham, 'Historias de la Argentina Deseada', el filósofo titula a la época del onganiato como 'introducción a la vida fascista'.

'En el año 1966 llega al poder en nuestro país un grupo dirigente sembrado de intelectuales de buen nivel...Eran claros en el sentido de que había un acuerdo sobre lo que debía ser la república, una ciudad católica. Oscuros porque no constituyeron un movimiento con un líder doctrinario, uno que agrupase en un movimiento las diferentes tendencias. Onganía era un líder político en busca de una doctrina nacional y católica aplicable al momento histórico de nuestro país', y Abraham es más contundente: 'nada de lo que ocurrió en el Proceso hubiera sido posible sin la meticulosa preparación ideológica y cultural de la conocida Revolución Argentina'.

Caggiano pontificó: 'Estamos en plena lucha y no acabamos de persuadirnos de que se trata de lucha a muerte organizada y dirigida con inteligencia y sin frenos morales, llevada con decisión y sin rehuir medios de conquista...el marxista parte del supuesto de que el hombre es sólo materia y de que su origen obedece a un principio casual. Algún día demostrable por el cálculo de probabilidades, lógico es pensar en la evolución permanente indefinida de ese ser natural, centro del universo, dios de si mismo, artífice de su destino a la par que su propia víctima: que puede y debe ser sacrificada cuantas veces convenga a ese horrible Saturno que en vez de devorar a sus hijos, se devora a si mismos sin saciarse ni arrepentirse, porque de este autodevorarse obtiene el alimento que lo hace vivir, durar, perfeccionarse, crecer'.


Pero para demostrar quién tiene el poder político en serio del país surgido un 25 de mayo de 1810, Onganía luego de despojar a Arturo Illia de su lugar estampa 'su firma junto a los ministros, antes de que por primera vez en la historia argentina el Cardenal Primado Monseñor Caggiano ponga la suya en el libro rubricado de la patria', cuenta con ironía el ya citado Abraham.

"El golpe militar contra Illia es uno de los momentos estelares de la reacción católica. Los golpistas provienen de los principales grupos integristas que actúan en esa época: el movimiento de los cursillos de la Cristiandad, los Cooperadores de Cristo Rey con revista Verbo, los discípulos de la Ciudad Católica, de Genta y Meivielle...El general Onganía asume la presidencia rodeado de cursillistas y miembros del Ateneo de la República, y están presentes los principales dirigentes de la burocracia sindical encabezada por Augusto Timoteo Vandor, como expresión de una nueva alianza militar sindical, un eje que volverá a expresarse años después en momentos cruciales", sostienen los investigadores de esos días.

La pastoral de Ponce

Mientras tanto, Ponce de León fundaba Cáritas Diocesana y creaba dieciséis nuevas parroquias y varias vicarías.

También inició 'la escuela diocesana de Servicio Social que funciona con número cada vez mayor de alumnos, preparando asistentes sociales con una sólida formación de caridad cristiana' y aplicó el llamado 'plan pastoral diocesano' que 'ha tenido una marcada insistencia en la religiosidad popular'.

'Para la atención de las clases más necesitadas, procuró la presencia de sacerdotes en las villas de emergencia, quienes acompañados por religiosas y laicos, llevan a cabo una tarea pastoral especializada', señala la biografía oficial que entrega el obispado de San Nicolás.

Según el sacerdote José Karaman, Ponce de León se dedicó a poner en marcha las conclusiones del Concilio Vaticano II y "empezó movilizando a los curas. Ese conglomerado de curas de distintas edades, distintas procedencias, disímiles formaciones. Era una Babel clerical. Y la movilización fue la para la organización interna de acuerdo a lo que el Concilio pedía: delegados de zona, delegados de distintas áreas, secretarios, apuntando a un gran encuentro del pueblo de Dios", cuenta en su jugoso ensayo "Mini historia diocesana de San Nicolás".

En setiembre de 1966 se hizo el primer encuentro del pueblo de Dios, toda una semana en Pliar. Para Karaman se trató del acto fundacional de la pastoral diocesana. Participaron todos los sectores, menos la Acción Católica.

Ponce, igualmente, los volvió a invitar a un nuevo encuentro en el Colegio de la Misericordia de San Nicolás, pero "no hubo acuerdo y renunciaron en pleno. La razón era muy simple: eran la mano derecha de la jerarquía, pero si la jerarquía hacía lo que ellos deseaban. Y cuando se trató de poner en marcha el Concilio en nuestra diócesis, no sólo se abrieron de gambas, sino que algunos combatieron duramente al obispo y a algunos curas. Y a mi me queda la sospecha que en la época del proceso hasta hubo alguno de los muchachos que se dedicó a soplón. O, al menos, a idiota útil", recordó Karaman.

Los cambios introducidos por Ponce abarcaron la liturgia, la catequística y la acción social. Fue en esta última donde aparecieron los mayores problemas. "No había compromiso cristiano sin compromiso político", reflexiona el sacerdote en su escrito.

Las decisiones se tomaban a través de rigurosas votaciones y fue la primera vez que hubo remoción de sacerdotes con la consulta al clero. "Hubo un claro enfrentamiento al obispo. Y yo no se si fueron causa remota de su muerte, en la medida en que le hicieron una persecuta insidiosa y mal intencionada ya que llegaron a acusarlo de obispo comunista", dice el cura José. Y añade que teniendo a los militares en el poder aquella acusación "era por lo menos firmar el destierro y más adelante se vio que también el entierro".

En de marzo de 1967, el papa Pablo VI publicó la encíclica "Populorum progressio. Tres meses después, Juan Carlos Aramburu es nombrado arzobispo coadjutor de Buenos Aires.

En julio de aquel año, se prohibió que el sacerdote Jerónimo Podestá hablara en el Luna Park sobre la encíclica de Pablo VI.

El clero tucumano empieza un conflicto con el gobierno de la provincia por la política social. El 15 de agosto se publica el Manifiesto de 18 Obispos del Tercer Mundo.

El primero de diciembre renunció Podestá como obispo de Avellaneda.

270 clérigos argentinos adhieren al Manifiesto.

Uno de los casos de mayor resistencia fue la remoción del padre Celeste. Ponce fue agredido. Roma falló a favor del sacerdote y en contra del obispo. A partir de ese momento arreciaron las consignas de purificar el obispado de la infección comunista.

Ponce también empezó a recibir presiones del Episcopado. Fue entonces que decidió juntarse a otros que pasaban por los mismos problemas como Jaime De Nevares, Miguel Hesayne, Brasca, Enrique Angelelli y Vicente Zazpe.

"Era de un perfil muy bajo, un hombre que trabajaba mucho en silencio. A mí me gusta la gente que sabe tomar decisiones cuando la cosa viene fulera, y él no hacía alharaca. Aparecía en el momento oportuno y se jugaba el cuero, que al fin de cuenta es la mejor manera de ser cristiano, porque seguimos a alguien que puso el cuero, no usó la lengua. Porque hay mucha gente que vive de la lengua pero el cuero lo deja afuera. Era un hombre silencioso, súmamente afectivo, de esos amigos que uno quisiera tener siempre. Yo digo que un verdadero amigo no es el que te pregunta qué te pasa, sino el que dice aquí me tenés, porque el tipo que te pregunta demasiado ya jode y Ponce era uno de esos que se te acercaba y ponía su pecho y sus brazos para recibirte, pero jamás te preguntaba qué te pasa, sabía y punto. Yo agradezco a Dios haberlo conocido. En cuanto a su acción pastoral, tengo esa impronta de que cumplía con aquello de yo soy el buen pastor que decía Cristo y ponía tres notas, 'el pastor conoce a sus ovejas', 'las
ovejas conocen al pastor' y 'el buen pastor da la vida por las ovejas'. No es conocerlas por nombre, sino conocer la situación, la época que nos toca vivir, las constantes históricas que se dan y sobre todo descubrirlas desde el que sufre. Los grandes revolucionarios son grandes sufrientes. Conocer al pastor significa que intuyen que este tipo vale la pena y cuando había que tomar decisiones no mandaba a las ovejas, iba al frente él, como lo hizo Cristo", agregó Karaman.

"A mi me nombró párroco de Villa Pulmón que estaba donde ahora está el Santuario en San Nicolás. Me dijo: "No te asustés, tenés 26 años, pibe...Si a los 26 años no sos revolucionario cuándo lo vas a ser". Y me dios dos consejos. Para trabajar, buscá gente que esté ocupada porque el que está al cuete va a estar al cuete siempre y segundo, que me quedó grabado para siempre, acordate que las grandes obras se hacen con la promesa de los ricos y la guita de los pobres, que al fin de cuenta eso es más o menos aquello de las bienaventuranzas de Cristo que comienzan diciendo 'felices los pobres'", agregó el cura José.

En marzo de 1968, la dictadura expulsó a cuatro sacerdotes españoles que trabajaban en San Isidro.

En los primeros días de mayo se realizó el I Encuentro Nacional del Movimiento de Sacerdotes por el Tercer Mundo con 21 participantes de 13 diócesis.

Entre el 22 y 26 de agosto se concretó el Congreso Eucarístico de Bogotá, con la presencia de Pablo VI, seguido de la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Medellín.

El 15 de setiembre apareció el primer número de la revista Enlace, boletín de los sacerdotes del tercer mundo.

Antonio Quarracino asume el obispado de Avellaneda.

El 18 de octubre se inicia la llamada crisis interna en la arquidiócesis de Rosario.

Cuatro días antes de la navidad, plantón ante la Casa Rosada y entrega de una carta al presidente Onganía.

El 27 de octubre de 1968, Ponce ordenó como sacerdote de la Catedral de San Nicolás, al cura Galli, peronista, obrero de SOMISA y villero, habitante de Villa Pulmón, allí donde muchos años después se levantaría el templo que venera la imagen de la Virgen María del Rosario.

El 27 de febrero de 1969, monseñor Aramburu ordena a los sacerdotes de Buenos Aires que se abstengan de acciones y declaraciones políticas.

El 17 de marzo, 28 sacerdotes de Rosario renuncian a sus cargos eclesiásticos. Perón apoya al Movimiento de Sacerdotes por el Tercer Mundo.

El 11 de abril, marcha del hambre en Villa Ocampo, en el norte santafesino. Un día después, el cardenal Caggiano criticó la participación de sacerdotes en la protesta social. En mayo se organiza y realiza el II Encuentro del Movimiento en Colonia Caroya con ochenta participantes. Vendría el Cordobazo y los dos Rosariazos.

El 30 de junio, el Ministerio del Interior de la Nación le pide a la Iglesia que apoye al gobierno "sin claudicaciones".

El 30 de noviembre, Juan Carlos Onganía, con la presencia de algunos obispos, consagra la nación a la Virgen de Luján. El Movimiento denuncia una manipulación política de devoción a la Virgen por parte de la dictadura.

A fines de 1969 tiene lugar el llamado Segundo Encuentro del Pueblo de Dios en Pergamino. Ya existía un muy fuerte grupo juvenil que trabajaba en la zona de villas y se ratificó, entonces, el compromiso con los más pobres.

Hacia 1970, a Ponce comenzaron a llamarlo "ambulancia", porque recogía a todos los heridos.

"En el mismo ámbito de su sede fue combatido. Y muchas veces amenazado. No sólo por sectores gorilas o militares. Me consta que también por algún sector católico reaccionario, donde había siempre algún conspicuo miembro de Acción Católica, no sólo de San Nicolás, sino de San Pedro o Pergamino", relata Karaman en sus memorias – ensayo histórico.

Según el padre Gómez, a principios de los años setenta "andaban en San Nicolás un grupo de Tradición, Familia y Propiedad que justamente tenía toda esa tendencia de ultraderecha de la iglesia y veían muy mal a Ponce de León" y que distribuían volantes en contra del obispo calificándolo de comunista.

En marzo de 1970, el obispo de Neuquén, Jaime de Nevares, apoya la lucha de los obreros del Chocón y se desata un conflicto en la diócesis de Corrientes. Hay suspensiones de sacerdotes y excomuniones. No se celebra el Te Deum del 25 de mayo y se realiza el III Encuentro del Movimiento en Santa Fe con 117 participantes. El 16 de junio asumió Roberto Levingston como presidente argentino. Un mes después, José Rucci fue elegido secretario general de la CGT.

El 8 de julio fue detenido el padre Alberto Carbone, acusado de conexió con el secuestro de Eugenio Aramburu, producido el 29 de mayo anterior.

El 31 de julio, la Sacra Rota, tribunal vaticano, confirma las penas canónicas contra los sacerdotes Marturet, Babín y Tiscornia, de Corrientes, impuestas por su obispo Vicentín. La sentencia define al Movimiento por el Tercer Mundo como "hábiles agitadores".

Medio millar de eclesiásticos se declara en contra del movimiento. Los sacerdotes Carlos Mugica y Hernán Benítez son detenidos por sus expresiones en el funeral de los guerrilleros Fernando Abal Medina y Carlos Ramus.

Las diferencias internas

El propio Ponce de León escribió en una carta pastoral del 24 de febrero de 1971 sobre los "lamentables hechos de la comunidad de la Parroquia Nuestra Señora del Socorro de San Pedro" que: "Hasta el presente he guardado religioso silencio aunque elocuente, unido a los presbísteros que han sabido mantener la serenidad y calma propia y del laicado, afectados por inverosímiles declaraciones e incomprensibles actitudes, tentados de elevar su protesta airada y esclarecer situaciones, magnificadas no pocas veces por la publicidad e intereses ajenos a la extensión del Reino de Dios", escribió el obispo.

"Reconozco que he sido presionado, difamado, calumniado, que se ha llegado al cantaje, a la violencia encubierta, a la mentira, a la violación de la propiedad privada y al insulto. Sin decir nada, he creado y esperado, exhortado a la paz, a la práctica de la única caridad, la que Jesús nos enseña, callando y sufriendo por amor", sostuvo Ponce de León.

"Todo lo que lamentamos tiene su origen en divergencias pastorales. Quiero pues deciros: esta hora fecunda de la Iglesia que hace temblar a los débiles de espíritu y a los que han hallado un estatus en su catolicismo costumbrista y utilitario, es la hora de la renovación, señalada por el Concilio para todos", denunciaba el obispo.

Aseguraba que establecería "severas sanciones" que llegarán: "Hasta la excomunión y el entredicho local y personal, si, amonestados los responsables, persistieren en su obstinada e irrespetuosa actitud que culmina con el pedido de mi renuncia, pretendiendo atribuirse un derecho que solo compete a la Santa Sede", se defendía Ponce.

Igualmente, la derecha avanzaba en San Nicolás. Se suspendieron los campamentos de jóvenes y los encuentros del Pueblo de Dios.

"Conocemos la situación de nuestra diócesis en sus parroquias, sus colegios, sus movimientos apostólicos. La conocemos en su diversidad de opiniones y pluralidad en el quehacer eclesial. No ignoramos las acusaciones politizantes ni la ubicación tercermundista de las actividades renovadoras y experiencias peligrosas por las cuales somos juzgados con frecuencia", escribió el obispo.

El 19 de febrero de 1971, el jefe de la policía santafesina denuncia la complicidad de dos conocidos sacerdotes en un caso de tenencia y uso de explosivos. Un día después, el obispo santafesino, Vicente Zazpe, defiende a los sacerdotes acusados y exige pruebas. El titular de la policía debe renunciar al no poder reunir elementos probatorios.

El 23 de mayo asume Alejandro Lanusse como presidente de los argentinos. El 24 de mayo son detenidos en Rosario varios sacerdotes del Movimiento a quienes se los quiere emparentar al secuestro del cónsul inglés, Stanley Silvestre.

El 16 de julio fue tomado el arzobispado de Córdoba por comunidades cristianas de base. En Perú se publica "Hacia una teología de la liberación", del sacerdote Gustavo Gutiérrez. Se produce el IV Encuentro Nacional del Movimiento en San Antonio de Arredondo con 157 participantes.

El 2 de agosto son detenidos cuatro sacerdotes del movimiento en Rosario y al día siguiente es secuestrado Rubén Dri, en Resistencia, Chaco, también integrante de la organización. El obispo Italo Di Stefano envía una carta al ministro del Interior denunciando avances del poder político e informando que ha dejado su pectoral de obispo al sacerdote Dri hasta que este salga de la cárcel. El 18 de agosto, Zazpe envía una carta reservada a los sacerdotes del tercer mundo criticando algunas actitudes de los mismos.

El 27 de agosto, sacerdotes del movimiento de San Nicolás, se oponen a la construcción de una capilla por SOMISA.

El 17 de setiembre, el ejército allanó una casa de religiosas en Goya, Corrientes, denunciado por el obispo. Varios obispos, por otra parte, acusan de arbitrariedad a los responsables de la segunda detención de los sacerdotes del movimiento en Rosario. El 25 de setiembre, 49 sacerdotes del movimiento también son detenidos en Rosario que querían demostrar solidaridad con los otros curas detenidos.

En 1972, Ponce lanzó la Pastoral de Cuaresma y se ordenaron los primeros siete sacerdotes de su seminario: José Pepe Aramburu, Abel Gaspar, Rogelio Vázquez, Horacio Lombardo, José Luis Sposaro, Raúl Acosta y José María Regueiro. Este último terminaría siendo capellán del ejército en San Nicolás y calificado de Judas por varios sacerdotes sobrevivientes de aquellos años. En relación a Regueiro, el padre Nicolás Gómez, fue uno de los que se puso en contra de Ponce e hizo público a través de dos homilías su enfrentamiento con el obispo. Y que junto a él había laicos como el doctor Héctor Hernández que también marcaba públicamente sus diferencias con la pastoral.

El 6 de enero de 1972, otra vez detienen al padre Carbone por supuesta conexión con el ataque de Zárate. En abril serán medio millar los sacerdotes que pidan por la libertad de Carbone.

El 16 de agosto se inicia el V Encuentro Nacional del Movimiento en San Antonio de Arredondo. Seis días después se produciría la masacre de Trelew. Los sacerdotes Gill y Praolini son detenidos en La Rioja. Mugica y Vernazza acompañan el primer regreso de Perón al país. El 6 de diciembre, sesenta sacerdotes del Tercer Mundo se reúnen con el líder.

Continúara