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Argentina: La lucha continúa

De víctimas a victimarios
Cuando se quiere tapar el bosque con un árbol…

Gisela Gaeta

¡Perfecto! Más de lo mismo… Resulta que los usuarios de TBA - o ex Ferrocarril Sarmiento – somos vándalos que arremetemos contra los trenes y los empleados de la empresa que, de tan buena gente que son, cuando el tren decide no continuar el viaje, nos dejan en medio del monte, a merced de electrocutarte con el famoso tercer riel, perder un laburo que costó tal vez años conseguir. Ni bien algo comienza a fallar, los empleados de TBA desaparecen de los lugares que solían frecuentar. Inútiles y cobardes que se parapetan detrás de un vidrio tipo cámara gesell y rejas. Te prepotean cuando vas a pedir que te devuelvan el dinero con el que pagaste el boleto que no pudiste usar.

Soy lamentablemente usuaria de la ex línea Sarmiento. No existe un solo día de mi vida en el que no llegue tarde a cualquier destino, gracias a la empresa líder en transportar "cosas" no humanas, dignos hijos de los ferrocarriles que transportaban judíos al Gheto de Varsovia.

Unos años atrás, regresaba con mi hijo, pequeño entonces, desde la Capital Federal. Justamente en Haedo, salió de su cubículo el motorman, dijo: "queda cancelado en ésta". Fastidio, protestas, malos humores de los pasajeros. Todos bajamos. Me encaminé hacia la boletería con mi pequeño niño y ya no había nadie. Mmmmmm… ¿y ahora? Lo primero que tengo a la vista en una grandote vestido de azul, claramente un hermoso ejemplar de "yutaprivada", especie que nunca está en vías (ja! casualmente) de extinción, que sacando pechito argentino y haciendo alarde de poder, me dijo que me retire si no quería ser sacada por la fuerza de la estación. Me pregunté: ¿con un pibe me iba a sacar por la fuerza? ¿No escuchó que no tenía plata para tomar un bondi y necesitaba de ESE dinero que utilicé para abonar los dos boletos y regresar a casa con mi hijo? No, no escuchó ni le importó. Efectivamente fuimos retirados de la estación de Haedo, debiendo caminar más o menos 10 kilómetros hasta nuestro destino.

Hoy, 1 de noviembre de 2005, todo es mucho peor que entonces. Cada día morimos un poquito apretujados unos con otros, humanos en el camino de la maldad ajena, (perdón Gastón por utilizar el nombre de tu programa, pero amerita) condenados a tiranía perpetua por parte de los dueños de la cosa. Sí, ellos son los culpables de esto que pasó, maleantes autorizados y subvencionados por el Estado Nacional, con pista libre para ejercer todo tipo de violación a los derechos humanos.

Sr. Ministro Fernández Aníbal: quiero comentarle que me ofende ser tratada como "vándalo". En este día y en ese tren, había trabajadores que todos, TODOS, los días son ultrajados por TBA. Dr. Fernández, por favor, abandone la paranoia de que aquello que comienza como una legítima protesta de seres humanos que no dan más, que varias veces lloramos tirados en cualquier andén de cualquier estación en la que fuimos abandonados por la Empresa TBA, somos terroristas de izquierda, pertenecientes a la Agrupación Quebracho y al ¡MTP! (??) Es notable como cuando las papas queman, los gobiernos resucitan organizaciones que, según los mismos gobernantes, ya estaban erradicadas. Sr. Ministro; nadie me lo contó ésta vez, lo muero todos los días de mi vida como otras tantas miles de personas.

Esto empezó con un impulso lógico de impotencia, una pueblada "fuenteovejunesca" contra la maldita empresa de la que somos cautivos. Hace más de dos años todavía contábamos con la legendaria Lujanera, la que nos sacaba del oeste cuando la bosta del ferrocarril decidía no funcionar porque ese día estaba con la regla. Ya no tenemos Lujanera, tenemos una ex línea del Oeste, ahora formada cooperativa que hace lo que puede con la mejor intención, pero carece de la cantidad necesaria de coches para cubrir la inmensa masa de personas en tránsito del Oeste a Capital Federal.

Nosotros, víctimas de la Empresa TBA, negamos rotundamente haber saqueado comercios, apedreado a la inútil policía que miraba desde lejos lo que estaba ocurriendo, no echamos a los bomberos tal como se dijo, TODO LO QUE HICIMOS FUE PROTESTAR, ES NUESTRO DERECHO, LEGÍTIMO, ASÍ LO DICE LA CONSTITUCIÓN NACIONAL. Todo lo demás, fue producto de grupos que se "anotaron" en la joda y hasta da para pensar si esto no ha sido preparado en connivencia con el gobierno, TBA y los mercenarios que responden al mejor postor.

Nosotros, trabajadores, decentes, buena gente con demasiada más paciencia de la que yo misma desearía, bastante complaciente casi siempre; nosotros no saquemos, no rompimos vidrios, no prendimos fuego a nada. Viajamos niños, mujeres, abuelos y abuelas, intentamos llegar a destino. Tampoco cometemos desmanes y después nos tiramos a chupar cerveza que le saqueamos al pobre tipo que tiene un puesto en el andén. De hecho ni la necesitamos, LA CERVEZA LA PODEMOS COMPRAR ARRIBA DEL TREN, con total autorización de TBA.

¡Basta de imbecilidades! ¿Volvemos a lo mismo que pasó el 16 de julio de 2004, cuando los sucesos de Legislatura? ¡Basta en serio! Los usuarios nada tenemos que ver con lo que pasó después de la protesta. Los usuarios sabemos bien cómo manejar la situación; cuando porque sí cancelan el tren que sale de Plaza Miserere, que lleva como destino la estación Castelar. Sabemos que batiendo palmas, cantando loas a la empresa, logramos que el "cancelado" aparezca en menos de diez minutos. Esa es nuestra acción terrorista, somos culpables.

¡Ah! Tengo una duda: ¿El Intendente del Municipio de Morón, Martín Sabbatella – el transparente – no recuerda que Haedo pertenece a su Municipio? ¡Ya se! … de tan transparente, no lo vi para nada… o a lo mejor estaba muy ocupado en la construcción de alguna nueva plaza, o habilitando nuevos boliches para diversión de la noche castelarense… ¡Qué cosa, no! ¿Tampoco tenemos ya un director de Defensa Civil y Seguridad? Claro… es probable que estén atendiendo en la Oficina Anticorrupción, porque la misma está atendida por sus dueños, los funcionarios del Municipio… Y bueh! Como verán en el Oeste del Gran Buenos Aires, nos hacemos la fama y nos echamos a dormir… ¡cómo somos eh!