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Argentina: La lucha continúa

Detuvieron al hijo de un asesinado por la Triple A
La memoria selectiva

Carlos del Frade
Argenpress

Carlos Razzetti, hijo del dirigente peronista Constantino Razzetti asesinado por la Tiple A el 14 de octubre de 1973, fue detenido por civiles y derivado a la seccional tercera de la policía rosarina cuando se disponía a desplegar una bandera en la que solicita justicia por su padre en el acto de inauguración de la llamada Plaza Cívica, en el predio que ocupara durante décadas de la ex Jefatura de la Unidad Regional II y en el que funcionara el mayor centro clandestino de detención de personas en el Servicio de Informaciones de Rosario. También fue detenido Carlos Novillo, sobreviviente de otro centro clandestino de detención de la zona denominado La Calamita, por haberse solidarizado con Razzetti. El hecho marca el límite del doble discurso sobre la memoria. Por un lado se recuerda a los militantes políticos y sociales masacrados, pero por otro no se quiere hacer justicia ni tampoco debatir en torno al origen y desarrollo de la Triple A, no solamente en Santa Fe, sino en toda la Argentina. Se trata, entonces, de un ejercicio de memoria selectiva, porque solamente recuerda aquello que no molesta a nadie vinculado al presente. En forma paralela, resulta preocupante que un grupo de civiles tome de rehén a una persona y que la policía del segundo estado argentino acepte el hecho como normal y natural. Es difícil no relacionar esta práctica con la trama de intereses que supieron tejer los organismos parapoliciales con las fuerzas de seguridad en la primera parte de los años setenta. El acto de la Plaza Cívica contó con la presencia del gobernador de la provincia de Santa Fe, ingeniero Jorge Obeid, también sobreviviente de los años setenta, las Madres de la Plaza 25 de Mayo de Rosario y el pianista, militante político, humanista y también sobreviviente de diversos centros clandestinos de detención, Miguel Angel Estrella.

El hecho

El viernes 28 de octubre, el gobierno de la provincia de Santa Fe inauguró el remodelado edificio de la ex jefatura de policía de Rosario, devenido ahora en una plaza cívica con la intención de recordar la ferocidad de la represión ilegal y de generar, de ahora en adelante, un espacio de democracia y participación ciudadana.

Esas eran las consignas. Por eso el artista invitado fue nada menos que el pianista tucumano, Miguel Angel Estrella.

Carlos Razzetti, hijo del doctor Constantino Razzetti, asesinado el 14 de octubre de 1973, en Rosario, fue a reclamar, de manera pacífica, que el estado provincial se haga cargo de reabrir el crimen de lesa humanidad.

No pudo hacerlo. No lo dejaron.

Un oficial de La Santafesina SA, de apellido Franganillo, lo había alertado que no llegara a la Plaza Cívica. Tenía orden de detenerlo. Razzetti lo conoce desde la escuela primaria, de allí el trato familiar.

Cuando intentaba colocar su bandera, Razzetti identifica al señor Bulsik, de Promoción Comunitaria de la provincia, que hace una señal.

En ese momento se abalanzan sobre él y Novillo, unas diez o doce personas sujetándolos. "Nos retuercen los brazos hacia atrás, me tiran al piso a mi, y nos sacan a arrastrándome unos metros. En ese instante comenzamos a gritar que nos estaban privando de nuestra libertad, (sospecho sería orden directa de Obeid o Rosúa -ministro de Gobierno de Santa Fe-), y comienzan a ejercer más presión sobre mis extremidades que las tenia en la espalda, lo cual duele bastante y confieso tuve machísimo temor por muestra integridad", describe Razzetti en una nota que envió a los distintos medios de comunicación de la región.

"Nos llevan si decirnos bajo que causa, y nos conducen a la comisaría tercera, al llegar había muchos móviles policiales, una cantidad de agentes poco común según mi entender, metiéndonos en ese destacamento", sigue diciendo el hijo del dirigente peronista asesinado treinta y dos años atrás.

En la seccional les dicen a los detenidos y a los militantes de diversas organizaciones defensoras de derechos humanos que no hay motivos ni cargos para la demora.

El oficial Franganillo le dice a Razzetti que las personas que lo detuvieron no son policías.

Luego lo desnudaron para revisar su condición física, le tomaron huellas dactilares y, más tarde, lo dejaron en libertad.

El acto ya había terminado.

Razzetti presentará, en los próximos días, una denuncia ante la justicia provincial santafesina para que se investigue los sucesos del viernes 28 de octubre.

Mientras tanto, desde la justicia federal rosarina, el doctor Sutter Schneider, solicitó a los tribunales provinciales el expediente en donde figuran los hechos que siguieron al asesinato de Constantino Razzetti. Por ahora no hubo respuesta de parte de la justicia santafesina.

El caso Razzetti sigue impune y uno de los hijos del asesinado por la Triple A acaba de ser detenido por grupos civiles que lo derivaron a la policía provincial.

Sin justicia, la memoria se torna selectiva, chueca.

Avanza a pura melancolía y emoción, pero no corrige, no rompe el muro de la impunidad.

Es hora de asumir que memoria sin justicia multiplica el buen pasar de los delincuentes de guante blanco que hace rato vienen haciendo negocio sobre la sangre derramada.