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Argentina: La lucha continúa

Mensaje a nuestras comunidades y la opinión pública en general sobre la IVª Cumbre de las Américas, Mar del Plata, 4 y 5 de Noviembre de 2005
Con un oído en el pueblo y otro en el Evangelio

Marcos Alemán SJ - Marcelo Ciaramella - Eduardo de la Serna

Con un oído en el pueblo y otro en el Evangelio, como pastores queremos expresarnos acerca de la realización en nuestra tierra Argentina de la Cuarta Cumbre de las Américas, donde mandatarios de 34 democracias americanas se reunirán en Mar del Plata bajo el lema 'Crear Trabajo para Enfrentar la Pobreza y Fortalecer la Gobernabilidad Democrática'. Entre los temas de la agenda encontramos prioridades como combatir la desigualdad, la pobreza, el hambre y la exclusión a fin de elevar el nivel de vida de nuestros pueblos y ampliar las oportunidades de empleo para todos, con atención especial a los grupos vulnerables, minorías, pueblos aborígenes, afrodescendientes, personas con discapacidades, los jóvenes y la tercera edad.

* Nos parece válido todo espacio tendiente a generar los consensos necesarios para fortalecer las democracias del continente y revertir la situación de pobreza y desigualdad que padecen la mayor parte de nuestros pueblos. Pero estos objetivos no resultarán posibles sin una clara y firme decisión política frente a las causas de tales calamidades.

* No habrá bienestar ni futuro para nuestros pueblos si se persiste en la aplicación del modelo capitalista neoliberal de mercado que propicia una concentración de la riqueza en manos de pocos y una intolerable desigualdad e injusticia social. Recordamos las palabras de Juan Pablo II en Cuba en 1998: 'resurge en varios lugares una forma de neoliberalismo capitalista que subordina la persona humana y condiciona el desarrollo de los pueblos a las fuerzas ciegas del mercado, gravando desde sus centros de poder a los países menos favorecidos con cargas insoportables. Así, en ocasiones, se imponen a las naciones, como condiciones para recibir nuevas ayudas, programas económicos insostenibles. De este modo se asiste en el concierto de las naciones al enriquecimiento exagerado de unos pocos a costa del empobrecimiento creciente de muchos, de forma que los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres'.

* Bajo la excusa del progreso y el desarrollo al imponer un modelo único se nos imponen también instrumentos de dominación y sometimiento que aumentan los sufrimientos de nuestros pueblos: la presión para implementar el Tratado de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que beneficiará a los más fuertes y excluirá a los más débiles; la deuda externa fraudulenta, incobrable, impagable e inmoral, que hipoteca el futuro de varias generaciones de americanos; la imposición de una doctrina de seguridad interior que con la excusa del combate contra el terrorismo, quiere legitimar la intromisión de EEUU en la vida y libertad de nuestros pueblos, y la posesión indiscriminada de los recursos naturales como el gas, el petróleo y el agua. Manifestamos nuestra preocupación por la instalación de la base norteamericana en territorio de la hermana república del Paraguay, y pedimos que se reconozcan al FMI, el Banco Mundial y el BID como responsables directos del genocidio cotidiano a que se someten los pobres de nuestros países y constituyen una clara y flagrante violación de los derechos humanos más elementales.

* Damos la bienvenida a los mandatarios de América pero repudiamos la visita del presidente de los EEUU, George W. Bush, principal responsable de inéditos y lamentables genocidios en Irak, Afganistán y siempre potencial amenaza de la paz y la justicia en América. De ninguna manera podemos aceptar que sea recibido con honores quien ha reivindicado una y otra vez acciones militares irresponsables y asesinas repudiadas por el mundo entero. Como cristianos no podemos compaginar el Evangelio de Jesucristo con el endiosamiento del poder, y repudiamos que se arrogue representación del nombre de Dios para matar, invadir, saquear y oprimir.

* Renovamos nuestra solidaridad con los pobres de la tierra, sufrientes en América, torturados por la desigualdad, el hambre, la desocupación, la depredación de recursos, y volvemos a manifestarnos en favor de bajar de la cruz a los pueblos crucificados con una globalización de la solidaridad y la justa distribución de las riquezas.