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        Nuestro Planeta 
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Algo más que un diagnóstico de la crisis ambiental ...
Taeli Gómez
El "medio ambiente" , debe ser comprendido como una dinámica compleja de 
interrelaciones dialécticas; lleno de contradicciones de vida y muerte a la vez; 
es una unidad, una totalidad, en la cual también estamos inmersos como 
transformación. El verlo como "entorno", como un "otro", un "ajeno" a los 
procesos históricos, es caer en un idealismo muy alejado de la realidad. Pero 
estamos claros, que esa idea, es parte de la misma dominación, enajenación y 
explotación, viene con ella, es su concepto; el problema sucede cuando la 
hacemos nuestra.
Pero, si estamos en conocimiento de la gravedad del conflicto, de las 
catástrofes anunciadas, de la responsabilidad histórica de solidaridad 
intergeneracional que nos cabe ¿por qué no le damos una explicación, una 
categorización y propuesta de solución con la misma profundidad? ¿por qué 
reproducimos una separación ideológica proveniente de la racionalidad burguesa 
entre hombre y naturaleza? y más aún, sabiendo que ello puede propiciar 
condiciones para que la contradicción se constituya, por un cambio cualitativo, 
en antagónica que sintetice en un nuevo planeta distinto al actual, y por 
cierto, sin nosotros... 
Ha existido una preocupación por el tema, pero sin atenderlo desde su esencia, 
lo que deriva a un reduccionismo de mayor peligrosidad, como el descuido 
reformista, porque obstaculiza una lectura de la vida real, de la totalidad. 
Al parecer, estamos cometiendo un error de envergadura planetaria al eludir de 
nuestras responsabilidades a la problemática entera, estamos parcelando tanto 
nuestras luchas y con ello, que cada vez más nos alejamos del mundo, y por ende, 
de nuestra posibilidad de cambiarlo por uno nuevo necesariamente posible. Ya el 
comandante Fidel Castro nos pusiera en alerta nuestra práctica revolucionaria en 
una plataforma mundial, la Conferencia de Río el año 1992 llamada también, la 
Cumbre de la tierra "Una importante especie biológica está en riesgo de 
desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales 
de vida: el hombre" y nos recordara, en enero del 2004, en el discurso 
conmemorativo de los 45 años de la Revolución " La síntesis de cuanto he dicho 
expresa la profunda convicción de que nuestra especie, y con ella cada uno de 
nuestros pueblos, se encuentran en un momento decisivo de su historia: o cambia 
el curso de los acontecimientos o no podría sobrevivir. No existe otro planeta 
adonde podamos mudarnos."
Por cierto, asumimos que el medio ambiente no es un tema más, es el mismo, sólo 
que ahora obliga a no renunciar en la profundidad del cambio, pero con la prisa 
de la necesidad. Sin embargo, se hace referencia a él como un apéndice o 
externalidad y ello porque caemos en utopismos, pues no damos una solución 
material e él. Más aún, insistimos en la tendencia de idealizar el socialismo, 
en el sentido de creer que con él, mejorará la distribución desde una mirada del 
"tener", sin embargo, hemos olvidado que es una característica del mismo modo de 
producción Y como dijera Marx "El socialismo vulgar (y por intermedio suyo, una 
parte de la democracia) ha aprendido de los economistas burgueses a considerar y 
tratar la distribución como algo independiente del modo de producción, y, por 
tanto, a exponer el socialismo como una doctrina que gira en torno a la 
distribución. Una vez que está dilucidada, desde hace ya mucho tiempo, la 
verdadera relación de las cosas, ¿por qué volver a marchar hacia atrás?" (Marx, 
"crítica del programa de Gotha).
Visto así proponemos una reflexión dirigida a :
Identificar el problema ambiental con la relación social denominada "capital", 
es decir, no es un problema que se deba satisfacer con un cambio de actitud del 
hombre con la naturaleza, como mecanismo de solución, sino que, se resuelve, en 
el mismo acto de eliminar la contradicción capitalista. Por cuanto, con redimir 
a los medios de producción del carácter que ahora tienen para darles uno social, 
estamos iniciando un camino que permite realmente la existencia de generaciones 
futuras. No hay otra alternativa, es el significado de su trascendencia 
El cambio revolucionario, como coincidimos, no es un problema de distribución, 
como eje central, sino que consiste en cesar con la producción de mercancías, y 
con ella el imperio del producto sobre los productores. Consiste en un nuevo 
modo de producción, el comunista, que se diferencia del capitalismo, en todo. 
Sería un contrasentido proponer una forma de vida actual, pero igualitaria, ello 
es insostenible, necesitamos satisfacer nuestra necesidad de ser humano, no de 
reproducción del capital, no se producirá para el mercado, sino para la vida, 
incluida la totalidad 
No es posible, pensar un socialismo, como etapa transitoria, sin una correlación 
favorable en la instancia política de dirección para eliminar lo viejo en lo que 
tiene de fundamental, y hoy se completa con la claridad de la liberación de la 
naturaleza humana y no humana que se ha convertido en rehén de grupos de hombres 
(como lo aludiera la Dra. Talía Fung Riverón en la II Conferencia de la obra de 
Marx y el siglo XXI). 
Si entendemos la problemática ambiental como una manifestación de las 
contradicciones del imperialismo como fase superior del capitalismo, es decir a 
escala planetaria, tendremos que considerar que es ingenuo querer masificar una 
iniciativa de, simplemente cambio de actitud del hombre frente a la naturaleza. 
Sabemos que ello requiere de un cambio de las condiciones materiales que lo 
producen, es decir, del cómo organizamos nuestras sociedades para producir y 
producirnos en ella. Aceptando que la naturaleza humana es, el conjunto de 
relaciones sociales, sólo con el cambio de ellas, el humano estará en 
condiciones materiales de propiciar la vida, o hacer práctica una bioética. 
En definitiva, lo que provoca el daño ambiental no es el hombre, sino el modo de 
producción -que incluso produce al hombre-, no está la solución en la cabeza, ni 
en los individuos, ni en una experiencia disociativa entre lo ambiental y lo 
social, sino en la liberación de la naturaleza humana y no humana, en el fin de 
la enajenación. 
Para aclarar la contradicción específica de la práctica capitalista a la que 
aludimos, la hemos denominado "plusambiente", es decir, para referirnos a que, 
la mercancía no sólo lleva en sí explotación, sino que al hombre mismo en la 
medida que se cosifica la interrelación que impide una correlación entre vida y 
muerte equilibrada. Para lo anterior, se requiere entender al hombre como 
síntesis de un proceso llamado totalidad (no es una parte de él, ese 
desprendimiento es herencia idealista, burguesa, de separar la unidad 
concatenada), y como síntesis, nos incorporamos en la mercancía como excedente 
ambiental porque que deja de ser para quedar atrapado en ella. (la que no sólo 
es una relación social, sino también una relación interambiental, sólo que el 
fetichismo impide verlo de ese modo).
Esta actualidad ambiental, Engels la anunciara del siguiente modo "No nos 
dejemos llevar del entusiasmo ante nuestras victorias sobre la naturaleza. 
Después de cada una de estas victorias, la naturaleza toma su venganza. Bien es 
verdad que las primeras consecuencias de estas victorias son las previstas por 
nosotros, pero en segundo y en tercer lugar aparecen unas consecuencias muy 
distintas, totalmente imprevistas y que, a menudo, anulan las primeras" (Engels, 
"El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre") Pero, 
obviamente, nosotros, no teníamos la suficiente práctica acumulada para 
advertirlo. Hoy la tenemos visible en el agua o lo afectado de su ciclo, 
sequías, en el aire, en el hoyo de la capa de ozono; visto humanamente, se 
traduce en enfermedades, falta de alimento, etc. 
Se hace imperativo considerar, entonces, que en esta dinámica, ya no sólo 
estamos en condiciones de decir que, mientras más produce el obrero más pobre 
es, sino que, además, menos ES.
La multidimensión del imperialismo requiere de una atención que nos permita 
entenderlo desde su esencia para transformarlo, sin temor ni excusas, sino en 
atención a lo que tiene de esencial, porque cualquier escombro que permanezca, 
es semilla de germen destructor. 
Pero esta vez, debemos agregar algo que cambia la antigua concepción. Ya no es 
posible conceptuar el crecimiento de las fuerzas productivas para que "corran a 
chorro lleno los manantiales de riqueza colectiva". Sino "¡De cada cual, según 
su capacidad; a cada cual , según sus necesidades!, pero éstas, determinadas por 
la solidaridad interambiental, que debieran ser las propias de las relaciones 
sociales comunistas. 
En síntesis, la única solución posible para nuestro conflicto, como planeta, es 
una trasformación revolucionaria de él.
Cualquier paso táctico idealista, es un riesgo a la estrategia final. Lo 
distinto de hoy consiste