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2003: EL TERCER AÑO MAS CALIENTE
Por: OMM* 
  Argenpres.info
Según datos peliminares la temperatura mundial en superficie durante todo el año 2003 ha superado en más 0,45ºC el promedio anual registrado entre 1961 y 1990, de conformidad con los registros de los Miembros de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). El presente valor hace del año 2003 el tercero más caliente, inmediatamente después del año 2002 (+0,48ºC). El año más caliente continúa siendo 1998 (+0,55ºC).
Las temperaturas de 2003, calculadas separadamente tanto para el Hemisferio 
  Norte (+0,57ºC) como para el Hemisferio Sur (+0,33ºC), ocuparán probablemente 
  el tercer lugar entre las más elevadas que figuran en el registro instrumental 
  desde 1861 hasta nuestros días. 
  Las elevadas temperaturas registradas sobre la tierra influyeron en los valores 
  generales de 2003. En los meses de junio, julio y agosto, Europa experimentó 
  un calor sin precedentes. En la región mediterránea y el Oriente 
  próximo (40º Norte a 30º Norte y 20º Oeste a 60º Este) se registraron 
  las temperaturas más elevadas de la superficie terrestre y de la superficie 
  del mar, ciertamente atípicas en los meses de junio y julio. El Hemisferio 
  Norte registró las temperaturas de la superficie terrestre y de la superficie 
  del mar más elevadas y atípicas de las contabilizadas en los meses 
  de septiembre y octubre. 
  Desde los inicios del registro instrumental en 1861, la temperatura mundial 
  en superficie ha ido aumentando. Durante el siglo XX, ese aumento de temperatura 
  ha sido superior a 0,6ºC. La tasa de aumento de la temperatura durante el período 
  que se inicia en 1976 es aproximadamente tres veces superior a la de los últimos 
  100 años en su conjunto. Los análisis de los datos indirectos 
  correspondientes al Hemisferio Norte indican que el calentamiento experimentado 
  a finales del siglo XX no tiene precedentes en, al menos, el último milenio. 
  En el Hemisferio Norte, la década de los años 90 y el año 
  1998 fueron, respectivamente, los más calurosos del último milenio. 
  
  Importantes diferencias de temperatura por regiones 
  Gran parte de Europa se vio afectada por olas de calor durante el verano (en 
  junio, julio y agosto) de 2003. Las temperaturas estacionales alcanzadas a nivel 
  nacional en Alemania, España, Francia y Suiza fueron las más elevadas 
  que se han registrado. La ola de calor tuvo su origen en una zona de muy altas 
  presiones, situada sobre Europa Occidental, vinculada a una importante dorsal 
  de alta presión en la corriente en chorro. Este tipo de anticiclones 
  de bloqueo, que se muestran persistentes durante muchos días, son frecuentes 
  en Europa durante el verano y, por lo general, dan lugar a un tiempo cálido 
  y soleado. Sin embargo, en semejante situación, el aire caliente procedente 
  del Sur acentúa la intensidad y persistencia de la ola de calor. 
  En muchos lugares, las temperaturas alcanzaron cotas por encima de los 40ºC. 
  En España, Francia, Italia, los Países Bajos, Portugal y el Reino 
  Unido, se atribuyeron más de 21.000 defunciones al calor implacable. 
  España, Francia, Portugal y algunos países de Europa central y 
  oriental sufrieron las consecuencias de incendios forestales de gran intensidad. 
  En los Alpes, el promedio de pérdida de grosor de los glaciares alcanzó 
  cerca de 3 metros del equivalente en agua, lo que representa casi el doble que 
  durante el anterior récord anual establecido en 1998 (1,6 metros). 
  En consecuencia, las temperaturas superaron en 5ºC al promedio de varios meses 
  en diversas zonas de Europa durante el verano. Las olas de calor se extendieron 
  a otras zonas del Hemisferio Norte, donde se alcanzaron temperaturas cercanas 
  a los récords registrados anteriormente en Canadá, los Estados 
  Unidos de América (incluidos Hawai y Alaska), China y en algunas regiones 
  de la Federación de Rusia. En contraposición al calor estival 
  que afectó a amplias zonas del Hemisferio Norte, las temperaturas extremadamente 
  bajas y la humedad se han mostrado persistentes desde el norte de China hasta 
  el Japón durante los meses de julio y agosto. 
  En la India, Pakistán y Bangladesh, la ola de calor premonzónico 
  trajo consigo temperaturas máximas de 45ºC a 49ºC en el mes de mayo del 
  presente año. Por lo general, mayo es el mes más caluroso del 
  año en la India y las olas de calor suelen ocurrir antes del inicio del 
  monzón de verano, pero el calor ha sido particularmente riguroso este 
  año. En la India han fallecido no menos de 1.500 personas como consecuencia 
  de las altas temperaturas, en contraste notable con las temperaturas extremadamente 
  bajas que se registraron en el norte del país en enero. En aquel momento, 
  las temperaturas máximas fueron de 4ºC a 5ºC inferiores a lo normal, 
  lo que provocó más de 1.900 defunciones. En los países 
  vecinos, como Bangladesh, Nepal y el Pakistán, la combinación 
  de bajas temperaturas y de niebla persistente se cobró cientos de vidas 
  en el mes de enero. 
  En el Hemisferio Norte, durante el invierno, amplias zonas de Europa Central 
  y Oriental experimentaron episodios de temperaturas muy bajas. En la Federación 
  de Rusia, las temperaturas alcanzaron los -45ºC en enero. Por tercer año 
  consecutivo, Mongolia experimentó un ciclo de verano seco y de invierno 
  frío, que trajo consigo consecuencias devastadoras para el ganado. Durante 
  el invierno austral, una ola de frío que afectó a la región 
  montañosa del Perú provocó más de 200 víctimas, 
  al descender las temperaturas por debajo de -20ºC en algunas regiones con altitudes 
  superiores a los 4.000 metros en el mes de julio. 
  Alivio en algunas regiones afectadas por la sequía 
  El año comenzó con un episodio moderado de El Niño en el 
  Océano Pacífico ecuatorial, que perdió intensidad rápidamente 
  hasta neutralizarse en el mes de abril. Entre los efectos de El Niño 
  que persistieron hasta principios de 2003, cabe mencionar unas condiciones más 
  secas de lo normal en Australia y unas condiciones extremadamente secas en zonas 
  meridionales de Africa. 
  Las condiciones secas y el récord de calor provocaron incendios forestales 
  que arrasaron algunas zonas del sudeste de Australia. Una sucesión masiva 
  de incendios que permanecieron activos durante 59 días destruyeron más 
  de 3 millones de hectáreas de montes en los meses de enero y febrero. 
  A pesar que el nivel de precipitación fue casi normal, las consecuencias 
  de la sequía se hicieron sentir durante gran parte del año 2003. 
  
  En Africa, a principios de 2003, la sequía continuó afectando 
  a gran parte de Bostwana, a Zimbabwe y a algunas regiones de Sudáfrica 
  y de Mozambique a principios de 2003. La cantidad de precipitación acumulada 
  en Maputo, de octubre de 2002 a enero de 2003, fue la menor que se ha registrado 
  desde 1951/52. Algunas zonas del Norte de Mozambique, del Este de Zimbabwe, 
  del Sur de Malawi y del Este de Zambia se beneficiaron de un nivel de precipitación 
  superior al normal durante la estación de lluvias, pero la mayoría 
  de las lluvias tuvieran su origen en ciclones tropicales que provocaron frecuentes 
  inundaciones. La imprevisible estación de lluvias tuvo consecuencias 
  variables sobre las cosechas, pero dio lugar a un aumento general de la producción 
  en esa zona. El índice de precipitación que fue superior al normal 
  registrado en gran parte de la región saheliana de Africa occidental 
  mejoró también la situación de sequía en esa zona. 
  Como consecuencia de ello, las cosechas de cereales y de algodón fueron 
  también superiores a lo normal en la mayoría de los países. 
  En el Africa oriental, la sequía que afectó a zonas del norte 
  de Etiopía y de Eritrea continuó perjudicando la agricultura y 
  la seguridad alimentaria. 
  A finales del año, la sequía moderada a extrema afectó 
  al 37% de la zona continental de los Estados Unidos de América, con excepción 
  de Alaska, en algunas zonas por cuarto o quinto año consecutivo, dando 
  lugar a una escasez de agua. Los incendios forestales más graves registrados 
  en los Estados Unidos de América tuvieron lugar en el sur de California 
  a finales de octubre. Colombia Británica (Canadá) sufrió 
  los incendios forestales más graves de su historia durante el verano. 
  Posteriormente, la intensa precipitación otoñal acabó con 
  la sequía, pero provocó inundaciones en esa región. 
  En Afganistán, la lluvia y la nieve atenuaron los efectos de la sequía 
  que había estado agravándose durante los cuatro años anteriores. 
  El aumento de la precipitación contribuyó a recuperar las reservas 
  de agua que llevaban años agotadas. 
  Precipitación abundante e inundaciones en muchas zonas 
  Como en años anteriores, el monzón de verano asiático, 
  que suele durar de junio a septiembre, dio origen a intensas lluvias e inundaciones 
  en algunas zonas de Pakistán, del norte de la India, de Nepal y de Bangladesh. 
  El Río Ganges alcanzó su máximo nivel desde 1975, provocando 
  inundaciones que causaron cientos de muertos. No obstante, la precipitación 
  total en la India fue casi normal (102% del promedio a largo plazo) y las lluvias 
  monzónicas se distribuyeron de forma equilibrada en todo el país 
  durante toda la temporada. 
  Las intensas lluvias monzónicas también provocaron inundaciones 
  en la cuenca del Río Amarillo en China y en algunos de sus afluentes, 
  entre junio y octubre. El número de víctimas mortales en China 
  alcanzó casi 2000, siendo éste inferior al que se produjo en sucesos 
  similares acaecidos en 1991 y en 1998. Una parte de la zona inundada había 
  sufrido a principios de año la peor sequía de los últimos 
  50 años. En Vietnam y en Tailandia se registraron intensas lluvias y 
  graves inundaciones durante su temporada de lluvias, en especial en el mes de 
  octubre. 
  En el Brasil, las lluvias torrenciales provocaron inundaciones en Río 
  de Janeiro en enero, causando deslizamientos de tierra y la pérdida de 
  vidas humanas. La provincia de Santa Fe, en Argentina, sufrió graves 
  inundaciones a finales de abril y a principios de mayo, lo que provocó 
  un descenso de la producción agropecuaria y tuvo efectos negativos en 
  la calidad del agua. 
  En Africa, las intensas lluvias estacionales registradas en abril provocaron 
  inundaciones en Kenya y en zonas del sur de Etiopía y Somalia, reproduciéndose 
  condiciones similares en el oeste de Eritrea y en el noreste del Sudán 
  en el mes de julio. Algunas regiones experimentaron las condiciones más 
  húmedas de los últimos 70 años. 
  En el este de los Estados Unidos de América se establecieron numerosos 
  nuevos récords de la cantidad de nieve caída en 24 horas y del 
  número total de tormentas de nieve registradas en febrero, que causaron 
  varias víctimas mortales. En noviembre, se batieron récords de 
  precipitación en algunas zonas costeras de Colombia británica, 
  alcanzando 470 milímetros de lluvia en un período de seis días 
  y causando las peores inundaciones del siglo. 
  La extensión de la superficie nevada en el Hemisferio Norte en 2003 fue 
  la segunda mayor nunca registrada. 
  Número de huracanes, tifones y ciclones tropicales superior a lo normal 
  
  Durante la estación de huracanes atlánticos del presente año, 
  se formaron 16 tormentas con nombre, lo que supone un promedio superior al de 
  9,8 del período que va desde 1944 a 1996, pero en concordancia con un 
  marcado incremento de los sistemas tropicales desde mediados de los años 
  90. Entre las tormentas con nombre mencionadas anteriormente, siete de ellas 
  se calificaron de huracanes y, de éstas, tres alcanzaron la categoría 
  de huracanes importantes (categoría tres o superior en la escala de Saffir-Simpson). 
  El huracán Isabel afectó a Carolina del Norte, con una violencia 
  raramente registrada con anterioridad. El huracán Juan fue el más 
  violento de los que afectaron a Halifax (Nueva Escocia) en los últimos 
  tiempos y el huracán Fabián fue el más destructivo de los 
  que afectaron a las Bermudas en los últimos 75 años. 
  En el Pacífico oriental la temporada de huracanes se inició tardíamente, 
  aunque a principios de diciembre se habían formado 16 tormentas con nombre. 
  Esta cifra es ligeramente superior a la de años anteriores, pero cercana 
  al promedio de 16,4 registrado entre 1966 y 1996. Si bien ninguna de las tormentas 
  mencionadas alcanzó la fuerza de un huracán hasta finales de agosto, 
  siete tormentas habían alcanzado la categoría de huracanes antes 
  del 31 de octubre y entre ellas una se pudo calificar de huracán importante. 
  
  En 2003 hubo poca actividad en el Pacífico noroccidental, puesto que 
  únicamente se observaron 20 tormentas con nombre en el noroeste del Pacífico, 
  lo que supone un promedio inferior al 25,4 alcanzado entre 1971 y 2000. Doce 
  de las anteriores alcanzaron la categoría de tifones. El tifón 
  Maemi azotó el sur del Japón y tocó tierra en la Península 
  de Corea el 12 de septiembre, causando más de 130 víctimas mortales 
  y cuantiosos daños materiales. 
  En la cuenca oceánica del sudoeste de la India, la temporada de ciclones 
  fue activa, registrándose a lo largo de toda ella un número superior 
  a lo normal de tormentas con nombre. En Sri Lanka, las intensas precipitaciones 
  caídas en mayo como consecuencia del Ciclón Tropical 01B agravaron 
  la situación de humedad ya existente, causando inundaciones, deslizamientos 
  de tierra y provocando la muerte de al menos 250 personas. Se estimó 
  que las inundaciones habían sido las más graves que han afectado 
  a la región en los últimos 50 años. 
  El agujero de ozono antártico anormalmente grande 
  Un análisis exhaustivo de las mediciones integradas realizadas en superficie 
  y por satélite sobre la Antártida y sus cercanías muestra 
  que el tamaño máximo del agujero de ozono (28 millones de kilómetros 
  cuadrados) se alcanzó a finales de septiembre, igualando el récord 
  registrado en septiembre de 2000, nunca antes alcanzado. Existe un marcado contraste 
  con el agujero de ozono del año pasado, que se dividió en dos 
  a finales de septiembre y resultó ser el más pequeño de 
  al menos el último decenio. Como sucedió en el año 2000, 
  el agujero de ozono se disipó en 2003 antes de lo habitual. 
  Extensión reducida de los hielos marinos árticos 
  La extensión de los hielos marinos del Hemisferio Norte alcanzó 
  5,4 millones de kilómetros cuadrados en septiembre de 2003, cercana 
  al récord de menor extensión de los mismos establecido en septiembre 
  de 2002, con 5,3 millones de kilómetros cuadrados. La reducida extensión 
  de los hielos marinos observada durante los últimos años concuerda 
  con los recientes análisis de datos satelitales, que muestran el importante 
  calentamiento que se ha producido en la región del Artico en los años 
  90, en comparación con los años 80. 
  
  * Organización Metereológica Mundial - http://www.wmo.ch