23 de agosto del 2002
La mujer en el mundo
Rodolfo Diverio V.
  Rebelión 
  
  "El neoliberalismo tiene efectos dramáticos sobre los pueblos: 
  pobreza, desempleo, malnutrición, precariedad.." Aquélla cumbre 
  de Beijing, cobró fuerza en París 2000 y hoy se proyecta con firmeza 
  y determinación por parte de la unión de las mujeres en el mundo, 
  ante la necesidad suprema de parir un nuevo orden socio-económico de 
  vida, que se enfrente radicalmente al salvajismo capitalista y a sus cabezas 
  imperiales. Cuando fuera convocada para Septiembre de 1995, la IV Conferencia 
  Mundial sobre la mujer en Beijing, China, el movimiento de mujeres tenía 
  ya una vasta experiencia organizativa, contando además con una participación 
  activa en espacios sociales diversos alrededor del mundo. 
  Esta presencia activa de la mujer en el contexto social mundial, ha posibilitado 
  que sus reflexiones y necesidades pasaran paulatinamente a formar parte del 
  debate socio-político en las distintas sociedades y comunidades. De esta 
  manera, las demandas de las mujeres han pasado a integrar los más relevantes 
  y puntuales temas finalizando el siglo pasado, haciendo que los gobiernos y 
  las agencias internacionales de información, reconocieran la necesidad 
  de elaborar y de impulsar planes y políticas de acción, para conseguir 
  la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, profundizando en los temas 
  más urgentes: Ciudadanía y Democracia, Modelos Económicos, 
  Necesidades de la Infancia, Salud y Medio Ambiente, Población y Desarrollo, 
  Violencia, Paz y fundamentos para la comprensión y el cabal cumplimiento 
  de los Derechos Humanos en el mundo. 
  Antes de la cumbre de Beijing, las mujeres venían participando en múltiples 
  conferencias y cumbres mundiales, enriqueciendo las agendas de cada una de las 
  reuniones con justas y específicas demandas, que por lo demás 
  han encarnado siempre reivindicaciones y necesidades por las que las grandes 
  mayorías olvidadas del mundo, históricamente, han venido -más 
  que coincidencialmente- luchando de forma conjunta, sin distingos de condición 
  ni sexo. Por eso la presencia de las mujeres en el Foro Regional de las ONG 
  de Septiembre de 1994 en Mar del Plata, luego el año siguiente en Beijing, 
  China y más recientemente el XII Congreso que tuvo lugar en Noviembre 
  del 2000 en la ciudad de París, con la participación de más 
  de 500 mujeres con un balance dirigido al futuro y al desarrollo de una nueva 
  orientación: la creación de una Federación a partir de 
  las urgencias por los derechos, libertad e independencia para con los Estados, 
  los partidos políticos, los sindicatos y los cultos religiosos. Se proyectaron 
  allí nuevas formas de funcionamiento desprovistos de los modelos jerárquicos 
  tradicionales, poniendo en práctica la democracia directa a través 
  del desarrollo efectivo de centros regionales, así como un Comité 
  de Dirección compuesto por cinco asociaciones por cada región. 
  Todos ellos coordinados por una presidenta y una vicepresidenta. Se trató 
  allí, además, el tema de su propio financiamiento que ya no dependerá 
  de los Estados, sino que provendrá de la solidaridad entre las Asociaciones 
  y su Federación. 
  Esto redundará seguramente en tiempos de austeridad, pero ello también 
  traerá una consecuencia favorable de mucho más fortaleza y consubstanciación 
  ante el hecho de la necesaria solidaridad y complementación. Los 97 países 
  que contaban entonces, con representación organizada de mujeres, se multiplicaron 
  hoy y de seguro habrá numerosas nuevas solicitudes de afiliación 
  de muchas otras asociaciones. La reflexión femenina será defendida 
  en las instancias internacionales, fundamentalmente en la ONU, donde la Federación 
  ya cuenta con la Categoría Consultiva. Las mujeres de América 
  Latina y El Caribe, las de África, de Asia y del Pacífico, las 
  mujeres de los Países Árabes y del Medio Oriente, las de Europa 
  y América del Norte, todas, han desempeñado un papel de futuro 
  para la humanidad, a través de su resistencia y su solidaridad ante situaciones 
  adversas. Han sido solidarias con las angustias, los sufrimientos y la extrema 
  violencia de las guerras, los genocidios, violaciones, torturas y hasta en las 
  zonas de pos-guerra, han venido denunciando con firmeza la acción destructiva 
  de las sembradas minas "anti-personas". 
  Desde Beijing se lanzaron al mundo conclusiones como : "Siempre nos haremos 
  eco de las voces que resisten los embates de las injusticias, el sectarismo 
  y que luchan con manos pacíficas, contra el oprobio proveniente de los 
  intereses salvajes de unos pocos, ante la injusticia, el empobrecimiento y la 
  muerte de muchos otros". Pero la llamada civilización ha desafiado a 
  quienes están en su centro; las mujeres. Son ellas las que en todas partes 
  administran lo cotidiano, las que desempeñan papeles como bastiones de 
  la familia, las que dedican la mayor parte de sus años de vida en el 
  mantenimiento básico y preventivo de las necesidades prioritarias de 
  cada día. Ellas paren, curan, y educan. Trasmiten sus conocimientos y 
  enseñan las formas del hacer. Administran y cuidan preventivamente los 
  recursos. Constituyen una alternativa para sobrellevar los grandes problemas 
  de la pobreza, del medio ambiente y de la culturización. Pero por otra 
  parte, el Movimiento de Mujeres no solo acusa; también propone. 
  En Beijing, 1995, las mujeres se propusieron entrar en el escenario político 
  mundial, ofreciéndose para dar respuestas a los grandes problemas de 
  la pobreza. Se habló allí de una partición más justa 
  de las riquezas y los ingresos, de un desarrollo sostenible, sin discriminación 
  ni dominación. Proyectaron ser más numerosas, para exigir con 
  más fuerza la eliminación de las deudas de los países en 
  desarrollo y la taxación de los ingresos financieros. El estímulo 
  y apoyo que significa la Federación de mujeres para todas aquellas que 
  resisten, pudo materializarse en las palabras de Mayada Abassi, vicepresidenta 
  de la Federación Democrática Internacional de Mujeres, quien así 
  se expresaba: "...el neoliberalismo tiene efectos sociales dramáticos 
  para los pueblos; pobreza, malnutrición, desempleo, precariedad, analfabetismo 
  y la globalización recrudece de forma espectacular las brechas entre 
  los ingresos. Nosotras queremos construir todas juntas un mundo más justo, 
  más humano." 
  Desde su creación en París, en 1945, la FDIM afirma los valores 
  de solidaridad por la paz, el desarrollo y la democracia. Nació de la 
  resistencia contra el fascismo, desempeña históricamente un importante 
  papel de solidaridad entre las mujeres contra las guerras y ha venido apoyando 
  los movimientos de liberación nacional, presionando además, para 
  que los derechos de las mujeres fueran tomados en cuenta en las diferentes instancias 
  de la ONU, así como también por la comunidad internacional. Nosotros 
  desde estos lugares con nombre de mujer, desde toda la pachamama indígena 
  y americana, esperamos ansiosos, vigentes en el pensamiento de nuestros juglares, 
  en la sensibilidad de León Giecco y la voz continental de nuestra india 
  Mercedes, vibrando cual coro continental y multitudinario esta oración: 
  "solo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente, es un monstruo grande 
  y pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente. . . "