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Latinoamérica

Perfil de José Dirceu, el presidente del PT brasileño

La novela del hombre fuerte de Lula José Dirceu es el principal responsable del viraje al centro que le está dando el triunfo a Lula. Aquí, una semblanza.

Por Juan Arias*
Desde Río de Janeiro

Si Lula, el líder de la izquierda brasileña –un ex metalúrgico que dio vida al Partido de los Trabajadores (PT), una de las formaciones políticas progresistas más fuertes de América latina– ganase las próximas elecciones presidenciales, tendrá a su lado como mentor y hombre fuerte, como su cerebro político, a un personaje poco conocido pero cuya vida podría ser objeto de una película. Se trata de José Dirceu, actual presidente del PT, hombre elegante, elocuente, que sufrió una transformación tan radical que pasó de entrenarse para guerrillero en Cuba, en los años ‘60, a estar considerado como el responsable de la transformación de Lula y del PT de los planteos revolucionarios de sus orígenes a la moderación actual de corte social-demócrata.
La vida rocambolesca de este hombre podrá ser tan importante si Lula ganase las elecciones que ya existe toda una lista de posibles cargos para él, todos ellos de la máxima confianza del presidente. Hoy nadie duda que Dirceu, a sus 56 años, ha sido el artífice de que por primera vez hayan ofrecido a Lula su voto no sólo los pobres del país sino también famosos empresarios, banqueros, gente acomodada de la clase media y, lo más increíble, militares de los tiempos de la dictadura. Y fue Dirceu quien tuvo la idea de que Lula escogiera como candidato a vicepresidente al famoso empresario José Alencar, una de las mayores fortunas del país y al mismo tiempo un hombre que da trabajo a 300.000 personas.
Tan novelesca es la vida del que ha sido y seguirá siendo el cerebro de Lula si el PT conquista el Planalto, que sobre ella se ha creado toda una serie de leyendas. Pero bastarían las cosas que de él se conocen realmente para que su vida pudiera ser objeto de un film. Dirceu fue en Brasil en los años ‘60 algo parecido a lo que fue Daniel Cohn Bendit para el Mayo del ‘68 Francés. Fue el ídolo de los universitarios de izquierda de San Pablo. Era un melenudo rebelde, con pinta de actor, famoso por sus correrías amorosas que más de una vez le salvaron la vida pues eran sus novias quienes lo ocultaban de los militares. Fue un obstinado defensor del amor libre y lo practicaba con ahínco, dicen sus amigos de entonces.
En aquellos años, el hoy presidente del PT participaba de la tendencia más radical de izquierdas, llamada Dissidencia, que se había desprendido del Partido Comunista al que consideraban demasiado burgués. Dissidencia se oponía a la corriente más moderada de Acción Popular, nacida de la izquierda católica, en la que el hoy contrincante de Lula en las elecciones, el candidato oficialista José Serra, participó activamente, lo que le costó 13 años de exilio.
Sin embargo, Dirceu estudió Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo. Y aunque él, según afirma hoy, no era partidario de la guerrilla, acabó yéndose a Cuba para entrenarse en ella. Pero ya entonces el que moderaría un día los ímpetus más radicales del PT tenía en el fondo un alma burguesa. Recuerda que los entrenadores de la guerrilla cubana era excesivamente rígidos y que todo aquel aprendizaje le había costado mucho, al igual que había sido horrible su primera experiencia de preso en Brasil por manos de los militares. Dirceu acabó librándose de la cárcel y de la tortura gracias a que fue canjeado junto con otros políticos por el embajador norteamericano Charles Elbrick, que había sido secuestrado.
Salido de la cárcel, en 1969, el joven líder estudiantil desapareció durante toda la década del 70 de la circulación. Y fue en esos años donde se crearon toda una serie de leyendas sobre su paradero, desde que se había casado con una condesa rica en Milán hasta que trabajaba como modelo fotográfico en el swinging London de entonces.
La verdad es que el futuro cerebro político de Lula había vuelto de Cuba de 1971 tras su adiestramiento en la guerrilla, pero se volvió enseguidapues no lo convencía la lucha armada que se estaba fraguando. En 1975, cansado del exilio cubano, decidió volver a Brasil y esconderse en una pequeña ciudad del interior de Paraná, en Cruzeiro do Oeste. Para ello tomó la identidad falsa del empresario Carlos Henrique Gouveia de Mela, paulista de origen judío, tras realizar en Cuba toda una serie de plásticas faciales para parecerse a su nuevo personaje. Allí se casó con una mujer que tenía una tienda de tejidos y sólo después de cuatro años de matrimonio y cuando su hijo tenía un año reveló a su esposa su verdadera identidad. Llegada la amnistía, tanto él como su hijo, que hoy se presenta en las elecciones como candidato a diputado del PT, tuvieron que cambiar todos sus nombres. De los 28 brasileños con quienes Dirceu convivió en La Habana entrenándose como guerrilleros, 17 murieron a manos de los militares brasileños.
Dirceu tiene fama de ser, dentro del Partido, donde se conquistó a pulso la presidencia, un político fuerte, gran organizador, centralista, que sabe muy bien lo que quiere y que había intuido que el PT no tenía futuro si no se inclinaba al centro, no se despojaba del izquierdismo tradicional y si no acababa haciendo alianzas políticas con partidos conservadores. Justo lo que hoy los nostálgicos del viejo PT le echan en cara a Lula.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12