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Latinoamérica

La economía boliviana va cuesta abajo

De Econoticias, artículo distribuido por Argenpress.Info (1-09-02)

Se dispara el desempleo abierto y la informalidad, caen las inversiones privadas y públicas, crece el déficit fiscal y se encoge el crecimiento económico.
Con cifras en la mano, las autoridades del área económica confirmaron los temores de los ciudadanos de a pie: la economía boliviana va de mal en peor.
En conferencia de prensa, los ministros de Desarrollo Sostenible y de Hacienda, José Guillermo Justiniano y Javier Comboni, dieron cuenta sobre elevados índices en alza del desempleo abierto y la informalidad, una fuerte caída en las inversiones privadas y públicas, un inquietante déficit fiscal y niveles cada vez más reducidos de crecimiento económico.
En los últimos tres años, la informalidad aumentó en más del 6 por ciento. Más de la mitad de las personas que están en el mercado de trabajo (54 por ciento) tiene un empleo informal.
El índice de desempleo abierto virtualmente se duplicó desde 1999. En julio de 2002, la desocupación alcanzaba al 11,6 por ciento. En 1999 el desempleo era del 6,1 por ciento, mientras que en los años de 1996 y 1997 era inferior al 4 por ciento.
Para el 2002, la economía boliviana crecerá, en el mejor de los casos, en no más del 2 por ciento, pronosticó el ministro de Hacienda, quien desechó las previsiones realizadas a principios de año en las que se proyectaba un crecimiento del 3,5 por ciento.
"Las proyecciones que tenía el anterior gobierno, sobre el crecimiento de la economía no se van a dar. Las estimaciones que tenemos ahora demuestran que la tasa de crecimiento va a estar en el 2 por ciento o quizá por debajo de este porcentaje estimado", dijo Comboni.
La drástica caída en la cartera de créditos del sistema bancario, la caída en los depósitos, la elevada deuda en mora y la reducción de las inversiones, entre otros factores, redujeron el optimismo oficial.
En el primer semestre del 2002, la inversión extranjera registró una caída superior al 10 por ciento con relación a la gestión anterior, en tanto que la inversión pública tiene un retraso notable en su ejecución y se sitúa como una de las más bajas de los últimos años. Extremando esfuerzos, se intentará ejecutar esta año unos 380 millones de dólares, un poco más de la mitad de lo proyectado inicialmente.
El déficit fiscal tiene una diferencia de alrededor de 60 millones de dólares respecto a lo previsto por la anterior gestión. El déficit proyectado era de 5,7 por ciento, pero actualmente ya está por encima del 7 por ciento.
Todos estos indicadores muestran un creciente deterioro de la economía boliviana, lo que indujo a los ministros del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada a buscar a los responsables de la catástrofe.
Culpas y acusaciones
Para los ministros de la coalición (MNR-MIR), los errores cometidos por los gobiernos de los presidentes Hugo Banzer y Jorge Quiroga agravaron la crisis económica ya que no se tomaron las medidas anticrisis en forma oportuna e integral.
El anterior gobierno (ADN-MIR) "estuvo años meditando sobre el impacto de la crisis e indicando que no había crisis en el país, y que simplemente era un problema de sensación térmica, cuando en realidad la crisis era cada vez más grave. El no tomar medidas oportunas o no hacer los ajustes correspondientes, entre otros, para reducir el déficit fiscal, que fue aumentando; el tomar decisiones parciales y no integrales para encarar una crisis con características muy graves, es una de las grandes responsabilidades de la administración pasada", dijo el ministro Justiniano.
Para los actuales ministros del área económica no hay duda: el gobierno de Banzer - Quiroga (1997- 2002) es el gran responsable del agravamiento de la crisis. Sin embargo, palabras más, palabras menos, esa misma certeza la tenían los ministros de ese gobierno, quienes acusaron durante cinco años a la anterior administración de Sánchez de Lozada (1993 - 199) de ser la que provocó el descalabro económico de Bolivia al haber entregado, a vil precio, las empresas públicas del país a poderosas transnacionales. Para muchos, ambas versiones se ajustan totalmente a la verdad.