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13 de junio del 2002  
  Por la soberanía, el territorio 
  y los recursos naturales 
Indígenas bolivianos ponen en jaque al gobierno 
  
  El Siglo 
  
  En estos días llegarán a La Paz 7 columnas con 8.000 indígenas 
  provenientes de diversas regiones del país, después de una marcha 
  que dura ya un mes. En defensa de sus derechos, las organizaciones campesinas 
  exigen que el congreso apruebe la introducción de una Asamblea Nacional 
  Constituyente en el texto de la Constitución Política del país. 
  
  
  La movilización de los campesinos convocados por la Confederación 
  de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano comenzó el 13 de mayo 
  en el Departamento de Santa Cruz, y otros grupos salieron de Potosí y 
  Sucre. Simultáneamente, se inició una huelga de hambre en La Paz, 
  en protesta por la aprobación del congreso al "Anteproyecto de Ley de 
  Necesidades de Reforma a la Constitución Política del Estado", 
  en el cual no se incluyeron las sugerencias y demandas de las organizaciones 
  que representan a los campesinos e indígenas del país. 
  
  De las 19 personas que iniciaron la huelga de hambre, han sido retiradas por 
  orden médica 6 por peligro de muerte después de 20 días 
  de ayuno. 
  
  La Marcha de los indígenas produjo la reacción de los partidos 
  y del gobierno. A juicio de éste último y de los representantes 
  indígenas en conjunto con la Asamblea de Derechos Humanos, deben ser 
  los partidos los que decidan cómo satisfacer las exigencias de las organizaciones 
  campesinas. En una reunión efectuada la semana pasada, con asistencia 
  de varios ministros y dirigentes de algunos partidos, el NFR propuso que sea 
  celebrado un Congreso Extraordinario en julio, después de las elecciones, 
  mientras que el MIR insistió en que se efectuara pronto, y el MNR se 
  pronunció por una reunión cumbre de todos los interesados en el 
  problema. 
  
  Aunque se ha avanzado en las negociaciones, los dirigentes de los indígenas 
  mantienen la decisión de continuar con la marcha hasta que se apruebe 
  la Ley de Necesidad de Reforma y se asegure el funcionamiento de la Asamblea 
  Constituyente para tratar las reformas constitucionales que ellos proponen. 
  
  
  Los organizadores de la marcha se oponen a que la Constitución sea reformada 
  por acuerdo de los parlamentarios actuales, planteando que deben participar 
  representantes genuinos de las mayorías nacionales, a través de 
  una Constituyente. 
  
  Como expresó la dirigente de la marcha, Soledad Solano, "si no llegamos 
  a un acuerdo, creemos que no se van a hacer las elecciones generales", refiriéndose 
  a los comicios programados para el 30 de junio. Además de la demanda 
  de carácter estrictamente político, los indígenas exigen 
  que el actual mandatario no apruebe las normas agrarias que ellos consideran 
  lesivas y que sólo favorecen a los grandes propietarios de tierras. 
  
  La marcha 
  
  La heroica protesta de los indígenas comenzó con 500 hombres, 
  mujeres y niños indígenas y campesinos de diferentes partes del 
  país, un día antes de que las Cámaras Legislativas retomaran 
  el debate sobre el Proyecto de Ley de Necesidad de Reforma Constitucional, y 
  en esa primera jornada recorrieron 25 kilómetros bajo el sol y bajo la 
  lluvia. 
  
  La respuesta de las autoridades llegó de inmediato, a través de 
  una carta de los presidentes de las cámaras de Diputados y de Senadores, 
  en la cual afirman que el Proyecto de Reforma Constitucional no afecta a los 
  indígenas. En su respuesta, las organizaciones indígenas señalaron 
  que "los problemas del país nos afectan especialmente a indígenas 
  y campesinos. El problema agrario no es un problema aislado. La falta de resultados 
  en el proceso de saneamiento, las dificultades que se imponen para la titulación 
  de tierras indígenas y campesinas, la ausencia de legalidad en las actuaciones 
  del INRA para dejar nuestras tierras a los madereros, a los ganaderos, a los 
  mineros y la ausencia de una justicia capaz de controlar las ilegalidades para 
  hacer cumplir nuestros derechos, no es un problema del régimen agrario. 
  
  
  Es un problema que se origina en la estructura del Estado, en la falta de independencia 
  de los poderes públicos, en el monopolio de los partidos políticos 
  sobre las instituciones del Estado y en la corrupción, el prebendalismo 
  y la exclusión que a su vez son resultado de las anteriores". 
  
  Agregan en su crítica a las actuaciones del gobierno y el INRA: "Para 
  que el problema agrario se solucione, se requiere corregir de una vez las causas 
  de la corrupción y de la ineficiencia en las instituciones, del prebendalismo 
  y de la exclusión. Eso sólo lo podemos lograr en una instancia 
  verdaderamente representativa de la sociedad nacional, que actualmente no existe, 
  y por eso estamos exigiendo que se realice una Asamblea Constituyente con participación 
  de todos los sectores sociales. No podemos aceptar que las reformas las hagan 
  los partidos políticos actuales, responsables de la grave crisis que 
  afecta al país, en un Congreso absolutamente ilegítimo y cuestionados 
  más de la mitad de sus integrantes por la corrupción". 
  
  Con todo el pueblo 
  
  A medida que avanzaba la marcha indígena, las filas se fueron engrosando 
  con la incorporación de las más variadas organizaciones del pueblo 
  boliviano. Al tercer día, contaron con la solidaridad y participación 
  de la Central Indígena Chiquitana de San Rafael, la Central de Trabajadores 
  Asalariados del Campo, la Federación Especial de Trabajadores Campesinos 
  y la Federación Unica de Trabajadores Campesinos de las cuatro provincias 
  del Norte de Santa Cruz, la Asociación de Pequeños Prestatarios 
  y más delegados indígenas y campesinos que seguían llegando 
  del Norte Amazónico y del Beni, así como de la Federación 
  de Colonizadores de Yapacaní. 
  
  En los primeros días de la marcha, el gobierno perdió las esperanzas 
  de que la reforma a puertas cerradas se efectuara en el actual período 
  de sesiones y bajo su mandato. Los indígenas desbarataron el consenso 
  que habían logrado los partidos políticos en tal sentido. En el 
  congreso no hubo más quórum y se declaró la clausura oficial 
  del período de sesiones. 
  
  El gobierno invitó, entonces, a los dirigentes indígenas a ir 
  a La Paz a conversar. La invitación fue rechazada, respondiendo que estaban 
  dispuestos al diálogo pero en los lugares en que se detenga la marcha.