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LUCHA ANTIIMPERIALISTA
  PROYECTO DE PROGRAMA DEL SOCORRO 
  ROJO INTERNACIONAL
  
Después de muchas décadas de represión y 
  resistencia, la continuación del régimen fascista en nuestro país 
  ha cultivado sentimientos y vínculos de solidaridad muy arraigados, que 
  se han expresado de las formas más diversas.
  Hoy constatamos que ese torrente de solidaridad antifascista sigue existiendo; 
  lo que no existe es una organización que lo refuerce, lo consolide y 
  lo transmita.
  ¡ Por eso es necesario reconstruir el Socorro Rojo Internacional !
  El Socorro Rojo Internacional tiene una historia legendaria
  
  Nació en los años veinte del siglo pasado por impulso de la III 
  Internacional para enfrentar al fascismo entonces sólo incipiente. Entre 
  sus dirigentes formaron parte mujeres antifascistas tan conocidas como la alemana 
  Clara Zetkin, la italiana Tina Modotti y la rusa Elena Stasova. El Socorro Rojo 
  Internacional entronca, pues, directamente con la historia del movimiento comunista 
  y antifascista internacional, alcanzando pronto un gran desarrollo en todo el 
  mundo, destacando en el apoyo político, jurídico y económico 
  a todos los represaliados, sin diferencias ideológicas o partidistas.
  En España se desarrolló tras la insurrección de Asturias 
  de 1934 para hacer frente a la dura represión desatada por la reacción 
  y conseguir la liberación del gran número de encarcelados que 
  ocasionó.
  Tras la guerra fue disuelto por el fascismo y represaliados sus militantes.
  En 1976, impulsado por el PCE(r), hubo un primer intento de refundarlo clandestinamente. 
  Nació ligado a la lucha por la amnistía, tan decisiva en aquella 
  época, como componente destacado de la lucha contra la reforma franquista. 
  El Socorro Rojo editó su propio boletín «Solidaridad» y contó 
  entre sus colaboradores con actores, médicos y enfermeras, abogados y 
  otros muchos intelectuales y artistas, además de los familiares y amigos 
  de los represaliados. Su experiencia duró hasta 1981, ya que la policía 
  se ensañó con sus miembros que fueron perseguidos, detenidos, 
  torturados e incautado su aparato de propaganda.
  No se trata de mirar al pasado sin más, pero en momentos cruciales como 
  los actuales debemos tener en cuenta el legado que nos brinda la memoria histórica.
  Se crearon otro tipo de organizaciones que han desempeñado una meritoria 
  labor por la amnistía para los presos políticos, contra la tortura, 
  en defensa de la libertad de expresión, etc. Esos pequeños (pero 
  numerosos) grupos los forman amigos, vecinos y familiares del represaliado y 
  están muy condicionados por el motivo concreto que los lleva a formarse.
  Todos ellos, pese al extraordinario valor de su trabajo, han dispuesto de evidentes 
  limitaciones, por tratarse de organizaciones, bien locales, bien parciales, 
  bien ceñidas al ámbito humanitario. Son una muestra de la dispersión 
  y el localismo extremo del movimiento solidario con el que es necesario acabar 
  para que la solidaridad se extienda.
  Formamos parte integrante de la resistencia antifascista
  Nosotros queremos crear una organización que forme parte integrante de 
  la resistencia contra el fascismo, una organización política, 
  no solamente de denuncia sino de lucha. El Socorro Rojo Internacional pretende 
  reforzar y consolidar los grupos solidarios ya existentes, pero de una forma 
  organizada que ofrezca continuidad y sea capaz de transmitir el aliento solidario 
  a todos los represaliados.
  Esa tarea es hoy imprescindible. No podemos conformarnos con el movimiento tal 
  y como lo hemos conocido estos últimos años. Tenemos que dar un 
  paso adelante porque las tareas que se nos avecinan (el retorno de las expresiones 
  más crudas del fascismo y la guerra imperialista) así nos lo imponen.
  Necesitamos un Socorro Rojo Internacional ligado estrechamente a las luchas 
  antiimperialistas de todo el mundo, al movimiento revolucionario de la clase 
  obrera y a la defensa y la recuperación de todos los derechos y libertades 
  democráticas.
  No podemos limitarnos únicamente a formar una plataforma más especializada 
  en campañas, en el trabajo meramente agitativo, de manera que nos haga 
  perder la naturaleza de nuestro objetivo: desarrollar la solidaridad con la 
  resistencia, organizar la lucha antirrepresiva en su permanente denuncia contra 
  el terrorismo de estado y el fascismo. Por lo que entendemos como una prioridad 
  siempre el tejer organización, consolidar una amplia red solidaria capaz 
  de hacer frente a la represión.
  Las campañas son para nosotros una herramienta, no un objetivo en sí 
  mismas. Las campañas deben por tanto ayudarnos a extender nuestro proyecto 
  y consolidar nuestras posiciones.
  Una Organización política
  Para formar parte integrante de la resistencia antifascista, hay que acabar 
  con la propensión humanitaria en la que suelen incurrir todas las organizaciones 
  de solidaridad y, por tanto, debemos explicar el origen, causa y naturaleza 
  de la represión que padecemos, que no es otro que el régimen fascista 
  que impera en España desde 1936 y cómo combatir esa represión.
  La lucha antirrepresiva se enmarca dentro de un contexto de lucha contra el 
  fascismo. Está entre nuestras tareas situar la lucha contra la represión 
  en su justo y profundo contenido político, lo que nos lleva a asumir 
  y apoyar unas reivindicaciones democráticas mínimas y tomar conciencia 
  de que constituimos una parte misma del conjunto del movimiento revolucionario.
  Precisamente, por el papel destacado en la lucha contra el terrorismo de Estado, 
  el Socorro Rojo Internacional se aparta radicalmente de toda práctica 
  contaminada por el reformismo y que se expresa a través de actitudes 
  espontaneístas, desorganizadas, desvinculadas de objetivos concretos, 
  que hacen inútil e inocua toda denuncia al régimen. Prácticas 
  reformistas que tenemos la obligación de desenmascarar y liquidarlas 
  del seno del movimiento.
  En definitiva, estamos planteando el inevitable carácter político 
  de la lucha antirrepresiva. La solidaridad con los presos, la denuncia del Estado, 
  la lucha contra el terror fascista, simplemente, no puede hacerse desde una 
  óptica «apolítica», al margen del compromiso que nos obliga a 
  ligarnos con la misma resistencia, porque somos parte de esa resistencia. El 
  movimiento antirrepresivo debe ser asumido como un frente de lucha más 
  del conjunto del movimiento popular y revolucionario.
  El Socorro Rojo Internacional tiene el cometido de organizar a amplios sectores 
  populares en la denuncia al fascismo, del carácter cada vez más 
  fascistizado de los estados «democráticos» y de los instrumentos («legales» 
  e «ilegales») judiciales, policiales o legislativos (también económicos, 
  sociales...) de los que se sirven para imponer sus planes de explotación 
  y opresión y eliminar todo brote de disidencia o contestación. 
  El Socorro Rojo Internacional debe ser un canal por el que despierte conciencias 
  entre cada vez más amplios sectores de la población de que nadie 
  en este contexto está libre de la represión.
  Por ello mismo, debemos atrevernos a definir el Socorro Rojo Internacional como 
  un instrumento que debe ser tomado como aglutinante de amplios sectores populares. 
  Ya que sólo si el Socorro Rojo Internacional es un aglutinante, el brazo 
  antirrepresivo del movimiento popular, que efectivamente organiza y canaliza 
  la solidaridad con la resistencia, sólo entonces el Socorro Rojo Internacional 
  será capaz de arrojar todo su potencial como una arma de denuncia política; 
  sólo entonces cobrará sentido cuando decimos que es necesario 
  que la lucha antirrepresiva sea concebida de forma unitaria, rompiendo sectarismos 
  estériles y paralizantes, clarificando posiciones y capaz de actuar internacionalmente, 
  de forma coordinada.
  Los presos políticos desempeñan un papel fundamental en todo movimiento 
  solidario. Pero no debemos tratarlos con victimismo y lamentándonos de 
  su situación; no deben convertirse en sujetos de devoción que 
  se puedan utilizar pero a quienes no se les tenga en cuenta. Es nuestro deber 
  hacer que los presos revolucionarios tengan voz propia en el seno del movimiento, 
  en la calle.
  Como sujeto, los presos continúan ejerciendo su tarea militante. Entre 
  nuestras principales labores está el exigir y conseguir su libertad, 
  arrancarlos de las cárceles, pero debe ser esencial facilitar el máximo 
  el contacto entre la calle y el interior de las cárceles. El preso también 
  debe participar, como cualquier otro, en el debate político y nosotros 
  garantizarle esta participación.
  Debemos tener presente la condición de «presos políticos» de los 
  militantes revolucionarios encarcelados, y la exigencia del reconocimiento de 
  su condición es parte de la batalla política que debemos arrancar 
  al Estado.
  Constituimos una Organización independiente y democrática
  Cuando hablamos de organización somos conscientes de las características 
  propias que debe tener un movimiento como el nuestro, que en ningún caso 
  debe ser centralizado ni burocrático, sino por el contrario, amplio, 
  abierto a todo tipo de gente que desee expresar de las formas más variadas 
  su aportación. El Socorro Rojo Internacional tiene que agrupar a miembros 
  de todas las ideologías, sin diferencia ninguna, porque el régimen 
  está atacando a toda clase de movimientos políticos y sociales: 
  independentistas, libertarios, comunistas, autónomos, pacifistas, etc. 
  Todos ellos deben ser apoyados y todos ellos deben tener aquí un sitio 
  para defenderse. Es obvio que hay diferencias de todo tipo entre ellos, pero 
  es mucho más profundo lo que nos une: estamos luchando contra el mismo 
  Estado fascista, con el que queremos acabar.
  Todos esos movimientos (y nosotros mismos) formamos parte de una misma lucha 
  y, en consecuencia, debemos comprometernos activamente en su defensa, vincularnos 
  estrechamente a todas sus iniciativas.
  Ahora bien, el Socorro Rojo Internacional no depende de nadie más que 
  de sí mismo. Una organización de nuestras características 
  debe estar presidida por la democracia interna, y nuestras decisiones las debemos 
  tomar en las reuniones y asambleas que acordemos. Es allí donde deberemos 
  discutir y adoptar las decisiones de manera democrática, sin admitir 
  injerencias por parte de nadie.
  Nuestra fuerza será nuestra independencia, sin olvidar que esa independencia 
  debe ser especialmente respecto del Estado fascista, y que no podemos convertirnos 
  en una ONG a la moda, de las que dicen que luchan cuando en realidad viven de 
  las subvenciones con las que las manipula y soborna el mismo Estado fascista. 
  Para garantizar nuestra independencia nosotros no admitimos subvenciones de 
  ninguna clase.
  Pero la más amplia democracia no está reñida con la unión 
  y la coordinación más estrecha entre todas las organizaciones 
  locales y regionales, de modo que todos marchemos en la misma dirección 
  y hacia los mismos objetivos, para lo cual es imprescindible la formación 
  de un comité que dirija el trabajo, desarrolle la organización 
  y asegure la difusión de nuestras publicaciones.
  No somos un grupo humanitario sino militante. Nuestra solidaridad es política 
  porque, en última instancia, no defendemos a las personas represaliadas 
  sino su lucha consecuente a través de ellas. Nuestra relación 
  con los represaliados no es personal, porque seamos amigos, vecinos o compañeros 
  de trabajo, sino que tratamos de defender lo que representan, su actividad, 
  su compromiso y su práctica combatiente y comprometida.
  Además, tratamos de ser una organización unitaria. Pero no se 
  trata de arropar cuántos más colectivos y sectores mejor, sino 
  de concebir el papel de la lucha antirrepresiva como un marco unitario en el 
  que deben encontrarse codo con codo todos aquellos sectores populares y revolucionarios 
  en una perspectiva antifascista y antiimperialista.
  En esta dirección debemos emprender la iniciativa de abrir un amplio 
  debate entre aquellos sectores que realizan un trabajo antirrepresivo planteándoles 
  nuestras propuestas para agrupar fuerzas y fortalecer la solidaridad.
  Una Organización internacionalista
  La necesidad de una organización como la que proponemos proviene también 
  de la carrera belicista que han emprendido las grandes potencias por un nuevo 
  reparto del mundo. No hace mucho que desde todos los frentes mediáticos 
  se nos hacía creer que tras la desaparición de la Unión 
  Soviética y el campo socialista, la guerra fría había finalizado 
  y el capitalismo triunfante era un paraíso de progreso y bienestar, de 
  libertad y democracia sin igual.
  No han pasado más de doce años y la crisis económica se 
  descarga brutalmente sobre los hombros de los trabajadores: despidos masivos, 
  precarización del empleo, reducciones de salarios, ampliación 
  de la jornada de trabajo... Todas las lacras del capitalismo se están 
  acentuando y serán aún peores a medida que la burguesía 
  los agrave para sufragar el gasto armamentístico y la guerra.
  Esa misma perspectiva bélica es la conduce a que repriman con saña 
  la más mínima disidencia hacia sus planes militaristas y encarcelen 
  a los antifascistas, comunistas, anarquistas, patriotas y antiimperialistas, 
  a todas aquellas personas, colectivos, organizaciones y partidos que no se someten 
  al dictado del capital, ni a la cada vez mayor fascistización de sus 
  Estados; a quienes no soportan el hambre, la miseria, la represión y 
  la muerte que su actuación causa en la inmensa mayoría de la humanidad.
  El imperialismo no puede tolerar la más mínima disidencia consecuente 
  y, al tiempo que se pelean por un nuevo reparto del mundo con el que salir a 
  flote de su endémica crisis, incrementan su arsenal de medidas represivas 
  políticas, policiales y de contrainformación ideológica 
  y sicológica con las cuales intentan neutralizar y, si no lo logran, 
  aplastar al movimiento obrero y popular y a sus organizaciones más combativas 
  y de vanguardia en no importa qué parte del mundo.
  Cuando la represión y agresión armada traspasa fronteras y se 
  convierte en el eje de las políticas de todos los estados capitalistas, 
  también los antifascistas, antiimperialistas, anarquistas y comunistas, 
  en general, los trabajadores, estudiantes, intelectuales y artistas con conciencia 
  de todo el mundo, necesitamos organizarnos internacionalmente para hacerle frente.
  El Socorro Rojo Internacional es esencialmente internacionalista, si bien para 
  que este internacionalismo sea firme y fecundo ha de estar enraizado y fundamentado 
  en el trabajo de cada país. Por ello se hace imprescindible que en cada 
  país llevemos a cabo una amplia labor de organización y de denuncia.
  No basta denunciar la represión y criticar lo que no queremos: si realmente 
  vamos a ser un movimiento político tenemos que ofrecer una alternativa 
  de lo que pretendemos alcanzar, un Programa que defienda y contribuya a recuperar 
  los derechos y libertades democráticas y para el cual esperamos toda 
  clase de aportaciones. Sólo de esta forma reuniremos la solidaridad hoy 
  tan difuminada.
  El Programa que proponemos discutir y aprobar es el siguiente:
  1- Medidas contra la guerra imperialista
  Paralización inmediata de los preparativos bélicos. Salida de 
  la OTAN y demás bloques militares agresivos. Defensa de la paz, el desarme 
  y la amistad entre todos los pueblos del mundo. Solidaridad con las luchas antiimperialistas 
  y defensa de los que son perseguidos por dicho motivo. Castigo ejemplar de los 
  criminales de guerra. Disolución de la Europol y abolición del 
  espacio policial y judicial europeo.
  2- Medidas antirrepresivas
  Amnistía para todos los presos políticos y amplio indulto para 
  los presos por causas sociales. Eliminación del régimen FIES y 
  del aislamiento penitenciario. Derogación de la Ley de Seguridad Ciudadana, 
  de Videovigilancia y demás leyes especiales; disolución de la 
  Audiencia Nacional, de los tribunales militares y de los cuerpos represivos, 
  así como depuración de responsabilidades de los torturadores y 
  de los implicados en la guerra sucia. Prohibición de las organizaciones 
  y de la prensa fascista y racista.
  3- Derechos democráticos
  Derecho a la autodeterminación para todos los pueblos y naciones oprimidas. 
  Libertad de expresión, reunión, asociación y manifestación 
  sin autorización previa. Derecho de asilo y refugio para todos los perseguidos 
  por su lucha contra el imperialismo y el capitalismo. Derechos plenos de ciudadanía 
  para los trabajadores inmigrantes.
  4- Derechos sociales
  Erradicación del paro, prohibición de la precariedad y reducción 
  de la jornada laboral. Igualdad de la mujer trabajadora. Subsidio para todos 
  los parados. Viviendas dignas y económicas. Derecho de ocupación 
  de las viviendas y tierras abandonadas. Locales de uso gratuito para la juventud. 
  Enseñanza gratuita y democrática para todos y derogación 
  de la LOU. Disolución de la enseñanza privada y eclesiástica. 
  Separación de la Iglesia y el Estado, prohibición de subvencionar 
  a ninguna confesión religiosa. Libertad de conciencia y práctica 
  de culto sin discriminaciones.
  Junio de 2.002
  Comités por un Socorro Rojo Internacional
  -Madrid: Apdo. 15.220 MADRID - 28080 socorrorojo@hotmail.com
  -Araba: Apdo. 3.205 VITORIA - 01080 afapp@post.com
  -Bizkaia: Apdo. 44 ORTUELLA - 48530 (Bizkaia)
  -Burgos: Apdo. 2170 BURGOS - 09080 sriburgos@hotmail.com
  -Galicia: Apdo.3276 36080- VIGO (Pontevedra) srigalicia@eresmas.com
  -Córdoba: Apdo. 2125 CORDOBA 14080 socorrorojo@terra.es
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