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11 de julio del 2002
¿Exxon Mobil financia el terrorismo?
Veualternativa 
  
  ¿Por qué los aldeanos en la provincia de Aceh de Indonesia y sus abogados 
  están preocupados por las contribuciones de Exxon Mobil a George W. Bush 
  y los republicanos? 
  Hace un año, la Fundación internacional de Derechos 
  del Trabajo (FIDT) de Washington, presentó una demanda contra la empresa 
  en el que se acusaba a Mobil de que en la década de 1990 pagó 
  y apoyó a militares indonesios que violaron los derechos humanos en esa 
  asolada provincia. Representando a once personas anónimas de Aceh que 
  afirman que ellas o sus maridos fueron reprimidas por las tropas financiadas 
  por Exxon Mobil, la fundación sostuvo que de acuerdo con la ley de torturas 
  en el extranjero y la ley de protección a las víctimas de la tortura, 
  la compañía petrolera y su subsidiaria indonesia podrían 
  ser responsables de asesinatos, torturas, violaciones y secuestros perpetrados 
  por estos soldados. Se trata de una empresa conjunta con Pertamina, la empresa 
  petrolífera estatal de Indonesia. Exxon Mobil, que posee el 35% de aquella 
  empresa, opera en una importante bolsa de gas natural en esta provincia del 
  norte de Sumatra, donde los separatistas de Aceh llevan muchos años luchando 
  contra las tropas indonesias. En la década de 1990, las tropas indonesias 
  de la zona, cometieron abusos de toda clase, según las organizaciones 
  de derechos humanos. Más de mil personas fueron asesinadas, torturadas 
  o han desaparecido, según informa Human Rights Watch, que hace notar 
  que "miles de personas han sido detenidas sin motivo en campamentos militares, 
  a menudo durante varios años; muchos jamás han aparecido" 
  El pleito de FIDT dice que, por un acuerdo con el general Suharto, el anterior 
  hombre fuerte de Indonesia, Mobil pagaba a los militares indonesios para que 
  garantizaran la seguridad de sus instalaciones. Estas tropas, afirma el FIDT, 
  capturaron a uno de los demandantes, lo trasladaron a las instalaciones de Mobil, 
  y lo torturaron durante tres meses. Antes de que lo soltaran, los soldados le 
  mostraron una enorme pila de cabezas humanas. Otro demandante también 
  fue torturado por los soldados indonesios en un edificio dentro de las instalaciones 
  de la empresa. Los otros demandantes refieren situaciones de maltrato similares. 
  
  Exxon Mobil arguye que de ninguna manera "ha causado directamente, de manera 
  intencionada, ni ha conspirado para cometer ni ha participado en ninguno" de 
  esos hechos violentos y que no hay "base legal" en Estados Unidos para esa demanda. 
  Cuando se presentó la demanda, el presidente de Pertamina negó 
  que la empresa conjunta hubiera financiado a soldados indonesios. En cambio 
  admitió que les habían proporcionado atención médica, 
  alojamiento y transporte. Pero en el 2000, Kontras, un grupo indonesio de derechos 
  humanos, llevó a cabo una investigación que determinó que 
  por lo menos diecisiete puestos militares y comisarías de policías 
  en Aceh que empleaban a un total de mil personas fueron subvencionadas por Exxon 
  Mobil. El pasado mes de agosto, la edición asiática de Time publicaba 
  un artículo que indicaba que Exxon Mobil paga a los soldados que protegen 
  sus instalaciones y que los ciudadanos "literalmente hacen cola para referir 
  actos violentos y asesinatos cometidos por las tropas que ellos llaman el ejército 
  de Exxon." (En 1998, varios grupos indonesios de derechos humanos acusaron a 
  Mobil de ser "responsable de las violaciones de los derechos humanos" cometidos 
  por los militares y aseguran que proporcionó ayuda logística al 
  ejército, incluyendo excavadoras para enterramientos en masa. Ese año, 
  Business Week informó que las declaraciones de los habitantes de Aceh 
  que sobrevivieron a los abusos de los militares "hacía plantearse qué 
  es lo que sabía Mobil y desde cuándo.") 
  El pleito contra Exxon Mobil ha ido avanzando lentamente (como es normal) en 
  un juzgado federal de Washington, pero dio un giro que podría amenazar 
  su continuación. En una audiencia en abril, el juez federal de distrito 
  Louis Oberdorfer preguntó a los abogados de la compañía 
  petrolífera si el Departamento de Estado había expresado interés 
  en el asunto. Martin Weinstein, abogado de Exxon Mobil, contestó que 
  "era un momento muy difícil en las relaciones indonesio- americanas" 
  porque hay combatientes de Al-Qaeda en ese enorme país musulmán. 
  Razonaba que si el juez permitía que el pleito siguiera adelante, Oberdorfer 
  "se vería forzado a juzgar la conducta del gobierno indonesio (aliado 
  de América con el que nunca ha sido tan importante estar en buenas relaciones) 
  para determinar si las alegaciones de esta causa son de asesinato o de guerra 
  legítima contra los insurrectos fundamentalistas que intentan disgregar 
  un país con atentados con bombas y otras actividades terroristas". Es 
  decir, Exxon Mobil le decía al juez que podría interferir en la 
  guerra contra el terrorismo. Weinstein le sugirió a Oberdorfer que se 
  pusiera en contacto con el Departamento de Estado y le pidiera consejo sobre 
  cómo llevar el caso. 
  Los abogados para las víctimas se opusieron. "Si en algún momento 
  el Departamento de Estado creyera que el pleito daña intereses de la 
  política exterior de los Estados Unidos decían debería 
  hacérselo saber al juzgado." A principios de este año, el Departamento 
  de Estado, en otro caso, informó a un juzgado federal que la preparación 
  de un pleito relacionado con violaciones de los derechos humanos en Papua Nueva 
  Guinea podría dañar las relaciones de Estados Unidos con ese país, 
  y el juzgado desestimó el caso. 
  El equipo legal del FIDT también está pendiente de la influencia 
  de Exxon Mobil en el gobierno de Bush. Redactó una moción que 
  destacaba que Exxon Mobil era el segundo mayor contribuyente a su campaña 
  después de Enron. Que James Rouse de la oficina de la empresa en Washington 
  donó cien mil dólares para la toma de posesión de George 
  W. Bush; y que la empresa ejerció presión sobre la Casa Blanca 
  para que destituyera al presidente de una comisión internacional del 
  clima (y la Casa Blanca así lo hizo). "Esto es un mal precedente dice 
  Terry Collingsworth, director ejecutivo de la FIDT. Si un caso sobre derechos 
  humanos tiene que pasar por el Departamento de Estado, eso dará a los 
  abogados defensores otra herramienta para retrasarlo o para que lo desestimen." 
  
  No obstante, Oberdorfer aceptó la sugerencia de Exxon Mobil y escribió 
  al Departamento de Estado: "Como una mayor precaución, en los tensos 
  tiempos en los que estamos viviendo, quisiera saber si el Departamento de Estado 
  tiene una opinión (no vinculante) en el sentido de que este caso pudiera 
  afectar negativamente a los intereses de los Estados Unidos". Le solicitó 
  al Departamento que le contestara antes del uno de julio. 
  Hasta la fecha, no hay indicios de cómo puede contestar el Departamento 
  de Estado. Los abogados de los demandantes especulan sobre que no es probable 
  que los funcionarios de carrera del Departamento sean comprensivos con la compañía 
  petrolera. En el 2000, el Departamento de Estado colaboró con las organizaciones 
  de derechos humanos y compañías energéticas y de explotación 
  minera más importantes para desarrollar un código de conducta 
  para las empresas que trabajaban en países en desarrollo y en los que 
  los gobiernos pudieran estar comprometidos con violaciones de los derechos humanos. 
  La excepción fue Exxon Mobil, que rechazó firmar el acuerdo, algo 
  que no han olvidado los abogados de carrera del departamento. Pero probablemente 
  la decisión la tomarán en un nivel político más 
  alto. Varias organizaciones de derechos humanos y el sindicato de trabajadores 
  siderúrgicos de ya han solicitado al Departamento de Estado que no intervenga 
  en el caso. 
  Así que antes de que un juzgado federal pueda determinar si Exxon Mobil 
  apoyó de hecho a las tropas implicadas en horrorosos abusos y se la declare 
  responsable, hay otra cuestión importante que debe dilucidarse: ¿una 
  multinacional acusada de financiar el terrorismo corporativo puede ocultarse 
  detrás de la guerra contra el terrorismo? 
  Traducció de l'anglès de Víctor Cassi