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21 de junio del 2002
Exportando Enron
Nadia Martinez and Mark Engler 
  
  
  Descripción: Aunque el escándalo de Enron sigue causando 
  estragos en EE.UU. sus operaciones internacionales siguen contando con el apoyo 
  de los organismos financieros internacionales. 
  Descripción: Aunque el escándalo de Enron sigue causando estragos 
  en EE.UU. sus operaciones internacionales siguen contando con el apoyo de los 
  organismos financieros internacionales. 
  Conocemos el daño que Enron ha hecho a la economía de EE.UU. ¿Así 
  que por qué sigue teniendo el derecho de recibir dinero del contribuyente 
  estadounidense? En lugar de revolcarse en la bancarrota, Enron continúa 
  sus actividades internacionales. Y créanlo o no, la empresa, plagada 
  por los escándalos y desacreditada, continúa buscando fondos públicos 
  para sus operaciones globales. 
  Los continuos informes sobre el colapso de Enron han llevado a mucha gente a 
  creer que la corporación ha expirado desde cualquier punto de vista práctico. 
  No es así. La decisión de Enron de pedir protección contra 
  la bancarrota según el Capítulo 11, la llevó a perder el 
  derecho a sus operaciones de comercio con energía en EE.UU. y obligó 
  a la corporación a vender parte de sus activos. Pero gran parte de sus 
  operaciones en el exterior sigue intacta. Aún cuando enfrenta juicios 
  entablados por sus accionistas, e investigaciones del Congreso en Estados Unidos, 
  Enron tiene intenciones de emerger de la bancarrota continuando sus servicios 
  globales de energía. 
  Enron, a través de numerosos consorcios y subsidiarias, continúa 
  manipulando los mercados energéticos en todo el mundo. Sus actuales activos 
  sólo en América Latina incluyen intereses en compañías 
  de gas y electricidad en Brasil y Venezuela, conductos en Colombia y Bolivia, 
  y plantas eléctricas en Panamá, Guatemala, y Puerto Rico. En muchos 
  de esos países, los funcionarios han estado aseverando que los problemas 
  que Enron Corporation tiene en Estados Unidos no afectarán sus operaciones 
  locales. 
  Sumas generosas provenientes del contribuyente estadounidense han ayudado a 
  construir el imperio global de la corporación. Un nuevo informe del Instituto 
  de Estudios Políticos en Washington DC, muestra que desde 1992, los proyectos 
  relacionados con Enron han recibido más de 4.000 millones de dólares 
  en financiamiento del gobierno de EE.UU. Otras fuentes públicas –como 
  el Banco Mundial y el Banco Europeo de Inversiones– contribuyeron otros 3.000 
  millones. 
  Desde cualquier punto de vista, 7.000 millones de dólares es mucho dinero. 
  Pero ahora Enron quiere más. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), 
  una agencia que trabaja con dinero del gobierno, está considerando un 
  préstamo de 125 millones de dólares para una expansión 
  de un gasoducto boliviano que Enron está impulsando a través de 
  un grupo llamado Transredes. Junto con Shell Bolivia, el otro accionista clave 
  en este consorcio, Enron podría beneficiarse en Bolivia a través 
  del uso de fondos públicos para impulsar sus censurables prácticas. 
  
  Tal como sucede en el interior del país, Enron tiene en el exterior una 
  prolongada historia de impulso a la liberalización de la industria y 
  de evasión del control. El gobierno boliviano ha comenzado recientemente 
  una investigación de irregularidades en el proceso mediante el que Enron 
  logró penetrar los mercados energéticos del país. Organizaciones 
  ecologistas y de derechos humanos tales como la Organización de Comunidades 
  Étnicas de Santa Cruz (Bolivia) denuncian el que la propuesta expansión 
  del gasoducto de Transredes pasaría por sectores cada vez mayores de 
  áreas ecológicamente sensibles, tales como las tierras protegidas 
  de los pueblos indígenas de Bolivia. Recuerdan un previo desastre en 
  el que el oleoducto Sica Sica-Arica se rompió en enero de 2000, eyectando 
  miles de barriles de crudo refinado en la cuenca del lago Poopo, antes de que 
  se pudiera proceder a reparaciones. 
  ¿Por qué iba a continuar EE.UU. financiando negocios tan sórdidos? 
  En nombre del "libre comercio," organizaciones financiadas por el gobierno como 
  el BID y el Banco Mundial han pasado más de dos décadas impulsando 
  la privatización de los sectores de la energía y de la electricidad. 
  Desde la administración Reagan, han obligado a los países que 
  desean ayuda al desarrollo a imponer duras medidas de "ajuste estructural" y 
  a liberalizar las industrias. Al mismo tiempo, las corporaciones multinacionales 
  juegan con los gobiernos pobres colocando a los unos contra los otros en la 
  lucha por la tan necesitada inversión extranjera. 
  Como resultado, los servicios públicos han caído crecientemente 
  en manos privadas y las corporaciones como Enron realizan sus negocios con poca 
  o ninguna obligación de dar cuenta en público. La gente corriente 
  sufre al limitar las compañías sus suministros y aumentar los 
  precios, extendiendo la miseria entre los que no pueden permitirse pagar más 
  por servicios que solían ser públicos, como la electricidad, el 
  agua, y la protección de la salud. Esto también causa intranquilidad 
  social. La imposición de aumentos de precios por parte de Enron ha resultado 
  en cortes de luz que en su momento provocaron disturbios en Guatemala y en la 
  República Dominicana, entre otros países. 
  Los miembros del Congreso tendrán una oportunidad de detener el flujo 
  de fondos gubernamentales a Enron, cuando el BID y los otros financistas públicos 
  vengan a solicitar la reautorización. Antes de aprobar más dinero 
  para los bancos, los legisladores pueden insistir en la prohibición de 
  futuros préstamos para los proyectos relacionados con Enron. Esto detendría 
  los proyectos destructivos e irresponsables como el de la expansión del 
  gasoducto boliviano. Una tal prohibición del uso de más dinero 
  del contribuyente para las hazañas internacionales de Enron serviría 
  como un buen primer paso, pero se requieren más para eliminar abusos 
  similares. Las reglas que gobiernan el comercio y la inversión globales 
  necesitan ser alteradas para proteger el interés público. Necesitamos 
  rechazar la ofensiva de las instituciones financieras internacionales tales 
  como el BID y el Banco Mundial para privatizar los servicios públicos 
  e impulsar la liberalización – políticas que invitan a la corrupción 
  del tipo de Enron, y alimentan la injusticia. Y necesitamos expresar la misma 
  reacción ante las fechorías corporativas en el exterior, que manifestamos 
  cuando el escándalo llega a nuestra casa. 
  Nadia Martinez es investigadora en la Red de Energía y Economía 
  Sostenibles en Washington DC (www.seen.org). Mark Engler, un escritor de Brooklyn, 
  ha trabajado previamente con la Fundación Arias por la Paz y el Progreso 
  Humano en San José, Costa Rica, así como en el Programa Público 
  de Intelectuales en la Universidad del Atlántico en Florida. 
  Título original: Exporting Enron 
  Autor: Nadia Martinez and Mark Engler 
  Link: http://www.zmag.org/content/Economy/engler_enron.cfm
  Traducido por Germán Leyens
  Origen: ZNet en español