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Medio Oriente

27 de julio del 2003

Clima de muerte en Palestina

Paul de Rooij
Rebelión
Traducido para Rebelión por Laura Abad

Días antes de ser asesinada por el Ejército israelí, Rachel Corrie calificaba la situación en un campo de refugiados de Gaza de un agobiante "clima de disparos"1. Hoy el problema no son tanto los disparos como el "clima de muerte y destrucción". De hecho, la muerte en Palestina se ha vuelto algo tan rutinario, que no inmuta en absoluto la conciencia de Occidente. Ya hacía tiempo que ni siquiera veíamos los nombres de víctimas palestinas en el New York Times y periódicos similares, pero es que ahora están desapareciendo incluso las estadísticas de mortalidad. Si alguien tiene interés en conocer la brutalidad de los crímenes colectivos cometidos en el pasado ante la indiferencia el resto del mundo, el pueblo palestino, cruelmente desposeído por Israel, supone un buen ejemplo.

Algunas Estadísticas

Un simple vistazo a los periódicos más comunes evidencia que la mayoría de ellos ni siquiera hace alusión a las víctimas mortales que se producen diariamente en los territorios ocupados. Puede que se mencionen, sólo si las fuerzas de ocupación israelíes se embarcan en un acto de atrocidad extrema, pero incluso en ese caso dicha mención desaparece en cuestión de días. Mientras el número de víctimas permanece por debajo de una especie de mágico umbral, parece que éstas no son lo suficientemente importantes como para ocupar a los lectores occidentales. Todo indica que las fuerzas de ocupación israelíes están sacando provecho de la regularidad de dichas muertes. Las estadísticas revelan los siniestros actos criminales perpetrados contra los palestinos de manera regular, que han tomado un carácter crónico. Los gráficos a continuación intentan ofrecer una perspectiva más realista de lo que está ocurriendo sobre el terreno y cuál es la verdadera naturaleza de la ocupación.

El gráfico 1 muestra la media de asesinatos por día durante la intifada, más o menos 2 palestinos asesinados cada día, cifra que ha venido aumentando ininterrumpidamente hasta alcanzar la actual, de 2,6/día (ver la linea de tendencia). Ha habido subidas, por ejemplo durante la destrucción de Yenín (abril de 2002), cuando la media alcanzó los 8,2 palestinos asesinados cada día2. N.B. Estos datos no incluyen a los luchadores de la resistencia palestina, (sí, despachémoslos con la deshonrosa denominación de "militantes"), asesinados por las fuerzas de ocupación. La media de asesinatos por día en junio de 2003 se sitúa, a 16 de junio, en 3,4; ésta es la estadística desde que se aprobaron las negociaciones de la Hoja de Ruta. Si esta tasa de muerte se hubiera dado en Estados Unidos, semejantes cifras habrían causado indignación y resultado intolerables. Cuando se dan en algún otro lugar y en beneficio de los israelíes, entonces estas muertes pueden ignorarse. Chomsky y Herman utilizan el término de víctimas "indignas" para referirse a aquéllas resultantes del terrorismo de estado practicado por "uno de los nuestros". Son víctimas cuya desgracia no se considera lo suficientemente importante como para aparecer en los periódicos de gran tirada como el New York Times. En el contexto actual, no cabe duda de que los palestinos son víctimas "indignas". [2.1]



El gráfico 2 muestra el porcentaje de heridos por munición real, cuya tendencia es claramente ascendente. La represión israelí ha disminuido el uso de balas "de plástico o goma" para optar por la fuerza letal. Hoy, los francotiradores israelíes en Gaza disparan sus armas arbitrariamente, resultando víctimas a menudo palestinos de cualquier edad.

Este gráfico presenta también los diferentes descensos en el "ratio del uso de munición real", como por ejemplo el que se detecta en junio de 2003. Esto se explica si tenemos en cuenta que nos encontramos en el período de los llamados "ataques selectivos", durante el cual la mayoría de las víctimas son resultado de ataques realizados desde helicópteros artilleros contra campos de refugiados densamente poblados, hiriendo y asesinando a menudo a transeúntes. En ocasiones, como ocurrió en Khan Yunis (7 de octubre de 2002), los transeúntes se convirtieron también en blanco de los disparos. En el caso de que el New York Times mencione estas víctimas, se referirá a ellas como "muertos durante el confrontamiento entre israelíes y militantes ".



El gráfico 3 registra el ratio de heridos y víctimas mortales por mes. Durante el curso de la intifada, éste ha disminuido de 43 a aproximadamente cinco heridos por cada fatalidad. Esto pone de relieve, no sólo el cambio en la naturaleza de la resistencia a la ocupación israelí, sino también la nueva respuesta de las fuerzas de ocupación a la resistencia palestina. Al comienzo de la intifada, numerosos jóvenes palestinos hacían frente al ejército israelí. Muchos de ellos resultaban heridos, y hoy decenas de miles están mutilados o lisiados a consecuencia de las armas letales. Actualmente, pocas manifestaciones llegan a confrontar el ejército -la gente llega a hartarse de resultar muerto o herido. Quizás una interpretación del gráfico más realista, y a la vez más siniestra, es que el ejército israelí está más decidido a matar. El gráfico 1 lo corrobora y muestra el constante aumento de la tasa de muertes. El gráfico 2 es incluso más rotundo: refleja el cambio en las tácticas utilizadas por las fuerzas de ocupación; el uso de balas de plástico y de goma ha cedido el paso a la munición real, que se dispara a la cabeza o el torso (la forma más común de matar a alguien hoy en día). Sin embargo, sería un error dejarnos engañar por la inocua denominación de las "balas de plástico" y creer que sólo sirven para dispersar a las multitudes. Dichas balas poseen un núcleo de cinc y cristal recubierto de plástico -son verdaderas balas recubiertas de plástico. Durante los primeros 100 metros, son más rápidas que las normales "de alta velocidad" y por lo tanto, su impacto resulta extremadamente más dañino para la víctima. Otro aspecto pernicioso de las balas de plástico es que los soldados se sienten más desinhibidos al utilizarlas.



Sólo para dejar algunas cosas claras...

Las fuerzas de ocupación israelíes tienen cierta tendencia a disparar a las ambulancias y a cometer abusos contra sus trabajadores y el personal médico. Da fe de ello la fotografía de Daymon Hartley, en la que vemos cómo los soldados israelíes golpean a un grupo de enfermeros que habían acudido en auxilio de un joven herido.



Soldados israelíes golpean a miembros del personal médico cuando éstos intentan rescatar a un joven palestino herido. Campo de refugiados de Jabalya (Gaza) durante la primera intifada. Foto: ©daymonjhartley.com

Desde el comienzo de la intifada hasta el 13 de junio de 2003

Total de ataques contra ambulancias

253

Total de ambulancias con daños o desperfectos

118

Total de personal de ambulancias herido

192

Total de personal de ambulancias asesinado

3

Total (registrado) de accesos denegados a ambulancias

920

Fuente: PRCS; www.palestinercs.org

Y pensábamos que las cosas no podían empeorar...

Puede que desde diferentes sectores, se nos intente hacer creer que la situación en los territorios ocupados va a mejorar ahora que el Presidente Bush ha aprobado oficialmente la Hoja de Ruta. Sin embargo, al mismo tiempo, las fuerzas de ocupación israelíes están haciendo inmensos esfuerzos para eliminar cualquier testigo de sus actividades en los territorios palestinos ocupados. Es decir, cada vez es más difícil para voluntarios y personal humanitario presenciar y oponer resistencia a las acciones de las fuerzas de ocupación. Los extranjeros cada vez encuentran mayores obstáculos para acceder a los territorios ocupados. Si la situación realmente fuera a mejorar... ¿por qué este empeño israelí en deshacerse de posibles testigos?

¡ Ya estamos otra vez!

Amnistía Internacional, la Madre Teresa de las organizaciones de derechos humanos, es conocida por sus largos silencios y sus moderadas declaraciones en relación con el conflicto de Israel y Palestina. El gráfico 4 indica el número de días transcurridos y de muertes registradas desde el último informe de Amnistía Internacional. A 18 de junio, han pasado 227 días, durante los cuales contabilizamos 528 muertes3. Dada la enorme y flagrante violación de los derechos humanos que se está cometiendo, sería de esperar que AI denunciase la situación. Es especialmente preocupante el hecho de que el número de víctimas mortales entre los distintos informes no deje de incrementarse. Es decir, considerando la gravedad y el carácter crónico de la situación, lo suyo sería que se llevara a cabo un seguimiento más exhaustivo del asunto, y por lo tanto, que se hicieran públicos más informes. Por otro lado, también sorprende el hecho de que, a pesar del enorme número de palestinos encarcelados durante períodos indefinidos, sin cargos ni juicio, sólo un puñado de ellos cuentan con la atención de los voluntarios de AI. La lista redactada por AI de "presos de conciencia" en Cuba es bien larga, en contraste con la de Palestina, que se limita a dos casos4.



Sorprendentemente, AI también guarda un extraño silencio en cuanto a la derogación de facto de la Cuarta Convención de Ginebra por parte de Estados Unidos e Israel. Aunque ni estadounidenses ni israelíes han declarado formalmente su invalidez, es evidente, a juzgar por sus acciones, que se están violando las Convenciones de Ginebra. De hecho, Israel ha violado todas las disposiciones a excepción de una.

El último comunicado de prensa de AI (5 de junio de 2003) es mejor que la mayoría. En él podemos leer: "Tanto israelíes como palestinos tienen el deber de respetar los derechos fundamentales, se encuentren o no en un proceso de paz. Su obligación de acatar las leyes internacionales no puede depender del cumplimiento de dicho proceso o de cualquier otra consideración política. [...] Los principios internacionales de los derechos humanos, así como las leyes humanitarias prohiben el asesinato de civiles." AI continúa otorgando a ambas partes igual responsabilidad en el conflicto, pasando por alto el hecho de que Israel es la fuerza de ocupación, y a la que se le han impuesto obligaciones específicas en las Convenciones de Ginebra. El mismo informe declara también que "la toma de medidas concretas para poner fin a dichos abusos, algunos de los cuales constituyen crímenes de guerra y crímenes contra la Humanidad, corresponde a la ley internacional y no puede depender, en ningún caso, del cumplimiento de la Hoja de Ruta o de cualquier otro proceso político..." A primera vista, parecen unas declaraciones bastantes directas y claras, pero se puede percibir en ellas la tendencia de AI a no presentar acusaciones o condenas directas. En la mayoría de los casos, parece que las acusaciones de AI por crímenes de guerra pueden ir dirigidas tanto a israelíes como a palestinos, olvidando una vez más que Israel es la fuerza de ocupación. Por último, los crímenes más graves, aquéllos "contra la Humanidad", nunca se le imputan abiertamente a Israel. Esta acusación sólo sale a la luz claramente cuando se habla de la violencia palestina5

(Para una ampliación del debate en torno a AI, véase:
Say It Isn´t So).

Víctimas indignas

A pesar de la desesperada situación que sufren los palestinos sobre el terreno y las décadas a lo largo de las cuales han sido desposeídos de sus tierras, aún encontramos auténticas legiones de apologistas dispuestos a camuflar las actividades israelíes a muchos niveles. Una pequeña búsqueda en internet pone de manifiesto la proliferación de estos grupos de presión, que se dedican a realizar sorprendentes acusaciones en los medios de comunicación. Es curioso cómo algunos de ellos rechazan cualquier visión de los palestinos como víctimas, reservando este papel exclusivamente a los israelíes. Alzan la voz contra aquéllos que distinguen entre la muerte de un palestino a manos de las fuerzas de ocupación y la de un israelí a manos de un palestino. Según ellos, protestan contra una "equivalencia inmoral". Su objetivo es que Israel sea considerado como la víctima o, en el peor de los casos, que se equipare la calidad moral de los israelíes a la de los palestinos. Cada vez que se habla de los palestinos como víctimas, estos apologistas despliegan sus armas de presión y acoso sobre los medios de comunicación, hasta conseguir lo que ellos consideran "equilibrio".

Es muy probable que hayan ejercido su presión sobre Amnistía Internacional a este respecto, ya que la organización equipara la naturaleza de la violencia de israelíes y palestinos. Es decir, condena por igual la muerte de una palestino y la de un israelí. Por otro lado, también hace un llamamiento "a ambas partes para que se respeten los derechos humanos". La respuesta del profesor Honderich a esto es reveladora: "Todo el mundo debería protestar contra la terrible imparcialidad de algunas declaraciones, como las de Amnistía Internacional. Esas aspiraciones de "equilibrio" deberían indignarnos a todos. En el sentido literal de las palabras, no se puede hablar de imparcialidad o equilibrio en el caso por ejemplo de un violador que pone un cuchillo en la garganta de su víctima. Al violador no pueden concedérsele derechos en cuanto a si debe detenerse o ser detenido. La analogía con Israel no es en absoluto exagerada, sino exacta."6

Bajeza moral

Alguien preguntó alguna vez cómo puede ser que se cometa un genocidio sin provocar la indignación pública. No es un misterio. Todos hemos sido testigo de numerosos sórdidos acontecimientos en el pasado reciente, como el genocidio de Ruanda, que apenas perturbó las reuniones y cócteles de liberales. Incluso engendró un nuevo término: "compassion fatigue" ("agotamiento de compasión"). El 5 de junio fue el 36º aniversario de la ocupación del West Bank y Gaza, una incesante campaña que ha ido expulsando gradualmente a los palestinos de su tierra. Cada mes mueren decenas de palestinos. Otros tantos resultan heridos o mutilados, y ven cómo sus casas son derruidas. Actualmente se está construyendo un grotesco muro de ocho metros de altura con el único propósito de dividir el poco terreno que podría constituir la base de una negociación. Hay que dejar claro que no se trata de una valla, sino de un auténtico muro que aísla a miles de palestinos de sus vecinos de pueblos colindantes -nueva estratagema ideada por Israel para expulsar a la gente de su tierra, incluyendo a los palestinos que viven dentro de Israel. Como decía recientemente Jeff Halper, el coordinador del Comité Contra las Demoliciones de Casas, "los bulldozers trabajan 24 horas al día"7, y estamos hablando de unos 500 o más. Así que he aquí el ejemplo de cómo pueden tener lugar terribles actos contra millones de personas y, en lugar de provocar la indignación pública, la gente se limita a ver, oir y callar.

Mientras tanto, ciertas comadrejas cierran los ojos ante esta situación y se dedican a reprender a todo aquél que alce su voz contra ella. Elie Wiesel, el superviviente profesional del Holocausto, se lleva la palma. No tiene absolutamente ninguna intención de reconocer o, por lo menos, comentar lo que les está ocurriendo a los palestinos, y si se le pregunta por su dudosa postura, se va por las ramas afirmando que no le corresponde a él hacer ninguna crítica de Israel. Lo que Wiesel profesa es el "culto del recuerdo", una inútil interpretación de la historia que ignora la valiosa experiencia de mensaje y conocimiento universal que ésta nos brinda. Corriendo el riesgo de trivializar la historia, gente como él limita las lecciones, de carácter universal, que podemos aprender del Holocausto, reduciéndolas a un "Hueco-causto".

El año pasado Jonathan Sacks, el principal rabino de Londres, hizo unas declaraciones bastante moderadas en relación con los palestinos. Dijo que la ocupación estaba teniendo unos efectos moralmente perjudiciales para los judíos israelíes. No es casualidad que no mencionara para nada lo que se les está haciendo a los palestinos. Tan pronto como hizo públicas sus palabras, tuvo que hacer frente a distintas críticas, que le obligaron a retirar lo que había dicho de inmediato8. Un mes más tarde, se dedicaba a presionar al Primer Ministro británico Tony Blair, para que reprimiera las protestas contra Israel, que estaban surgiendo en las universidades del Reino Unido. He aquí alguien que apenas osa levantar su propia voz, pero muy capaz de presionar al Primer Ministro para que limite la libertad de expresión en todo el Reino Unido. Ejemplos de fraudes morales como éste nos dan una idea de cómo se mantuvo a la Iglesia bien callada con respecto a los nazis. Aquí tenemos un caso similar. El mayor problema es esa incapacidad para alzar la propia voz. Los halagos y buenas palabras de la esfera de poder es la otra parte del problema.

La mujer del Primer Ministro británico, Cherie Blair, abogada y mujer inteligente, no suele hacer muchas declaraciones. Sin embargo, el año pasado, comentó refiriéndose a los palestinos que "mientras haya jóvenes sin más esperanza que volarse a sí mismos por los aires, no se realizará ningún progreso". Un aluvión de críticas procedentes de la prensa de derechas y pro-israelí consiguió que, al día siguiente, el gabinete de Tony Blair se retractara de dichas declaraciones sin dar ninguna explicación. Blair, al que todos vemos como el niño bueno, religioso, practicante, sincero y moralista, se retractaba de las palabras de su mujer. El pecado de las mismas era explicar por qué la gente llega a adoptar conductas desesperadas. En el momento en el que intentamos entender las causas de la violencia, estamos humanizando a los palestinos y, por lo visto, esto supone cruzar la línea, algo simplemente inaceptable para los defensores de los israelíes.

En cuanto al comportamiento de Tony Blair, hay otra cuestión incluso más importante. Como el ministro de Asuntos Exteriores, Jack Straw, afirmaba recientemente, "muchos de los problemas a los que ahora tenemos que hacer frente son consecuencia de nuestro pasado colonial" y "...éste no nos honra en su totalidad" ¿Si Blair ni siquiera es capaz de apoyar las más suaves declaraciones de su mujer, cómo vamos a esperar de él un apoyo a los palestinos en las negociaciones, por no hablar ya de un defensa a los principios más valiosos? Tony Blair está más preocupado por su imagen en la prensa de derechas, que por la defensa de los principios y el pago de la deuda histórica del Reino Unido para con el pueblo palestino.9

La ética de empresa de Caterpillar nos ofrece una interesante materia de estudio. Uno debería visitar la página web de Caterpillar y admirar la sección de "Responsabilidad Social" o echar un vistazo a su ampliado código de conducta. Obviamente, el hecho de incorporar la ética de los negocios a su espíritu de empresa (o al menos a su página web) no es más que pura fachada. Mientras que por un lado hace alarde de nobles ideales, por el otro está suministrando a los israelíes bulldozers blindados D9 y D11 (de 60 toneladas), que reducen a escombros los territorios ocupados10. Utilizando los más pobres pretextos, o incluso sin justificación alguna11, estas máquinas derriban cada día numerosas viviendas y arrasan cantidades de olivares y huertos. En definitiva, Caterpillar tiene bastante que ver en la miseria y destrucción que sufre la zona. Asimismo, Caterpillar provee también parte de la maquinaria utilizada para levantar el horrendo muro de 1000 kms de largo y 8 m de alto12. Es decir que con su maquinaria, se está levantando un muro que encarcelará a la totalidad de un pueblo en pleno siglo XXI.

· Sobre la conciencia de Caterpillar pesa también el asesinato de Rachel Corrie, que fue aplastada por un bulldozer cuando intentaba defender una casa. Quizás a Glen A. Barton, presidente de Caterpillar, le gustaría debatir la responsabilidad social de la compañía en su apoyo a la sangrienta empresa de Sharon. Sin embargo, las reuniones de accionistas se hacen a puerta cerrada, y las cartas e emails a los representantes de la empresa nunca obtienen respuesta. Sólo nos queda asumir que el Sr. Barton no está dispuesto a permitir que un poco de conciencia social se interponga en el camino de los negocios. Lo menos que podría hacer es eliminar de su página web la escandalosamente hipócrita sección de "Responsabilidad Social".

Es la bajeza moral de determinados sectores, especialmente en Estados Unidos, lo que hace posible que siga adelante la ocupación de la tierra palestina y que su pueblo continúe siendo desposeído. Mientras que unos aportan el respaldo intelectual y otros obtienen la financiación del bolsillo del ciudadano americano, otros se ocupan de manipular los medios de comunicación y, finalmente, un grupo de empresas suministra el material. Es poco probable que estas legiones de hipócritas lleguen a sufrir de primera mano la venganza de aquéllos que han sido desposeídos, difamados y calumniados a través de los años. Su violencia hará surgir en esta asquerosa banda gritos de terrorismo y otras falsas acusaciones. No hay violencia sin causa y uno esperaría de nuestros amigos americanos que, por una vez, reflexionen sobre su responsabilidad en este largo y trágico episodio. Es urgente, sobretodo, detener la financiación estadounidense de las actividades israelíes.

Acompañando a este clima de muerte, en Palestina hay también un clima de fétida podredumbre. Y nos rodea.

Paul de Rooij es economista residente en Londres y se le puede escribir a
proox@hotmail.com (NB: Todos los adjuntos serán borrados automáticamente)




Notas

1-
"Le pregunté a Rachel [Corrie] cómo era el ambiente nocturno en el campo de Brazil. ´Oh, por la noche hay normalmente un clima de tiroteos. Pero nada más´ lo describió casualmente.
--Ben Granby,
Nightmare in Rafah, Counter Punch 7 de marzo de 2003.

2- Hay que señalar que nunca hubo una investigación oficial e independiente del número de palestinos fallecidos en la época de la masacre de Yenín. Numerosos palestinos fueron asesinados, pero no sólo en Yenín, sino también en otros lugares. Puede que nunca llegue a conocerse el número total de muertos durante este período, ya que Israel impidió las investigaciones de la ONU. Ni los informes de Amnistía Internacional, ni los de Human Rights Watch sobre Yenín son concluyentes, ya que se quedan en una mera especulación sobre el número total de muertos y heridos. Ambas organizaciones tienen una trayectoria un tanto dudosa, habiéndose mostrado proclives a suavizar las acciones de Israel. Por lo tanto, sus informes sobre lo ocurrido en Yenín y el número de muertos no pueden aceptarse como definitivos.

[2.1-] Los datos pueden consultarse en la
website de la Palestinian Red Crescent Society, así como otros informes y estadísticas actualizadas. De todas formas, es importante destacar el vacío que hay en los meses de marzo y abril de 2002, coincidiendo con el ataque israelí a Yenín. A los efectos de este informe, este vacío se contabiliza como cero, lo cual significa que el número real de heridos y muertos es mucho mayor al de las cifras aquí recogidas.

3- Aquí sólo se incluyen los informes relativos a los derechos humanos palestinos. Los israelís fueron excluidos. La razón es muy simple: el autor opina que es inadmisible equiparar la violación de los derechos humanos del ocupante con aquéllos del ocupado/víctima. Por el contrario, Amnistía Internacional y Human Rights Watch equiparan los derechos de ocupante y ocupado.

4- La website de Amnistía Internacional hace sólo dos referencias a los presos de conciencia palestinos (MDE 15/047/2001; MDE 15/31/2001) y otras dos a " posibles presos de conciencia" (MDE 15/112/2001; MDE 15/082/2001, MDE 15/093/2002) Para ser considerado preso de conciencia, se requiere no estar implicado en actos de violencia, asociado a ciertos grupos y no haber mostrado resistencia alguna a la ocupación. Son muchos los palestinos que se pudren en la cárcel por el mero hecho de haber sido líderes de su comunidad. Se les detiene y sentencia arbitrariamente, sin cargos ni juicio. La literatura y las campañas de Amnistía Internacional no tienen sitio para estos datos.

5- Por ejemplo, Without Distinction, julio de 2002; redactado en el tono prudente característico de Amnistía Internacional (refiriéndose a los palestinos): "... tales violaciones coinciden con la definición de crímenes contra la humanidad recogida por el derecho internacional.

6- Ver
entrevista con Ted Honderich.

7- Jeff Halper declaró que el objetivo de Sharon es integrar el West Back en Israel, para que no haya marcha atrás, "Los bulldozers están trabajando 24 horas al día con el fin de llevar a cabo dicho plan. Declaraciones realizadas durante una charla que se celebró en Londres el 29 de mayo de 2003.

8- La
entrevista contiene la siguiente declaración: "No se puede ignorar un mandamiento que se repite 36 veces en los Libros Mosaicos: ´Has sido exiliado para que sepas lo que es ser un desterrado´ A mi parecer éste es uno de los fundamentos de cualquier estado fiel a los principios del Judaísmo. Por lo tanto, la situación actual es cuanto menos trágica, ya que está conduciendo a Israel a posiciones incompatibles a largo plazo con sus ideales más profundos". Sí, ¡eso es! Recordemos que el rabino Sacks envió una carta al periódico The Guardian retirando estas declaraciones (información confirmada por el autor del artículo, Jonathan Freedland). No es la primera vez que Sacks se retracta de sus palabras, sino que ya lo había hecho unas cuantas veces (por ejemplo, véase Recantation).

9- Tony Blair y su cuadrilla son muy aficionados a los halagos que reciben de la prensa de derechas, especialmente de los tabloides de Murdoch. Éstos constituyen una institución perniciosa que mancilla el nombre de la prensa. Es cuanto menos irónico que un Primer Ministro laborista que, se supone, debería posicionarse en la izquierda, sea defendido por la derecha y criticado por sectores de centro e izquierda.

10- El D9 pesa 47,2 toneladas y mide 3,9 metros de alto. Cuenta con una cuchilla de 1,8 metros de alto y 4,2 de largo. Su precio es de $500.000. Existe una nueva versión que pesa 50 toneladas más a la que, sin embargo, los israelíes añaden una coraza blindada que eleva su peso a más de 60 toneladas. El D11 es un monstruo aún mayor -en su cuchilla se puede incorporar un SUV de gran tamaño. Caterpillar se embolsa $2,1 millones por cada uno de ellos. La cuenta corre a cargo del contribuyente americano.

11- Ver Amira Hass:
We don´t Raze Homes for no Reason.

12- Ran Ha´Cohen,
The Apartheid Wall, Dissident Voice, 21 de mayo de 2003. Éste artículo es muy importante y ofrece un mapa en el que se puede apreciar la escala y naturaleza del proyecto. Es importante recalcar que la supuesta longitud del muro cambia todos los meses -según los últimos antojos de Sharon y compañía, para adaptarse a las nuevas medidas de castigo o satisfacer los deseos de los agradables moradores.
También es importante el artículo de Neve Gordon,
Land Theft & Confinement: The Bad Fence, Counter Punch, 30 de mayo de 2003. On Israel´s Separation Fence, de Meron Rappaport, nos ofrece la mejor perspectiva general sobre el muro: "... en un día cualquiera, puede haber hasta 500 bulldozers trabajando, levantando uno de los mayores proyectos de la historia del país, quizá el mayor de todos".