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Latinoamérica

10 de octubre del 2003

8 meses del gobierno Lula
¿Adónde va Brasil?

Betto Barros
A luchar por el Socialismo n.º 15
Co-presidencia del ALCA con Bush, expulsión de los "radicales" del PT, reforma de la Seguridad Social y ataques a los trabajadores. Mucho más... ¡de lo mismo!

E
n definitiva, que el gobierno Lula no tenía ningún "plan B" en el cajón. Después del comunicado conjunto firmado el 20 de junio por Lula y Bush -co- presidentes de la negociación para formar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)-, donde se acuerda la implantación del ALCA en enero de 2005, ya se hacen insostenibles las afirmaciones de distintos sectores de izquierda de que éste era "un gobierno en disputa". El ALCA es una amenaza a la débil soberanía de los países de América Latina y, si fuera aprobado, convertirá a Brasil en una colonia de EE.UU., causando más privatización, hambre y paro.

La foto de Lula y Bush sonrientes, dándose las manos en Washington -justo después de la ocupación militar de Irak - es más que sintomática: Representa el cierre de un ciclo histórico en el cual el Partido de los Trabajadores (PT) significaba un referente de lucha y su reconversión en un importante pilar de sustentación del imperialismo en Brasil.

¿Adonde va el gobierno Lula?

Para responder a esta pregunta nada mejor que recurrir al "análisis concreto de la situación concreta". De enero a mayo de este año, el gobierno federal, los estados y municipios "economizaron" R$ 37 billones para así pagar la deuda publica interna, lo que significó el 5,73% del Producto Interior Bruto (más que los 4,25% exigidos por el FMI). Como siempre, no fue suficiente para pagar incluso los intereses de la deuda, que alcanzaron R$ 65,3 billones, equivalentes al 10,12% del PIB. Vale la pena notar que esta cifra es superior a todas las "economías" que el gobierno Lula espera obtener de la reforma de la Seguridad Social en los próximos 30 años ( R$ 56 billones).

"Sin romper con el ALCA, el FMI y la burguesía no habrá cambios"

Para crear 10 millones de puestos de trabajo, como prometió, el gobierno debería generar en 2003 al menos 2,5 millones. Sin embargo, hasta julio, más de 580 mil nuevos trabajadores quedaron desocupados. El paro alcanza a más del 13% de los trabajadores y, si se añade la "desocupación oculta" ( trabajadores que ya desistieron de buscar trabajo, "informales" y sin contrato) el índice supera el 20%. Al mismo tiempo, los banqueros se aprovechan de las mayores tasas de interés del mundo, aprovechando la política de endeudamiento para invertir sin riesgo en títulos públicos y acumular sumas astronómicas.

Si la "Carta de Intenciones al Fondo Monetario Internacional" ya era un escándalo de entreguismo, las Directrices Presupuestarias y el documento "Políticas Económicas y Reformas Estructurales" del Ministerio de Hacienda, son prácticamente una traducción literal de los planes del FMI y del llamado "Consenso de Washington II" -un ajuste estructural aun más regresivo que el primero.

Plantean, hasta 2006, tasas de interés estratosféricas, un aumento del llamado "superávit primario" y el pago de la deuda externa, yendo mucho más lejos que la política neoliberal de Cardoso. Lula está tramitando también la "independencia" del Banco Central, presidido por Meirelles, ex-presidente del Bank of Boston. ¿Si el objetivo es "cambiar el modelo económico", incluso con "paciencia", por qué se entrega la máxima autoridad monetaria a un representante de las corporaciones financieras yanquis?

El "estado del arte"

El presupuesto de la reforma agraria fue reducido de R$ 462,6 millones a R$ 162 millones. Del objetivo de 60 mil familias "asentadas" en 2003, sólo se realizó el 5%, o sea, 4.810 familias. Muy lejos de la demanda del Movimiento de los Sin Tierra (MST) de instalar a 90 mil familias y más lejos aún de las necesidades de las 149 mil familias acampadas por todo el país.

En este contexto, programas tipo "Hambre Cero" y "Analfabetismo Cero", no pasan de políticas compensatorias, volcadas a los sectores más absolutamente miserables, según los moldes del Banco Mundial. Al contrario de acabar con la pobreza y la miseria, estas políticas, si llegaran a concretarse (¡hasta ahora no salieron del papel!), no tienen otro objetivo que evitar explosiones sociales.

"Reforma para banquero, ¿qué es eso compañero?"

El caso de los parlamentarios radicales Heloísa Helena, Luciana Genro, Babá y João Fontes, es ejemplar. La "máquina de ilusiones" petista, engrasada por una avasalladora ofensiva propagandística, ha intentado a toda costa convencer a la población de que la (contra)reforma de la Seguridad Social persigue "poner fin a privilegios" en el sector.

Pero nada más lejos de la verdad. El gobierno, para continuar beneficiando a los verdaderos privilegiados, ataca a los trabajadores de los servicios públicos rompiéndoles derechos sociales como la paridad, aumentando la edad mínima de la jubilación, reduciendo las pensiones y aún abriendo espacio a la privatización, a través de los fondos de pensiones. Estos fondos privados serán controlados por los bancos que, además de beneficiarse de los intereses de la deuda, también se lucrarán con esta "reforma" dictada por el FMI.

A los diputados que han defendido la Seguridad Social pública, bandera histórica del PT, se les acusa de "radicales",se les ha apuntado el dedo acusador y señalado la puerta de salida, la expulsión, por negarse a votar una propuesta de enmienda constitucional que patrocinó el gobierno Cardoso (!).

Nada será como antes...

El movimiento de huelga de los funcionarios públicos contra la reforma de la Seguridad Social no es una lucha cualquiera. En verdad, ha sido una verdadera "divisoria de aguas" en la historia del movimiento de masas brasileño. Se trata del primero sector que se levantó contra la ofensiva neoliberal del imperialismo que -para perplejidad de los trabajadores - está siendo encabezada por el gobierno Lula.

Es imprescindible saber de qué lado estamos y comprender que la victoria de los trabajadores depende de la derrota de este gobierno que, definitivamente, no es nuestro. Los trabajadores de los Servicios Públicos (una de las bases sociales históricas y fundacionales del PT) han empezado un movimiento de ruptura con el gobierno y con el PT. Su rabia se ha traducido en escenas de ruptura pública de sus carnets de afiliación al PT, quema de banderas del partido o carteles con la inscripción "PT=Partido de los Traidores". Presionado por la inminencia de la Marcha a Brasilia el gobierno maniobró para adelantar la votación de la Cámara de los Diputados a la madrugada del día previsto, evitando la presencia de los manifestantes. La llegada de estos fue recibida con un impresionante operativo represivo: helicópteros, gas lacrimógeno, caballería, fuerzas policial y militares.

Por un nuevo partido de clase

La izquierda socialista y revolucionaria brasileña se encuentra ante de un reto histórico decisivo. Está en curso un fenómeno de ruptura con el PT de millares de militantes, que no aceptan los cambios vividos por este partido.

Necesitamos un nuevo partido socialista que unifique a la izquierda revolucionaria brasileña. Y este proceso no puede limitarse a dirigentes o corrientes organizadas, sino privilegiar la discusión democrática desde la base militante. Este nuevo partido ha de ser fruto del debate y de la intervención común y ser levantado con plena consciencia de las desviaciones que llevaron al oportunismo electoralista del PT.

Más que la voluntad de los dirigentes, es la decepción y la revuelta de millares de militantes la que da el impulso mayor a este proceso. La anunciada expulsión de los radicales del PT es parte de todo esto. El PSTU - sección brasileña de la LIT-CI - defiende la necesidad de construir un nuevo partido. Queremos sumar nuestras fuerzas para lanzar un Movimiento por la Construcción de un Nuevo Partido, que sea una alternativa para agrupar a toda la militancia revolucionaria, para impulsar la lucha y llevar la discusión, para definir democráticamente el programa y el Partido que queremos construir: un partido de clase, de lucha, socialista y revolucionario.