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Latinoamérica

¿DOS BOLIVIAS?

DESLINDE, 26-10-03, J. Ríos R.

En los 32 días que el mundo entero tuvo los ojos puestos en Bolivia han circulado profusamente las opiniones y los análisis de quienes, por los vínculos histórico-culturales y de sangre tratamos de seguir de cerca el desarrollo de las luchas del pueblo boliviano.
En ese sentido, leí con mucha atención un artículo publicado el 21-10-03 en "Rebelión", que hace un enfoque de "2 Bolivias". Como peruano conozco perfectamente el problema, aquí hemos hablado, cuantas veces, de los "2 Perús", del "Perú Profundo", de los "2 mundos", y tantas otras formas de decir la misma idea, la idea dualista.
Es cierto, que en nuestros países hay una realidad moderna y otra, arcaica, mas es demasiado simplificador reducir el fenómeno a la apariencia (moderno/arcaico). Pues hay más escenarios en estas formaciones sociales nuestras, se pueden distinguir por lo menos 3 segmentos: uno, el que está directamente vinculado a la penetración capital-imperialista, como es el caso de los enclaves del capital extranjero y las grandes ciudades; otro, el segundo, aquel que no estando directamente vinculado al capital extranjero se vincula a través del mercado, como es el caso del agro, y, un tercer segmento, de escasa e inclusive nula vinculación con el capitalismo (en estos inicios del siglo XXI, este sector está en proceso de incorporación al mercado local y mundial).
No obstante lo señalado, a grandes rasgos, en un esfuerzo de simplificación, es posible aceptar que existen "2 realidades" dentro de nuestras formaciones sociales, mas dentro de cada una de ellas existen a su vez 2 sectores (los de arriba y los de abajo). Por lo que más que hablar de "2 Bolivias" o "2 Perús", cabría, en esa lógica de análisis, hablar de "4 Bolivias" o "4 Perús". Ello tiene su importancia, como vamos a ver en lo que sigue.
En primer lugar, en el "país profundo", como se suele decir, en ese mundo arcaico, atrasado, olvidado, etc., como se dice de varias formas, hay clases dominantes y clases dominadas. No es posible (como se ha hecho frecuentemente) defender el mundo campesino en bloque, como si fuera una realidad monolítica, sin escisión en clases sociales, como si no existieran en su seno elementos capitalistas a su vez, como si el proceso de diferenciación social no generara su propia burguesía, indeteniblemente.
Este es un primer error (muy característico en el indigenismo, en el indianismo, y todas las variedades y vertientes étnicas, que soslayan el contenido clasista del mundo rural de nuestros países).
Este error puede pasar desapercibido y no ser tan funesto, salvo confundir las cosas y perder de vista el panorama histórico-social y el porvenir del movimiento de las clases en lucha.
En segundo lugar, en cuanto al sector "moderno", aquel de los enclaves, o de los centros industriales y comerciales, y el de los centros urbanos desarrollados en el proceso de expansión demográfica latinoamericana, igualmente existe la clase obrera, el proletariado industrial, en todos los sectores en que éste existe, grandes y medianas empresas, como en la pequeña empresa. Existe, por otro lado, un sector como el de la pequeña burguesía asalariada, cuyas condiciones de existencia se asimilan en parte a las del proletariado, hasta determinado nivel de salario, y la pequeña burguesía propietaria, como capas populares. Tomar a este sector en bloque, contraponerlo al otro, el del "país profundo" es un error de la mayor magnitud. Veamos porqué.
Los movimientos sociales de los últimos años en Bolivia han movilizado a sectores tradicionales del sindicalismo nacional, a los que se agrega el del proletariado agrícola cocalero. Estos movimientos dotados de organización sindical, lograron en febrero como en septiembre altos grados de movilización social, en sectores del país profundo (aunque en esto contamos también al proletariado minero, que no obstante estar dominado directamente por el capitalismo, tiene una vinculación muy fuerte con el campesinado, de donde emerge el trabajador de las minas).
A la contraposición modernidad/arcaicidad se agregó el tema de moda, el de la cosa étnica, la retrógrada cuestión racial, lo que aparentemente le dio más fuerza y explosividad a las luchas populares.
Mas cuando la confrontación pueblo/gobierno llegó a su punto más alto (en los últimos 32 días, previos a la caída del "Goni"), las fisuras atizadas desde el hemisferio norte, pusieron límites a la expansión de la unidad del campo popular, inevitablemente. Ello atizado por las declaraciones del presidente venezolano, respaldadas por organismos internacionales que nunca suelen salir en defensa de los oprimidos si no es dando puntada con hilo.
El desenlace de la convulsión social en Bolivia, cambiando un presidente por otro, sin desplazamiento de clases en el Poder, ha puesto las aguas a su nivel, el neo-liberalismo sigue en pie, y el gas en subasta, vía Chile inclusive. Y Carlos Mesa, el sucesor, ha continuado moviendo el tema étnico, hace poco dijo, "un indígena debería ser Presidente", igual que Evo Morales, declarando que "los indígenas deben tomar el Poder".
¿Son los llamados "indios" la solución a los problemas de Bolivia? Para responder basta ver el ejemplo del Perú, Toledo es tan mal o peor gobernante que los anteriores (inclusive que Alan o Fujimori).
El problema no es el color de la piel ni la llamada "raza" (tampoco el género, Bolivia lo sabe muy bien, recuérdese la presidencia de Lidia Geiler), la solución de los problemas de Bolivia es una solución económica, política y social.
Hay que luchar, eso sí contra la discriminación y la opresión ejercida por los imperialistas y por las oligarquías criollas que han sojuzgado a nuestros pueblos. Y la solución no es reemplazar las oligarquías criollas por oligarquías mestizas u oligarquías indias, o cholas, no, definitivamente no, hay que reemplazar la dominación oligárquica por un nuevo Poder, emancipatorio de toda explotación y opresión.