VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica

DECENAS DE MILES DE MANIFESTANTES EN LA PAZ CONVOCAN A RADICALIZAR LA MOVILIZACION

Defensores de derechos humanos inician huelgas de hambre en las Iglesias, mientras encapuchados del gobierno secuestran publicaciones de prensa y amenazan a radios y medios alternativos. Es, parece, el manotazo del ahogado La Paz, octubre 15, 2003 (hrs. 17:30).- La rebelión popular boliviana hizo esta tarde una imponente demostración de fuerza y fortaleza al movilizar por el centro de la ciudad de La Paz una multitud nunca vista en la historia contemporánea del país más pobre y rebelde de la América morena.
La marea humana, ensangrentada y dolida por la metralla militar, clamó una vez más para que el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada abandone el Palacio en forma pacífica, antes de que sea echado por la fuerza, Manifestaciones similares se registraron en varias de las más importantes ciudades del país.
"Este es un referéndum popular, está claro para todos que el pueblo quiere que Sánchez de Lozada se vaya. Esta es la democracia del pueblo", dijo el minero Jaime Solares, la cabeza de la Central Obrera Boliviana (COB).
Hasta el cierre de este despacho, no se dieron enfrentamientos ni disturbios en el centro ni en inmediaciones del Palacio de Gobierno, resguardado por tanques de guerra y un anillo de fuego y metralla.
"Las bases han ordenado que debe irse este maldito gobierno y su camarilla.
Los mineros, los cocaleros y campesinos no abandonarán la ciudad ni a bala, no abandonarán la ciudad hasta que se vaya el asesino de Sánchez de Lozada", advirtió Solares, ovacionado por la ululante multitud.
CABILDO MULTITUDINARIO Son miles y miles, son tantos que la gigantesca Plaza San Francisco no da abasto. La Plaza está que revienta. Miles campesinos vienen de los vallecitos del sur, han roto el cerco y ahora se abrazan con los cinco mil cocaleros de Yungas que han trepado desde el trópico hasta las cumbres nevadas y de ahí han bajado hasta la ciudad. Se juntan con los mineros de Huanuni, con los guerreros aymaras campesinos de Achacachi, con los vecinos que han bajado de El Alto, con los estudiantes, fabriles, maestros, amas de casa, con niños y jóvenes. Son miles y miles. Todos piden que se vaya el gringo.
Es el cabildo abierto del pueblo insurrecto convocado por la COB, que ahora aglutina a todos los sectores sociales y que ha hecho un pacto de sangre con los campesinos del "Mallku" Felipe Quispe, con los cocaleros del Chapare de Evo Morales, con los rebeldes de la Central Obrera Regional de El Alto de Roberto de La Cruz, con los vecinos de todos los barrios pobres.
MÁS MOVILIZACIÓN, MEJOR ORGANIZACIÓN Llegan los discursos y las instrucciones del poder popular, del poder de la calle: profundizar la movilización social, reforzar la huelga general, endurecer y ampliar el bloqueo de caminos, levantar trincheras y cavar zanjas en cada zona de la ciudad, barricadas en los caminos, conformar los comités de autodefensa y defender los medios populares de comunicación.
Todos en vigilia, es la orden.
El minero Solares, que se ha ganado a pulso el respeto y adhesión de los de abajo, es un hombre que almuerza un día y otro no, como gran parte de los bolivianos, convoca para un nuevo cabildo en la Plaza San Francisco, a las 10 de la mañana.
Y se inicia la marcha por las calles del centro, rozando el perímetro armado de Palacio, para que sientan la fuerza y el peso de la masa desarmada, pero organizada. Sale la marcha, a pesar que desde varios puntos de la ciudad siguen llegando oleadas de marchistas, muchos van a la Plaza.
LA VOZ DE CLASES MEDIAS Y ALTAS Otros, por la falta de transporte y las largas distancias, se quedan en sus barrios. Allí se reúnen muchos de la clase media. Hay discursos, sentimientos y lágrimas, todos piden que se vaya Sánchez de Lozada, al que acusan de ser el responsable de 70 muertos y dos centenas de heridos a bala en las últimas tres semanas En las Iglesias, están artistas, defensores de derechos humanos, surgen las primeras huelgas de hambre: rezan, por Dios, que se vaya Sánchez de Lozada.
En los barrios residenciales, los vecinos prenden velas en sus domicilios, se reúnen en las Iglesias, recaudan dinero, vituallas y medicamentos para auxiliar a los luchadores sociales. Son los mismos rezos, es el mismo llanto.
"Bajo el monto de la democracia, se incuba la dictadura", dice la ex defensora del Pueblo Ana María Campero, que inicia la huelga de hambre.
Afuera, grupos de encapuchados se mueven en vehículos sin placa, secuestran la edición de dos publicaciones ("El Diario" y el semanario "Pulso") en las que se pide la renuncia de Goni. Hay amenazas contra las radios populares y los medios alternativos. Son, parecen, los manotazos del ahogado.
Fuente: Econoticias