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Ra�l Zibechi

Los obst�culos del Mercosur
Integraci�n a paso de tortuga

Ra�l Zibechi
Masiosare

�El sue�o bolivariano hecho realidad? La integraci�n latinoamericana avanza a paso de tortuga, si acaso avanza. A la presi�n estadunidense se suman viejas cuentas pendientes entre los pa�ses de la regi�n, problemas derivados de las pol�ticas neoliberales y, por encima de todo, el peso de las grandes empresas �nacionales o multinacionales� que empujan a los gobiernos para favorecer sus intereses particulares

A TRECE A�OSDE SU CREACION, el Mercosur se expande velozmente pero no consigue resolver los problemas derivados de las profundas asimetr�as entre sus miembros, que no s�lo persisten sino que �seg�n se desprende de la reciente XXVI Cumbre de Jefes de Estado� tienden a acentuarse. La opci�n entre profundizar la integraci�n y la incorporaci�n de nuevos pa�ses, saltando incluso los l�mites regionales, se ha visto desbalanceada a favor de esta �ltima opci�n como consecuencia de la presi�n de Estados Unidos para imponer el ALCA (Acuerdo de Libre Comercio de las Am�ricas), que deber�a entrar en vigor a comienzos de 2005.
Pero el ALCA est� muerto, tanto en su versi�n original como en la alternativa "light" ideada para salvar el invento, por la negativa del Mercosur �liderado en esta batalla por Brasil�, la actitud de Venezuela y la reticencia de varios pa�ses de la regi�n, con la solitaria excepci�n de Chile y, en menor medida, M�xico, aliados de Estados Unidos. En su lugar, Washington est� firmando con rapidez tratados de libre comercio con Centroam�rica y varios pa�ses andinos (Colombia, Ecuador y Per�), con el objetivo de aislar y debilitar a Brasil, �nico pa�s que ha sido capaz de contraponerle una estrategia alternativa, consistente en profundizar los lazos con grandes pa�ses del Sur (China, Sud�frica, India) y establecer alianzas puntuales sobre temas agr�colas, como el G-20.
Alianzas y nuevos socios
En la reciente cumbre, finalizada el 8 de julio en Puerto Iguaz� (Argentina), qued� pr�cticamente establecido el marco de alianzas del Mercosur en la regi�n y las expectativas de acuerdos extra regionales. A los miembros fundadores (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), se le fueron sumando varios integrantes que reciben el estatuto de "Estados asociados" (Chile, Bolivia y Per�), a los que ahora se suma Venezuela, en tanto M�xico qued� como observador hasta que se firme un TLC que le permita adquirir el mismo nivel que los dem�s asociados.
En breve el Mercosur deber� concluir un Tratado Libre Comecio (TLC) con la Comunidad Andina de Naciones (CAN), integrada por Bolivia, Colombia, Ecuador, Per� y Venezuela. El acuerdo ya est� concluido y deber�a haber entrado en vigor este mes de julio, pero se retras� debido a dificultades con las listas de desgravaciones. El objetivo para el Mercosur es doble: por un lado, intenta contrarrestar los acuerdos de libre comercio en v�as de negociaci�n entre Estados Unidos y Colombia, Per� y Ecuador; por otro, busca afianzar lazos en la perspectiva de avanzar hacia el proyecto de Comunidad de Naciones Sudamericanas, en el que se ha empe�ado Brasil, acompa�ado con diferentes grados de entusiasmo por sus socios del Mercosur. Se trata, en suma, de una carrera contra reloj para ganar indecisos, en la cual el gobierno de George W. Bush cuenta con aliados s�lidos como la Colombia de Alvaro Uribe, en tanto el Mercosur tiene a su favor el entusiasmo latinoamericanista de Hugo Ch�vez.
La incorporaci�n de Venezuela tiene varias aristas. Una de las m�s importantes est� relacionada con la pol�tica dom�stica, ya que Ch�vez consigui� un respaldo en medio de la dura campa�a del refer�ndum revocatorio de su mandato. En ese marco, consigui� adem�s firmar un acuerdo con el presidente N�stor Kirchner para que los buques de la petrolera estatal venezolana, PDVSA, sean reparados y construidos en astilleros argentinos. El primer paso ser� la construcci�n de ocho tanques petroleros; Ch�vez asegur� que su pa�s importa 5 mil millones de d�lares anuales desde Estados Unidos en bienes y servicios, como tuber�as y v�lvulas, y que pretende que "25 por ciento de eso se haga en Argentina y Brasil"1. Los acuerdos fueron m�s lejos a�n: se anunci� la creaci�n de Petrosur, una empresa petrolera interestatal entre Argentina y Venezuela, aunque algunos funcionarios argentinos matizaron la euforia chavista asegurando que se trata apenas de una "expresi�n de deseo"2.
Econom�a y pol�tica, por sendas separadas
El caso mexicano es diferente. Uruguay ya tiene acuerdos comerciales sobre productos industriales con M�xico, en tanto Argentina est� dando pasos en esa direcci�n. Brasil, por su parte, se muestra muy reticente a que M�xico se integre como miembro pleno, en parte porque diluir�a su papel como l�der regional3. Otras fuentes estiman que la iniciativa de Vicente Fox es "m�s ret�rica que de eficacia pr�ctica". As� lo se�al� Mario Marconini, director del Centro Brasile�o de Relaciones Internacionales, para quien el acuerdo es muy dif�cil ya que el Mercosur deber�a ajustarse a una econom�a m�s abierta como la mexicana. En Brasil no desestiman las razones pol�ticas del intento foxista: desde quienes adivinan un "alejamiento" de M�xico respecto de sus socios del TLCAN, hasta los que defienden una lectura "conspirativa" en la que Fox jugar�a a "debilitar el Mercosur"4. Mientras, Kirchner dijo que se trata de "una unidad pol�tica m�s que una uni�n econ�mica", para fortalecer al Mercosur ante los pa�ses del Norte5.
En paralelo, antes de fin de a�o deber�a concluirse un ambicioso acuerdo con la Uni�n Europea (UE). Las dificultades son las mismas que frenaron el ALCA: subsidios del Norte a la agricultura y la pretensi�n de la UE de que los pa�ses del Sur abran sus servicios, compras gubernamentales e inversiones a las multinacionales europeas. Las negociaciones vienen avanzando muy lentamente, entre recelos de que se llegue a firmar un acuerdo que lesione la soberan�a de los pa�ses latinoamericanos. La UE parece dispuesta a flexibilizar la entrada de productos agr�colas, pero en contrapartida exige que los estados abran el rubro "compras gubernamentales", a lo que Brasil se sigue negando de forma tajante. Algunos observadores estiman que hacia fin de a�o puede llegarse a firmar un buen acuerdo pol�tico pero sin la menor trascendencia comercial.
Tanto en el caso del acuerdo con la UE como con la CAN, las consideraciones geo-pol�ticas ocupan un lugar muy destacado. Financial Times ha se�alado que la UE estar�a intentando atraer a Brasil y Argentina para dividir el G-20; en tanto, el canciller brasile�o Celso Amorim destac� que el acuerdo con la UE tiene un importante perfil pol�tico, ya que "queremos reforzar la multipolaridad"6. Del mismo modo, en el tablero de ajedrez continental el acuerdo Mercosur-CAN es visualizado como una forma de atascar el avance de Washington en el �rea andina, que a partir de sus relaciones "carnales" con Colombia comienza a "derramar" peligrosamente su influencia sobre Ecuador y Per�. Se trata de la misma l�gica que llev� a Brasil, Argentina, Chile y Uruguay a enviar tropas a Hait� para "mantener la paz".
Asimetr�as e integraci�n
No es, sin embargo, la presi�n estadunidense el factor m�s dif�cil de sortear para la integraci�n latinoamericana. Avanza a paso de tortuga, si es que avanza. En algunos casos se trata de viejos litigios (como el que enfrenta a Chile y Bolivia por la salida al mar), en otros son problemas derivados de las pol�ticas neoliberales (como el conflicto del gas entre Chile y Argentina, por la nula inversi�n de las privatizadas empresas argentinas que hace peligrar la exportaci�n de gas). Pero, por encima de todo, aparecen los enfrentamientos derivados de la subordinaci�n de casi todos los gobiernos a las grandes empresas �nacionales o multinacionales� que pretenden imponer sus estrechos intereses.
Uno de estos conflictos empa�� la reciente cumbre del Mercosur. D�as antes de la reuni�n, el gobierno argentino decidi� restringir la importaci�n de electrodom�sticos brasile�os que invadieron el mercado desplazando a los fabricantes nacionales. La multinacional argentina Techint realiz� presiones en ese sentido, alegando los subsidios que recibe la industria brasile�a: el Estado otorga cr�ditos a los exportadores a tasas preferenciales, pero adem�s se venden como de "origen Mercosur" productos armados con piezas ingresadas por la zona franca de Manaos, lo que le da a los fabricantes brasile�os grandes ventajas. Pese a ello, existen otras asimetr�as: las vinculadas a la escasa inversi�n de los industriales argentinos en el �ltimo lustro de estancamiento y crisis; las diferencias en el tama�o de los mercados internos (180 millones de habitantes en Brasil frente a 38 millones en Argentina); la mayor solidez del sistema bancario brasile�o y la baja relaci�n de dep�sitos en moneda extranjera, frente a la masiva dolarizaci�n que sufri� Argentina en los noventa.
Ante este conjunto de asimetr�as, Techint �que fue una defensora entusiasta del gobierno de Carlos Menem� propuso ante la Uni�n Industrial Argentina, a fines del a�o pasado, la necesidad de replantear el Mercosur transformando la uni�n aduanera en una zona de libre comercio, para recuperar as� el terreno perdido durante una d�cada. Las permanentes controversias entre Argentina y Brasil, en las que tambi�n suele terciar Uruguay con argumentos similares, est�n empedrando el camino de la integraci�n. En el caso de los electrodom�sticos, Lula y Kirchner decidieron bajar el perfil de la confrontaci�n y abrir un espacio de negociaciones. Pero la actitud conciliadora le vali� al gobierno de Brasil un duro editorial del influyente O Estado de Sao Paulo, que el 9 de julio lo acus� de mantener una actitud de "complacencia ante las agresiones de Argentina al libre comercio".
Son apenas ejemplos acerca de c�mo los intereses de los grandes empresarios suelen tomar de reh�n la integraci�n regional. Buena parte de la pol�tica exterior de Lula est� guiada por los intereses del agronegocio, sector que apoya el Alca, los acuerdos con la UE y la ampliaci�n del comercio con China, aunque todas ellas �se supone� son opciones pol�ticas diferentes.
�Libre comercio?
Por �ltimo, subsisten graves resquemores entre varios pa�ses, pero en especial ante lo que muchos temen sea una actitud de liderazgo, o hegemonista, de Brasil. Al terminar la cumbre del Mercosur, Lula se dirigi� a Santa Cruz de la Sierra (Bolivia), donde demand� mayor lealtad y menos intrigas entre los pa�ses del Cono Sur para garantizar el desarrollo igualitario de la regi�n y mayor peso en las negociaciones comerciales con Estados Unidos y la UE. Asegur� al presidente Carlos Mesa, y al grupo de empresarios que lo acompa�aban, que Brasil quiere ser "generoso y leal con los pa�ses pobres" y que "no habr� un Brasil rico si Bolivia y otros pa�ses contin�an pobres"7.
A primera vista, estas declaraciones suenan desconcertantes. Pero la sorpresa se disipa si se tiene en cuenta que este 18 de julio se realiza el refer�ndum convocado por el gobierno de Mesa para definir la pol�tica energ�tica y el futuro del gas. El movimiento social, siguiendo el camino de la Central Obrera Boliviana, llama al boicot. Bolivia est� partida al medio ante la consulta. La oposici�n social considera que legitimar� el control de las multinacionales sobre los yacimientos y las reservas de hidrocarburos (54 trillones de metros c�bicos de gas y 480 millones de barriles de petr�leo). Las embajadas de Estados Unidos y Espa�a presionaron, con �xito, para que "sus" empresas (Repsol-YPF, Shell, Enron y otras) mantengan sus privilegios hasta 2036, cuando caducan los contratos, m�s all� de los resultados de la consulta.
Lula hizo exactamente lo mismo a favor de la brasile�a Petrobras, que controla la sexta parte de todas las reservas bolivianas, a la que los gobiernos neoliberales le concedieron enormes campos de gas y una rebaja tributaria de 32%. Lula firm� con Mesa �a nueve d�as del refer�ndum, cuando el gobierno amenaza con represalias a quien no vote y refuerza la militarizaci�n del altiplano� una declaraci�n en la que esperan que "los resultados del refer�ndum (�) permitan la continuidad de la cooperaci�n bilateral y el desarrollo de nuevos proyectos de inter�s mutuo, en un ambiente de estabilidad, previsibilidad y seguridad jur�dica"8. En suma, un fuerte respaldo a Mesa y un balde de agua fr�a al movimiento social.
En estas condiciones, la integraci�n es o bien imposible o contraria a los intereses de los pueblos. Con raz�n, el economista brasile�o C�sar Benjamin sostiene que "el libre comercio fortalece y profundiza la divisi�n internacional del trabajo", que enfrenta pueblos con pueblos9. Sobre Lula, es lapidario: "Al presentarse como campe�n del �verdadero libre comercio�, un poco por deslumbramiento, un poco por ignoracia, un poco por irresponsabilidad, se adhiere al discurso hegem�nico en los pa�ses centrales". Ahora a la lista habr� que sumarle la perla boliviana. Faltan las palabras.
Notas
1 P�gina 12, 9 de julio de 2004.
2 P�gina 12, 8 de julio de 2004.
3 Rafael Gentili, "An�lisis de coyuntura sobre Alca y Mercosur No. VII" en Laboratorio de Pol�ticas P�blicas,
www.outrobrasil.net.
4 Mario Osava, "Mercosur-M�xico. Acercamiento pol�tico", IPS 7 de julio de 2004.
5 La Rep�blica, Montevideo, 9 de julio de 2004.
6 "An�lisis de coyuntura No. VIII", en www.outrobrasil.net.
7 O Estado de Sao Paulo, 9 de julio de 2004.
8 Econoticias Bolivia, 9 de julio de 2004.
9 "Alca, libre comercio y el futuro de Am�rica del Sur", en
www.outrobrasil.net.


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