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Raúl Zibechi

 

Meir Margalit, la mirada crítica israelí

Israel va camino del abismo

 

Raúl Zibechi

Aún debilitado, ya que representa a una pequeña fracción de una sociedad volcada al militarismo, el movimiento pacifista israelí sigue enseñando un vigor ético y una notable capacidad de análisis.

Meir Marglit es concejal electo en el municipio de Jerusalén en representación del partido socialdemócrata Meretz y es coordinador del Comité Israelí Contra la Demolición de Casas. En la Reunión de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe en apoyo a la Paz Israelí-Palestina.

- El movimiento pacifista israelí no está pasando su mejor momento.

- Hay varios grupos que han desaparecido en un momento que vivimos una crisis muy profunda porque Israel ha dado un giro muy profundo a la derecha y se convirtió en un país fundamentalista y algunos dicen que cuasi fascista. Las raíces de esta situación son de orden psicológico y sociológico, un país que no ha superado los miedos y fantasmas del Holocausto, un país que se siente permanentemente amenazado. Los miedos llevan a la sociedad a la derechización política.

- ¿Se puede establecer alguna referencia histórica para fechar ese proceso de derechización?

- Comienza el 6 de junio de 1967 con la Guerra de los Seis Días, con la que se inicia un gradual proceso de derechización, porque la ocupación degenera, como dijo un sabio filósofo israelí. La ocupación de otro país te lleva a perder las bases éticas y morales y eso implica ingresar en una pendiente que lleva al precipicio.

- El asesinato del primer ministro Yitzhak Rabin en 1995 y las dos intifadas, en 1987 y 2000, ¿han profundizado ese proceso?

- Sin duda. En particular la segunda intifada que fue mucho más desastrosa que la anterior, porque produjo pánico ya que la gente no sabía cuando salía de la casa si iba a volver o reventaría en un autobús, en el cine, en la calle. Es triste decirlo pero los atentados suicidas fueron lo mejor que le pudo pasar a la derecha israelí, así como los ataques israelíes a Gaza es lo mejor que le pudo pasar a Hamas. Los extremistas se retroalimentan. Pero a partir de la segunda intifada comienza el declive drástico de la izquierda israelí, que en realidad había comenzado unos meses antes, cuando el primer ministro Ehud Barak va a Camp David y todos creíamos que volvería con la paz firmada, pero llegó diciendo "No hay con quien hablar" y a partir de ese momento la izquierda israelí cae en forma abrupta, hasta el día de hoy. Eso fue en setiembre de 2000 y la intifada comienza unos meses más tarde, en noviembre, con la provocativa visita de Ariel Sharon a la Explanada de las Mezquitas.

- Esa misma intifada también eliminó las posiciones pacifistas en la sociedad civil palestina.

- En las dos sociedades los pacifistas, o sea los que buscamos una salida negociada, empezamos a ser una minoría irrelevante.

- ¿Tiene sentido luchar por la paz en Medio Oriente? ¿No se trata de un camino sin salida?

- En nuestra historia hemos pasado muchos momentos difíciles. Para mi lo peor fue la guerra de Yom Kippur en octubre de 1973, porque fui herido en el frente, era soldado, y eso abrió una crisis personal muy fuerte que me llevó al movimiento pacifista. Pero no me puedo dar el lujo de estar deprimido, aunque si lo analizara racionalmente cerraría la oficina de derechos humanos donde trabajo y me iría a otro país. Pero no puedo por mis hijos y porque está en juego el futuro de Israel. Tengo la convicción muy profunda de que si Israel sigue por este camino se va a desmoronar. Siempre le digo a los israelíes que parte de nuestro trabajo es desarmar este mecanismo de autodesrtrucción que impera en la sociedad israelí, aquí hay una bomba que si no la desactivamos llevará a Israel al colapso como pasó con el Este y con Mubarak. No soy sionista pero soy más patriota que la derecha israelí, porque mantener los territorios va a llevar al fracaso del Estado judío.

- Las elites militares, empresariales y políticas del mundo transmiten la impresión de que todo se puede resolver por la fuerza, y de que están dispuestos a hacerlo.

- Sin duda viven la ilusión de que por la fuerza se puede todo, pero el que conoce un poco de historia sabe muy bien que es una falacia. En Israel todavía hay gente que cree que por la fuerza se puede mantener esta situación para siempre, a tal punto que unos cuantos sostienen que ya no quieren paz sino seguridad, lo que implica más armas, más represión. Sin embargo las elites intelectuales creen que no es así y que la fuerza sirve durante un tiempo limitado, algo que la caída de los imperios en la historia muestra de forma muy clara.

- ¿Cuál es al base social de los pacifistas, de intelectuales como Uri Avnery, de diarios como Haaretz?

- La parte sensata de Israel, la parte pensante, académica. Si hoy hubiera elecciones en la Universidad Hebrea de Jerusalsén no tengo duda que ganarían los pacifistas pero eso es apenas el diez por ciento de la sociedad. Aunque suene paradójico, el discurso de la sociedad viene cambiando. Según las encuestas, un 50 por ciento de los israelíes están dispuestos a devolver los territorios ocupados a cambio de paz. Sin embargo, esa misma gente cuando llega el día de las elecciones vota a la derecha. Pero hasta el primer ministro Benjamín Netanyahu ha cambiado su discurso, porque la discusión se trasladó de eje: antes se debatía si había que devolver o no los territorios y ahora la cuestión es cuándo se van a devolver, qué porcentaje hay que devolver. Es cierto que sigue la política de asentamientos y de controles militares, pero el discurso ha cambiado y en algún momento eso se va a reflejar en acciones concretas aunque demore algún tiempo. Los cambios siempre comienzan con nuevos discursos y en eso ya estamos.

- ¿Cómo pueden influir las revoluciones árabes en las relaciones entre palestinos e israelíes?

- A corto plazo Israel está manipulando estos acontecimientos para decir que no hay con quien hablar, porque dicen que si se firma un tratado con un gobierno nada asegura que mañana se los respete. O sea es una muy buena excusa para no llegar a acuerdos con el mundo árabe. Pero a mediano plazo la democratización va a cambiarlo todo. Los jóvenes palestinos ya dicen que si los egipcios pudieron, cómo no van a poder ellos. La gente está muy furiosa y cualquier pequeño incidente puede provocar un estallido, porque las condiciones están dadas.

- ¿Cuál es la situación de los árabes israelíes que tuvieron cierta participación en la primera intifada?

- Son un 20 por ciento de la población y en su inmensa mayoría están a la izquierda de Meretz, el partido por el que fui electo concejal, que es socialdemócrata. En general votan por tres pequeños partidos árabes de raíz comunista y ahora más volcados al nacionalismo. Son ciudadanos de segunda clase, sin duda marginalizados, apoyan abiertamente al pueblo palestino pero se cuidan porque tienen mucho para perder porque tienen todos los beneficios que les da el ser ciudadanos israelíes. Por eso sus actitudes no son tan activas como sería de esperar.

- Se suele decir que la emigración rusa luego de la disolución de la Unión Soviética fue perjudicial para la izquierda israelí, porque modificó la relación de fuerzas en la sociedad favoreciendo a la derecha radical

- Fue uno de los peores fenómenos que nos sucedieron. La llegada de un millón de personas que actúan de forma visceral, anticomunistas furibundos porque le echan la culpa de todos sus problemas al régimen soviético, se convirtieron en la base social de los partidos ultras que están a la derecha del Likud. Los representa un personaje como Avigdor Liberman , jefe del único partido que tiene una base étnica y ya es el tercero en número de votos. Es un drama para Israel. Bajaron de los aviones siendo ultraderechistas sin siquiera conocer la realidad del país, nunca se integraron, todavía hablan ruso, van a escuelas rusas, mantienen sus nombres originales y son uno de cada cinco israelíes. Yo me manifesté por la liberación de los judíos rusos y creía que era una cuestión de derechos humanos, pero me equivoqué.

- ¿Qué salidas ve a esta situación?

- Creo que la iniciativa palestina de este último año va a cambiar las reglas del juego. Si Palestina se llegara a convertir en Estado Miembro de la ONU todo va a ser diferente. Es un paso importantísimo al que el gobierno le tiene mucho miedo y han dicho que si eso sucede van a dar pasos unilaterales. Si la Unión Europea sigue los pasos de Sudamérica, se puede llegar a obligar a Israel e devolver los territorios ocupados o pueden sufrir sanciones.

Raúl Zibechi es analista internacional del semanario BRECHA (Uruguay).


Fuente: lafogata.org