Donde termina el asfalto: Cerros del Sur de Bogot�
Ra�l Zibechi
Programa de las Am�ricas
En el l�mite sur de Bogot�, entre monta�as fr�as barridas por el viento de la
cordillera, millones de desplazados por 60 a�os de guerras buscan construir el
mundo de sus sue�os, pese a las amenazas de los grupos armados y el abuso de los
propietarios de tierras.
"Ac� la gente lleg� desplazada de diversas regiones por las diferentes
violencias, la de los 40, los 60, los 70, los 80 ... .", dice Mauricio, director
de la escuela-comunidad Cerros del Sur, construida en la parte alta del cerro
Potos�-La Isla, desde donde se divisa buena parte de la regi�n sur de la ciudad.
Llegamos hasta all� en un taxi que nos dej� en la calle que divide Potos� del
cerro vecino, Caracol�, m�s pobre y poco organizado, donde los paramilitares
dictan su ley. Con dificultad caminamos cuesta arriba por caminos de tierra
hasta la puerta de la escuela, situada a casi tres mil metros de altitud.
A una hora del centro de Bogot�, se extiende el inmenso suburbio de Ciudad
Bol�var, el m�s poblado de las 20 "localidades" de la capital, con un mill�n de
habitantes. Casi todas las viviendas guardan vestigios de la autoconstrucci�n
que caracteriza toda la zona. Llegando al barrio de Jerusal�n, donde aparece un
cintur�n de cerros que marcan el l�mite de la ciudad, las viviendas son cada vez
m�s pobres aunque casi todas est�n construidas con bloques. Los servicios
parecen cada vez m�s precarios: s�lo las calles principales, las avenidas, est�n
asfaltadas; los comercios y el transporte p�blico son m�s escasos; la llanura va
dando paso a cuestas empinadas. Estamos llegando a los suburbios de los
suburbios.
Primera sorpresa: la escuela no tiene rejas, ni en la entrada principal ni en
las ventanas, algo impensable en Bogot�, menos a�n en sus periferias. Mauricio
dice que eso forma parte del proyecto que comenzaron en 1983 un pu�ado de
docentes y estudiantes salesianos dedicados a la educaci�n popular, una
escuela-comunidad: "No se sabe si la escuela hace parte de la comunidad o la
comunidad de la escuela, ya que juntas han crecido y se han formado como una
sola."1
Gracias a m�s de 20 a�os de trabajo y esp�ritu comunitarios, en cuya formaci�n
la escuela Cerros del Sur jug� un papel determinante, el barrio es uno de los
pocos que cuenta todos los servicios; calles asfaltadas, agua y electricidad,
gas por ca�er�a, centros de salud, transporte, colegios, jardines infantiles y
parques. "Otros barrios, que tambi�n empezaron por esa fecha, no han progresado
tanto. Para logar lo que aqu� se ve, se necesita gente que se destaque
colaborando", se�ala un viejo vecino, Pedro Vargas2.
Con unos 15,000 pobladores, Potos� es uno de los diez sectores del barrio de
Jerusal�n (unos 150,000 habitantes), a su vez uno de los 320 barrios que forman
Ciudad Bol�var, una de las 20 localidades que integran la ciudad de Bogot�, de
siete millones de habitantes. La capital crece a un ritmo vertiginoso, en gran
medida por la emigraci�n de desplazados de la guerra. Desde 1985 la violencia ha
provocado tres millones de desplazados, de los cuales un 23% llegaron a Bogot�,
instal�ndose casi todos en barrios muy pobres de la periferia sur y
suroccidental, donde m�s de la mitad de sus pobladores son v�ctimas directas o
indirectas de seis d�cadas de guerras contra el campesinado.
Veinte a�os construyendo barrio
Hasta comienzos de la d�cada de 1980 las laderas de Potos� estaban peladas.
Todo Jerusal�n albergaba apenas 8,000 personas que no contaban con agua, luz ni
alcantarillado, no ten�an tel�fonos ni transporte, pero tampoco contaban con
asistencia sanitaria ni escuela. Un poco m�s all� de los cerros, hab�a
campamentos de la guerrilla del M-19 y cierta presencia de las FARC y el ELN3.
En pocos a�os se fue poblando en base a familias que llegaban del campo o las
que no pudieron seguir pagando alquileres en el centro de Bogot�.
Ten�an que caminar cinco kil�metros con tarros y baldes para conseguir agua.
Compraron sus terrenos a "urbanizadores piratas" a los que entregaban todos sus
ahorros y, para completar, televisores, planchas y otros electrodom�sticos. Como
eran ventas ilegales, la polic�a llegaba de noche y quemaba los ranchos de
cart�n y tela asf�ltica, porque consideraba que se trataba de una invasi�n. A
diferencia de lo que sucedi� en la mayor parte de las periferias
latinoamericanas y colombianas, donde la mayor�a de las familias invadieron
tierras de modo ilegal, en Bogot� predomin� la modalidad de la compra de lotes
individuales donde la familia autoconstruye su vivienda.
Seg�n uno de los testimonios, la construcci�n de estos barrios es "la
prolongaci�n de la lucha por la tierra que por d�cadas ha cubierto el campo de
nuestro pa�s, expresada en la urbe en forma de lucha por la vivienda". De esa
manera, "una peque�a parte de los miles de inmigrantes rurales y urbanos que
sufrimos el �xodo por la expulsi�n y la miseria, transitando veredas y calles en
busca de tierra y techo, resolvimos en Potos�-La Isla, por cuenta y riego
propio, una parte de los mismos"4.
En marzo de 1984 se inaugur� el Instituto Cerros del Sur, fundado por Evaristo
Bernate. Asist�an 300 ni�os a la escuela que funcionaba en tres casetas
prefabricadas de apenas 40 metros, y un grupo de profesores voluntarios y
autodidactas. Muchos ni�os se sentaban en el suelo o sobre un ladrillo y
escrib�an sobre una tabla que hac�a las veces de pupitre. Formalmente, es una
instituci�n privada pero los padres no pagan porque est�n becados por el
ministerio de Educaci�n.
El objetivo no fue s�lo educar, sino tratar de organizar la vida del barrio,
para lo cual cada uno de los profesores se encarga de un sector espec�fico para
"crear organizaci�n comunitaria con los l�deres del barrio para buscar soluci�n
a las dificultades que se afrontaban5".
Desde el comienzo la Junta de Acci�n Comunal del barrio estaba controlada por
personas que buscaban "un espacio de ascenso social y beneficio propio", para lo
que se aliaron con pol�ticos tradicionales de la ciudad. Esos pol�ticos eran,
justamente, los que hab�an vendido y revendido lotes ilegales en los barrios
perif�ricos con protecci�n de las autoridades.
A medida que la comunidad comenz� a organizarse junto a la escuela, comenzaron
los conflictos. En 1986 se formaron las "madres comunitarias". La mayor�a de los
ni�os se quedaban solos en sus casas mientras sus padres sal�an a trabajar. Se
produjeron incendios y varios accidentes, por lo que un grupo de madres decidi�
comenzar a cuidar colectivamente a los ni�os en sus propias casas, a�n sin
contar con apoyo oficial. Ellas mismas construyeron un local para 60 ni�os,
incluyendo el ba�o y la cocina, y se tomaron en 1987 las oficinas del Instituto
de Bienestar Familiar para conseguir fondos para pagar salarios.
As� consiguieron todo. Primero el Jard�n Alegr�a, luego la escuela y m�s tarde
la educaci�n secundaria que funciona en Cerros del Sur. Los pol�ticos
tradicionales comenzaron a ser desplazados y reaccionaron, como suele suceder en
Colombia, acusando a los docentes y activistas barriales de "comunistas" y
"guerrilleros". Hubo decenas de allanamientos policiales. As� y todo, en 1987 el
barrio eligi� a Evaristo como presidente de la Junta de Acci�n Local. En los
a�os siguientes, y gracias a m�ltiples presiones entre las que destacan decenas
de tomas a las empresas estatales y municipales, consiguen llevar la luz y el
agua a todo el barrio.
Pero no fue el Estado quien construy� todo. Los vecinos tuvieron que hacer la
mayor parte de las obras. Un grupo de j�venes hizo fiestas para conseguir dinero
para hacer un parque, y luego trabajaron en su construcci�n. La carretera era
importante para que llegara el transporte p�blico. Hacia finales de 1987 m�s de
200 vecinos salieron todos los domingos con picas y palos, durante tres meses,
para hacer la v�a principal6.
A cada paso que daban surg�an nuevos problemas. Hubo serias peleas entre los
empresarios por el monopolio del transporte en el barrio, con actos de
violencia. Pero consiguieron que se pudiera llegar desde el centro al barrio en
un solo autobus y que el servicio no estuviera en manos de una sola empresa.
Luego crearon una tienda comunal para abaratar los art�culos m�s necesarios y no
tener que salir del barrio a comprarlos. El Centro de Atenci�n M�dica lo
levantaron a comienzos de los a�os 90. M�s tarde, la emisora comunitaria, los
grupos juveniles, de danzas y deportes. Potos� se convirti� en poco tiempo en el
sector m�s organizado y alent� a las dem�s juntas a unirse creando JERUCOM, la
uni�n de todas las juntas de Jerusal�n. Se convirti� en una referencia para toda
Ciudad Bol�var. El 11 de mayo de 1991, Evaristo fue asesinado, como tantos otros
l�deres sociales y vecinales del pa�s en esos a�os. Al parecer, los asesinos
fueron aquellos que se sent�an desplazados por el trabajo comunitario que
encabezada el director del Instituto Cerros del Sur. Su muerte qued� impune.
Crear comunidad
La muerte de Evaristo provoc� una crisis que pudo ser superada por la
firmeza de los vecinos, que ya hab�an conseguido una buena parte de los
servicios. La escuela-comunidad se convirti� "en el centro al que todas y todos
confluyen, no s�lo en busca de educaci�n sino, tambi�n para discusi�n de los
problemas de la comunidad, actuando como eje articulador de iniciativas que
redunden en beneficio de todos. Es el sitio principal de encuentro para la
discusi�n y planeaci�n de actividades comunitarias"7.
Fueron creando nuevos conceptos pedag�gicos. Llegaron a concebir que la
pedagog�a abarca todos los aspectos de la vida, no s�lo lo que sucede en el
aula. Mientras todos los colegios se a�slan, Cerros del Sur se abre: "Esto
tambi�n hace parte del proyecto pedag�gico: c�mo la gente se toma el colegio,
c�mo se apropia de �l, c�mo lo siente suyo, c�mo lo hace parte de su propia
vida"8.
El objetivo es que "el estudiante logre una incidencia profunda en su propia
vida, que lo lleve a gestar procesos de transformaci�n en s� mismo y en su
comunidad"9.
Esta concepci�n de la educaci�n es muy similar a la que sostiene el movimiento
sin tierra de Brasil. "De esta manera�dice un texto de Evaristo�la escuela es
m�s que el edificio o el sal�n de clases. Es el barrio como un todo. De ah� que
se aprenda en las distintas pr�cticas sociales: en el sal�n de clase, pero
tambi�n en la construcci�n de las casas, en la conducci�n del agua, en las
demandas y tomas a las empresas de servicios p�blicos, en la apertura de calles,
etc."10
En los a�os 90 en Ciudad Bol�var se vive un clima de intensa organizaci�n
comunitaria. Aunque se hab�an conseguido algunos servicios, los barrios m�s
altos ten�an grandes carencias (80% sin alcantarillado y alumbrado p�blico), y
presentaban insuficiencias en educaci�n (faltaban 90,000 cupos), salud y
transporte. Con la implantaci�n del modelo neoliberal se suma un problema nuevo:
la violencia. Unos 300 j�venes eran asesinados cada a�o como parte de la
"limpieza social"; peque�os delincuentes, drogadictos y pandilleros, pero
tambi�n activistas sociales y pol�ticos, en una poblaci�n que hacia 1993 ten�a
600,000 habitantes. En paralelo, hab�a un renacer cultural con encuentros,
talleres, charlas y espect�culos.
Se cre� la Unidad C�vica, en la que confluyeron 65 organizaciones de Ciudad
Bol�var que convocaron un paro c�vico para el 11 de octubre de 1993. El paro fue
un �xito al punto que el municipio acept� casi todas las demandas y se crearon
comisiones de seguimiento de los acuerdos firmados con participaci�n de las
organizaciones comunales. Mauricio hace su propia evaluaci�n: "Con el primer
paro c�vico de 1993 se forz� a la administraci�n a negociar con todas las juntas
de Ciudad Bol�var. A partir de ese momento empez� a llegar mucho dinero, con
mucha corrupci�n y ah� se estrope� un poco la cosa. Cuando llegan esos dineros,
llegan tambi�n las ONGs que viven a nombre de la miseria y se produce una gran
atomizaci�n y se rompe toda esa organizaci�n con el asesinato tambi�n de muchos
l�deres. El tejido organizativo se quiebra11.
A�n as�, en Potos� siguieron avanzando. La Junta de Acci�n Comunal fue
sustituida en 1998 por un Consejo Comunal con el objetivo de aumentar la
participaci�n. En la junta tradicional se elige apenas una directiva de unos
siete miembros pero el consejo lo integran varios representantes de los 17
sectores de trabajo. De modo que se pasa de una directiva de siete a una suerte
de asamblea abierta de m�s de 50 personas. Ahora, "toda decisi�n se toma entre
todos, no se toma a criterio del presidente o de una sola persona, sino a
criterio de la mayor�a"12.
Aunque se sienten m�s aislados por la crisis de las organizaciones sociales de
la zona, desde que la alcald�a de Bogot� fue ganada por Luis Garz�n del Polo
Democr�tico, en 2004, las relaciones con las autoridades han mejorado mucho. El
trabajo comunitario se ha ido profundizando y ahora abarcan proyectos
productivos que denominan "bioseguridad alimentaria". "Nos planteamos formas de
econom�a popular�dice Mauricio�con la creaci�n de un restaurante comunitario que
da almuerzos muy baratos a 400 personas y otros tantos desayunos a ni�os".
En la escuela funciona una huerta con cultivos org�nicos que forma parte del
proyecto de bioseguridad alimentaria que poco a poco se va expandiendo a huertas
caseras, donde las familias comienzan a realizar peque�os cultivos org�nicos, y
a otros espacios escolares as� como en predios bald�os del barrio. La
agricultura urbana empez� hace apenas cinco a�os y est�n instalando ahora una
plaza de mercado para evitar intermediarios y que los campesinos vendan sus
productos directo a los vecinos, sin intermediarios. Cuentean con el apoyo del
programa Bogot� Sin Hambre, de la Alcald�a de la ciudad.
El cambio lento
Con ayuda de profesores, estudiantes y egresados de Cerros del Sur, la
organizaci�n comunitaria se profundiza. Cada tema que trabajan implica una
organizaci�n cuadra por cuadra con un coordinador, y reuniones los fines de
semana en la escuela-comunidad. Uno de los �ltimos logros en materia de vivienda
fue conseguir recursos para mejorar 500 viviendas, con apoyo de arquitectos que
dise�an la mejora de los espacios internos de las casas. Los temas m�s
importantes que trabajan son derechos humanos, deportes, madres comunitarias,
educaci�n especial para personas con capacidades diferentes, cultural, pavimento
de las calles y vivienda.
"De este barrio salieron campeones sudamericanos de marcha, lo que muestra que
es posible que los chicos de estos barrios, a los que se ve como delincuentes o
drogadictos, puedan tener brillantes desempe�os", dice Mauricio con orgullo. En
general, los chicos de barrios como Potos� son v�ctimas de grupos paramilitares
que s�lo en este barrio asesinaron entre 200 y 300 j�venes desde comienzos de
los a�os 90.
Consultado sobre los cambios m�s importantes que observa en su barrio, Mauricio
enumera: "Llegu� aqu� en 1987. Se constata una clara mejora de las condiciones
de vida, ahora hay servicios p�blicos, casi no hay d�ficit en primaria y muy
poco en secundaria. Pero lo m�s notable es el cambio cultural. Antes los
problemas se resolv�an a machete y ahora ya no es as�. La gente ha tenido la
posibilidad de terminar sus estudios e ingresar a la educaci�n superior, eso
hace que disminuya el consumo de drogas, la violencia familiar y los atracos.
Hay una evidente mejora de la organizaci�n comunitaria. Hay m�s autonom�a".
Pone como ejemplo lo que sucede en el barrio vecino, Caracol�. Subimos hasta el
patio de la escuela, donde est� la cancha de basketball, para observarlo a la
distancia. Las diferencias son notables. Las calles no est�n asfaltadas, las
viviendas son mucho m�s precarias, casi todas de un solo piso y de materiales
poco duraderos. Como asegura un reportaje publicado por la revista Semana,
ganador del premio Rey de Espa�a de periodismo, "Caracol� es un mont�n de casas
tristes e incompletas" y carece de los servicios elementales13.
En Caracol�, apenas a 200 metros de Potos�, mandan los paramilitares. "Le
hicieron la propuesta de meterse en sus grupos a los ac� y la gente rechaz�",
asegura Mauricio. "Los paras trabajan en base a la fuerza de las armas y a
trav�s de eso resuelven los problemas, sea la droga o los robos. O te vas o te
matan. Es su estilo en todos los temas. Si ten�s un almac�n hay que pagarle la
vacuna para ellos"14.
Uno de los cambios mayores se relaciona con la violencia dom�stica, casi un
lugar com�n en Colombia. "La se�ora ya puede salir a estudiar pero eso ha sido
todo un cuento, porque ahora la mujer est� en otros espacios aunque eso ha
provocado rupturas en la familia y hay muchas mujeres solas. El machismo ha
disminuido mucho, hay mucha madre joven soltera. Se ven ni�as embarazadas con 12
y 13 a�os, aunque en nuestra escuela son muchas menos que en otros barrios. A�n
nos falta profundizar en educaci�n sexual", termina Mauricio.
Antes de bajar hacia la avenida donde nos dej� el taxi, recorremos parte del
barrio, el jard�n de ni�os, el comedor, la casa de las madres comunitarias.
Mauricio va explicando otros proyectos que ya funcionan. Se hace trueque con
ropa, juguetes y zapatos y el dinero que recaudan lo dedican a la educaci�n
especial de minusv�lidos. Un grupo de mujeres j�venes cre� la Corporaci�n
Cultural Potos�, en cuyo sal�n de danza realizan un proceso de formaci�n
art�stica con j�venes y personas de la tercera edad para "rescatar, valorar y
alimentar nuestra cultura y brindarles una posibilidad de vida diferente".
En Potos�, como en La Victoria
(Chile) y en Villa El Salvador
(Per�), la pobreza es inocultable. Pero la organizaci�n comunitaria ha
dignificado la vida, y ha hecho posible que sus habitantes no s�lo cuenten con
servicios sino con elevados niveles de autonom�a, personal y colectiva. No es
poco, si se considera que todo lo han hecho con su propio esfuerzo.
Notas
Entrevista a Mauricio Sanabria.
Corporaci�n Taliber, "Potos�-La Isla. Historia de una lucha", ob, cit. p. 33.
M-19 fue una guerrilla nacionalista. FARC son las Fuerzas Armadas
Revolucioanrias de Colombia (comunistas) y ELN es el Ej�rcito de Liberaci�n
Nacional (guevarista).
Corporaci�n Taliber, ob. cit. p. 9.
Mar�a Isabel Gonz�lez Terreros, "Escuela-comunidad", ob . cit. p. 32.
Idem, p. 62.
Idem. p. 75.
Corporaci�n Taliber, ob. cit. p. 69.
Idem. p. 68.
Idem. p. 74.
Entrevista a Mauricio Sanabria.
Corporaci�n Taliber, ob. cit. p. 104.
"Caracol�. Reportaje al desplazamiento en el sur de Bogo�", en
www.semana.com del
24 de agosto de 2006.
"Vacuna" es una suerte de impuesto forzoso que imponen los grupos armados.
Ra�l Zibechi es analista internacional del semanario Brecha de
Montevideo, docente e investigador sobre movimientos sociales en la
Multiversidad Franciscana de Am�rica Latina, y asesor a varios grupos sociales.
Es colaborador mensual con el Programa de las Am�ricas (www.ircamericas.org).
Recursos
Corporaci�n Taliber, "Potos�-La Isla. Historia de una lucha", Bogot�, 1998.
Entrevista personal a Mauricio Sanabria, Bogot�, 1 de noviembre de 2007.
Mar�a Isabel Gonz�lez Terreros, "Escuela-comunidad. Historia de la organizaci�n
comunitaria en Potos�-Jersusal�n, Desde Abajo, Bogot�, 2004.
Peri�dico Desde Abajo, "La ciudad es la gente", 23 de enero de 2004, en
www.desdeabajo.info.