Zapatismo
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Tercera parte: Tres hombros
En el hombro de la noche apareci� la luna, pero apenas por un momento. Las
nubes se apartaron, como descorriendo una cortina, y entonces el cuerpo nocturno
luci� su huella de luz. S�, como la marca que deja un diente en el hombro
cuando, en el vuelo del deseo, uno no sabe si cae o se eleva.
Hace 20 a�os, despu�s de subir trabajosamente la primera loma para entrar a las
monta�as del sureste mexicano, me sent� en un recodo del camino. �La hora? No la
recuerdo exactamente, pero era �sa en que la noche dice que
ya-estuvo-bueno-de-grillos-mejor-me-voy-a-dormir, y al sol ni qui�n lo levante.
O sea que era la madrugada.
Mientras trataba de serenar la respiraci�n y los latidos del coraz�n, pensaba yo
en la conveniencia de optar mejor por una profesi�n m�s reposada. Despu�s de
todo, estas monta�as se la hab�an pasado muy bien sin m� hasta mi llegada, y no
me echar�an de menos.
Debo decir que no encend� la pipa. Es m�s, ni siquiera me mov�. Y no por
disciplina militar, sino porque me dol�a todo mi, entonces, hermoso cuerpo.
Iniciando una costumbre que mantengo (con una f�rrea autodisciplina) hasta
ahora, empec� a maldecir mi habilidad para meterme en problemas.
En �sas estaba, o sea en el deporte de la queja-queja-queja, cuando vi pasar,
loma arriba, a un se�or con un costal de ma�z a la espalda. Se ve�a pesado el
bulto, y el hombre caminaba encorvado. A m� me hab�an quitado la carga a media
loma para no retrasar la marcha, pero me pesaba la vida, no la mochila. En fin,
no s� cu�nto estuve ah� sentado, pero al rato pas� de nuevo el se�or, ahora loma
abajo y ya sin carga. Pero el hombre segu�a caminando encorvado. "�Chin!", pens�
(que era lo �nico que pod�a hacer sin que me doliera todo), "as� me voy a poner
con el tiempo, mi porte varonil se va a arruinar y mi futuro como s�mbolo sexual
ser� como las elecciones, o sea, un fraude".
Y en efecto, a los pocos meses caminaba ya como signo de interrogaci�n. Pero no
por el peso de la mochila, sino para no enganchar la nariz en las ramas y
bejucos.
Como un a�o despu�s encontr� al Viejo Antonio. Una madrugada llegu� hasta su
champa para recoger tostadas y pinole. En ese entonces no nos mostr�bamos a los
pueblos y s�lo unos cu�ntos ind�genas sab�an de nosotros. El Viejo Antonio se
ofreci� a acompa�arme hasta el campamento, as� que reparti� la carga en dos
costales y le puso el mecapal al suyo. Yo met� el costal en la mochila porque lo
del mecapal no se me daba. Con focador hicimos la caminata hasta llegar a la
orilla del potrero, donde empezaban los �rboles. Paramos frente a un arrollo,
esperando ya a que amaneciera.
No recuerdo bien a cuento de qu� vino la pl�tica, pero el Viejo Antonio me
explic� que los ind�genas caminan siempre como encorvados, aunque no traigan
cargando nada, porque llevan sobre los hombros el bien del otro.
Pregunt� c�mo mero era eso, y el Viejo Antonio me cont� que los dioses primeros,
los que nacieron el mundo, hicieron a los hombres y mujeres de ma�z de modo que
siempre se caminaran en colectivo. Y me cont� que caminar en colectivo quiere
decir pensar tambi�n en el otro, en el compa�ero. "Por eso los ind�genas caminan
encorvados", dijo el Viejo Antonio, "porque cargan sobre los hombros su coraz�n
y el coraz�n de todos".
Yo pens� entonces que para ese peso no bastaban dos hombros.
Pas� el tiempo y, con �l, pas� lo que pas�. No preparamos para combatir y
nuestra primera derrota fue frente a estos ind�genas. Ellos y nosotros
camin�bamos encorvados, pero nosotros por el peso de la soberbia, y ellos porque
tambi�n nos cargaban a nosotros (aunque nosotros ni en cuenta). Entonces nos
hicimos ellos, y ellos se hicieron nosotros. Empezamos a caminar juntos,
encorvados pero sabiendo todos que no bastaban dos hombros para ese peso. As�
que nos alzamos en armas un d�a primero de enero del a�o de 1994... para buscar
otro hombro que nos ayudara a caminar, es decir, a ser.
EL TERCER HOMBRO
Como en el origen de la Naci�n Mexicana, la historia contempor�nea de las
comunidades ind�genas zapatistas tendr� tambi�n su leyenda fundacional: quienes
habitan estas tierras tienen ahora tres hombros.
A los dos hombros que suelen tener el com�n de los seres humanos, los zapatistas
han agregado un tercero: el de las "sociedades civiles" nacionales e
internacionales.
En una de las partes posteriores de este video "raro" hablar� de los avances que
se han conseguido para las comunidades zapatistas. Se ver� entonces que son
grandes, como no los hab�amos so�ado siquiera.
Pero ahora quiero contarles que esto ha sido posible porque "alguien" nos ech�
el hombro.
Nosotros pensamos que hemos sido afortunados. Nuestro movimiento ha contado,
desde sus inicios, con el apoyo y la simpat�a de cientos de miles de personas en
los cinco continentes. Esta simpat�a y este apoyo no se han resignado frente a
las limitaciones personales, las distancias, las diferencias culturales y de
idioma, las fronteras y los pasaportes, las diferencias en concepci�n pol�tica,
los obst�culos puestos por los gobiernos federal y estatales, los retenes,
hostigamientos y ataques militares, las amenazas y agresiones de grupos
paramilitares, nuestra desconfianza, nuestra descortes�a, nuestra incomprensi�n
del otro, nuestra torpeza.
No, por encima de todo eso (y de muchas cosas m�s que cada quien sabe), las
"sociedades civiles" de M�xico y el mundo han trabajado por, para y con
nosotros.
Y lo han hecho no por caridad, no por l�stima, no por moda pol�tica, no por af�n
publicitario, sino porque, de una u otra forma, han hecho suya una causa que a
nosotros solos nos sigue quedando grande: la construcci�n de un mundo donde
quepan todos los mundos, es decir, de un mundo que cargue el coraz�n de todos.
Desde los rincones m�s insospechados de M�xico y del mundo, desde los islotes
que se mantienen a pesar del hurac�n neoliberal, a visitar los caracoles
y a hablar con las Juntas de Buen Gobierno (sea para proyectos, donativos,
aclaraciones, o simplemente para conocer del proceso de construcci�n de la
autonom�a), en un a�o llegaron personas y organizaciones de, por lo menos, 43
pa�ses, incluyendo al nuestro, que es M�xico.
Hombres y mujeres, como individuos y como organizaciones, de Espa�a, Alemania,
Pa�s Vasco, Eslovenia, Italia, Suiza, Escocia, Estados Unidos, Dinamarca,
B�lgica, Finlandia, Australia, Argentina, Francia, Canad�, Polonia, Suecia,
Holanda, Noruega, Brasil, Guatemala, Turqu�a, Chile, Colombia, El Salvador,
Per�, Grecia, Portugal, Jap�n, Africa del Norte (as� viene en el informe, no s�
de mero qu� pa�s), Nicaragua, Inglaterra, Uruguay, Bolivia, Austria, Nueva
Zelanda, Israel, Ir�n, la Rep�blica Checa y de todos los estados de la Rep�blica
Mexicana, han puesto su hombro junto a los dos de las comunidades para empezar a
cambiar radicalmente las condiciones de vida de los ind�genas zapatistas.
As�, en un a�o, a los caracoles y a las Juntas de Buen Gobierno (JBG) han
llegado (en veces con proyectos productivos, en veces con donaciones, en veces
con el o�do atento y respetuoso, en veces con la palabra hermana, en veces con
la curiosidad, en veces con el af�n cient�fico, y en veces con el deseo de
solucionar problemas mediante el di�logo respetuoso y el acuerdo entre iguales),
miles de personas como individuos, como organizaciones sociales, como
organizaciones no gubernamentales, como organizaciones de ayuda humanitaria,
como organizaciones defensoras de los derechos humanos, como cooperativas, como
autoridades de municipios de otros estados de M�xico y de otras partes del
mundo, como cuerpo diplom�tico de otras naciones, como investigadores
cient�ficos, como artistas, como musiqueros, como intelectuales, como
religiosos, como peque�os propietarios, como empleados, como obreros, como amas
o "amos" de casa, como trabajadores y trabajadoras sexuales, como locatarios de
mercado, como vendedores ambulantes, como futbolistas, como estudiantes, como
maestros, como m�dicos, como enfermeras, como empresarios, como contratistas,
como autoridades estatales, y como muchas cosas m�s.
Tan s�lo en Oventic, el caracol reporta haber atendido, en un a�o, a 2
mil 921 personas de otros pa�ses y a mil 537 de M�xico, sin contar a los
compa�eros y compa�eras bases de apoyo zapatistas que acuden a tratar diversos
problemas con la junta.
El tercer hombro de la lucha zapatista tiene muchos colores, habla muchas
lenguas, ve con muchas miradas y camina con muchos.
A ellos y ellas les hablamos y les queremos, adem�s de dar las gracias,
entregarles...
LAS CUENTAS
Bien, la hora de las cuentas. Les ruego tolerancia, porque a m� me ha tocado
revisar las cuentas de todas las juntas, para elaborar esta especie de informe,
y cada una tiene su "modo" de decir qu� pone en las sumas y qu� pone en las
restas. En fin, que no ha sido f�cil, pero como quiera, los detalles de esto se
podr�n consultar en cada caracol a partir del 16 de septiembre de este
a�o.
En conjunto, las cinco Juntas de Buen Gobierno que funcionan en territorio
zapatista reportan ingresos por casi 12 millones y medio de pesos, egresos por
cerca de 10 millones y un saldo que anda alrededor de los 2 y medio millones.
Hay diferencias apreciables en las cuentas manejadas por las JBG en cada caso.
Esto es as� porque algunas juntas reportan todo el dinero del que tuvieron
conocimiento, es decir, incluyen en la cuenta lo que recibieron directamente y
lo que recibieron los Municipios Aut�nomos Rebeldes Zapatistas (Marez) con la
aprobaci�n de la Junta de Buen Gobierno. Otras juntas s�lo reportan lo que
manejaron directamente, sin incluir lo que recibieron los Marez.
Hay tambi�n diferencias apreciables en el ingreso econ�mico de las JBG, en
algunos casos se debe a que hay juntas (como la de Los Altos y la de Selva
Fronteriza) que cubren un territorio muy grande; en otros, porque sus sedes son
m�s conocidas por las "sociedades civiles" (Oventic y La Realidad), y en algunos
m�s, porque la diferencia de desarrollo organizativo entre las zonas es a�n muy
marcada.
A�n en cantidades aproximadas (y redondeando, porque los compas reportan hasta
los centavos), �stos son algunos datos de lo reportado por cada junta en un a�o
de ejercicio:
JBG | Ingresos anuales | Egresos anuales |
R. Barrios | Un mill�n 600 mil pesos |
Un mill�n de pesos |
Morelia | Un mill�n 50 mil pesos |
900 mil pesos |
La Garrucha | 600 mil pesos | 300 mil pesos |
Oventic | 4 millones y medio de pesos |
3 y medio millones de pesos |
Realidad | 5 millones de pesos |
4 millones de pesos |
�Qu� se hizo con este dinero? Bueno, ya llegar� su parte a dar parte. Por
ahora s�lo adelanto que nada fue para beneficio individual de nadie.
Las autoridades aut�nomas que se turnan para dirigir las Juntas Buen Gobierno se
mantienen de sus necesidades personales, durante los d�as que despachan en los
caracoles, con aportaciones de los pueblos o con apoyo del EZLN. El
promedio de gasto personal diario (sin contar lo del pasaje de su comunidad al
caracol y de regreso) de un miembro de la junta de La Garrucha, por
ejemplo, es de menos de ocho pesos (en otros lados sube un poco m�s). En el caso
de Oventic, es de cero pesos, porque las autoridades llevan sus tostadas, su
frijol y su caf�, si tienen (si no tienen pues t� de zacate).
Compare usted esto con, por ejemplo en M�xico, lo que gana el director del IMSS
(que cobra por desmantelar las conquistas de los trabajadores de ese instituto),
o por ejemplo con lo que cuestan unas toallas en la residencia presidencial de
nuestro pa�s, o por ejemplo con lo que se paga por unos colchones en la casa de
un funcionario del gobierno foxista en el extranjero, o con lo que gana un
diputado o un senador.
Claro que nuestras autoridades no usan guardaespaldas, ni pagan asesores, ni se
compran carros del a�o, ni comen en restaurantes de lujo, ni meten a sus
familiares a la n�mina.
O sea, que gobernar no tiene por qu� ser oneroso.
EL HOMBRO DE LA CUMPLEA�ERA
La menci�n al "tercer hombro" no estar�a completa si no mencionara a quienes,
aunque el silencio sugiera p�rdida de rumbo, desorden, pugnas internas,
desaparici�n o el rumor que se haya puesto de moda en este tiempo, han seguido
atentos y dispuestos a tratar de entender lo que ac� se lucha (y los modos y
tiempos con los que se lucha).
Escuchar lo que el otro habla y, sobre todo, lo que calla, es s�lo posible entre
quienes comparten el camino y, a veces, la carga.
Y me refiero a quienes, teniendo seguramente cosas m�s importantes que hacer,
guardan el tiempo y la atenci�n necesarios para escuchar y ver a quienes no se
suele ni escuchar ni ver (o s�lo cuando hay eventos "importantes").
De quienes hablo cumplir�n, al igual que yo, 20 a�os en este mes de septiembre.
Los mencion� s�lo de pasada en la primera parte porque, para nosotros, no son
s�lo un medio de comunicaci�n. Ya sabr�n entonces que hablo y pienso en quienes
dirigen y trabajan en el peri�dico mexicano La Jornada.
Como muchos hombres y mujeres que apoyan la lucha de los pueblos indios (y por
eso la de los zapatistas), los "jornaleros" no miran o escuchan a los pueblos
zapatistas por moda o por c�lculo medi�tico. Su paso va m�s all� del s�lo
quehacer period�stico, tiene que ver con lo que algunos llaman "�tica del
compromiso" y se inscribe en el af�n de un cambio real y justo, y no en el af�n
de ganancias econ�micas y/o pol�ticas. No quiero ser injusto diciendo s�lo que
los "jornaleros", han sido generosos, en cambio dir� que han sido consecuentes y
son pocas, muy pocas, las personas que pueden decir eso y mantenerlo por 20
a�os.
S� que me adelanto, pero es casi seguro que ese d�a, el d�a de la cumplea�era,
La Jornada aparezca llena de desplegados felicit�ndola por su vig�simo
aniversario y dif�cilmente habr� lugar para la felicitaci�n que les mandamos los
m�s peque�os de sus hermanos.
Por eso nos adelantamos, y en este su "no cumplea�os" les mandamos a todos y a
todas un abrazo, s�lo uno, pero uno de �sos que s�lo se dan entre hermanos y que
dicen cosas que no se pueden decir. Va tambi�n mi abrazo personal, en espera de
poder darlo personalmente (ojal� no sea post mortem), a tod@s y cada un@
de l@s jornale@s.
Y como "al que madruga m�s vale p�jaro en mano" (�no es as�?, perd�n, es que la
incoherencia del gabinete se contagia), pedimos �dem a la hora de partir
el pastel que, sabemos, por muy grande que sea, no ser� nunca del tama�o del
coraz�n que cargan.
En resumen, que los cumplan muy felices (no empinen mucho el codo, porque luego
van a pasar cosas que necesitar�n o�dos y miradas honestas).
Y a todos y todas, "sociedades civiles", felicitaciones por el cumplea�os de los
caracoles y de las Juntas de Buen Gobierno. Y gracias por el tercer
hombro.
Vale. Salud y, si la pi�ata tiene la cara de Bush, pido mano.
(Continuar�...)
Desde las monta�as del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.
M�xico, agosto de 2004. 20 y 10.
P.D. Mi fiesta de cumplea�os ser� de ligera a moderada, habr� pozol agrio y no
porque me guste, sino porque a los compas luego les da por hacerse los
chistositos.