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Zapatismo

Chiapas la resistencia
Caracol III

La Garrucha

Gloria Muñoz Ramírez
Fotos José Núñez /La Jornada
 

La tecnología en comunicación llegó a la selva lacandona de la mano de los zapatistas. El café-Internet Cyber-pozol, atendido por bases de apoyo, es el único Internet público que existe en toda la cañada de Patiwitz y en el resto del territorio en resistencia. En él, además del servicio cibernético, se ofrece café de la cooperativa en resistencia Smaliyel, música de la nueva y ya numerosa discografía zapatista, videos, paliacates, artesanía, abarrotes, gasolina y algo para saciar el hambre.

La tienda-cafetería-Internet-comedor Smaliyel, se localiza en el caracol Resistencia hacia un nuevo amanecer, en la primera zona rebelde que fue abierta a los periodistas en 1994. Desde aquí el mundo entero conoció a los pueblos indios que se levantaron en armas, a la insurgencia, sus razones y sus dolores. Hoy, más de 10 años después, el panorama es otro.

La primera vez que los periodistas llegamos a La Garrucha no sólo no había Internet, ni siquiera había luz. No existía la clínica autónoma con consultorio dental, laboratorio de análisis clínicos y ambulancia, la escuela no funcionaba y una biblioteca era inimaginable, al igual que la iglesia del pueblo, la única que se encuentra dentro de un caracol zapatista. Después del asesinato de Luis Donaldo Colosio, en 1994, el futuro se tornó más incierto, el territorio se cerró y posteriormente los reflectores de la prensa cambiaron de cañada.

Miguel, un niño de apenas tres años, deambula ahora por la tienda zapatista y afirma que el hombre araña "es compa". Al paso del convoy diario de soldados cambia su identidad y se convierte en el mismísmo hombre araña quien, escondido detrás de una bugambilia, lanza sus redes a los soldados. Su mamá lo reprende y él, llorando, dice que la acusará nada menos que con la junta de buen gobierno.

El patrullaje militar que ve pasar Miguel oficialmente no existe, pero aquí, al menos los días de nuestro recorrido, ha pasado cuatro veces diarias. Una hilera de camiones repletos de soldados con el arma en posición de combate, es la rutina en estas tierras militarizadas.

Moisés, el mismo indígena tzeltal que recibía a la prensa hace más de una década, es ahora videasta autónomo. Con una cámara mini dv graba las imágenes que posteriormente edita en una computadora Mac. Trabaja en estos momentos en la fase final de un video sobre las mujeres zapatistas, y ya cuenta con una construcción de block y cemento destinada a un proyecto general de medios de comunicación.

Al igual que en el resto del territorio en resistencia, en estos días hay una campaña de vacunación en todos los pueblos. Las mamás con sus niños en los brazos hacen fila en la clínica autónoma que funciona desde 1995.

La Cruz Roja Internacional, que operaba en la comunidad de San Miguel desde 1994, ha abandonado la zona. "Ellos dicen que aquí no hay guerra, que necesitan muertos para quedarse más tiempo", acusan las bases de apoyo. Anteriormente, las campañas de vacunación estaban en manos del organismo internacional. Hoy, el responsable es el gobierno autónomo zapatista y la Cruz Roja ya sólo atiende algunas comunidades.

Con el propósito de organizar el servicio de salud para todas las bases de apoyo, en esta zona todas las familias zapatistas cuentan con una pequeña tarjeta o credencial de salud con la que identifican su resistencia. Presentando su credencial tienen derecho a la consulta y medicina gratuita.

En un pequeño y funcional laboratorio de análisis clínicos, atendido por promotores de salud especializados, se practican biometrías hemáticas, exámenes de orina, coproparasitoscópicos y otras pruebas básicas. "Lo que más hacemos son exámenes de gota gruesa, porque en esta zona hay mucho paludismo, y de tuberculosis", afirma uno de los indígenas encargado del laboratorio.

La clínica de color rosa mexicano está tapizada con murales que aluden a la resistencia. "Aquí sembramos con viento de esperanza, vida y dignidad", se lee en el mural cuyas figuras principales son, por supuesto, un caracol y el rostro de Zapata.

Ampliado y pintado recientemente, el centro de salud autónomo atiende aproximadamente 30 consultas diarias. Enfermedades parasitarias, paludismo, infecciones en la piel y tuberculosis, son algunos de los padecimientos más frecuentes en la selva tzeltal. Cuentan también con un consultorio dental, una farmacia y los recientemente inaugurados cuartos de hospitalización.

Como en todas las clínicas zapatistas, los indígenas del PRI también son atendidos por los promotores autónomos. "A los priístas les cobramos a 25 pesos la consulta con todo y medicinas, para recuperar el costo", explican los encargados.

Los cuatro municipios autónomos de la zona selva tzeltal son Francisco Gómez, San Manuel, Francisco Villa (el único nombre que se repite en dos zonas) y Ricardo Flores Magón. En todos ellos ya opera el servicio de salud en resistencia y, tan sólo en Francisco Gómez, 78 promotores de salud atienden las enfermedades básicas en sus pueblos.

A pesar de los avances, la junta de buen gobierno El camino del futuro reconoce que están muy lejos de una situación medianamente ideal. El municipio autónomo Francisco Villa, por ejemplo, no cuenta con clínica ni mucho menos con una farmacia, y su desarrollo general está muy por debajo del municipio Ricardo Flores Magón. Es precisamente trabajo de la junta equilibrar el desarrollo.

La clínica central de la zona es apoyada por una organización italiana y la ambulancia fue donada por Médicos sin Fronteras. Los promotores no reciben ni un peso de sueldo, y sólo son apoyados en su alimentación. Muchas veces, afirman las autoridades autónomas, muchos promotores no asisten a los cursos por falta de dinero para sus pasajes: "Ellos dan un servicio a su pueblo, pero pensamos que les hace falta más apoyo para su trabajo".

Para resolver este y otros problemas existe un representante de salud por cada uno de los cuatro municipios autónomos, quienes se reúnen cada dos meses con el propósito de coordinar el trabajo de toda la zona.

La educación verdadera

Aun con rezagos en la construcción de escuelas y en la preparación de promotores, actualmente los cuatro municipios cuentan con educación autónoma en sus pueblos. "Nuestra educación -afirman los miembros de la junta- sale del pensamiento de los pueblos. Nada viene de afuera y no se parece nada a la educación oficial, donde no se respeta al indígena ni su historia".

Las comunidades de la selva tzeltal cuentan con dos centros de capacitación de promotores de educación, uno recientemente inaugurado en la comunidad La Culebra, en el municipio autónomo Ricardo Flores Magón; y otro en La Garrucha, que pertenece al municipio Francisco Gómez.

Julio, del concejo Autónomo de Ricardo Flores Magón, explica el sentido de la educación autónoma zapatista: "Nosotros estamos viendo cómo se relaciona el conocimiento con las 13 demandas de la lucha zapatista. No es que alguien de afuera nos dice cómo lo vamos a relacionar. Somos nosotros los que vivimos aquí, los que sufrimos, los que luchamos aquí, entonces somos nosotros los que sabemos cómo se relaciona todo. El pueblo tiene el conocimiento, el pueblo sabe muchas cosas y desde ahí se rescatan los conocimientos y los saberes".

Uno de los objetivos principales de la educación, explica el también miembro de la junta de buen gobierno, es fortalecer la identidad indígena y responder a las necesidades de los pueblos: "No tiene caso enseñarles a los indígenas cómo ser indígenas, eso ya lo sabemos. Lo que necesitamos es conocer nuestra historia, nuestro pasado... Para eso es la educación verdadera.

"También ?agrega? en nuestras escuelas se ve la situación nacional, la situación de nuestra lucha, la vida de nuestros pueblos. Lo principal de nuestra educación es no salirse de la política y del camino de la lucha zapatista, y el respeto a cada comunidad, su lengua y todo. Nuestros promotores de educación reflexionan sobre el problema de la reubicación de los pueblos de Montes Azules, que quiere hacer el gobierno; sobre el Plan Puebla-Panamá; también del problema de las semillas transgénicas, de las maquiladoras, del contrataque político del gobierno, de la resistencia de nuestros pueblos, de los Acuerdos de San Andrés, de la guerra de baja intensidad, de la manipulación del gobierno para comprar los pueblos como sus programas con Procede, o desayunos escolares o de apoyo al campo. Todo eso se ve en nuestras escuelas autónomas."

Al promotor o promotora de educación lo elige el pueblo y le pregunta si quiere participar. "Uno puede decir que sí, pero también puede decir, que no porque se tiene otro trabajo, como otros cargos, porque la autonomía tiene muchos trabajos, no sólo la educación", explica la promotora Hortensia.

Hay promotores, explica, "que empiezan este trabajo y no saben leer ni escribir y entonces empiezan desde nada... Hay algunos que entraron bien chiquitos a ser promotores y aquí han crecido y aprendido, y luego ya regresan a sus pueblos. También hay promotores voluntarios, o sea que no son elegidos por el pueblo, sino que se presentan por sí mismos. Hay unos que no saben nada, ni hablar en castilla ni nada, y aquí todo lo aprenden".

Como en todas las zonas indígenas, zapatistas o no, las mujeres continúan padeciendo el rezago y la desigualdad. La mayor parte de los promotores y de los alumnos en las escuelas autónomas todavía son hombres, porque, señala la promotora Hortensia, "el cambio cuesta para hacerlo. En nuestros pueblos las mujeres promotoras que se ausentan de su casa para ir a los cursos de capacitación todavía reciben burlas con los mismos de nuestro pueblo, y también reciben burlas los padres o los esposos, que porqué lo dejó a su hija, que no está haciendo buenas cosas o de otros inventos, porque de por sí no es la costumbre que la mujer salga de su pueblo. Pero nosotras no nos desmoralizamos, aunque nos burlan o que digan cosas que no estamos haciendo, nosotras como promotoras lo tenemos que seguir el camino. Nosotras debemos echarle más ganas para ver hasta dónde llegamos, porque de por sí es nuestro derecho. Si lo dejamos nuestro trabajo quiere decir que nos ganó la burla.

"Las mujeres ?insiste? de por sí son las primeras que defienden su pueblo cuando entra el Ejército, son las primeras que hacen frente, entonces, si son capaces de defender también son capaces de estudiar. No podemos estar ya con las bocas cerradas porque así la situación no cambia. Estamos así creando una educación muy diferente."

Y fue precisamente una mujer, Rosalinda de nombre, la encargada del discurso político del primer aniversario de esta junta de buen gobierno: "Ya no necesitamos pedir permiso para gobernarnos. Ya vimos que lo podemos hacer y que en este primer año de trabajo hemos aprendido mucho. Aquí estamos. No nos vendimos", dijo la única mujer que forma parte del gobierno autónomo.

Renta de bicicletas y taller de zapatería

Hasta el caracol Resistencia hacia un nuevo amanecer llegó una donación de bicicletas. Hoy, al fondo del caracol, un local autónomo ofrece el servicio de renta y reparación de bicicletas, y los beneficios son para el municipio.

Opera también, desde hace algunos años, un taller de zapatería: Taller libre del arte del calzado Francisco Gómez, en cuyas paredes aparece un gran mural de Zapata con un libro abierto en el que se lee: "Imaginación, creatividad, informalidad, improvisación..."

Al fondo del tercer caracol de la resistencia zapatista, se observa una vieja máquina de molido de café y, a un lado, el campamento de paz visitado todo el año por cientos de personas de todo el mundo. Tres cooperativas de mujeres, un dormitorio general, dos bodegas, la clínica, una escuela y una biblioteca completan las instalaciones.

Así construyen los zapatistas su autonomía, un proceso que, como dice Julio, "viene de nuestra historia, de nuestras propias costumbres, de nuestro sistema de justicia, de nuestros cultivos... Un proceso que es como caminar solo. Nosotros de por sí sabemos caminar, aunque podemos tener errores, pero son de nosotros esos errores y no de otros que nos los imponen", finaliza la autoridad autónoma.