VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Zapatismo

Los retos del EZLN


Ricardo Mart�nez Mart�nez
Rebeli�n

Un Programa de Lucha Nacional
Con la Sexta Declaraci�n de la Selva Lacandona, el Ej�rcito Zapatista de Liberaci�n Nacional (EZLN) redimensiona los once puntos que conforman su programa estrat�gico dado a conocer el primero de enero de 1994: luchar por trabajo, tierra, techo, alimentaci�n, salud, educaci�n, independencia, libertad, democracia, justicia y paz y que ha reiterado en las Declaraciones anteriores junto a las propuestas e inventivas propias que alentaron la movilizaci�n de sus propias fuerzas y la de amplios sectores sociales.
Esta Declaraci�n, como las anteriores, responde a una situaci�n espec�fica en un contexto de cambios en la estructura econ�mica (11 a�os de la implementaci�n del TLCAN) y la profundizaci�n de la crisis institucional en nuestro pa�s, as� como de transformaciones permanentes en los �mbitos regional y mundial.
No es m�s de lo mismo como algunas voces aseguran (Convenci�n Nacional Democr�tica, Movimiento de Liberaci�n Nacional, Intercontinentales) con todo y sus riesgos que la nueva situaci�n impone. Se trata de una fase del zapatismo, de la culminaci�n de una etapa y la apertura de otra que implican una serie de nuevas medidas encaminadas y nuevas experiencias acumuladas para reorganizar, por un lado, su estructura interna (juntas de buen gobierno y ej�rcito) y, por el otro, su accionar externo (estructuras de simpat�a y adhesi�n civil) m�s el componente de buscar alianzas, con el fin de provocar un cambio cualitativo y de transformaci�n org�nica que permita revalorar sus avances, sus retrocesos, sus aciertos, sus errores, las t�cticas aplicadas y los m�todos utilizados durante los once a�os cumplidos tras el levantamiento armado y, con todo ello, preparar una nueva ofensiva pol�tica que no militar para el cambio profundo, de abajo hacia arriba y por la izquierda, que vaya coadyuvando en la construcci�n de un polo pol�tico opositor al r�gimen (clases dominantes, instituciones gubernamentales y partidos pol�ticos electorales) que eventualmente genere la alternativa viable con garant�as para resolver las necesidades b�sicas y espirituales de la poblaci�n.
El nuevo llamado zapatista, en las condiciones prevalecientes, contiene tres elementos que lo hacen distinto de los otros cinco, que podr�an revitalizar al EZLN y que tambi�n podr�an cambiar significativamente la correlaci�n de fuerzas a nivel nacional: 1) la necesidad de levantar un programa clasista de lucha, 2) el reconocimiento de otros actores y sujetos sociales, y 3) la actividad pol�tica p�blica frente a los intentos de profundizar el empobrecimiento del pueblo y la entrega de la soberan�a nacional.
1. Programa clasista
Al hacer una caracterizaci�n de la situaci�n pol�tica y econ�mica prevaleciente en M�xico y el mundo, el EZLN identifica al sistema de dominaci�n y lo llama por su nombre: el capitalismo. Esto implica necesariamente el relanzamiento del an�lisis con las categor�as te�rico-metodol�gicas que explican claramente su g�nesis y su desarrollo, as� como su naturaleza intr�nseca de despojo y explotaci�n de los trabajadores del campo y de la ciudad en aras de generar la mayor ganancia econ�mica de unos pocos, las contradicciones que brotan de la lucha entre despose�dos y acaparadores, dominados y dominadores, sus efectos en todas las �reas de la vida social y la profundizaci�n de la discusi�n pol�tica ideol�gica entre las clases, sectores de clase, g�nero y etnia, confrontadas en el actual contexto de la internacionalizaci�n del capital a gran escala y con un acelerado ritmo.
El llamado, entendido como la definici�n pol�tica estrat�gica de buscar una alianza hist�rica con los obreros, los trabajadores del campo y la ciudad, as� como con los sectores excluidos, no es abstracto, sino que recae necesariamente en el contexto actual de la ofensiva gubernamental por despojar a los trabajadores de sus derechos laborales, reformar la Ley Federal del Trabajo, gravar con impuestos las medicinas y los alimentos, acabar con los contratos colectivos de trabajo, acabar con la seguridad social, profundizar el empleo precario, alentar la explotaci�n en las industrias maquiladoras, privatizar la educaci�n y entregar al capital extranjero las riquezas naturales y energ�ticas de la naci�n, medidas todas que han obtenido tambi�n respuestas puntuales por parte de los trabajadores que han sabido cuestionarlas con seriedad y frenarlas en su mayor�a con movilizaciones, acuerdos amplios, t�cticas y alianzas coyunturales, incluso con ciertos sectores de la clase pol�tica en el Congreso de la Uni�n.
Hasta el momento no se ha cumplido la segunda generaci�n de reformas neoliberales llamadas estructurales y esto se ha convertido en una victoria parcial del joven movimiento de los trabajadores. Tres a�os de movilizaciones (2003) han hecho madurar a las organizaciones obreras, d�ndoles brillo luego de la ofensiva neoliberal y tras a�os de derrota tras derrota desde el ingreso de M�xico al GATT y la denominada reconversi�n industrial del ex presidente Miguel de la Madrid Hurtado, inicios del neoliberalismo en nuestro pa�s.
Se est� ante un sujeto pol�tico en construcci�n con clara vocaci�n y herencia de lucha en la historia nacional. Los trabajadores electricistas, del Seguro Social, de los servicios, maestros, campesinos y estudiantes, han concretado, no sin ciertas dificultades, una plataforma de lucha con un programa m�nimo y de unidad que da contenido y forma al �nico espacio independiente y organizado de la clase trabajadora (aunque podr�an organizarse m�s con todo y lo que eso conlleva).
As�, la nueva iniciativa zapatista es una afrenta para buscar y encontrar los medios pol�ticos que faciliten dicha alianza en lo concreto y, de esta forma, dar el salto estrat�gico con el fin de presentar un programa de lucha nacional que incluya tanto al Plan la Realidad-Tijuana y al Programa M�nimo no Negociable, por un nuevo pacto nacional, es decir, una nueva Constituci�n.
El Plan la Realidad-Tijuana pone en el centro la defensa de la soberan�a nacional y la b�squeda de restituirle a la pol�tica su complemento �tico: respeto a la diversidad y solidaridad con los agredidos; en tanto, el Programa M�nimo no Negociable se centra en la defensa de los derechos sociales a�n presentes en la Constituci�n y tambi�n en la defensa de la soberan�a nacional. Los dos se oponen al neoliberalismo y perfilan un proyecto verdaderamente alternativo. Por tanto, hay plena coincidencia en el horizonte de ambos proyectos, base para abrir la discusi�n sobre las formas, m�todos y caminos a recorrer, bajo el principio de la unidad de los explotados y marginados.
2. Otros actores y sujetos sociales
La lucha actual de los trabajadores en nuestro pa�s es producto de un proceso largo y lento, pero con frutos y resultados positivos que van prefigurando un amplio y poderoso movimiento obrero. Ante la ofensiva neoliberal y el despojo de los derechos ganados en la historia de nuestro pa�s, los trabajadores han desplegado de manera imaginativa sus fuerzas que se han materializado en los �ltimos a�os en movilizaciones masivas que van desde caravanas nacionales en noviembre de 2004 y mayo de 2005, un paro nacional con buena repercusi�n en agosto de 2004, dos di�logos nacionales por un proyecto alternativo al neoliberalismo en 2004 y 2005 y la osad�a de frenar los intentos de completar el c�rculo de las llamadas reformas estructurales de libre mercado durante todo el sexenio de Vicente Fox.
Se trata, efectivamente, de un movimiento defensivo en la pr�ctica, pero tambi�n esboza n�tidamente un programa m�nimo estrat�gico, producto de discusiones dentro y fuera de las organizaciones participantes que recientemente saludaron la iniciativa zapatista: El Frente Sindical, Campesino, Ind�gena, Social y Popular, La Promotora por la Unidad Nacional contra el Neoliberalismo y el Frente Sindical Mexicano.
El Segundo Di�logo Nacional por un proyecto Alternativo al Neoliberalismo realizado en febrero de 2005 en la ciudad de Quer�taro, dirige sus esfuerzos, como el zapatismo, hacia la conformaci�n de la idea-fuerza de un nuevo pacto social para refundar la naci�n que significa hacer efectivos tanto los once puntos del EZLN, como de toda la riqueza de propuestas e ideas que se han acumulado durante los once a�os de resistencia zapatista y durante los recientes a�os del renacimiento del movimiento obrero.
3. Pol�tica nacional
La convocatoria del EZLN para realizar una campa�a de lucha en todo el pa�s reposiciona a esta organizaci�n en la pista de la pol�tica nacional.
Luego de consolidar un mejor nivel de organizaci�n de las propias comunidades ind�genas zapatistas en Chiapas por medio de los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno y sin cancelar su desarrollo con mayor profundidad, el EZLN realiza un movimiento t�ctico para hacer ver y proponer la existencia de otras alternativas fuera de la esfera oficial, buscando estimular el descontento social, posiblemente agruparlo e incentivar la unidad program�tica con otras agrupaciones.
Ante la crisis de los partidos pol�ticos y sus descalabros, sobre todo por la incredulidad que generan a la poblaci�n con su actuar y su desapego a las necesidades del pueblo, varios espacios organizativos buscan que sus planteamientos incidan y atraigan a ese descontento y potencien su capacidad activa, productora y renovadora de otra sociedad con libertad y justicia, pero a�n no se consolida la unidad y eso pone en riesgo los esfuerzos ya avanzados. Estas organizaciones junto al EZLN est�n en el tiempo y en el espacio nacional para modificarlos a favor de los despose�dos y aprovechar la crisis institucional y de los partidos electorales para cambiar la correlaci�n a favor de las fuerzas renovadoras de izquierda. Esta oportunidad no se puede desaprovechar y resulta necesario reconocer que tampoco solo una fuerza puede lograrlo, a menos que extienda su estructura r�pido y s�lidamente para darle seguimiento al movimiento y tambi�n para dar respuestas �giles a las pol�ticas gubernamentales. Eso a�n no se ha podido hacer en estos once a�os.
Para hacer efectiva la unidad, har� falta lo que en su momento Mao Tsetung plante�, guardando las proporciones, "que se abran cien flores y compitan cien escuelas de pensamiento". Del intercambio de ideas y debate respetuoso saldr�n otras mejores para el cambio profundo de abajo hacia arriba.
Las organizaciones activas tendr�n que actuar bajo ciertos criterios: las palabras y los actos deben contribuir a unir y no a dividir, deben favorecer la transformaci�n social, deben de afianzar la democracia interna de sus propias agrupaciones, deben de avanzar en las coincidencias y dejar por un momento las diferencias, deben de compartir un espacio de discusi�n amplio y donde todos quepan sin renunciar a sus organizaciones, deben de discutir la t�cticas a seguir, deben de convertirse en un frente patri�tico, centro de gravedad del descontento. 

������