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Zapatismo

IX Congreso de Psicología Social de la Liberación Chiapas, México Una psicología popular: la vida es sueño.

Julio Chueco*

Hay situaciones en el desenvolvimiento histórico de los pueblos en los  que pareciera dársele razón a las teorías que enuncian que en algunas  situaciones sus conductas se producen con las mismas maneras de los  sueños. O dicho más coloquial, a la manera de sus ensueños. Sus  conductas son efectivamente reales, tienen efecto concreto sobre la  política y sobre la vida de las gentes, sólo que una mirada más amplia  las hace comprender como animadas por ambiciones más pretenciosas que  las más generales.
Algo de esta manera sucede aquí en Chiapas, al sur del México  profundo. Un estado  de más de 73000 kilómetros cuadrados, se dice y  así lo es, que buena parte de su territorio es gobernada por sí mismos  en forma autónoma del gobierno estatal.  El reclamo es ser  considerados sujetos plenos de ley y eventualmente luego reformarla.  El respeto por reglas de convivencia consensuadas en tiempo y razones  del presente comunitario. En su territorio gobiernan unas llamadas  Juntas de Buen Gobierno, según las zonas conviven sus seguidores con  opositores, sus hijos concurren a escuelas autónomas o de las otras,  las institucionales del estado central, según su gusto. Se cultiva. Se  defienden de ataques paramilitares, también según se dice,  brazo  animado por el gobierno central. Una acción fuertemente enraizada en  las tradiciones culturales indígenas de tanta raigambre en todo México.
En esta Chiapas se desarrolla el IX Congreso de la Psicología Social  de la Liberación. Esta expresión, Psicología Social de la Liberación,  fue acuñada en los años 80's por Ignacio Martín Baró, jesuita nacido  en Valladolid, España, radicado en El Salvador, doctorado en los  Estados Unidos. Y asesinado a la manera de nuestros Mugica, Angelelli  y los palotinos, por dedicarse a dar voz a los acallados de siempre.  Inculpado por conducir unas encuestas que ponían en cuestión a las  razones del dominio político salvadoreño del momento.
Año tras año este Congreso viene concretándose en distintos países de  nuestra América, el año pasado en Chile, el anterior en Costa Rica y  en éste en curso, en las esperanzadas tierras chiapanecas.
Unas 240 propuestas han sido puestas a consideración, propias del  mismo México, Costa Rica, Chile, catorce de nuestro país.  Veinte  universidades centroamericanas, incluso Brasil, Chile, incluso  Barcelona, incluso nuestra Facultad de Psicología de la UBA,  participan de sus coloquios. Dos de nuestros Movimientos Sociales  nacidos al calor de los años 90's.
La materia misma del Congreso está presentada como las singularidades  propias del abordamiento de lo mental en el contexto de las relaciones  de dominación.  El intento de  resolución de la conflictiva nacida a  bordo de la colonización política y aquella de lo subjetivo. La  oposición entre las formas del saber establecidas y la propuesta de  algunos saberes pensados como liberadores.
Resistencias en las luchas de las mujeres, de pueblos originarios, la  vida en realidades de guerra y miedo cotidianos. Los retos que se  imponen a la formación universitaria tal como se practica en nuestras  universidades. Los efectos de las prácticas de las remodelaciones de  los entornos ecológicos y de las prácticas de producción, a la moda  neoliberal. Algunas de sus consecuencias: las migraciones obligadas.  El propio qué hacer de lo psi en las luchas de liberación.  Algunos de  sus títulos y sus temas.
El estarse un corto tiempo por estas tierras lleva a proferir un  sueño, que es ésa la palabra. En el México al que se le imponen las  marcas de la cultura originaria con no más que rasgar un poco sus  superficies. No es que se trate de una defensa a ultranza de lo  originario, de aquella romántica valoración de lo primigenio. De lo  que se trata es de comprender cómo es que nos resulta posible opinar  sobre quien nos consulta, en medio de esta abstracción de lo propio,  de lo circundante, formados en alguna manera de consideración de  pensamientos sentidos como centrales, como intrascendentes,  esenciales. Verdad revelada.
Cómo podría ser que no lográramos imaginar otras formas de la relación  que no fueran las del principal y el sufriente. Que no nos diéramos  otras formas que el recogimiento coleto del consultorio, otras formas  que el lugar de la abstinencia, la ausencia, el lugar de la  consagración de la intimidad como valor, la negación del valor  terapéutico del hecho de la asociación entre seres.
De esto se trata este IX Congreso, quizás de lo que se trate durante  estos 14 al 16 de noviembre, quizás un sueño, el de una psicología que  aterrice en algo acerca de cómo es que se produce este sufrimiento, el  que no llegamos a comprender del todo, el que vemos con poco de  sensibilidad que pongamos, el que pareciera que no reconoce terapia  alguna válida.

jchueco@riseup.net * Julio Chueco es integrante del Movimiento de Trabajadores  Desocupados de Solano, Pcia de Bs As, profesa la psicología social.

Fuente:www.lafogata.org