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PAIS VASCO

27 de junio del 2003

Palabras y estandartes

Carlo Frabetti
Rebelión
No quiero que España se hunda. Todo lo contrario: deseo que los diversos pueblos que constituyen el Estado español alcancen las más altas cotas de bienestar. Pero no por eso digo "Arriba España".

Tampoco quiero que ETA mate. Todo lo contrario. Los atentados indiscriminados me parecen éticamente inadmisibles y políticamente aberrantes. Pero no participo en manifestaciones contra ETA ni en otros actos de pública condena.

Aparte de lo improcedente del término (tema al que ya he dedicado más de un artículo), el hecho de "condenar" solo una de las muchas cosas condenables, es pura demagogia o pura necedad, y el hecho de que el poder intente obligarnos a condenar esa y solo esa categoría de lo condenable, es puro fascismo.

Por desgracia, las cosas inadmisibles son muchas y muy graves: las torturas sistemáticas (y casi siempre impunes) en comisarías y cárceles, la brutalidad policial en la represión de las manifestaciones, el apoyo del Gobierno a los actos de piratería del Imperio, los atropellos de las mafias de la construcción y sus políticos a sueldo... Y también, por supuesto, los atentados indiscriminados de ETA.

Puestos a "condenar" (e insisto en que no es el término adecuado), habría que establecer un criterio y unas prioridades, una jerarquía del horror, y empezar condenando las cosas más graves y básicas. Habría que distinguir las causas de los efectos, las voces de los ecos. Habría que considerar los contextos y las circunstancias. Y, sobre todo, habría que tener muy en cuenta la manipulación del lenguaje por parte del poder.

Dicho de otro modo, no me manifiesto contra ETA por la misma razón que no guardé ningún minuto de silencio por las víctimas de los atentados del 11- S. Como escribí en su día: "Lamento que murieran miles de personas en el ataque a las Torres Gemelas, pero no guardé los tres minutos de silencio que nos pedían los fariseos, porque, de haberlo hecho, no habría podido volver a hablar en mucho tiempo. ¿Por qué? Por una sencilla regla de tres: si las tres mil víctimas de las Torres Gemelas merecen tres minutos de silencio, el millón y medio de iraquíes muertos como consecuencia del embargo imperialista merecerían más de veinticuatro horas... Por no hablar de los palestinos, los libaneses, los chilenos, los nicaragüenses, los guatemaltecos, los colombianos, los cubanos, los vietnamitas... Si guardáramos silencio por todas las víctimas del terrorismo imperial, tendríamos que callar todo el día.

Y no es momento de callarse".

Por la misma razón, no "condeno" las recientes ejecuciones en Cuba. Estoy en contra de la pena de muerte, sin reservas y sin excepciones. Pero si dedicara tan solo tres minutos a protestar por los fusilamientos de La Habana (a minuto por fusilado), tendría que dedicar dos horas y media a protestar por las 150 ejecuciones firmadas por Bush cuando era gobernador, y unas cien horas más a protestar por los seis mil condenados que sufren la más inhumana de las torturas en los "corredores de la muerte".

(Curiosamente, quienes se niegan a ver paralelismos obvios, a menudo intentan compensar su miopía viendo equivalencias donde no las hay.

Consignas como "Ni Bush ni Sadam" o "No a la guerra, ETA no" son ejemplos recientes de un discurso equiparador --por desgracia bastante arraigado-- en el que la demagogia sale al encuentro de la necedad.) Si la justicia persiguiera con firmeza la tortura y los torturadores se enfrentaran a penas proporcionales a la gravedad de su abyecto crimen (en más de un sentido comparable a la violación), yo no estaría en la Asociación Contra la Tortura (es más, la ACT no existiría siquiera). Si los políticos y los jueces se mostraran tolerantes con los atentados de ETA y los medios de comunicación les restaran importancia, yo estaría en Basta Ya o en alguna organización similar. Pero, sencillamente, no es el caso. Las actividades de ETA y de su supuesto "entorno" reciben una atención mediática tan desproporcionada como demagógica, mientras que la tortura es ocultada -- cuando no negada-- sistemáticamente. Y la justicia no suele ser benévola con los etarras, mientras que los torturadores rara vez son condenados y, cuando lo son, se libran con penas ridículas.

Por eso estoy en la ACT y no en Basta Ya (solo un acróbata moral como Savater puede estar en los dos sitios a la vez). Por eso digo "No a la guerra" sin añadir "ETA no" (ni "abajo la pedofilia", pongamos por caso). Por eso no "condeno" públicamente los lamentables fusilamientos de la acosada Cuba, cuya heroica resistencia frente al imperialismo sigue siendo la más importante lección moral y política de las últimas décadas. Por la misma razón que no digo ni he dicho nunca "Arriba España". Porque los lemas y las consignas, los vítores y las condenas, más allá del mero sentido literal de las palabras, son los estandartes de la lengua. Y quien asume los lemas y las consignas del poder, sus vítores y sus condenas, desfila bajo sus banderas.