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País Vasco

27 de enero del 2004

Editorial de Gara
La orgía de los hipócritas

Gara 

La experiencia internacional demuestra que la resolución de los conflictos políticos exige de la existencia de dirigentes como Josep-Lluís Carod-Rovira, que creen en la fuerza del diálogo y que son capaces de asumir riesgos personales por actuar de acuerdo a sus convicciones. El secretario general de Esquerra Republicana de Catalunya se reunió con ETA a petición de ésta, según afirmó, aunque después de haber mostrado pública y repetidamente su deseo de mantener dicho encuentro porque consideraba que con ello podía contribuir a encontrar soluciones de paz, y ahora se ve situado en el centro de la diana contra la que lanzan sus dardos los muchos hipócritas con cargo político y acceso a los medios que hay en Madrid, pero también en Catalunya. Una reacción estrechamente vinculada al actual momento electoral, en el que como llevan haciendo a lo largo de los últimos años el PP y sus altavoces pretenden demonizar cualquier estrategia que no siga estrictamente sus dictados y en el que el PSOE ha llegado a tal grado de desquiciamiento que su secretario general se jacta en público, como muestra de su pureza, de no hablar ni siquiera con el PNV. Una orgía de hipocresía que deja al desnudo la tremenda irresponsabilidad con la que actúan los dos grandes partidos estatales, que anteponen sus intereses partidistas a la apertura de cualquier resquicio para la resolución dialogada del conflicto.

Con ETA han hablado todos los gobiernos y todos los partidos que han tenido alguna responsabilidad política. Lo hicieron los ejecutivos de la UCD en su día, lo hicieron los del PSOE antes, durante y después de las conversaciones oficiales de Argel y lo hizo José María Aznar, que en mayo de 1999 sentó a sus más inmediatos colaboradores en la misma mesa que la interlocución designada por la organización armada. Nadie, por tanto, está en condiciones de reprochar nada a Carod-Rovira, salvo quizá Pasqual Maragall, por no haberle informado de un encuentro que se produjo cuando el líder republicano era ya el número dos de la Generalitat. Y vistas las reacciones, incluso es posible que haya sido mejor para Maragall que le mantuvieran al margen.

Por último, hay una cuestión sumamente grave que debiera ser aclarada. ¿Cómo han conocido la existencia de la reunión entre Carod-Rovira y la dirección de ETA las fuentes que filtraron la noticia a "Abc"? ¿Está siendo espiado el Conseller en Cap de la Generalitat de Catalunya?