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País Vasco


 

El colectivo censura a quienes cuestionan «la mano tendida» de la izquierda abertzale

Los exiliados vascos apoyan la oferta para la resolución del conflicto

Gara

«¿Quiénes van a tener mayor deseo de buscar una solución a este conflicto que aquéllos que lo sufren directamente, hasta arriesgar toda su vida?». Este mensaje, lanzado por el colectivo de exiliados políticos vascos durante el Elkartasun Eguna de Makea, sirvió para reforzar la apuesta efectuada por la izquierda abertzale con la presentación de su propuesta política renovada. Una oferta que, en su opinión, «pone sobre la mesa, de forma correcta, las principales claves para la resolución del conflicto». Al mismo tiempo, criticó a «los unionistas que pretenden nuestra humillación», en referencia al difícil momento que vive el proceso irlandés. En el acto celebrado en la localidad labortana se difundieron testimonios de ciudadanos que se han visto obligados a huir de sus pueblos por la represión y se rindió homenaje a los familiares de los represaliados, recordando especialmente la reciente muerte de Karmele Solaguren.

La edición de este año del Elkartasun Eguna tenía como propósito mostrar la realidad del colectivo compuesto por aquellos ciudadanos vascos que se han visto obligados a huir de sus casas por la represión. Para atestiguarlo, en el acto político celebrado ayer en Makea, hubo dos proyecciones de vídeo: la primera recogía el testimonio de Maite Robles, compañera de Angel Lete, fallecido durante su deportación en Cabo Verde; y la segunda, las palabras de cuatro exiliados en Venezuela, que saludaron a los congregados ­«gracias a vosotros seguimos siendo parte de Euskal Herria»­, y reafirmaron sus convicciones en favor de la libertad de su pueblo.
Para ese momento, el acto había alcanzado ya una gran emotividad, pues una decena de familiares de exiliados lejos de Euskal Herria fueron objeto de homenaje. Mientras una voz leía nombres de exiliados y los países en los que se encuentran, los familiares subían a la tarima y se colocaban el pañuelo de Etxerat, con todo el público puesto en pie y sin dejar de aplaudir. Tras recibir un obsequio de los dantzaris que les bailaron un aurresku de honor, una de ellos tomó la palabra. Y lo hizo para mostrar a su vez solidaridad, en esta ocasión con la familia de Karmele Solaguren, fallecida cuando se dirigía a visitar a su hijo preso.
Las referencias a Solaguren, así como a otros episodios represivos de la última semanas ­los casos de torturas, la detención de Jean-François Lefort o las duras condiciones padecidas por Marixol Iparragirre­, fueron constantes en los mensajes lanzados desde el escenario del frontón de Makea.
Con estos dolorosos antecedentes, las manifestaciones de apoyo para encarar un proceso de resolución del conflicto también resonaron con fuerza en el recinto deportivo de la localidad labortana, como sucedió el pasado 14 de noviembre en el Velódromo de Anoeta. Así, Xabier Susperregi manifestó el apoyo del colectivo de exiliados a «la propuesta lanzada por la izquierda abertzale para reconducir el conflicto a través de un proceso de paz». Sus razones resultaron poderosas: «¿Quiénes van a tener mayor deseo de buscar una solución a este conflicto que aquellos que lo sufren directamente, hasta arriesgar toda su vida?».
Por contra, Susperregi censuró a aquellos que pretenden poner en cuestión la «mano tendida» de la izquierda abertzale. En ese sentido, después de constatar que «los unionistas pretenden nuestra humillación», censuró la actitud del tripartito de Lakua.
El exilio, otra consecuencia
Poco antes, había recordado la «oleada» represiva de los últimos tiempos, para censurar expresamente a aquellos que callan ante tanta violencia.
Puso como ejemplo la propia situación de los exiliados, quienes, «a consecuencia del conflicto», se ven obligados a dejar sus casas y familias, en una «inseguridad permanente» y bajo el miedo «de ser cazados por las largas garras de las fuerzas armadas de los estados».
Pese a la situación impuesta a unos 2.000 ciudadanos vascos, Susperregi resaltó que han seguido luchando con dignidad. Recordó que han asumido su compromiso, en cada caso de diferente forma, al tratarse de un «colectivo plural», incluida la de aquellos que «en la clandestinidad, con las armas en la mano, luchan por la supervivencia de Euskal Herria». Los gritos de apoyo a ETA por parte del público volvieron a arreciar en ese momento.
Tras señalar que el colectivo se encuentra disperso por todo el mundo, Susperregi recordó la decisión adoptada hace diez años de comenzar la vuelta a Euskal Herria, con un trabajo activo en los organismos y movimientos sociales y a través de una práctica insumisa, cuya última referencia ha sido la vuelta de algunos exiliados a sus localidades de origen con el ENHA en la mano.
Askatasuna seguirá con todas sus tareas
Anais Funosas sustituyó ayer a Jean-François Lefort en la intervención reservada a Askatasuna. Para ello, estuvo acompañada por varios miembros del movimiento pro amnistía que, tras ella, portaban una pancarta en la que se podía leer: «Denok Askatasun kide». Funosas reiteró muchos de los mensajes expuestos por quienes le precedieron en el uso de la palabra, pero, sobre todo, quiso dejar sentada una cosa: que, por encima de las embestidas, no desatenderán sus obligaciones. Los congregados respaldaron su intervención y las del resto de oradores con consignas de «Jo ta ke, irabazi arte» o «Borroka da bide bakarra».