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País Vasco

Muerte en la cárcel: la dispersión se anota una víctima más

La ertzaintza carga contra miles de personas que homenajeban a Oihane Errazkin en Donostia

Gara

Oihane Errazkin, una ciudadana vasca de 31 años, apareció muerta el miércoles en la celda de la cárcel de Fléury-Mérogis en la que se encontraba internada de modo preventivo. Más allá de las circunstancias concretas de su muerte, que serán conocidas con más precisión en los próximos días, nos encontramos otra vez ante una tragedia humana que vuelve a poner en primer plano el sufrimiento y el dolor derivado de un conflicto político que se ha alargado en el tiempo mucho más de lo mínimamente soportable. Un sufrimiento y un dolor que en estas horas afecta especialmente a los familiares y amigos de Oihane, pero que se extiende a toda la población vasca ­quisiéramos creer que a la gran mayoría­ que vive como suya esta nueva tragedia.
La presa donostiarra, sea cual fuere la causa última de su fallecimiento, no ha muerto por casualidad. Detenida en el año 2001 por su presunta vinculación con ETA, Oihane Errazkin, ha vivido en estos tres últimos años la dura realidad que supone el sistema carcelario francés y ha participado de forma directa, tanto en la prisión de Fresnes como en la de Fleury, en las luchas llevadas a cabo por la dignidad de los presos. Alejada de su familia, sin la posibilidad de ser visitada por sus amigos por decisión expresa de la juez Le Vert, viviendo en el infierno del hacinamiento inhumano, Oihane ha soportado en carne propia el endurecimiento de la represión estatal en las cárceles, derivado de la nueva política de seguridad auspiciada por el Gobierno francés tras el 11 de setiembre.
Una política de aniquilamiento en la que es prácticamente imposible lograr la libertad condicional, con 64.451 personas encarceladas a fecha de junio, muchas de ellas en viejas maison d'arrêt para preventivos que no reúnen las condiciones mínimas de habitabilidad e higiene. Esa política penitenciaria de extrema dureza ha abocado al suicidio o a la muerte sospechosa a 114 presos en 2003 y en lo que va de año ya van treinta casos similares. Además cada año son más de un centenar los reclusos que fallecen por enfermedad y la posibilidad de que se les aplique la Ley Kouchner de excarcelamiento anticipado, como en el reciente caso de Joëlle Aubron, es muy remota.
El Estado francés, al igual que el español, han transformado el lugar de cumplimiento de penas que es la cárcel en un laboratorio humano en el que al recluso se le mantiene castigado de forma permanente, buscando su aniquilación como persona. Oihane Errazkin es, para nuestra desgracia, la última víctima de este implacable sistema.
Miles de personas homenajean a Oihane Errazkin y denuncian la dispersión en Donostia
Agentes de la Ertzaintza han cargado hoy en Donostia contra la en protesta del fallecimiento de la joven presa política vasca Oihane Errazkin, en la cárcel francesa de Fleury-Mérogis.
La multitudinaria manifestación, a la que han acudido miles de personas, ha transcurrido con normalidad hasta que la Ertzaintza ha decidido obstaculizar la marcha.
Al parecer, los agentes de la Ertzaintza han pretendido detener a los manifestantes pero estos no lo han permitido y han desbordado el cordón policial, momento en el que los policías han intentado disolver la protesta con el lanzamiento de pelotas de goma.
Asimismo, los ertzainas han arrebatado a los participantes en la marcha varias pancartas con diferentes lemas.
No obstante, los manifestantes han recuperado la calma, se han reagrupado y han continuado la marcha hacia el Boulevard, donde ha culminado.
La manifestación ha estado encabezada por ex presos políticos vascos, que portaban la pancarta. Una vez en la Alameda del Boulevard, se ha procedido a realizar el acto de homenaje a la joven presa política vasca, muerta en la cárcel de Fleury.