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Tecnología

23 de abril de 2003

Entrevista a Richard Stallman
"Con el software libre, los países generan desarrollo"

Àlex Barnet
Muy Interesante

Richard Stallman, de 49 años, estudió Física en Harvard y trabajó en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) antes de convertirse en el gran libertario de la informática. En 1984 fundó la Free Software Foundation y hoy viaja por el mundo predicando el libre uso de los programas de ordenador. Su ideario inspiró la creación de GNU/Linux, un sistema operativo de acceso gratuito.
Contrario a las patentes de software, Stallman propugna eliminar las restricciones al uso, copiado, redistribución y modificación de los programas informáticos. Su filosofía choca de frente con empresas como Microsoft, cuyo poder sobre el mercado considera ilegítimo.

El movimiento del software libre apunta directamente al corazón del mercado informático, una sabrosa tarta monopolizada por grandes marcas cuyos programas están protegidos por un severo copyright. En cambio, los productos de software libre, desarrollados por programadores voluntarios, pueden ser alterados libremente y distribuirse sin trabas a mucho menor precio o incluso gratuitamente, como el sistema operativo GNU/Linux, que ya utilizan numerosas empresas y administraciones públicas. El físico y ex programador informático norteamericano George Stallman es el principal impulsor y apóstol de esta doctrina.

– ¿Por qué el software libre?
– ¿Por qué el software libre? Porque es conocimiento que necesita la sociedad digital. El software es acumulativo y no se puede desarrollar bien si hay piezas que se bloquean. El software en propiedad –también llamado software con copyright o con licencia– implica un sistema depredador que coloca a los usuarios en una situación precaria. Un programa informático es como una receta de cocina. Cuando vas a preparar un plato, lo normal es que la consultes y luego le des tu toque personal y la compartas con otros. No has de seguirla al pie de la letra, la puedes cambiar y sigue siendo de todos. Imagínese que las recetas estuviesen en un lenguaje secreto y que nadie pudiese cambiarlas o usarlas sin permiso. Sería horrible. Pues así funciona el mundo del software en propiedad. Si haces una copia de la receta para un amigo, te pueden meter en la cárcel.

–Free en inglés significa "libre" y también "gratuito". ¿Free software incluye ambos conceptos?
–No necesariamente. Ante todo, implica libertad en cuatro aspectos: usar el programa; estudiarlo y adaptarlo a tus necesidades; ayudar al prójimo a usarlo, y publicar una versión mejorada en beneficio de todos. El software libre puede ser gratuito o no, aunque la experiencia dice que tiende a ser mucho más barato que el de propiedad. Una vez desarrollado, es muy barato de distribuir, porque reproducirlo prácticamente no tiene coste. No hay justificación para los precios que cobran algunas compañías por programas cuyo coste han amortizado miles de veces.

–¿Propone usted acabar con la industria del software?
–La industria tal y como la conocemos puede desaparecer o adaptarse, y me da igual, porque no la necesitamos. Su modelo es antisocial y anacrónico. Sólo se preocupa de acumular dinero. Los programas que son propiedad de las compañías impiden el progreso y significan un robo a la sociedad.

–¿Sin industria, habrá trabajo para los informáticos? ¿No cree que se estancarían los programas?
–¡Vaya tontería! ¿No existe el GNU/Linux, que es más seguro y estable que Windows y que se ha elaborado con la colaboración voluntaria de casi medio millón de programadores de todo el mundo? La demanda de software seguirá existiendo, y como la mayoría de los programas se elaboran a medida seguirá habiendo mucho trabajo para los informáticos. No es ningún cataclismo, simplemente se haría un trabajo informático con más sentido social.

–Ustedes se oponen radicalmente a las patentes de programas...
–Porque son muy negativas. Los programas informáticos necesitan muchos elementos y las patentes blindan ideas y sistemas necesarios para seguir mejorando los productos. Las grandes compañías quieren que estos conocimientos se usen sólo con licencias y previo pago. Esto es un freno para los programadores independientes, que se mueven sobre un campo de minas. Pero los programas los escribimos todos usándolos cada día, igual que la lengua inglesa o la española la construimos millones de personas al hablarla cada día.

–Cuesta imaginar una industria hecha por trabajadores voluntarios, sin patentes, que cubra un mercado tan vasto y genere dinero.
–Pensar así es caer en la trampa que nos tienden las grandes empresas: quieren que creamos que los humanos sólo nos movemos por el provecho económico, porque eso es lo que hacen ellos. GNU/ Linux es una prueba de que existe una alternativa.

–¿Si el software libre es tan atractivo, por qué aún es desconocido para muchos usuarios?
–Inercia social. La gente usa Windows porque la mayoría lo utiliza.Esto es un escollo para nosotros, pero la situación está variando. Se decía que GNU/Linux fracasaría, pero ya está instalado en 20 millones de ordenadores y funciona muy bien. Cada vez hay más empresas y gobiernos interesados y pronto se incorporarán los usuarios particulares, pues ya disponen de procesadores de texto, programas de imagen, multimedia...
En 1992, el finlandés Linus Torvalds, un seguidor de la doctrina de Stallman, colocó en Internet el embrión de GNU/Linux, un sistema operativo gratuito. Hoy, Google, el mayor buscador de la red, funciona con él. También lo usan productoras de cine y de efectos digitales como Disney, Pixar, Light and Magic y Digital Domain. Intel y Amazon lo usan en algunas parcelas de sus complejos sistemas, y Panasonic y Sony lo incluirán en una próxima generación de electrodomésticos inteligentes. Alemania, Noruega, Nigeria, Sudáfrica, Francia, India, China y Brasil son algunos de los países que tienen en marcha proyectos institucionales para usar Linux y ahorrarse el pago de copyrights. Por su parte, la Junta de Extremadura ha lanzado el proyecto LinEx, por el cual ha repartido 80.000 copias gratuitas de este sistema en su comunidad y con el que se ha ahorrado 13 millones de euros en licencias.

–¿El principal combate entre el software en propiedad y el libre se dará en los países en desarrollo?
–Con el software libre, además de ser independientes, los países pueden ahorrarse mucho dinero que ahora va a parar a manos de las compañías. En zonas con poco presupuesto para tecnología, distribuir libremente los programas es una vía para generar desarrollo. Por ejemplo, en Sao Paulo hay centros públicos que tienen instalado software libre en los ordenadores y que se dedican a la educación digital de usuarios que no sabían nada de informática.

–El auge del software libre afecta especialmente a Microsoft, que controla el 95 por 100 del mercado de PCs y buena parte de la red. ¿Cómo se llevan con esta empresa?
–IBM, Oracle o Sun no son mejores, pero Microsoft es la firma que más tajada saca y la que usa más medios para desprestigiarnos y bloquearnos. El juicio antimonopolio no sirvió para nada y la resolución de dividir la empresa está diseñada para que continúe con su modelo y prácticas. La llegada de Bush fue decisiva. Como es sabido, Microsoft contribuyó con mucho dinero a su campaña y el Presidente le ha devuelto el favor. –Microsoft va a dejar consultar el código fuente de Windows a gobiernos y organismos internacionales para que hagan adaptaciones personalizadas. ¿Le sorprende?
– –Microsoft va a dejar consultar el código fuente de Windows a gobiernos y organismos internacionales para que hagan adaptaciones personalizadas. ¿Le sorprende? –No. Los analistas internacionales han visto, con razón, que es una medida para frenar la ascensión de GNU/Linux entre las administraciones públicas. Además, es una medida limitada, que sólo aplicarán a clientes muy importantes. Microsoft seguirá controlando Windows y cobrando las licencias al precio que quiera. Tener acceso al código fuente no es todo.

–¿La idea del software libre se puede extrapolar a otros ámbitos como los libros o la música?
–Se puede aplicar a herramientas de trabajo o consulta, como diccionarios, enciclopedias o manuales, pues las obras de utilidad social deben ser libres. Pero las obras de entretenimiento, una novela o una canción, no tienen por qué serlo. De todas maneras, siempre debe existir la libertad para difundirla sin fines lucrativos –¿Cómo ve la piratería digital?
–Hacer copias de un producto ajeno y venderlas para ganar dinero es un delito. Pero la copia que uno comparte sin fines comerciales no tiene por qué ser un delito. Muchas de las medidas que se están tomando indican que la batalla legal y política se plantea no contra las organizaciones que piratean, sino contra la idea y el derecho individual de compartir.

–¿Qué piensa sobre las patentes en general?
–Es un tema complejo. Creo que las tecnologías necesarias para garantizar la vida de la gente, como ciertos tratamientos médicos, deben fabricarse gratuitamente o a bajo coste. Las patentes tal vez tengan sentido en entornos ricos como Europa y Estados Unidos, pero no en países pobres.

–¿Le gusta cuando al movimiento del software libre le tachan de revolucionario e idealista?
–Esto no es una revolución. Sólo buscamos un cambio en un aspecto de la vida. Las cosas cambian constantemente, ¿por qué no va a hacerlo el mercado informático? Respecto al idealismo, hay que recordar que la única manera de transformar las cosas es creer que se pueden transformar.
–¿Cuál es su pronóstico sobre el futuro de su propuesta?
–Pienso que si muchas personas entienden el mensaje y adoptan nuestra idea, el software libre irá hacia delante. Desde que empezamos hemos avanzado mucho.

–¿David contra Goliat o Don Quijote contra los molinos de viento?
–Me quedo con David. Don Quijote es interesante, pero nosotros sabemos que nuestro enemigo existe y no tenemos ninguna confusión entre realidad y fantasía. Además, David logró tumbar a Goliat.