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Medios y Tecnología

12 de diciembre del 2003

La historia de Reporteros Sin Fronteras

Espías sin fronteras
Judith Rabinovich
Observatorio de Medios


Los espías, en las viejas películas de Hollywood, eran hombres dotados de gran destreza física y firmes convicciones, pragmáticos y simples hasta el extremo -a veces- de no tener cultura. Existen en la vida real otros espías, que, como los protagonistas "buenos" de los memorables largometrajes, ocultan, ante la mirada de muchos, la verdadera naturaleza de su trabajo. Montados sobre un andamiaje de perversos mecanismos financieros y respetables instituciones de la "sociedad civil", escriben una larga historia, digna del género del terror.

Desde la culminación de la Segunda Guerra Mundial hasta los primeros años del tercer milenio, Guerra Fría y "fin de la historia" mediante, cifras millonarias de dólares fueron destinadas a proyectos y organizaciones altruistas y humanitarias que actúan sin apartarse un ápice de los intereses estratégicos de los Estados Unidos, según las necesidades de cada momento histórico.

Imperialismo sin fronteras

E
n julio de este año la ONU suspendió la acreditación de "Reporteros Sin Fronteras" (RSF) luego de que esta organización no gubernamental irrumpiera en la apertura anual de la sesión de la Comisión de Derechos Humanos con panfletos insultantes hacia la presidencia de Libia de dicha comisión. Un día después del asesinato de dos periodistas en el hotel Palestine de Bagdad, Robert Ménard, presidente de RSF, dedicó la portada de su página web a la falta de libertad de expresión en Cuba.

El reportero "independiente" no contabilizó a los periodistas muertos en la invasión a Irak, ni los despidos producidos en importantes cadenas multinacionales de comunicación por discrepancias en el tratamiento del conflicto bélico. Sin embargo, dedicó sendos capítulos a defender los privilegios de los propietarios de medios, incluso los de la prensa neofascista, y ocupó su tiempo en costosas campañas publicitarias para desalentar el turismo en Cuba.

En la avanzada para desestabilizar a la economía socialista, esta ONG pretendió utilizar la imagen de Ernesto Che Guevara, devenido en policía antidisturbios por arte del fotomontaje efectuado sobre un registro de la revuelta estudiantil de mayo del '68. La estatura de la hipocresía se reflejó en la manipulación del lenguaje, las categorías y los símbolos.

RSF, creada en 1985, no está sola en esta empresa, la Fundación Internacional para la Libertad, creada recientemente en España, suma sus esfuerzos y dólares al combate. La Fundación para el Análisis y Estudios Sociales (FAES) que preside José María Aznar, lucha por la "democracia" en seminarios y congresos con la concurrencia asegurada de fascistas de renombre.

Bajo el paradigma del "periodismo independiente" se alza la voz de estas "nobles" instituciones que enfocan sus objetivos según el camino trazado por Estados Unidos, y aportan a la caza de brujas contra toda disidencia social.

Pero esta historia no empezó hoy, durante la Guerra Fría, la "objetividad periodística" convalidó el crimen, entre otros, de periodistas e intelectuales comprometidos con un ejercicio profesional crítico e impugnador. En América Latina, la "Doctrina de Seguridad Nacional", puso en primer plano la voracidad del imperio para sostener su dominación, la delgada frontera que separa el discurso sutil y eficaz de la persecución frontal y abierta se desdibujó.

Si alguien creyó, durante los años '90, que se habían terminado las conspiraciones, y que América marchaba hacia una "democracia eterna" donde los pueblos eligen "libremente" a sus gobiernos, el intento de golpe de Estado perpetrado contra el presidente Hugo Chávez fue sólo una muestra de lo contrario. También la matanza perpetrada en Bolivia se asentó sobre la lógica de la "democracia de mercado".

La violación del derecho a la información de la población por parte de los medios masivos de comunicación venezolanos no preocupó a RSF que ignoró las persecuciones que los golpistas mediáticos ejercían contra periodistas de medios alternativos. Cómplices de los propietarios de los poderosos grupos multimedia, ricas familias con espurios intereses financieros, que constituyen hoy la principal amenaza de una prensa libre en Venezuela. Reporteros sin Fronteras promueve la censura y autocensura mundializada y es un firme defensor de la concentración económica de los medios de comunicación.

Convicciones firmes, finanzas fuertes

P
ara encontrar la punta del ovillo, hay que deshacer la madeja, con paciencia y trabajo. El mundo de las finanzas es un ámbito que, cuando se explora, permite poner blanco sobre negro, encontrar respuestas.

La "libertad de prensa", como concepto amplio, abstracto, distanciado de la realidad de la desigualdad, no es más que un mito. Detrás del discurso retórico, que actúa sobre las conciencias de comunicadores y receptores, está la moral del dinero.

Distintas instituciones -corporativas, humanitarias-, algunas incluso de perfil pseudo-progresista se sostienen con importantes aportes económicos de "desinteresadas y diversas" fundaciones. Cuando negar el origen del sostén financiero se torna absurdo, pretenden mostrarse prolijas y realizan corruptos informes administrativos.

RSF, recibe fondos de millonarios empresarios de la Unión Europea, preocupados por la problemática de la Sociedad de la Información. Desde el otro lado del océano, la ONG, no duda en acumular los abultados billetes que le proporciona la Nacional Endowment for Democracy (NED) y la United States Agency for Internacional Development (USAID), el capital no tiene fronteras. Si todos los caminos conducen a Roma, ayer y hoy, un recorrido serio por la estructura institucional que soporta el discurso hegemónico en sus variadas formas, se topa con los mágicos pases de dólares planificados y ejecutados por la CIA.

A pesar del tan mentado "fin de la historia", la compañía jamás cesó en su "actividad cultural". Las organizaciones que resistieron al pensamiento único en las condiciones más adversas impuestas por la guerra no declarada, padecieron, no sólo el ahogo económico, también la libre circulación de prebendas personales o institucionales. La corrupción sistémica al servicio de desestabilizar cualquier intento de pensamiento crítico. La "sociedad abierta" es, muchas veces, la excusa, la droga que actúa a favor de los intereses del poder hegemónico. La intoxicación del sistema se expande, no son épocas para permitir ingenuidades.

* Judith Rabinovich es Periodista, integrante del Observatorio de Medios.