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Tecnología

Polémica en los EE.UU. por la exportación "solidaria" de "basura electrónica"

Varias organizaciones no gubernamentales (ONGs) reciclan PCs obsoletas y las envían a comunidades pobres de Centroamérica y los EE.UU.. Un grupo ecologista las acusa de "exportar contaminación". Las ONGs se defienden: "Facilitamos el acceso a la tecnología."

CLARIN

En los Estados Unidos, varias organizaciones sin fines de lucro están reciclando computadoras consideradas "obsoletas" por el mercado para, luego, donarlas a comunidades pobres de los EE.UU. y Centroamérica. La iniciativa tiene dos fines: facilitar el acceso a la tecnología de la población de menos recursos y aminorar el impacto ambiental de la llamada "basura electrónica". Sin embargo, aunque cumplen el primer objetivo y, en parte, también con el segundo, el plan traslada la polución a otros países, donde, incluso, el problema podría tomar dimensiones aún más graves. Según la Agencia de Protección Ambiental de los EE.UU. (
www.epa.gov), sólo en 1998, cayeron en desuso 20 millones de PCs norteamericanas. Sólo el 13 por ciento de ellas fueron reutilizadas. Del resto, no se sabe nada...

El depósito de este tipo de desechos en los vertederos de basura estadounidenses está totalmente prohibido debido a su altísimo poder contaminante. Sus componentes son considerados desperdicios tóxicos porque contienen sustancias dañinas para la salud, como plomo, mercurio y cromo. Lejos de estar controlado, el problema va en aumento: como, en promedio, en los EE.UU., la gente renueva sus máquinas cada 4 años, la mencionada Agencia para la Protección Ambiental (EPA) estima que, para 2005, las PCs obsoletas sumarán la friolera de 250 millones. En respuesta al problema, estas organizaciones no gubernamentales (ONGs) se han concentrado en el reciclaje y la derivación de computadoras viejas a comunidades pobres donde "recuperan su utilidad".

El propósito de la ONG Communications Integration (CI), con sede en Miami, EE.UU., y otras asociaciones civiles que trabajan en el tema es "incrementar el acceso a la educación tecnológica y el desarrollo de los países postergados". Además, aunque en segundo plano, sostienen que estas donaciones aportan una solución a la necesidad imperante de reciclaje de computadoras en los EE.UU., aunque, claro está, admiten que no resuelve el problema de contaminación que representan dichos equipos. Sin embargo, no todo el mundo hace la misma lectura de sus operaciones: "Es una manera de transferir los problemas, disfrazados de donaciones, a otros países," opina Michael Stanley-Jones, de la Coalición de Tóxicos de Silicon Valley (
www.svtc.org).

Según cifras de un estudio que la Coalición de Tóxicos de Silicon Valley (SVTC) tituló "Exportando el daño" y publicó el año pasado, entre el 50 y el 80 por ciento de los desperdicios electrónicos recolectados para ser "reciclados" son exportados a China, India y Pakistán. El SVTC asegura que deshacerse de estos equipos es "más barato" en Asia que en los EE.UU. debido a la "falta de controles ambientales" que padece gran parte de Asia. Además, a pesar de que, por ejemplo, China, ha prohibido la importación de "basura electrónica", su exportación "aún es legal en los EE.UU.". El presidente de CI, Sam Perales, afirma que, en los países en los que opera, su firma tiene acuerdos con empresas de reciclaje para que, "una vez desactivados, los equipos sean bien reciclados".

Varias de las donaciones de CI han ido a parar a Nicaragua, el segundo país más pobre de Latinoamérica. Junto al grupo sin fines de lucro Semillas de aprendizaje (
www.seedsoflearning.org), Perales envió numerosas PCs a la entidad sin fines de lucro Familias Especiales, que ayuda a padres pobres con hijos discapacitados, y a una decena de escuelas del Departamento de Matagalpa, en el centro del país. La Oficina de Desarrollo Social y Asistencia de la Presidencia de Nicaragua también recibió una serie de computadoras que aplicará a diversos proyectos de desarrollo comunitario y educativo. Pero no sólo Nicaragua está en los planes de Perales: algunas comunidades del sur del estado de la Florida, en los EE.UU., también están en los planes de CI.

Por iniciativa del programa gubernamental Front Porch, CI ha colaborado en la instalación de una red de laboratorios de computación de East Little Havanna, uno de los barrios más pobres del estado. Máximo Martínez, el representante comunitario de Front Porch en esa comunidad, dijo que "estos centros no sólo ayudan a educar en tecnología a niños y adultos pobres sino que, además, son una herramienta de comunicación entre los inmigrantes y sus familias". Por su parte, aunque admite que la donación de PCs es un elemento clave para estos y otros fines solidarios, la SVTC defiende lo que llama "principio de justicia ambiental" y acusa al Gobierno y a la industria tecnológica de los EE.UU. de "ceder el manejo de la basura electrónica a los exportadores de contaminación".

Fuente: EFE