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Medios y Tecnología

Creative Commons: Otro copyright es posible

Víctor Lenore
Ladinamo

Según su propia definición, Creative Commons es "una organización sin ánimo de lucro basada en el hecho de que no todos los titulares de propiedad intelectual quieren ejercer todos sus derechos sobre ella". Ya sea por necesidad de promoción o por convicción política, muchos creadores (artistas, científicos, profesores…) apuestan por cooperar en vez de competir. Creative Commons (CC) busca cambiar la cara al copyright, con el apoyo de un brillante equipo de juristas y expertos en tecnología.

Cualquier persona o colectivo puede diseñar una alternativa al copyright. Pero pocos o ninguno tendrán la suerte de contar con el respaldo de un jurista de la talla de Lawrence Lessig. Entre otras muchas cosas, ha sido profesor de derecho en Harvard, abogado en casos cruciales sobre propiedad intelectual (p. ej.: la célebre ley Sonny Bono) y autor de manuales de referencia como El futuro de las ideas o El código. La revista Scientific American le escogió en su lista "50 visionarios" por su "explicación del copyright como obstáculo para el avance de la sociedad de la información".

Creative Commons se basa en un sistema de licencias: pequeñas o grandes renuncias a la propiedad intelectual en favor de la libre circulación de ideas y saberes. La más abierta es la "licencia de atribución", en la que el creador permite el uso y distribución de su obra sin restricciones, siempre que se acredite su trabajo. Si usamos la variante "no comercial", permitimos todo esto siempre que no se actúe con ánimo de lucro (es decir, cedo mi trabajo gratuitamente a cualquiera, pero no a una empresa que quiera explotarlo). La "licencia no derivativa" permite la circulación del trabajo pero no su modificación (ideal, por ejemplo, para un escritor que quiere que su novela circule libre pero íntegra, sin que nadie la retoque).

La "licencia share alike" ("compartir del mismo modo") obliga a que se mantenga en los trabajos derivados la licencia original. O sea, que si un autor cede una obra gratuitamente, todos pueden usarla pero nadie tiene derecho a devolverla al régimen de "copyright" restrictivo tradicional. Más o menos, así funciona el copyleft de LADINAMO, donde todos los materiales pueden ser reapropiados (incluso con ánimo de lucro) siempre que se mantenga la nota de libre uso. CC busca matices y soluciones que esquiven la avaricia del "copyright" ortodoxo, pero sin caer en la abolición completa de la propiedad intelectual propuesta desde posiciones anarquistas (que, hoy por hoy, haría muy complicado que los creadores se ganaran la vida con su trabajo).

Están son, más o menos, las licencias existentes, pero en CC tratan constantemente de crear nuevas opciones. Ahora mismo trabajan en la "licencia de collage y sampling", para que los artistas que así lo deseen permitan el uso de sus obras como parte de trabajos ajenos (una licencia hecha a medida para la música electrónica y las artes plásticas). Para aclarar algunas dudas, entrevistamos a Glenn Otis Brown, director ejecutivo de CC, con un expediente lleno de suma y magna ***** laude en la facultad de derecho de Harvard (además de un intenso currículum de actividades extraescolares). Sus dos elocuentes talleres en las "Jornadas críticas de la propiedad intelectual 2003" (Madrid) demostraron de sobra su dominio de la materia.

Para empezar, le pregunto en qué proyecto está trabajando ahora mismo. "Aquí siempre andamos metidos en varias cosas", explica. Primero, la expansión internacional: "Estamos traduciendo nuestras licencias al sistema legal japonés, finlandés, brasileño, británico, alemán, taiwanés, chino, sueco y español". En segundo lugar, hay que explicar el proyecto al gran público. De ahí la campaña "Get creative!" (Sé creativo), un concurso de cortos de animación que expongan en dos minutos la utilidad de CC (con jugosos premios para los tres primeros clasificados: más información en la web de CC). También tienen previsto editar dos CD titulados Remix Me y Copy Me, con música abierta al uso común.

Ya que lo menciona, pido nombres de músicos conocidos que se hayan interesado por CC. Curiosamente, el más famoso no es un artista joven y vanguardista, sino Roger Mc Guinn, líder de los Byrds, la célebre banda de los sesenta. ¿No debería estar implicada Courtney Love, la estrella que más duramente ha hablado contra la industria discográfica en los últimos años? "Casi todos sus discursos son muy acertados. Pero, como ocurre con muchos artistas, hay una gran distancia entre lo que dice y lo que hace con su dinero y sus canciones. No es muy coherente: la última vez que la vi en los medios fue en un anuncio de Versace para el New Yorker. Quizá me estoy perdiendo algo".

Glenn señala el interés despertado por CC en la escena de "música avanzada": los míticos Negativland, curtidos en delirantes batallas judiciales con U2, están ayudando a diseñar la licencia de "sampling/collage" (que ya debería estar disponible cuando lean esto). Además, el inquieto DJ Spooky cedió una canción para un CD de seis cortes editado por CC.

Pero, al contrario de lo que pueda parecer por esta conversación, CC no está centrada sólo en el show-business cultural. "Es cierto, a veces me han llamado la atención en la oficina por pensar demasiado en los artistas, pero es que son los que han recibido el proyecto con más entusiasmo. Ahora estamos muy metidos en campos más científicos, de patentes tecnológicas y de desarrollo social. Trabajamos también en dos licencias muy interesantes: una para liberar textos educativos y otra que permite el libre uso de una obra en países en vías de desarrollo, al tiempo que se conservan los derechos para países desarrollados" (que parece pensada a propósito para los medicamentos).

Aún queda otra tanda de iniciativas, que resumo brevemente adjuntado en cada caso una página web recomendada. En general, CC está siendo muy usado en el campo educativo, para colgar en Internet, de forma pública y gratuita, los archivos de instituciones de prestigio como es el caso del Instituto de Tecnología de Massachussets (http://ocw.mit.edu/index.html), la Universidad de Rice (http://cnx.rice.edu/) o el proyecto de la comunidad científica de EE UU de crear colectivamente una biblioteca pública de las ciencias (http://publiclibraryofscience.org/).

Recientemente, CC se ha aliado también con OYEZ, una organización que registra archivos de audio de cada debate en el congreso de EEUU (http://creativecommons.org/learn/features/oyez). Para que quede constancia, entre otras cosas, de los motivos que allí se aducen para embarcarse en cualquier guerra. Otro proyecto de mayor alcance es el de extender la licencia Creative Commons a todos los materiales contenidos en una web, como un MP3. La idea es que cada archivo llevará pegado un "link de verificación" para que la gente sepa que la canción tiene licencia CC, un link que no desaparecerá cuando el MP3 se intercambie en servicios tipo Napster (más información en http://creativecommons.org/learn/licenses/embedding).

La activista Naomi Klein, en su última conferencia en Madrid, afirmó que el copyright era, con mucho, el producto de exportación más lucrativo para la industria de EEUU. Así que pregunto a Glenn si no teme cortapisas o represalias de la clase dirigente de su país. "Ni se me había pasado por la cabeza. Somos inocuos, un proyecto moderado, basado siempre en decisiones voluntarias. No tenemos ningún problema con la gente que gana dinero con el copyright. Sí tenemos problemas con las restricciones que el copyright impone a muchos creadores que desean ceder su trabajo, total o parcialmente. Queremos una cultura más abierta, internacional y participativa. El centro de la discusión no es el dinero, sino el control de la información. Nosotros no pretendemos ser una panacea, ni destruir el copyright, sino cubrir la demanda de una herramienta para compartir tu trabajo. Además, es una herramienta gratuita".

Ciertamente, el uso de las licencias es gratis. CC se mantiene gracias a subvenciones de particulares y de instituciones como el Center for the Public Domain o la Facultad de Derecho de Stanford, entre otras. La traducción de CC al sistema español ya se ha puesto en marcha, aunque se haya en fase de "trabajo informal". Seguiremos informando sobre los avances.