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Medios y Tecnología

3 de marzo del 2004

Consume hasta morir:
Un proyecto de contrapublicidad para la reflexión.


www.consumehastamorir.com

Consumehastamorir.com es una reflexión sobre la sociedad de consumo en la que vivimos, utilizando uno de sus propios instrumentos, la publicidad, para mostrar hasta qué punto se puede morir consumiendo.

Este proyecto, es un ejercicio de ironía que nos libera momentáneamente de la presión que los distintos medios de comunicación ejercen contínuamente sobre los ciudadanos intentando vendernos de todo. Aquí no vendemos nada, porque una mirada crítica debe ser gratis. Este eslogan, "consume hasta morir", un tanto tremendista, responde a una realidad social que llevamos tan inmersa en nuestro comportamiento que, a veces, ni nos damos cuenta de muchos hábitos de consumo que repetimos, día tras día, hasta, como queremos manifestar, el límite de nuestra existencia.

El consumo es, evidentemente, inevitable, pues en la sociedad en la que nos encontramos tenemos una serie de necesidades que, lamentablemente, no podemos satisfacer sin entrar en el circuito comercial que lleva funcionando siglos, consistente en una adquisición de bienes y servicios a cambio de un valor contable universal, el dinero, que permite realizar estas transacciones de un modo normalizado. Ni siquiera una vida natural de subsistencia, cultivando y criando lo necesario para vivir, está exenta de cierto nivel de dependencia del entramado comercial. Lo malo es que, en los últimos tiempos, este sistema comercial, sobre todo en la llamada sociedad capitalista occidental (que, por cierto, es casi de distribución universal), se encuentra en una fase de desarrollo tan grande que se convierte, muy a menudo, en una obsesión por vender y consumir y, en muchos casos, con una competencia brutal entre empresas (las hay con presupuestos mayores que los de países enteros, tan grandes como Rusia, por ejemplo), y un crecimiento desproporcionado de las diferencias entre países desarrollados (consumidores y explotadores de recursos) y los "en vías de desarrollo" (productores y explotados).

La publicidad se encarga, de mostrarnos una realidad deformada, tratando de que el ciudadano consuma sin límites, todo tipo de productos, sin reflexionar en los posibles impactos o perjuicios que puedan causarse a personas, al medio ambiente, a otras culturas, etc; el ciudadano feliz, desde pequeño hasta el final de sus días, ha de consumir todo tipo de productos; hoy se vende y se consume absolutamente de todo: viajes, votos, salud, cuotas de pesca, agua, felicidad, sexo, seguridad, inversiones, deportes, aventuras, derechos, niños (tema controvertido de las adopciones), patentes sobre la naturaleza ...

Así el consumo se convierte en consumismo, es decir, en un desenfreno por comprar bienes y servicios que, en muchos casos, se acumulan sin una utilidad concreta ni mucho menos necesidad por parte del usuario pero que se nos venden con el fin de conseguir esa felicidad y confort anhelados y, como ya hemos comentado, lleva aparejado un deterioro de los medios en los que vivimos (aire que respiramos, agua que nos da vida, suelos contaminados), un agotamiento de recursos y la explotación de personas.

Nuestro deseo es llamar la atención de los ciudadanos, en la medida de nuestras posibilidades, para que con un comportamiento adecuado en el día a día se consolide en nuestra sociedad una cultura de consumo responsable, crítico y justo de manera que, salvaguardando los valores humanos, sociales y medioambientales, consigamos entre todos un mundo más justo, un mayor respeto por la naturaleza y la vida, un reparto de bienes solidario (recordemos que el 84% de recursos es utilizado por el 16% de la población mundial) y un modo de vida basado en los valores que de verdad son los que nos proporcionan sentido a la misma. Para ello es necesario, en algunos casos, no muchos, un esfuerzo por parte de todos de modo que algunas veces nos resultará incómodo, incluso algo sacrificado, llevar a cabo esta conducta responsable ya que a nuestro alrededor todo se enmaraña para que no lo hagamos.

Valgan, para nuestro empeño en conseguirlo, estas imágenes manipuladas que persiguen despertar el interés en puntos concretos del entramado comercial y publicitario y que, a nuestro entender, son ejemplos cotidianos de lo que aquí hemos manifestado.

Grupo de Trabajo de Consumo
Ecologistas en Acción