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Ra�l Sendic


 

Ra�l Sendic: breve ficha biogr�fica

Movimiento 26 de Marzo

El compa�ero Ra�l Sendic naci� en el departamento de Flores, Uruguay, en 1926, en el seno de una familia de trabajadores rurales. Luego de cursar los primeros estudios en su ciudad natal, se traslada a Montevideo, donde ingresa en la Facultad de Derecho de la Universidad de la Rep�blica. Desde su adolescencia comienza a militar en las filas del Partido Socialista Uruguayo, en el que llega a ocupar puestos de direcci�n de su organizaci�n juvenil. En 1956 asiste como representante del Partido Socialista, al Congreso Internacional de Roma.
En 1957 comienza su labor sindical entre los asalariados rurales del norte del pa�s, a quienes brinda adem�s asesor�a jur�dica. Esta prolongada tarea de organizaci�n del movimiento obrero, cristalizar� con la creaci�n de varios importantes sindicatos: el de los obreros remolacheros (SUDOR), creado en 1957; el de los regadores y destajistas de la empresa "El Espinillar" (URDE), fundado el a�o siguiente en la ciudad de Salto; y el de los trabajadores azucareros (UTAA), en 1961. En la creaci�n de dichos sindicatos, Ra�l Sendic desempe�� un decisivo trabajo de concientizaci�n y organizaci�n.
En el a�o 1960 tiene la oportunidad de visitar Cuba, donde conoce las primeras y profundas transformaciones revolucionarias emprendidas por Fidel Castro y todo el pueblo cubano. Este contacto inicial tuvo, seg�n �l mismo los ha se�alado, una influencia terminante en su formaci�n pol�tica.
Los a�os de 1961 � 62 fueron de intensa militancia pol�tica y sindical.
Adem�s de la organizaci�n del sindicato de UTAA, Sendic y otros compa�eros preparan la primera marcha de los trabajadores azucareros del norte del pa�s, quienes llegan a Montevideo reclamando la jornada de ocho horas de trabajo. Tambi�n se entrega de lleno a la creaci�n de las bases pol�ticas y organizativas de lo que posteriormente ser�a el Movimiento de Liberaci�n Nacional (Tupamaros). De este modo, la figura de Ra�l Sendic unifica a importantes y combativos sectores obreros y enlaza dial�cticamente sus luchas con la creaci�n del movimiento de liberaci�n nacional en el Uruguay, pa�s ya sometido en ese entonces a la brutal penetraci�n imperialista norteamericana.
En 1963 las autoridades uruguayas requieren su captura. Desde ese momento Ra�l Sendic pasa a vivir clandestinamente, sin dejar de estar estrechamente vinculado a las luchas de los trabajadores azucareros. Desde la clandestinidad lleva a cabo la gigantesca tarea de crear, poner en marcha y dirigir, la lucha guerrillera, que estremeci� la vida del pa�s y que constituy� una rica fuente de experiencias para el movimiento revolucionario latinoamericano y mundial. Esta labor de dirigente entregado por entero a la causa de su pueblo, lo llev� a prisi�n por dos largos per�odos: el primero de ellos, desde agosto de 1970 hasta setiembre del a�o siguiente, en que logra fugarse del penal donde se encontraba recluido, reincorpor�ndose de inmediato a la lucha clandestina.
Por �ltimo, el 1� de Setiembre de 1972, luego de un prolongado combate con tropas del Ej�rcito y la infanter�a de Marina, es detenido nuevamente, tras ser gravemente herido. Desde ese momento se encuentra prisionero en los campos de concentraci�n de la dictadura militar, sufriendo continuos malos tratos y prolongados per�odos de aislamiento en celdas de castigo. En estos diez a�os de prisi�n, la figura de Ra�l Sendic ha crecido ante los ojos de su pueblo y ante los revolucionarios de todo el mundo. Sus cualidades como dirigente pol�tico, organizador y conductor, est�n reafirmadas por un compromiso vertical con la Revoluci�n, que no ha conocido merma ni desmayos a lo largo de sus 56 a�os de vida.

ALGUNOS ASPECTOS DE SU TRAYECTORIA REVOLUCIONARIA

En las primeras horas de la madrugada del 31 de Julio de 1963 un grupo de hombres asalta la Sociedad de Tiro Suizo de Nueva Helvecia, Uruguay, llev�ndose 20 fusiles checos modelo 1934, 2 carabinas calibre 22 y 5 fusiles con cerrojo y ca�o descalibrado y un fusil Martini. La polic�a atribuye el mismo a delincuentes comunes, sin embargo, otros portavoces policiales indican como autores del asalto a militantes de izquierda dirigidos por Ra�l Sendic. En ese mes se cumpl�an 10 a�os del asalto al Cuartel Moncada.
Eran los a�os posteriores al triunfo de la Revoluci�n Cubana, que hab�a conmovido a todo nuestro continente. En el Uruguay y los numerosos grupos de izquierda hab�an dado un decidido apoyo al proceso revolucionario cubano, al mismo tiempo que se abr�an debates y se escrib�an manifiestos o proclamas acerca de la viabilidad o no de la aplicaci�n de la lucha armada.
Por ese entonces nuestro pa�s de fachada "europea" hab�a perdido ya su car�cter "excepcional" para hermanarse a los sufrimientos de los dem�s pueblos latinoamericanos. La creciente agudizaci�n de la crisis golpeaba al pa�s que hab�a sido ejemplo de democracia representativa, augurando enfrentamientos de clase cada vez mayores, sin que la izquierda lograra ampliar el apoyo popular como lo expresaba el resultado electoral de 1962.
La acci�n del Tiro Suizo irrumpe con la fuerza incuestionable de los hechos por sobre el sentimiento de derrota que se viv�a en esos meses poselectorales y por sobre el c�mulo de discusiones y declaraciones que caracterizaban a los sectores de izquierda.
La identificaci�n del Ra�l Sendic como principal responsable del asalto al Club de Tiro y la orden de captura que se libra sobre �l, dan el inicio a la mayor b�squeda y persecuci�n que se haya registrado en la historia del pa�s. Por muchos a�os, una foto de Sendic estar�a en todas las sedes policiales y centros represivos del pa�s.
La figura de Sendic ya era por ese entonces conocida a nivel popular y respetada dentro de la izquierda. Destacado dirigente juvenil del Partido Socialista, Sendic hab�a dejado su carrera de abogado por una militancia que lo llev� a recorrer el litoral uruguayo dejando a su paso un importante trabajo de organizador sindical.
Los remolacheros de Paysand�, los ca�eros de Salto y fundamentalmente los "peludos" de Bella Uni�n, hab�an reconocido en �l, a un verdadero l�der.
La formaci�n de UTAA y la combativa lucha de los ca�eros, que exigen entre otras reivindicaciones la expropiaci�n de tierras improductivas, repercute en la capital de nuestro pa�s, cuando en 1962 Sendic, al frente de un contingente de "peludos", realiza una marcha de 600 kil�metros hasta Montevideo. A partir de all� se suceder�n otras marchas ca�eras en los a�os posteriores que llevar�n en alto de sus estandartes y en sus consignas el grito de:

UTAA POR LA TIERRA Y CON SENDIC!

El nombre de Sendic levantando como s�mbolo de la lucha de los ca�eros de UTAA, pas� a convertirse a partir de la expropiaci�n de armas de Nueva Helvecia, en s�mbolo de la rebeld�a contra la injusticia y la opresi�n, en s�mbolo de la decisi�n hist�rica de dar comienzo a la lucha armada revolucionaria.
El bautismo de la misma en julio de 1963, marca el inicio de un m�todo de lucha que indudablemente ser� fundamental en el proceso revolucionario y por otro lado deja bien alto el nombre de su conductor.
Cuando se confirma que realmente la responsabilidad de la expropiaci�n de armas reca�a sobre Sendic, se da inicio desde distintos sectores al intento de persuadirlo para que se entregue a la justicia, alegando que su "delito" por ser de razones pol�ticas podr�a verse atenuado. Al mismo tiempo, le propon�an la utilizaci�n de su defensa como veh�culo de agitaci�n de la problem�tica de los ca�eros y de denuncia sobre el panorama de injusticia y opresi�n en el que viv�an.
Sin embargo, Sendic toma la clandestinidad y el anonimato como �mbito l�gico para quien con gran convicci�n hab�a elegido un camino que no admit�a retornos.
Ese camino reci�n comenzado habr�a de tener otra muestra en el mismo a�o 1963, ya que en el d�a de Navidad, un grupo de j�venes secuestra un cami�n de Manzanares que llevaba una carga de pollos, pavos y postres y reparte el contenido entre los moradores de los cantegriles de Bulevar Aparicio Saravia, dejando en el lugar volantes firmados por el "Comando Juvenil Jos� Artigas".
De esa fecha a agosto de 1965 en que aparecen los primeros volantes firmados por "Tupamaros" (en un atentado contra la firma Bayer, por la fabricaci�n de gases que Estados Unidos empleaba en la guerra de Vietnam), media un trecho en el cual Sendic y un peque�o grupo de militantes logran ir estructurando la organizaci�n guerrillera clandestina, en el marco de una continuada actividad con numerosas acciones de pertrechamiento y propaganda armada.
Median tambi�n las medidas reaccionarias de un gobierno entreguista y represivo que rompe relaciones con Cuba (setiembre de 1964), que implanta Medidas Prontas de Seguridad, que clausura varios �rganos de prensa y encarcela en s�lo dos meses a casi quinientas personas.
Con las elecciones de 1966 se dan a�n mayores condiciones para desmoronamiento de la fachada de legalidad de nuestro pa�s al triunfar la Constituci�n que instauraba nuevamente la presidencia unipersonal (suplantando al Colegiado vigente) y d�ndole al Poder Ejecutivo mayores atribuciones. La muerte de Gestido a finales del 67 y el advenimiento a la presidencia del tristemente c�lebre Pacheco Areco, abren definitivamente a nuestro pa�s a los dictados del Fondo Monetario Internacional, instaurando una pol�tica reaccionaria y represiva que qued� de manifiesto a la semana de asumir el nuevo presidente con la clausura de diversos �rganos de prensa y la ilegalizaci�n de numerosas organizaciones de izquierda.
Sin embargo lo que realmente caracteriza a estos �ltimos a�os de la d�cada del 60, es el proceso de movilizaci�n creciente y el auge de la lucha popular.
Cientos de conflictos de nuestros trabajadores, reafirman el poderoso papel de la CNT y marcan a fuego los lastres de un r�gimen enfermo por una profunda crisis, que para defender los intereses de la oligarqu�a y el imperialismo acude a la violencia y el asesinato. La respuesta juvenil que gana la calle en innumerables movilizaciones del estudiantado de Secundaria y de la combativa Federaci�n de Estudiantes Universitarios, quedar� sellada para siempre por la sangre joven y generosa de muchos m�rtires de nuestro pueblo.
Es en ese contexto que crece el prestigio y la figura de Ra�l Sendic, cuando por el incremento del accionar armado se llega a cuestionar los cimientos de un r�gimen que iba dando cada vez mayores pasos hacia el fascismo.
La popularidad y el apoyo creciente que concitaron las espectaculares acciones del MLN dimensionaron al dirigente que sin discurso, ni tribunas, ni grandes exposiciones, logr� ser entendido y seguido por cada vez m�s gente.
Por sobre la mordaza informativa y el anonimato libremente elegido, el nombre de Ra�l Sendic, pintado en las paredes y coreado en las manifestaciones, estuvo presente junto a un pueblo consciente y movilizado, en su justo papel de l�der popular.
Un ejemplo de ello fue sin duda la alegr�a con que fue recibida la noticia, poco tiempo antes de las elecciones de 1971, de que los tupamaros se hab�an fugado del Penal de Punta Carretas. La fuga realizada por un t�nel, fue comentada por la prensa y festejada por nuestro pueblo utilizando la conocida consigna de los ca�eros, los tupas se hab�an ido "POR LA TIERRA Y CON SENDIC". En ese entonces un veterano militante nos comentaba el hecho diciendo: "Seguramente el Bebe no se quiso perder la alegr�a de ver al pueblo unido en el Frente Amplio".
Ese pueblo que hab�a alcanzado niveles sin precedentes de organizaci�n y combatividad luchando desde los comit�s de base, en los gremios estudiantiles, y en los sindicatos, recog�a en su seno al dirigente tupamaro que nuevamente volv�a a la militancia clandestina, como en los 7 a�os previos a su ca�da en la calle Almer�a acontecida un a�o antes.
Tambi�n ser�a en setiembre, dos a�os m�s tarde, que la poblaci�n uruguaya se ver�a conmovida, y al mismo tiempo admirada, por la ca�da de Sendic.
La ca�da del dirigente revolucionario y la estatura moral demostrada son m�s elocuentes que las palabras. Sendic ca�a herido gravemente y resistiendo.
En su actitud, en su firmeza se sintetizaba tambi�n el odio y la decisi�n inquebrantable de nuestro pueblo de combatir al fascismo. La firmeza y valent�a de Sendic es la firmeza y la valent�a con que en todos estos a�os miles de orientales enfrentaron y vencieron el terror impuesto por la dictadura.
Sendic hab�a rechazado la posibilidad de abandonar el pa�s ante la brutal escalada represiva de aquellos momentos. Su papel conductor y dirigente lo llevaba nuevamente a elegir el puesto m�s duro, marcando con su ejemplo de lucha y firmeza el camino a recorrer para alcanzar la victoria.
Por encima de la derrota que implicara su captura, este hecho abr�a definitivamente un lugar en la historia de los grandes hombres de nuestra patria.
Luego de los comunicados oficiales y de la detallada historia cl�nica que reiteradamente planteaba la posibilidad de la muerte del dirigente tupamaro, la dictadura cubri� con un manto de silencio la vida de Sendic.
La tortura y el salvajismo de los militares, hicieron centro en �l, siendo en el correr de estos a�os, uno de los prisioneros pol�ticos que m�s han soportado los intentos de destrucci�n del fascismo.
El hombre que dio inicio a la lucha armada en nuestro pa�s y adquiri� la talla de dirigente revolucionario continental, vivi� casi 13 a�os en condiciones infrahumanas, como reh�n de una dictadura que anunci� y suspendi� varias veces un juicio p�blico sobre �l.
En marzo de 1985 fue liberado junto al resto de los prisioneros pol�ticos cuando se decreto la Amnistia.
Continu� al frente del MLN-Tupamaros hasta que fund� el "Movimiento por la tierra".
El 28 de abril de 1989 falleci� de una enfermedad fulminante (enfermedad de Charcot) en Paris d�nde hab�a sido trasladado para su tratamiento.
La solidaridad internacional cumpli� un importante papel en la defensa de la vida de Ra�l Sendic. Una vida de sacrificios, de austeridad, de a�os de vida clandestina, de tortura y de aislamiento. Una vida que habla de las penurias de todo un pueblo. Y es precisamente el combate de ese pueblo contra la dictadura, el mejor homenaje para Ra�l Sendic, pues su vida ha sido y es ejemplo y gu�a de esa lucha. Pues su nombre ha estado y estar� estrechamente unido a todos los perseguidos, a todos los torturados, a todos los presos pol�ticos y a todos aquellos que han entregado sus vidas por la liberaci�n de nuestra patria.
Junto a ellos, junto al pueblo que conquistar� la libertad y un futuro de justicia e igualdad, estar� siempre presente el dirigente revolucionario y el l�der popular: Ra�l Sendic (Rufo).

 

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