El juez Canicoba Corral proceso a tres policías federales
Trucho como un abrazo de represor
Victoria Ginzberg
"Yo tengo buena relación con los organismos de derechos humanos. Soy el que
aparece en la foto con una madre de Plaza de Mayo." La excusa que el policía
Carlos Enrique Gallone intentó ante los funcionarios del juzgado de Rodolfo
Canicoba Corral no fue efectiva. El hombre fue procesado ayer junto con otros
dos represores por su responsabilidad en la masacre de Fátima, en la que el 20
de agosto de 1976 fueron asesinadas treinta personas. En la misma causa el
magistrado ordenó la detención de dos ex agentes del Batallón 601 del Ejército.
Los policías que quedaron procesados ayer son Juan Carlos Lapuyole, Carlos
Vicente Marcote y Gallone. Los dos primeros fueron los responsables de las
direcciones generales de Inteligencia y Operaciones de Superintendencia de
Seguridad Federal. Gallone fue jefe de una de las "brigadas" que actuaron en el
lugar, donde funcionó un centro clandestino de detención durante la última
dictadura.
En la misma resolución, Canicoba Corral dictó la falta de mérito para los
policías Jorge Mario Veyra y Miguel Angel Timarchi, ya que no pudo ligarlos al
asesinato de las 30 personas en Fátima. Sin embargo, ambos podrían ser imputados
luego por otros secuestros. Además, el juez ordenó las detenciones de los
agentes del batallón 601 Francisco Valdez y Rubén Bufano, quienes están
involucrados en el traslado y los homicidios de la masacre.
En su escrito, Canicoba Corral consideró que "está acreditado que entre la noche
del 19 de agosto y la madrugada del 20 de agosto de 1976, treinta personas que
se encontraban detenidas ilegalmente en la Superintendencia de Seguridad Federal
de la Policía Federal fueron trasladadas hasta la localidad de Fátima, en donde
fueron asesinadas mediante un disparo en sus cabezas y dinamitadas". El hecho se
habría producido como represalia por el atentado en el que murió el general Omar
Actis, presidente en ese entonces del ente organizador del Mundial de Fútbol de
1978.
De las treinta víctimas, cinco fueron identificadas en el momento del hallazgo
de los cadáveres. Posteriormente, el Equipo Argentino de Antropología Forense
logró establecer la identidad de otros ocho cuerpos.
Cuando fueron interrogados por Canicoba Corral, Lapuyole, Marcote y Gallone
negaron haber sido parte del terrorismo de Estado. Marcote dijo que "los
detenidos que se encontraban en el edificio de Superintendencia de Seguridad
Federal lo estaban en forma legal y no clandestina". Gallone argumentó que
"todas las detenciones" que realizó "fueron conformes a las formalidades
exigidas por la ley". Este policía apareció hace dos meses en una escucha en la
que hablaba con el reducidor de autos Jorge Sagorsky, acusado de participar en
el secuestro de Axel Blumberg y el comisario Jorge "El Fino" Palacios, quien fue
removido de su cargo después de que Página/12 publicara partes de esa
conversación.
En el momento de declarar ante el juez, Gallone intentó defenderse apelando a la
famosa fotografía periodística en la que aparece abrazando a una madre de Plaza
de Mayo. Su estrategia no resistió.
"Es claro que omiten una parte de la historia", estimó el magistrado al analizar
los descargos de los tres procesados. "Sólo recuerdan aquellas actividades que
les eran propias de acuerdo a sus funciones específicas, olvidando la otra
faceta de sus tareas, aquella clandestina, que implicaba una clara y brutal
violación a los derechos fundamentales de las personas que mantenían en
cautiverio de manera ilegal en el edificio de Moreno 1417", agregó.
Como prueba de la porción del trabajo de los represores que ocurría en las
sombras y los sótanos, el magistrado cuenta con los testimonios de las víctimas
pero, en este caso, también de varios policías que declararon en la causa y
admitieron la existencia de detenidos ilegales. "Se debe apuntar que en la
Superintendencia de Seguridad Federal se verificó a través de diversos elementos
de convicción, la existencia de un centroclandestino de detención, circunstancia
enfáticamente negada por los encartados", aseguró Canicoba Corral.
La investigación de la masacre de Fátima es un desprendimiento de la causa de
los crímenes cometidos en Primer Cuerpo de Ejército durante la última dictadura.
En ese expediente habrá nuevas detenciones la semana que viene ya que los
militares Humberto Lobaiza y Teófilo Saá, quienes se desempeñaron como jefes de
áreas de la Capital Federal, descargaron la responsabilidad de los crímenes en
sus subordinados