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COMO A LOS NAZIS...

Scilingo (2) :

La cantinela del cinismo


El cuarto día de la vista oral del juicio que se celebra en la Audiencia nacional contra el ex-capitán Adolfo Scilingo, fue -en una primera parte- reiteración de la anterior jornada en que este oficial de la Armada Argentina, negó haber participado en los hechos que con lujo de detalles declaró ante jueces y medios de comunicación hace unos años, tanto en Argentina como en España.

Una y otra vez pero con cierta confusiones, relató que no era cierto que existiera un pacto por el que hacía participar a los oficiales de la Armada en los llamados "vuelos de la muerte". Sin embargo en las declaraciones del ex militar argentino ante el juez Baltasar Garzón, en octubre de 1997, afirmaba entonces que cerca de 1.500 oficiales de la Armada de una plantilla de 2.000, participaron alguna vez en esta forma de ejecución de personas, porque "para la oficialidad naval significaba un gran honor".

Pero en estos días con una contundencia similar a la exhibida en el año 97, insiste que él no pidió ir a la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada) ya que se trataba de un destino "intrascendente y malo", y no como declarara hace 7 años que fue él que pidió expresamente acudir a la ESMA.
Manifestó que dice la verdad cuando le interesa, y que su objetivo con las diversas comparecencias, es y era que se investigara a fondo, que los hechos y las fechas que diera en su momento componían una "novela" que había extraído tanto de los libros publicados como de artículos periodísticos. Ahora reconoce que solamente en una ocasión cuando arreglaba un ascensor -él era el jefe de electricidad de la ESMA- vio a una mujer embarazada que no estaba esposada pero "tenía la cara medio tristona".

Con el histrionismo propio de psicópatas, entre llantos y sofocos el ex-militar repitió que su propósito era que las investigaciones condujeran a castigar al almirante Eduardo Massera, Jefe de Armada Argentina, ya que era quién había ordenado la detención de su hermana.

A pesar de esta puesta en escena y de las permanentes interrupciones del ex-militar, uno de los abogados leyó uno a uno los nombres de 195 detenidos-desaparecidos que como consta en numerosos documentos, estuvieron secuestrados en la ESMA en el tiempo en que Scilingo vivía y trabajaba en ese centro clandestino de detención.

Y fue a partir de la enumeración de las mujeres y hombres, donde en ese tribunal, y a pesar de las miserias y manipulaciones, se comenzó a establecer -imperceptible para algunos- el silencio atronador del reclamo de justicia por los detenidos-desaparecidos en Argentina, y esto es nada más ni nada menos que el sentido de este juicio en Madrid, ya que por más desconocedor que ahora quiera Scilingo hacerse pasar, fue la participación necesaria para la comisión de los delitos de lesa humanidad de todos y cada uno de los integrantes de las fuerzas armadas, más allá de su graduación, que perpetraron aquel genocidio por el que en el banquillo de los acusados está Scilingo hoy.

Andrea Benites-Dumont
(El Inconformista digital)