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Simon Radowitzky y el Che Guevara


Luis O. Saavedra*
elidaluis@ciudad.com.ar
Hipotesis - Rosario

Desde que Hipótesis está al aire, han pasado 16 conmemoraciones del 1º de mayo. Todos los años hemos recordado su origen, la sangre y la lucha de los trabajadores por las conquistas sociales.

Y creemos que vale la pena seguirlo haciendo, aunque resultemos reiterativos, particularmente en estos tiempos en que algunos dan por terminada la historia y otros opinan que nos quedamos en el 45 o en el 17.

El origen de la conmemoración del 1º de mayo se encuentra en la lucha de los trabajadores de todo el mundo por la jornada de 8 horas y, más particularmente, en la huelga que se inició en los Estados Unidos el 1º de mayo de 1886, con la participación de 300.000 trabajadores.

15.000 de ellos fueron cruelmente reprimidos durante un acto realizado en Chicago el día 3, con un saldo de 38 muertos y 15 heridos. Posteriormente se decretó el estado de sitio y toque de queda y se allanaron los barrios obreros, destruyendo locales sindicales y bibliotecas públicas y haciendo numerosas detenciones.

Ocho líderes sindicales fueron sometidos a una farsa de proceso y condenados a muerte. Unos días antes de la ejecución se conmutó la pena de dos de ellos por la de prisión perpetua y otra por 15 años de trabajos forzados.

Louis Ling apareció "suicidado" en la celda con un cartucho de dinamita en la boca. Finalmente, el 11 de noviembre fueron ahorcados los cuatro restantes: Albert Parsons, periodista; Adolfo Fischer y George Engels, tipógrafos y Augusto Spies.

La farsa fue tan evidente, que unos años después, otro gobernador del Estado de Illinois, donde se encuentra la ciudad de Chicago, ordenó una revisión del proceso, de la cual resultaron libres los tres presos. Pero nadie podía devolverles la vida a los cuatro ahorcados y a Louis Ling, miserablemente asesinado en su celda, agregando crueldad a la crueldad, ya que se hizo pasar por suicidio un espantoso asesinato.

Posteriormente, el 14 de julio de 1889, Centenario de la Revolución Francesa, se reunió en París, la capital de ese país, un Congreso Internacional de trabajadores, que decidió conmemorar el 1º de Mayo como día de lucha, en homenaje a aquellos mártires y con la determinación de continuar bregando por la jornada de 8 horas y otras conquistas.

No es casual que el único país del mundo donde no se conmemora el 1º de Mayo, es aquel donde cayeron los mártires de Chicago, los Estados Unidos. Allí es reemplazada la fecha obrera por un inocuo y festivo "Día del Trabajo", que se festeja bien lejos en el almanaque, el 1º de setiembre.

Rosario fue una de las ciudades del mundo, donde se conmemoró por primera vez la fecha, en 1890, en lo que hoy es la Plaza López, iniciándose toda una década de grandes luchas obreras, que continuó en el siglo siguiente. También Buenos Aires y Chivilcoy fueron de la partida, en nuestro país.

Un 1º de Mayo tristemente célebre fue el de 1909. Se acercaba el Centenario de la Revolución y la oligarquía gobernante se proponía tirar la casa por la ventana, para dar muestras al mundo de su esplendor y riqueza. El movimiento obrero se proponía aguarles la fiesta, con un 1º de mayo de 1910 a toda orquesta.

Curándose en salud, un año antes, el Jefe de Policía, Coronel Ramón Falcón, dirigió una salvaje represión contra los trabajadores que estaban conmemorando pacíficamente la fecha, en la Plaza Lorea de Buenos Aires.

Un joven anarquista, Simón Radowitzky, vengó la masacre, mediante una bomba que mandó al Coronel Falcón a reunirse con sus antepasados. Homenajeando al asesino, considerado un mártir propio, las Escuelas de Policía de varias Provincias se llaman Coronel Ramón Falcón. Y también muchas calles en diversas ciudades del país.

En Buenos Aires, hasta hace pocos meses, la calle Falcón bordeaba la plaza homónima. La Asamblea de Floresta, madre y fundadora de las Asambleas porteñas, logró que el gobierno de la Ciudad Autónoma aceptara cambiarle el nombre y ahora se llama Che Guevara, por decisión de una votación popular.

El rosarino ilustre le ganó por algunos votos a la otra propuesta: Simón Radowitzky. Entre los promotores de esta última estaba Osvaldo Bayer, que escribió sobre Simón:

"Mil y mil veces maldita, tierra aborrecida del crimen, del sufrimiento y del sicario. Bajo el azote helado de tus huracanes gime el hombre; la angustia roe las almas de las víctimas; los abnegados, los Radowitzky, agonizan, mártires de la chusma del máuser, y, sobre el hórrido concierto de sollozos se oye siniestra la carcajada del verdugo."

"Así comenzaba –recuerda Bayer- un volante del diario anarquista La Protesta, para el 1º de Mayo de 1918, el Día de los Trabajadores. Estoy en Ushuaia, en el edificio del antiguo penal, y hablo sobre Simón Radowitzky ante una concurrencia formada principalmente por gente joven. Nunca hubiera soñado antes que iba a tener esa posibilidad. En los años setenta publiqué un libro que se titulaba Simón Radowitzky, ¿mártir o asesino?, que fue a parar a la hoguera de la dictadura de los Videla y Massera. ¿Quién era ese Simón Radowitzky que había sido una figura legendaria del movimiento obrero en las tres primeras décadas de este siglo y que había pasado veintiún años de su vida en la cárcel, la mayoría de ellos en el penal de Ushuaia, una de las páginas más negras de la historia penal del género humano de la cual tendríamos que avergonzarnos los argentinos? Y que se mantuvo no sólo durante el gobierno de los conservadores liberales sino también durante los tres gobiernos primeros del radicalismo. Los que más cantaron a Simón Radowitzky, llamado el "mártir de Ushuaia" fueron los payadores criollos en los mitines y asambleas obreras".

Más adelante recuerda el autor de "La Patagonia Rebelde" a uno de estos payadores:

"Los tiempos ya terminaron
en que hubo feudales bravos
que agarraban a los esclavos
y fiero los azotaron
¡Hoy no! Ya se rebelaron,
Y ese hombre hoy, febril y ardiente
cuando ve que un prepotente
burgués quiere maltratarlo:
cara a cara ha de mirarlo,
cuerpo a cuerpo y frente a frente!"

"Así fue, apunta Bayer. Ese joven judío de apenas 18 años, obrero metalúrgico, esperará al coronel Falcón y pondrá fin a la vida del orgulloso militar que era todo un símbolo para los hombres de uniforme: Falcón había sido el cadete número uno recibido en el Colegio Militar creado por Sarmiento. Simón trata de suicidarse pero es capturado, condenado a muerte y luego, como es menor de edad, a prisión perpetua a cumplir en el penal de Ushuaia, con el agravante de que cada año, en oportunidad de cumplirse cada aniversario de su atentado contra Falcón "deberá ser llevado a reclusión solitaria a pan y agua durante veinte días", como dirá la sentencia.

"En la prisión, sólo comparable con la de la Isla del Diablo, Radowitzky se convertirá en el "mártir de la anarquía". Será un místico de la resistencia y del altruismo con los demás presos. Protagonizará una huida legendaria a través de los canales fueguinos hasta que es capturado por un buque de guerra chileno y entregado a los carceleros argentinos. Todos los castigos inimaginables serán entonces para él. Aunque enfermo de tuberculosis, el clima del extremo sur y el aislamiento no lo amedrentan y sigue siendo el defensor de los demás presos para quienes Simón es una personalidad mística y al que admiran casi con respeto religioso.

"Sus compañeros de ideas de todo el país no lo abandonaron en ningún momento. Miles de mitines y su nombre siempre en la primera página de sus publicaciones. Hasta que en 1930, Yrigoyen firmará el indulto. Pero el gobierno radical no se aguanta al carismático atentador en territorio argentino y lo expulsa al Uruguay. Allí será detenido y poco después soportará presidio en la isla de Flores. Hasta que en 1936, ya en libertad, marchará a la Guerra Civil Española a luchará contra el fascismo de Franco. Morirá en México en 1956 mientras trabajaba de obrero en una fábrica de juguetes, el mejor oficio que puede tener un ser humano" finaliza don Osvaldo.

Pienso que si Ernesto Che Guevara hubiera podido hablar en la Asamblea de Floresta, hubiera votado por Simón Radowitzky, para nominar aquella hermosa plaza, por la que tiene la suerte de pasear mi nieta.


*Note: "Momentos de memoria", columna de opinión emitida el sábado 1 de mayo de 2004, en el programa "Hipótesis", LT8 Radio Rosario, Argentina.