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 El 
              nuevo campesinado revolucionario
              El crecimiento, liderado 
              por el campesinado,
              de la oposición al neoliberalismo
               Por James Petras  
            
Fui invitado 
              a dar unas de las charlas inaugurales en el Segundo Congreso del 
              CLOC (Congreso Latinoamericano de Organizaciones del Campo) que 
              se celebró en Brasil del 3 al 7 de Noviembre del año 
              1997. Había aproximadamente 350 delegados de prácticamente 
              todos los países latinoamericanos (solo estaban ausentes 
              Uruguay y El Salvador). El Congreso marcó un punto de inflexión 
              en la política revolucionaria latinoamericana al destacar 
              el resurgimiento y el dinámico crecimiento de movimientos 
              independientes, de base popular, dedicados a derrocar los regímenes 
              neo-liberales y crear una alternativa humana e igualitaria. 
              El crecimiento de la 
              masiva oposición, liderada por el campesinado, al neo-liberalismo 
              es desigual. En algunos países, como Brasil, donde el Movimiento 
              de los Campesinos Sin Tierra (MST) representa a centenares de miles 
              de granjeros, el movimiento rural proporciona liderazgo a la lucha 
              nacional. En otros países, por ejemplo Chile, los movimientos 
              formados por granjeros aún no se han recuperado de la salvaje 
              represión del régimen de Pinochet y es una fuerza 
              marginal incluso a niveles locales. Uno de los factores clave que 
              explica la creciente influencia de los movimientos campesinos es 
              su autonomía e independencia de los partidos políticos 
              y de los "comandantes" de la guerrilla allí donde 
              solo son meras "correas de transmisión" de la política. 
              
              El segundo factor es 
              que abarcan una agenda socio-política nacional. En las discusiones 
              con muchos de los líderes campesinos en la conferencia de 
              la CLOC (como también en otros encuentros en los cinco años 
              anteriores) la cuestión fundamental fue la "auto-determinación", 
              la idea que los granjeros solo pueden liberarse a través 
              de sus propias organizaciones. La FENOC en Ecuador, el MST en Brasil 
              y la Federación Campesina paraguaya, que han jugado, las 
              tres, un papel preponderante en la formulación del debate 
              nacional sobre la reforma agraria, emergieron de la organización 
              campesina de base, desarrollaron sus propias estructuras y líderes, 
              y no debían nada a ningún partido. 
              Por contra, las organizaciones 
              rurales chilenas están ligadas, mayoritariamente, a las élites 
              de los partidos políticos (Socialistas y Cristianodemócratas) 
              los cuales forman parte de la coalición de gobierno que implementa 
              una agenda neo-liberal. Estas organizaciones tienen poca capacidad 
              para organizarse y dependen del Estado para obtener unos escasos 
              subsidios. 
              La influencia y poder 
              de los movimientos rurales es evidente: 
              En Ecuador los movimientos 
              campesino e indígena fueron la punta de lanza de la movilización 
              que forzó la dimisión del presidente Bucaram, acusado 
              de corrupción y de tratar de imponer al pueblo una agenda 
              de libre mercado según las directrices del FMI. 
              En Brasil, el MST ha instalado a cerca de 150000 familias, lo que 
              representa casi un millón de personas, sobre tierras sin 
              cultivar a través de la acción directa –esto es, las 
              movilizaciones de ocupación de tierras. Con sus acciones 
              en 21 estados, el MST ha llevado la reforma agraria al centro del 
              debate político. Un indicador de su éxito lo encontramos 
              en recientes encuestas realizadas en Sao Paulo (la ciudad más 
              grande de Brasil), las cuales indican que cerca del 75 por ciento 
              de la población apoya una distribución de tierras 
              que favorezca a los campesinos sin tierra. 
              En Bolivia, los campesinos, particularmente los cultivadores de 
              coca, antiguos mineros del estaño, han liderado la lucha 
              en defensa de la soberanía nacional y recientemente sus candidatos 
              han arrasado en las elecciones en el área de Cochabamba. 
              
              En Colombia, el ejército guerrillero de base rural, el ejército 
              popular de las fuerzas armadas revolucionarias de Colombia (FARC), 
              ha extendido su influencia a casi la mitad de los municipios rurales 
              del país. Aunque, estrictamente hablando, no se trata de 
              un movimiento rural ya que casi un tercio de sus reclutas proceden 
              de áreas urbanas, muchas de sus demandas programáticas 
              se centran en temas rurales: reforma agraria, derechos humanos en 
              el campo, sindicación de los granjeros, etc. Con cerca de 
              15000 combatientes, en su mayoría campesinos, es, probablemente, 
              el ejército guerrillero más potente en el Tercer Mundo 
              en la actualidad y cada vez gana más fuerza. Es indicativo 
              el hecho que el Departamento de Defensa de los EE.UU. haya abandonado 
              la ficción que su multimillonario programa de ayudas militares 
              está dirigido a la lucha contra el narcotráfico. Los 
              EE.UU. han confirmado públicamente que los envíos 
              de armamento son para reprimir la insurgencia campesina. 
              En Paraguay, solo la masiva movilización de campesinos y 
              estudiantes bloqueó un temido golpe militar. La caída 
              en picado de los precios del algodón ha puesto a centenares 
              de miles de campesinos al borde de la bancarrota. Las políticas 
              de libre comercio y de promoción estatal de los grandes exportadores 
              agrarios están perjudicando seriamente a los pequeños 
              productores locales, incitando un ciclo de ocupaciones de tierra 
              por parte de los campesinos y violentos desalojos militares. 
              En México, el movimiento zapatista (EZLN) ha reabierto la 
              cuestión de los derechos de los indígenas, la reforma 
              agraria, y de manera más profunda el rechazo al paquete completo 
              de políticas de mercado libre promocionadas por Clinton y 
              Zedillo, reforzadas a raíz de la firma del NAFTA [Acuerdo 
              NorteAmericano de Libre Comercio]. Sin la sublevación zapatista 
              de 1994, la firma y posterior implementación del NAFTA habría 
              pasado como un evento ceremonial de las élites. Desde que 
              empezó la implementación de los acuerdos NAFTA, cerca 
              de un millón de campesinos se han arruinado y decenas de 
              millones de asalariados han visto reducidos a la mitad sus ingresos. 
              Las demandas y la crítica del EZLN resuenan por todo el país. 
              
              El nuevo campesinado 
              
               Los movimientos 
              campesinos contemporáneos no son comparables a los del pasado, 
              y tampoco encajan con el estereotipo de campesinos analfabetos, 
              locales y tradicionales luchando con la consigna "la tierra 
              para el que la trabaja". Muchos de los delegados campesinos 
              e indígenas en el congreso de la CLOC eran personas instruidas 
              (ya sea autodidactas o con al menos seis años de escolarización 
              formal) y tenían conocimientos de asuntos nacionales e internacionales. 
              Los nuevos movimientos rurales tienen una agenda nacional: no solo 
              se preocupan de las cuestiones rurales. Más específicamente, 
              saben que las políticas de redistribución de tierras 
              solo tendrán éxito con créditos, asistencia 
              técnica, y mercados protegidos. Reconocen que la alianza 
              política con clases y organizaciones urbanas es necesaria 
              para transformar el régimen. No son simplemente "organizaciones 
              económicas". Son movimientos socio-políticos, 
              que combaten las políticas privatizadoras de libre mercado, 
              desreguladoras, y promotoras de la exportación. Los movimientos 
              rurales han formado alianzas políticas con sindicatos y han 
              contribuido a la organización de los habitantes de los barrios 
              pobres de las ciudades. Las huelgas generales que sacudieron Ecuador 
              en Febrero del 1997, Brasil en Junio del 1996, Bolivia en Diciembre 
              del 1996, por ejemplo, se basaban en alianzas entre sindicatos y 
              campesinos indígenas. 
              En la conferencia de 
              la CLOC la mayoría de los delegados estaban entre los 20 
              y los 30 años. Se presentaban al congreso dejando moméntaneamente 
              sus luchas regionales y nacionales. La histórica primera 
              Asamblea Latinoamericana de Mujeres del Campo se celebró 
              antes que la conferencia de la CLOC y tuvo una asistencia de cerca 
              de 100 delegadas. Sobre un 40 por ciento de los delegados en el 
              encuentro de la CLOC eran campesinas, la mayoría sobre 20 
              y 30 y pocos años. Este fue un cambio extraordinario: en 
              el congreso anterior de la CLOC celebrado tres años antes 
              menos del 10 por ciento de los delegados eran mujeres. 
              Afortunadamente, los 
              delegados más jóvenes no han conocido las guerras 
              sectarias de los 60 y los 70 en el seno de la izquierda. Su apoyo 
              a la Revolución Cubana se fundamentaba en su resistencia 
              a la intervención estadounidense y a su reforma agraria progresista. 
              Pocos, si es que hay alguno, adquirió de Fidel Castro sus 
              "normas doctrinales". "Incorporaron" al Che 
              Guevara o Fidel Castro a causas sociales y nacionales particulares. 
              Así el delegado de los cultivadores de coca mencionó 
              el antiimperialismo del Che cuando habló de la lucha contra 
              las políticas de erradicación de cultivos promovidas 
              por la DEA estadounidense. Se citó a Fidel Castro como precursor 
              de la lucha de los campesinos brasileños en la ocupación 
              de tierras y la resistencia al desalojo. Así pues, no hay 
              ni repudio ni entronización de revolucionarios del pasado. 
              
              El crecimiento de los 
              nuevos movimientos campesinos afronta retos importantes, planteados 
              tanto en las sesiones formales como en las discusiones informales. 
              Por ejemplo, uno de los "slogans" de la conferencia fue 
              "reforma agraria, anti-imperialismo, y socialismo", aunque 
              los representantes de la organización guatemalteca (CONIC) 
              me dijeron que era imposible plantear ninguna de esas cuestiones 
              en Guatemala. "El terror masivo y las continuas operaciones 
              de los escuadrones de la muerte paramilitares siguen pesando mucho 
              en el mundo rural". Los acuerdos de paz firmados por los comandantes 
              de las guerrilla dejó a los generales genocidas inmunes ante 
              cualquier persecución. El sistema político emergente 
              aún está ligado a las instituciones violentas del 
              Estado (ejército, magistratura y policía secreta), 
              a las cuales solo se les ha lavado la imagen, dándoles otro 
              nombre y reorganizando su personal. 
              "La principal prioridad 
              es crear una organización que haga de paraguas a la docena 
              de movimientos campesinos surgidos en los últimos años. 
              Tenemos que moderar nuestra actividad para no poner en peligro el 
              precario y muy limitado espacio político que ocupamos", 
              comentó un líder rural. Los fondos para cuestiones 
              rurales de la ayuda estadounidense se han usado para crear organizaciones 
              rivales de los movimientos campesinos militantes y para animar a 
              las agrupaciones a pensar en términos de "proyectos" 
              y no en la reforma agraria. 
              Cultura y revolución 
              
               Las cuestiones culturales, 
              particularmente las demandas de una autonomía territorial 
              por parte de los indígenas, reconocimiento de sus religiones, 
              lenguas y sus economías de base comunitaria fueron cuestiones 
              centrales planteadas, especialmente, por las delegaciones ecuatoriana, 
              boliviana y guatemalteca. Una líder campesina boliviana habló 
              de la naturaleza religiosa y sagrada de la producción de 
              la coca, en la cual ella se involucró para ayudar a su familia. 
              Los guatemaltecos se hicieron eco de una preocupación común 
              de todas las delegaciones campesinas indígenas acerca de 
              un mayor derecho al auto-gobierno. 
              Lo que sí quedo 
              claro, sin embargo, en el curso de las discusiones, fue las profundas 
              diferencias entre estos militantes y las figuras públicas 
              que los grandes medios occidentales presentan como "portavoces 
              de los indígenas". Por ejemplo, los bolivianos hablaron 
              despectivamente de su "vice-presidente de habla quechua", 
              el cual se llena la boca con los indígenas y trabaja para 
              los extranjeros ricos. Los guatemaltecos fueron muy críticos 
              con Rigoberta Menchú por desligar su abrazo a los simbólicos 
              cambios culturales "Mayas" de las grandes cuestiones político-económicas 
              y de derechos humanos. Y los líderes ecuatorianos de la FONIC-I 
              criticaron a dos líderes indígenas del movimiento 
              paraguas CONAI que cedieron para formar parte del régimen 
              corrupto y partidario del libre mercado de Bucaram. Los líderes 
              de los movimientos indígenas presentes en el congreso de 
              la CLOC no eran víctimas de la política de la "identidad 
              cultural" diseñada para dividir y comprar a los líderes 
              locales con la idea de subvertir las demandas de los movimientos 
              sobre el derecho a las tierras. 
              Los nuevos movimientos 
              han sido profundamente influenciados por las doctrinas sociales 
              de la Iglesia. En una de las sesiones plenarias, Fray Beto, el teólogo 
              católico brasileño, preguntó cuántos 
              de los delegados habían sido influenciados por las enseñanzas 
              religiosas: sobre un 90 por ciento de los delegados levantaron la 
              mano. La religiosidad popular, fusión de las lecciones bíblicas 
              y de los valores religiosos, ha tenido un efecto directo estimulando 
              a la nueva generación de líderes rurales, junto con 
              el marxismo, los valores comunitarios tradicionales y las modernas 
              ideas feministas y nacionalistas. La disciplina organizativa, integridad 
              personal, y el compromiso moral que infunde gran parte del movimiento 
              proviene de su anterior substrato religioso, aunque la mayoría 
              de los militantes se encuentran muy lejos de la conservadora jerarquía 
              de la Iglesia y del Vaticano. 
              El éxito de la 
              Asamblea Latinoamericana de Mujeres Campesinas se manifestó 
              en la respuesta abrumadoramente favorable a sus propuestas por una 
              presencia equitativa en todos los niveles de la organización 
              campesina (de la internacional a la local) y en todas las instancias 
              del proceso de reforma agraria (desde los títulos de propiedad 
              sobre las tierras al liderazgo de cooperativas). Las energías 
              y el entusiasmo desatado proporcionaron una vitalidad adicional 
              a las propuestas para una acción coordinada continental acerca 
              de las demandas rurales. 
              La nueva militancia de 
              mujeres campesinas se manifestó con otros ejemplos. Una delegada 
              del movimiento campesino de la Cochabamba describió la lucha 
              de los cultivadores de coca contra la campaña de erradicación 
              dirigida por los EE.UU. "Este año ya han asesinado a 
              varios de nuestros miembros y a uno de nuestros líderes. 
              Hemos resistido y continuaremos resistiendo. Estoy ayudando a mi 
              anciana madre y a mi único hijo en mis cuatro acres. Negociamos 
              con el gobierno un pacto a cambio de la erradicación de 7000 
              acres dedicadas a la producción de la coca y el gobierno 
              prometió financiar actividad económica alternativa, 
              incluyendo una fábrica para emplear a los granjeros desplazados. 
              Hemos reducido en 3000 acres la zona de producción de coca 
              pero aún ni siquiera se ha comenzado a construir la fábrica. 
              Nos la han jugado otra vez. Ahora nos amenazan con enviar a los 
              militares a masacrarnos y erradicar los cultivos de todas nuestras 
              tierras sagradas, dejándonos en la miseria. Quiero aprender 
              a usar un arma. Porque quiero ser capaz de formar parte de la resistencia 
              armada cuando llegue la invasión del ejército". 
              
              Militarización 
              y represión estatal 
               Los regímenes 
              neo-liberales y los que les apoyan en Washington han respondido 
              a los crecientes movimientos rurales militarizando el campo: hay 
              40000 soldados en Chiapas, México, además de los, 
              al menos 5, nuevos grupos paramilitares desde 1995. En Colombia, 
              el ejército ha armado decenas de grupos paramilitares, aterrorizando 
              y desplazando varios centenares de miles de campesinos a los que 
              se ve como potenciales o reales simpatizantes de las FARC. En Perú, 
              el ejército, con el apoyo de los EE.UU., ocupa tres cuartas 
              partes del campo y el presidente Fujimori celebra sus conferencias 
              de prensa y sus reuniones de altos vuelos en los cuarteles. En Bolivia, 
              los militares, secundados por consejeros de la DEA estadounidense, 
              han masacrado a los cultivadores de coca y están saturando 
              la región para un gran asalto sobre un territorio en el cual 
              hay unas 40000 familias cuyo único medio de vida es el cultivo 
              de la hoja de coca. 
              Es transparente la responsabilidad 
              de Washington en la militarización de las zonas rurales latinoamericanas, 
              con el consiguiente crecimiento de la violencia. La apuesta de Clinton 
              por los mercados perjudica a los productores rurales locales que 
              se ven arruinados por las baratas importaciones de cereal y grano 
              estadounidenses. La financiación por parte de la Casa Blanca 
              de las estrategias en pro de grandes negocios agrarios dedicados 
              a la exportación está convirtiendo el campo en una 
              enorme plantación desplazando campesinos y granjeros indígenas 
              comunales. Aquellos que no son desplazados por el mercado, aquellos 
              que deciden quedarse y organizarse o dedicarse a cultivos alternativos 
              que son comercializables, son expulsados por fuerzas militares y 
              paramilitares entrenadas por los EE.UU. Si algo está claro 
              en Latinoamérica es que los activistas rurales se han dado 
              cuenta de la complicidad de la administración Clinton con 
              algunas de las políticas económicas más perniciosas 
              que han experimentado. Con la subvención por parte de Washington 
              de la creciente militarización del continente, Clinton puede 
              superar el sangriento record de Reagan de 275000 muertos centroamericanos 
              en los años 80. 
              Pero los nuevos movimientos 
              campesinos han crecido, a pesar de la represión de los nuevos 
              regímenes civiles. En Santa Carmen hubo una ocupación 
              de tierras en la cual los campesinos estaban aclarando el terreno 
              con sus machetes y se alimentaban en una cocina comunitaria. En 
              agosto del año 1996, el ejército ocupó el territorio 
              y mató a tres campesinos, destruyó sus casas y sus 
              cosechas, y echó a decenas de familias del territorio. Varios 
              meses después los campesinos re-ocuparon las tierras y organizaron 
              una conferencia nacional a la que asistieron un millar de personas 
              que incluían a estudiantes, profesionales, hombre de negocios 
              progresistas y campesinos procedentes de todo el país. Formaron 
              un comité de coordinación nacional para la reforma 
              agraria. 
              Del mismo modo, en Brasil, 
              en Para, 18 campesinos sin tierra que bloqueaban pacíficamente 
              autopistas fueron masacrados por la policía militar por orden 
              del gobernador. Un fotógrafo grabó en vídeo 
              los hechos. Inmediatamente se produjo una protesta nacional. Manifestaciones 
              masivas tuvieron lugar en Sao Paulo, Rio, y en otras ciudades. Las 
              encuestas de opinión mostraron un apoyo abrumador al MST. 
              El MST organizó una marcha sobre la capital y a ella se le 
              unieron unas 100000 personas, incluyendo sindicalistas y habitantes 
              de los barrios pobres. El presidente Cardoso, quien denunció 
              el MST como un "movimiento anacrónico" luchando 
              por batallas anticuadas (como la reforma agraria), encaró 
              las masivas protestas, e invitó a uno de los líderes 
              al Palacio Presidencial para discutir la mejor manera de implementar 
              las reformas. La mesa nacional formada por 15 miembros apareció 
              en público para demostrar que no había un solo líder 
              y rechazó la oferta de Cardoso de firmar un acuerdo que suspendiese 
              las ocupaciones de tierras a cambio de asentar 49000 familias acampadas 
              en tierras en litigio. Como dijo después Joao Pedro Stedil, 
              un líder del MST, "es necesario negociar pero nunca 
              al precio de desmobilizar al movimiento. Si así lo hiciéramos, 
              no habría nada que negociar en el futuro." 
              Pero no todos los movimientos 
              campesinos se encuentran en situación de responder a la represión 
              de los escuadrones de la muerte. Un líder campesino de Colombia 
              habló, en el congreso, del exterminio sistemático 
              de activistas campesinos y de sus familias por parte de grupos paramilitares 
              que sospechan que cualquier partidario de la reforma agraria o de 
              los que abogan por los derechos humanos es un simpatizante de la 
              guerrilla disfrazado porque las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias 
              de Colombia) también apoyan esas demandas. 
              En Perú, la Confederación 
              Campesina de Perú (CCP) se encuentra en el proceso de reagrupar 
              sus fuerzas, diezmadas por los asesinatos del régimen de 
              Fujimori, de Sendero Luminoso, la fanática secta maoísta, 
              y las divisiones provocadas por los partidos políticos que 
              buscan sacar provecho de sus miembros. En algunas regiones la CCP 
              ha organizado "rondas campesinas" [nota: en español 
              en el original], grupos de auto-defensa campesinos para resistir 
              a las fuerzas paramilitares y las "acciones ejemplarizantes" 
              de los sectarios de Sendero. López y otros campesinos son 
              críticos con las trayectorias de anteriores líderes 
              de su movimiento que ganaron un sillón en las elecciones. 
              "Cuanto más cerca del parlamento, más lejos del 
              pueblo". 
              ONG 
               Las ONG crean muchos 
              problemas a las luchas de los campesinos: existe mucho financiamiento 
              exterior ligado a practicar políticas compatibles con el 
              libre mercado; centrarse en proyectos locales más que en 
              cambios estructurales (léase reforma agraria); el énfasis 
              en las estrategias de auto-explotación y auto-ayuda en lugar 
              de salud pública universal, educación y promoción 
              de la vivienda. 
              Los activistas y los 
              líderes campesinos han descrito como las ONG competían 
              con los líderes rurales, dividiendo a las comunidades, y 
              se ganaban a los activistas con sus fondos. Una activista brasileña 
              habló de los esfuerzos de las mujeres del MST para formular 
              una estrategia común en el Encuentro Latinoamericano de Mujeres 
              Campesinas. "Propusimos una estrategia unitaria sobre reforma 
              agraria, un papel activo en el liderazgo en la lucha relacionada 
              con la ocupación de tierras y una estrategia de confrontación 
              con el rol represivo del estado. En el encuentro no se consiguió 
              alcanzar un acuerdo", dijo, "a causa del comportamiento 
              manipulador de las mujeres profesionales de las ONG, que querían 
              controlar la agenda y limitarla exclusivamente a la cooperación 
              internacional y constreñir la lucha a cuestiones feministas 
              exclusivamente lo que significa no apoyar la reforma agraria, ni 
              el anti-imperialismo ni el anti-neoliberalismo". 
              Continuó describiendo 
              a las feministas profesionales de las ONG como "autoritarias 
              y con mentalidad colonialista; no tienen a nadie detrás excepto 
              sus ricos financiadores extranjeros". Un líder campesino 
              ecuatoriano comentó "Yo no tengo ninguna objeción 
              a la financiación de nuestro movimiento por la reforma agraria 
              por parte de ONG extranjeras si eso es lo que quieren hacer. Pero 
              es ofensivo que impongan sus prioridades y financien a profesionales 
              de nuestro país para que vengan y socaven nuestra lucha". 
              
              Los campesinos han aprendido 
              del pasado que incluso profesionales progresistas bienintencionados 
              han usado su apoyo a los campesinos para cimentar una carrera profesional 
              lucrativa en la política como expertos o asesores en materia 
              exterior. Eso no quiere decir que los campesinos den la espalda 
              a los intelectuales o profesionales. La principal diferencia es 
              que quieren que los intelectuales sean un recurso añadido 
              para los movimientos, en vez que los movimientos sirvan de trampolín 
              a los profesionales e intelectuales para obtener becas del extranjero. 
              
              Alianzas urbano-rurales 
              
               El aspecto más 
              prometedor de los nuevos movimientos rurales es la comprensión 
              que han alcanzado sobre los límites de los "movimientos 
              campesinos" estrictamente confinados a las cuestiones del campo. 
              Todos los grandes movimientos campesinos están haciendo un 
              esfuerzo concertado para construir una base urbana de apoyo y para 
              coordinar las luchas rurales y las urbanas. En Ecuador, la FENOC 
              está envuelta en la lucha para elegir una asamblea constitucional, 
              reflejando los intereses de los pobres del campo y de la ciudad. 
              La Federación Campesina paraguaya ha formado un Fórum 
              Sobre la Reforma Agraria que incluye estudiantes, profesionales, 
              y gente de negocios. Han extendido sus horizontes políticos 
              para oponerse al capitalismo de libre mercado y a la élite 
              narco-capitalista. En Bolivia, los cultivadores de coca han formado 
              un nuevo partido político, la Alianza para la Soberanía 
              del Pueblo. La Alianza consiguió la victoria barriendo en 
              todas las regiones dedicadas al cultivo de la coca, alcanzando alrededor 
              de un 60 por ciento de los votos y eligiendo a Evo Morales como 
              representante en el Congreso. 
              En Brasil, el MST ha 
              comenzado un esfuerzo sistemático de cara a organizar las 
              inmensas favelas , los grandes asentamientos marginales que circundan 
              Sao Paulo, Rio, y otras grandes ciudades. Han encontrado mucha receptividad 
              entre los favelados, principalmente a causa de sus exitosas luchas 
              rurales y del hecho que muchos de los favelados son emigrantes recientes 
              del campo. El MST no solo se centra en demandas inmediatas de títulos 
              de propiedad de tierras e infraestructura (luces, agua, carreteras 
              pavimentadas, transporte público, etc.), sino también 
              en la educación política en escuelas que formen para 
              el liderazgo político y el desarrollo de una perspectiva 
              anti-capitalista basada en la comprensión de la naturaleza 
              explotadora del capital, sea de bienes raíces o financiero. 
              Tienen la esperanza de evitar el patrón previo según 
              el cual los líderes que encabezaron una lucha valiente y 
              fueron elegidos para el Ayuntamiento seguidamente se dedicaron a 
              construir máquinas electorales basadas en políticas 
              clientelistas. 
              El MST ve a su proyecto 
              para la organización urbana como parte de la lucha política 
              nacional. Con ese fin, han formulado un programa llamado "Proyecto 
              Brasil" que se basa en la inversión de las más 
              importantes contra-reformas del mercado libre: renacionalización 
              de las industrias básicas (petróleo, telecomunicaciones, 
              etc.), la socialización de los centros estratégicos 
              de la economía (bancos, comercio exterior) y una reforma 
              agraria integral, que limite las exportaciones baratas y promocione 
              enlaces entre cooperativas y plantas industriales de procesado de 
              alimentos. 
              Ganarse a las ciudades 
              no es un camino fácil. Hay obstáculos: la clase media 
              urbana e incluso los sindicatos aún tienen una visión 
              condescendiente para con el campesinado. Hoy en día son los 
              trabajadores rurales quienes están desafiando la creencia 
              tradicional que los líderes de la clase trabajadora urbana 
              son la vanguardia designada para el cambio histórico. Los 
              líderes campesinos actuales están buscando una alianza 
              con los trabajadores de la ciudad, como también con los habitantes 
              de las enormes bolsas de pobreza urbanas para fijar un programa 
              común en el cual las cuestiones agrarias ocupen un lugar 
              central. El internacionalismo de viejo estilo ligado a una patria 
              socialista ha sido reemplazado por un nuevo internacionalismo voluntario, 
              descentralizado y consultivo en el cual florecen culturas diversas 
              y luchas comunes se forjan no a través de líderes 
              carismáticos sino por el constante trabajo de organización 
              y el heroísmo diario, con campesinas y campesinos viajando 
              día y noche a los pueblos de Guatemala, a los altiplanos 
              de Ecuador y a las enormes extensiones de Brasil, enseñando, 
              aprendiendo y creando una nueva política revolucionaria de 
              liberación social y realización espiritual.
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