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 Luis Mattini

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Sindicalismo y estado de derecho  
(Pensar en un nuevo sindicalismo)

Por Luis Mattini
La Fogata

El sindicalismo fue creado por los obreros para defenderse del capital
Su arma principal fue la huelga, pues si el obrero no trabaja el capitalista no gana o sea no existe.

En su origen las huelgas fueron ilegales. Luego con el Estado de Derecho se creó la legislación laboral y la huelga pasó a  ser un derecho, reglamentado por la ley. En la huelga era frecuente que a los obreros no se les pagaran los días perdidos por el paro, (a veces cuando el triunfo era absoluto, se lograba que paguen los jornales caídos) Pero era parte del mínimo riesgo de la lucha. Asimismo, cuando  se discutía el plan de lucha para la huelga, una parte importante consistía en ganarse el apoyo de la población.  Se creaban comités especiales para esa tarea, la de hablar con la gente y sobre todo se cuidaba mucho que la medida de fuerza afectase al patrón, no a la población.

Con el tiempo se fue sumando otro tipo de trabajador, el que no produce plusvalía porque brinda servicios a la sociedad, muchos de ellos llamados de cuello blanco: empleados públicos, judiciales, docentes, bancarios, etc. Es importante definir bien la diferencia entre obreros (los  productores de capital) y trabajadores en general

Por su parte Los obreros cuestionaban cada vez más  el concepto de propiedad privada, Y de la huelga, quedándose en sus casas, pasaron a las tomas de fábrica. La ocupación de la fábrica es un acto absolutamente ilegal. O sea la huelga es legal, pero la toma de la fábrica en delito contra la propiedad.   Muchas veces se pagó con cárcel  esa osadía.  Y para no perder el aliado en el pueblo se utilizaba la vía publica solo lo imprescindible, para marchas y otras necedades propagandísticas, con los cortes inevitables y solo por momentos. Repito, no era práctica usual de los obreros cortar  calles, avenidas o rutas.

Pero después de la Dictadura, con el restablecimiento del Estado de Derecho (que de ordinario se llama "democracia") es notable observar como, por un lado los movimientos huelguísticos pasaron a ser mayoritariamente de servicios y particularmente de trabajadores del Estado, en especial los docentes estatales, quienes entre otros no-riesgos, por lo común no pierden el sueldo por días no trabajados.  

He nombrado el Estado de Derecho, pues  lo que se ha re-instituido en Argentina después de la Dictadura no debe llamarse "democracia" sino Estado de Derecho, porque esta es su constitución, democracia en la forma como funciona.  En este caso Sistema presidencialista representativo. Comúnmente denominado "Democracia Representativa" en donde el pueblo no legisla ni gobierna, sino sus representantes.  Y es notable como hoy la lucha sindical no se sale del Estado de Derecho. La toma de fábricas, que es una violación  directa al Estado de Derecho, porque cuestiona la propiedad, ha sido reemplazada por la "toma" del Espacio Publico, o sea el fácil y gratis recurso del derecho a cortar calles, ocupar plazas y hasta a veces, pero solo a veces, Edificios Públicos. El corte de calles, las manifestaciones, la ocupación del Espacio Público es legal, es un derecho en el Estado de Derecho, contemplado en la libertad para manifestarse; por eso el Gobierno tiene el argumento para no reprimir. En cambio  reprime, y sin que le tiemble la mano, cuando la acción afecta la propiedad privada, como en el caso de las movilizaciones  de los ecologistas que enfrentan los intereses mineros y demás yerbas. (Cipolletti, Andalgalà, Berazategui, etc., etc.…)

Citemos un ejemplo paradigmático; hace un tiempo obreros de una automotriz, en conflicto gremial, en Pacheco, ocuparon la fabrica, siguiendo las tradiciones de los setentas…pues la policía los desalojó de inmediato con todo el rigor de la violencia legal. Entonces los obreros cortaron nada menos que la carretera Panamericana…y allí nadie  los molestó.

Cierto es que la "táctica" piquetera de cortar rutas se adoptó frente a la desindustrialización menemista y donde el cierre de fábricas transformaba en inútil la huelga. Surgieron entonces los piqueteros y fogoneros que pusieron serias trabas al proceso menemista pues los cortes buscaban, cortar las venas que alimentaban el desparpajo del desarrollo de este nuevo modelo capitalista. Pero a la larga se institucionalizaron y el método empezó a  ser usado por los obreros y trabajadores ocupados con lo cual, como toda burda copia,  se fue desnaturalizando.

Durante la década de estabilidad que estamos viviendo desde que asumió Kirchner, tal método se transformó en una norma apoyada por el Estado. Es común un corte piquetero reclamando planes sociales,  custodiado por la propia policía, mientras - como ejemplificamos más arriba - se reprime duramente toda protesta contra la minería  de superficie  o todo lo que sea defensa del medio ambiente, afectado por el modelo productivo actual.

No es difícil ver que esta forma de lucha sindical, la que ejercen los docentes, empleados públicos o del transporte y piqueteros,  perjudica más a la población que a los empresarios. Los hijos de los empresarios van a escuelas privadas. Y es sabido que un docente que trabaja en ambos sistemas cumple el paro en la escuela estatal y simultáneamente "carnerea" en la privada.

En los famosos setentas el Poder hubo de recurrir a las formas más violentas, atroces, e ilegales de represión, no solo por la presencia de fuertes organizaciones  armadas, sino porque en general la población argentina estaba superando el Estado de Derecho y avanzando hacia formas más emancipadas  de la política.  La sagrada propiedad privada fue cuestionada seriamente. (Por ejemplo la Constitución de 1949, que duró unos pocos años, está lejos de ser ideal, pero en varios de sus artículos hay un avance sobre el Estado de Derecho) Más aun, en los sectores más radicalizados  que luchábamos por el socialismo, se desarrolló una polémica, nunca resuelta, sobre si existiría el Derecho en el socialismo desarrollado, ya que el propio concepto de derecho surge con la propiedad privada

Claro está que no cabe dudas que el Estado de Derecho es preferible al "estado de excepción"  de cualquier dictadura;  sin embargo, es la consagración del estado burgués por excelencia, o sea el ideal político para el desarrollo capitalista. Burgués y capitalista, no son insultos: y hasta pueden usarse como sinónimos. Su base es el respeto sagrado a la propiedad privada,  reglamentado fielmente  por la  Constitución,  las leyes y los códigos, además del  consenso logrado por el monopolio del sistema educativo y el aparato cultural.    

Es notable como en los treinta años del presente Estado de Derecho, en particular a partir del menemismo, el país tuvo transformaciones realmente muy radicales no logradas por la dictadura militar.  De un modo de producción marcado por la cultura productiva se paso a un modo de producción extractivista:  de la fábrica a la minería y de la agricultura al agronegocio. No por voluntad del actual gobierno, sino por tendencia natural del capitalismo monopolista en esta etapa que el gobierno administra.

Sea cual fuere el futuro inmediato, el que no se presenta muy promisorio que digamos, el gobierno de los Kirchner, sin embargo,  quedará en la historia como el administrador de un periodo de consolidación de un nuevo capitalismo  en la Argentina, más parecido al del General Roca que al del General Peròn.

Frente a esto, es posible, pero sobre todo deseable, que esta recomposición capitalista, con la consecuente constitución de nuevos sujetos sociales afectados por este modelo productivo extrativista, engendre un nuevo sindicalismo  en esos trabajadores, del cual puedan aprender el gremio docente y similares para encontrar por fin una forma de lucha por sus legítimos intereses que no perjudique al conjunto de la población.  

Fuente: lafogata.org