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Perú

1 de junio del 2003

Perú, Toledo, la maldad y los pretextos

Miguel Ángel Ferrari
Hipótesis .

El histórico dirigente comunista peruano José Carlos Mariátegui, en uno de sus "Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana", denominado "El proceso de la instrucción pública", señalaba: "El problema de la enseñanza no puede ser bien comprendido en nuestro tiempo, si no es considerado como un problema económico y como un problema social. El error de muchos reformadores ha estado en su método abstractamente idealista, en su doctrina exclusivamente pedagógica. Sus proyectos han ignorado el íntimo engranaje que hay entre la economía y la enseñanza y han pretendido modificar ésta, sin conocer las leyes de aquélla"..
En Perú, como en tantos otros países de nuestra América, innumerables tecnócratas han ensayado reformas educativas al margen de la realidad económico-social. O lo que es peor, no fueron pocas las veces que dichas reformas fueron pensadas para ser funcionales a un modelo económico perverso, en lugar de ser concebidas como herramientas tendientes a elevar el nivel cultural de la población, y con él, sus posibilidades de una calidad de vida superior..
Hace cinco días escuchábamos en la escalinata de la Facultad de Derecho de Buenos Aires al presidente cubano, Fidel Castro, hablar del rol liberador de la educación pública. De lo funcional que es el analfabetismo a las políticas intervencionistas del imperio estadounidense..
Por estos días, los docentes peruanos están dando el ejemplo a su país y al mundo, sobre la necesidad de preservar su dignidad como profesionales de la educación, tanto en el plano de la defensa gremial, particularmente en el plano salarial; como desde su rol de educadores, frente a un gobierno neoliberal, continuista de las políticas corruptas del anterior presidente Alberto Fujimori..
Su verdadero rol docente lo están poniendo de manifiesto con esta huelga nacional, que ha movilizado a 380 mil trabajadores de la educación, en un decidido enfrentamiento a las políticas del actual presidente Alejandro Celestino Toledo Manrique..
Este presidente, descendiente de aborígenes, que jurara ante los Apus incaicos luchar contra la corrupción y contra la pobreza de su sufrido pueblo, fue más fiel a sus compromisos contraídos durante su gestión como asesor del Banco Mundial, que a sus dioses ancestrales y al pueblo que lo eligió, creyendo en su discurso populista, en medio de la euforia que produjeron las masivas marchas contra el proceso totalitario de Fujimori..
Hoy el reclamo docente, al que se han sumado -con sus reivindicaciones específicas- los trabajadores judiciales, del seguro social y los agricultores, ha puesto en la calle a más de dos millones de peruanos, absolutamente decididos a luchar por sus intereses, que son los intereses de la inmensa mayoría de la población..
Esta democracia de baja intensidad que encabeza el presidente Toledo, no es capaz de atender las imperiosas necesidades de los trabajadores. Y no es capaz de hacerlo, porque ni se le cruza por la cabeza al presidente y a sus colaboradores - alejados de los padecimientos de su pueblo- el abandono de las recetas neoliberales ordenadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial..
Por el contrario, la respuesta a las movilizaciones callejeras, cortes de rutas y manifestaciones de todo tipo, es la tradicional de los gobiernos dictatoriales o "democráticos" del continente: la represión pura y simple..
Cuando más de dos millones de peruanos ocuparon las calles de su patria (y las siguen ocupando en estos momentos), el gobierno de Toledo -dócil al establishment- no dudó en criminalizar la protesta, ilegalizar el paro docente y declarar el Estado de Emergencia, que implica la suspensión de los derechos constitucionales y la puesta bajo el control militar de trece regiones del país, incluida la ciudad de Lima..
A partir de ese momento (la cero hora del miércoles 28 de mayo), las masivas protestas que desbordaron a todo el país de norte a sur, fueron respondidas con fuego militar, esa brutal forma de lograr "consenso" que, desde hace mucho tiempo, enseñaron a nuestros gobernantes y a nuestros militares, quienes desde el imperio acuñaron la Doctrina de la Seguridad Nacional, para luego implementar, a principios de los años 90, el llamado "Consenso de Washington", piedra fundamental -¿o fundamentalista?- de las políticas neoliberales que saquearon y siguen saqueando a nuestros países, especialmente a sus habitantes más humildes, que son la mayoría..
Este "consenso" compulsivo, aplicado por las clases dominantes peruanas, segó la vida -esta semana- del estudiante puneño EDDY QUILCA CRUZ y produjo centenares de heridos y detenidos. El responsable último de este acto criminal, el presidente Toledo, es el mismo que tutelado por el gobierno de los Estados Unidos, promovió sanciones contra la República de Cuba en la última reunión de Ginebra sobre derechos humanos..
Toledo, un gobernante a tono con el imperio. Ese imperio que, con una obscenidad descarada, dice por boca de su subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, que el argumento de las armas de destrucción masiva con que se pretendió justificar la invasión criminal a Iraq fue sólo un pretexto para lograr mayor consenso..
Hace dos siglos, Johann Wolfgang Goethe escribía "La maldad no necesita razones, le basta con un pretexto"..
Nota emitida en el programa radial "Hipótesis", LT8 Radio Rosario, República Argentina, el sábado 31/05/03. Publicada en el sitio www.hipotesisrosario.com.ar