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El cardenal alemán Joseph Ratzinger es el nuevo Papa
¿Por quién doblan las campanas en Roma?

Argenpress

El cardenal alemán Joseph Ratzinger es desde este martes el nuevo jefe de la Iglesia Católica, que gobernará con el nombre de Benedicto XVI; decano de los cardenales fue elegido en la tercera ronda de votación del Cónclave que reunió a 115 cardenales en la Capilla Sixtina del Vaticano.

Joseph Ratzinger, ex guardián de la doctrina de la fe e ideólogo del bloque conservador, era el más estrecho colaborador de Juan Pablo II, en cuya elección participó en 1978, y
Joseph Ratzinger

el gran favorito para sucederlo en este primer Cónclave del tercer milenio.
La elección del nuevo jefe de la Iglesia Católica fue anunciada poco antes de las 18 horas local (16 horas GMT) por la tradicional fumata blanca y confirmada por el repique de las campanas de San Pedro, 45 minutos más tarde, el protodiácono chileno Jorge Arturo Medina Estévez, lo presentó al mundo y a los 100.000 fieles que esperaban gritando 'viva el Papa' en la plaza de San Pedro.

Tras la secular fórmula 'Annuntio vobis gaudium magnum Habemus Papam' (Os anuncio una gran alegría, tenemos Papa), el nuevo guía espiritual de los católicos salió al balcón central de la basílica vaticana, vestido con su hábito blanco, para impartir su primera bendición apostólica 'urbi et orbi'.

'Queridos hermanos y hermanas, después del gran Papa Juan Pablo II, los cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador en la viña del Señor', declaró Ratzinger, el nuevo Papa fue elegido por una mayoría de dos tercios de los electores, es decir, por lo menos 77 votos, en la cuarta votación en la tarde del martes.

El sucesor del trono de Pedro tendrá la difícil labor de reemplazar al mediático Juan Pablo II, fallecido el 2 de abril a los 84 años y tras casi 27 de pontificado, pero también de afrontar las múltiples amenazas y desafíos de la Iglesia en los albores del tercer milenio.

Los problemas que deberá afrontar el nuevo Papa

Pese a que los expertos esperan una mayor presencia en la defensa de los derechos humanos, la promoción de la paz mundial y la continuación del diálogo con otras religiones, nada librará a Benedicto XVI de buscar soluciones a los crecientes problemas internos.

El nuevo Pontífice tendrá que escuchar también las numerosas voces que incluso dentro de la Iglesia denuncian el excesivo centralismo, el enorme poder de la Curia Romana y la falta de diálogo con los obispos y las bases, el problema acuciante de la deserción de los templos, provocada por una secularización creciente de la sociedad, sobre todo en el primer mundo.

En el tercer mundo, el Papa deberá abordar el éxodo de los católicos a las nuevas iglesias evangélicas y pentecostales que surgen especialmente en América Latina y Asia, regiones con la mayor proporción de católicos, a las que deberá conceder igualmente un mayor peso en la cúpula eclesiástica. En asuntos doctrinales, heredará una larga lista de polémicos temas pendientes, del que no es ajeno, que incluyen el celibato opcional de los sacerdotes, la mayor participación de las mujeres en la iglesia, la planificación familiar, el uso del preservativo para prevenir el sida, y los desafíos de la bioética.

Desde su posición anterior como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, luchó contra todo intento de modernizar la Iglesia Católica, por lo que se espera que lleve a cabo una política continuista. Con sólo su última homilía, pronunciada el lunes durante la misa 'Pro eligendo Papa' previa a la apertura del Cónclave, el nuevo Pontífice dejó clara su posición sobre la Iglesia que quiere y arremetió contra la 'dictadura del relativismo'.

'Tener una fe clara, según el Credo de la Iglesia, es con frecuencia etiquetado de fundamentalismo. Mientras el relativismo, es decir, el dejarse llevar de aquí para allá por cualquier viento de doctrina, aparece como la única actitud a la altura de los tiempos modernos', aseguró el cardenal ante los fieles y religiosos que llenaban la nave central del templo.

Continuó diciendo, 'se está constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida sólo el propio yo y sus deseos', agregó.

Esta elección para ocupar la cúpula de la Iglesia ha demostrado que los Cardenales han mirado a la derecha, han elegido la ideología de Juan Pablo II, pero desprovista de la calidez y de la humanidad de otro pontífice como el recordado Juan XXIII, Angelo Giusseppe Roncalli.

Un largo camino ha recorrido su vida, desde que ingresó a las juventudes hitlerianas cuando tenía doce años hasta ser hoy, a los 78 años ungido en el máximo conductor de la grey católica.

Benedicto XVI, pareciera ser extraído de la diplomacia de la administración Bush, es conveniente entonces preguntarse, ¿ por quién doblan las campanas en Roma?