"MIREN COMO NOS HABLAN DEL PARAÍSO" |
Elena Luz González Bazán
Argenpress
Ver también:
La muerte no nos hace buenos... (Parte II)
La muerte no nos hace buenos... (Parte I)
'... que el viento de la historia limpie el polvo acumulado sobre
el trono de Pedro'
Juan XXIII
La visita papal a nuestro país se produjo en 1982 a horas de anunciar la
dictadura la capitulación ante el Reino Unido y luego en pleno proceso
alfonsinista, 1987, el primer viaje estuvo apenas 31 horas, dio una misa en el
ámbito capitalino y otra en la Basílica de Luján. En el segundo viaje, estuvo
seis días y recorrió algunas provincias argentinas.
Durante su visita en 1982 corrían tiempos dictatoriales, cuatro años antes dos
dictaduras latinoamericanas habían estado a punto de protagonizar una guerra
fraticida donde los únicos perjudicados serían ambos pueblos: Argentino y
Chileno, la intervención de Samoré paró esta locura dictatorial.
En 1982 la realidad fue diferente, de su agenda logró sacar unas horas que
fueron las que le entregó a los feligreses argentinos y residentes en nuestro
país. Previamente había pasado por Inglaterra, se había entrevistado con
Margaret Tatcher y el gobierno británico, en la Argentina hizo lo mismo, una
larga entrevista con la dictadura militar, con todos sus funcionarios.
El 12 de junio, durante su viaje improvisado realizó una gran misa donde se
encuentra el Monumento a los Españoles, Juan Pablo II afirmaba, luego de una
larga liturgia sobre la fe y el cuerpo de Cristo que: 'Con este deseo de amor y
servicio, antes de terminar este encuentro de fe, no puedo menos de dirigir una
palabra especial a los jóvenes argentinos. Queridos amigos: Ustedes han estado
constantemente en mi ánimo durante estos días. He apreciado de manera particular
su acogida y actitud. He visto en sus ojos la ardiente imploración de paz que
brota de su espíritu'. Unanse también a los jóvenes de Gran Bretaña, que en los
pasados días han aplaudido y han sido igualmente sensibles a toda invocación de
paz y concordia. A este propósito, muy gustoso les transmito un encargo
recibido. Ya que ellos mismos me pidieron, sobre todo en el encuentro de Cardiff,
que hiciera llegar a ustedes un sentido deseo de paz'.
En el discurso pronunciado en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza afirmaba
que: ' En ese espíritu, permitidme que desde este momento invoque la paz de
Cristo sobre todas las víctimas, de ambos bandos, del conflicto bélico entre
Argentina y Gran Bretaña; que muestre mi afectuosa cercanía a todas las familias
que lloran la pérdida de algún ser querido; que solicite de los gobiernos y de
la comunidad internacional medidas aptas para evitar daños mayores, sanar las
heridas de la guerra y facilitar el restablecimiento de los espacios de una paz
justa y durable y la progresiva serenidad en los espíritus'.
Luego continuaba diciendo: 'Con particular deferencia deseo dirigir tal palabra
de respetuoso saludo al Señor Presidente, que ha tenido la amabilidad de venir a
recibirme, interpretando el deseo de todos los hijos de esta nación católica. Le
expreso desde ahora, así como a cada argentino, mi más viva gratitud, por la
pronta y gozosa aceptación de esta visita, a pesar de las dificultades prácticas
que planteaba, a causa del poco tiempo disponible'. Juan Pablo II se estaba
refiriendo al dictador Leopoldo Fortunato Galtieri, que supuestamente nos estaba
representando a todos los argentinos, y además con esta actitud el Santo Padre
legitimaba la dictadura más genocida de la historia argentina. Nada más, ni nada
menos que él le daba legitimidad a la dictadura y el haber llevado a la guerra a
un país que entre sus soldados había una clase sin preparación, ya que la clase
63 es destinada a las islas sin ninguna preparación militar.
Es que hay que decirlo la CEA Conferencia Episcopal Argentina con sus
principales prelados apoyaron la dictadura militar, no hubo nunca condenas sobre
el accionar, pidieron la amnistía, el indulto, las leyes de Punto Final y
Obediencia Debida, los dictadores comulgaron en sus iglesias. Fueron muy pocas
las voces que se levantaron en contra, destacar algunos de los obispos es una
necesidad que hace a la memoria colectiva, a la historia escrita para las
futuras generaciones y a una identidad que nos pertenece. Carlos Ponce de León,
Enrique Angelelli, Vicente Zazpe, Jaime De Nevares, Jorge Novak, Miguel Hesayne,
los tres primeros sufrieron accidentes más que dudosos. Abajo entre los
sacerdotes, monjas, párrocos, laicos hay una inmensidad de hombres y mujeres que
debemos rescatar.
Siguiendo con los pasos de Juan Pablo II en la primera visita a la Argentina, en
1982. A los sacerdotes, religiosos y religiosas en la Catedral de Buenos Aires,
el 11 de junio de ese año afirmaba: 'A vosotros toca ejercer el 'ministerio de
la reconciliación' (Cfr. 2 Cor. 5, 18), proclamando la 'palabra de
reconciliación' que os ha sido confiada (Cfr. ibid.). Así ayudaréis a vuestro
pueblo a encontrarse en torno a los más auténticos valores de paz, justicia,
generosidad y capacidad de acogida, que están en la base de su tradición
cristiana y de la enseñanza del Evangelio. Todo esto no se opone al patriotismo
verdadero, ni entra en conflicto con él. El auténtico amor a la patria, de la
que tanto habéis recibido, puede llevar hasta el sacrificio; pero al mismo
tiempo ha de tener en cuenta el patriotismo de los otros, para que serenamente
sé intercomuniquen y enriquezcan en una perspectiva de humanismo y catolicidad'.
Y seguía afirmando Juan Pablo II: 'En esta perspectiva se coloca mi actual viaje
a Argentina que tiene un carácter excepcional, totalmente distinto de una normal
visita apostólico-pastoral, que queda para otra ocasión oportuna. Los motivos de
este viaje los he explicado en la carta del 25 de mayo último, que dirigí a los
hijos e hijas de la nación argentina. Hoy vengo para orar con vosotros en medio
de estos importantes y difíciles acontecimientos que se están desarrollando
desde hace ya algunas semanas.
Vengo a orar por todos aquellos que han perdido la vida; por las víctimas de
ambas partes; por las familias que sufren como lo hice igualmente en Gran
Bretaña.
Vengo a orar por la paz, por una digna y justa solución del conflicto armado. La
paz y la digna y justa solución del conflicto fue el 14 de junio, cuando las
'huestes argentinas' se rindieron ante Inglaterra, los Lagartos y el entonces
capitán de corbeta Alfredo Aztiz habían entregado las Georgias sin tirar un solo
tiro… las islas fueron nuevamente ocupadas por el Reino Unido y los familiares
de los muertos en Malvinas tuvieron que esperar nueve años para poder rendirles
homenaje en sus tumbas congeladas por el tiempo…
En la ceremonia final en el aeropuerto de Ezeiza, Juan Pablo II afirmaba que:
'Quieran, por ello, los responsables de los dos países y de la comunidad
internacional, que también mira con fundada aprensión al momento presente de
tensiones y luchas, devolver por encima de todo a las familias de las dos
naciones lo que ellas más anhelan: la vida y serenidad de sus hijos o seres
queridos, antes que nuevos sacrificios agraven los ya provocados. No se dude en
buscar soluciones, que salven la honorabilidad de ambas partes y restablezcan la
paz'.
Entre el 11 y 12 de junio fue la visita papal, la capitulación argentina se
produjo dos días después. El Papa Juan Pablo II arribaba de suelo Europeo, la
prensa internacional tenía claro lo que estaba pasando en la guerra que se
desarrollaba en el Atlántico Sur. Mientras esto pasaba, el Papa afirmaba que:
'No dejen que el odio marchite las energías generosas y la capacidad de
entendimiento que todos llevan dentro. Hagan con sus manos unidas - junto con la
juventud latinoamericana, que en Puebla confié de modo particular al cuidado de
la Iglesia - una cadena de unión más fuerte que las cadenas de la guerra. Así
serán jóvenes y preparadores de un futuro mejor; así serán cristianos'. Y por
otro lado sostenía al finalizar que: '... desde este lugar, donde con el himno
del gran Congreso Eucarístico suplicasteis al Dios de los corazones que enseñara
su amor a las naciones, se irradie también ahora, a cada corazón argentino y a
toda la sociedad, el amor, el respeto a cada persona, la comprensión y la paz.
Así sea'.
Este es el resumen de su visita por Argentina, mucha eucaristía, muchas
advocaciones a las figuras celestiales, pero insignificantes sus referencias a
una guerra fraticida. Nulas sus condenas hacia la violación de los derechos
humanos. Nula su palabra con respecto a lo que estaba pasando y que en Europa se
sabía, en Estados Unidos e Inglaterra también, que el 'estamos ganando' era una
mentira, y se continuó con la misma falacia hasta que vino la rendición, pero
Juan Pablo II ya no estaba en Argentina...
Vale recordar que en 1979 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos había
llegado a nuestro país y se encontró con miles de denuncias de los familiares
que habían perdido hijos, hermanos, padres, nietos, amigos, otros seres humanos
que se los había tragado la tierra.
Juan Pablo II, afirma el obispo Bernardino Piñera, ex presidente de la
Conferencia Episcopal de Chile en la década del ´80, frenó la Teología de la
Liberación.
Mientras el arzobispo Tomás Balduino, de la Comisión Pastoral de la Tierra - CPT
- sostiene que la iglesia católica se había abierto con el Concilio Vaticano II
y, además, al calor del mismo surgen pastorales en las diversas iglesias
latinoamericanas que trabajaban directamente con el pueblo. En el caso de la
Comisión Pastoral de la Tierra de Brasil defensora de los campesinos
desamparados.
La Teología de la Liberación transpuso los límites del cristianismo,
extendiéndose a otras religiones, grupos sociales y políticos. En el caso de
Brasil colaboró en el surgimiento del Movimiento de los Sin Tierras -MST- y del
Partido de los Trabajadores.
En el caso del MST nace del influjo de las comunidades de base y de las tres
fuerzas sociales que están en el subsuelo del PT, la más fuerte de ellas es la
iglesia de la Liberación, las pastorales sociales, así lo afirma el padre
Leonardo Boff. Cabe aclarar que Brasil tuvo la profunda influencia de Helder
Cámara arzobispo brasileño impulsor de la Teología de la Liberación entre los
máximos dignatarios de la iglesia católica.
Por esta razón Juan Pablo II nombra a las tres cuartas partes de los 400
prelados, para contrarrestar la influencia de la Teología de la Liberación, para
parar, de esta forma, el impulso de la iglesia de los pobres e imponer una
iglesia más conservadora.
En nuestro país, el comportamiento de los más altos dignatarios, como los
monseñores Tortola, Quarrachino, Primatesta, Plaza y Aramburu, entre otros,
frente a la dictadura hablan por sí mismos.
En el accionar de los prelados y de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) y
en sus declaraciones se notan las formas y modificaciones de sus integrantes. La
primera etapa es hasta 1978, donde tibiamente piden por aquellos que según
denuncias están en condiciones de desaparecidos.
En julio de 1978 los prelados dirigen una carta a la 'Excelentísima Junta
Militar' donde le afirman que no se han modificado las situaciones y sensación
de miedo que hay entre los ciudadanos. 'Miles de denuncias de desapariciones de
personas, de las que, en la mayoría de los casos, se carece posteriormente de
toda noticia. Este hecho tan lamentable y que nos vimos precisados a indicar en
nuestra exhortación del mes de mayo de 1977, sigue hoy tan vigente como
entonces...'
Luego la iglesia, como una de cal y una de arena sostiene: 'Sabemos los obispos
que este aspecto de la situación está originado por la amplia gama de la
subversión que llegó a amenazar la vida misma de la Nación... comprendemos muy
claramente que las excepcionales circunstancias por las que ha atravesado el
país exigían una autoridad firme y un ejercicio severo... sabemos de las
honduras del intento de recurrir a la violencia para imponer el cambio'.
En la XIX Asamblea de la Conferencia Episcopal Latinoamericana -CELAM-, en marzo
de 1983, Antonio Quarrachino sostiene, en Puerto Príncipe, Haití, 'que él
conocía que había desaparecidos vivos que residían en el exterior'. Por otro
lado el auxiliar de la diócesis de Avellaneda era Rubén Di Monte, gran amigo de
Nicolaides, Suárez Mason y otros militares de alta jerarquía.
El arzobispo de Buenos Aires, Juan Carlos Aramburu, ratificó las declaraciones
realizadas a Messagero de Roma, en la revista: Radiolandia 2000, el 19 de
noviembre de 1982, cuando se estaban descubriendo las fosas comunes de Grand
Bourg : 'en la Argentina no hay fosas comunes y a cada cadáver le corresponde un
ataúd'. Y, además dijo: 'Usted sabe que hay desaparecidos que viven
tranquilamente en Europa' y continúa: 'Yo no me explico porqué se sacó ahora
este asunto de la guerrilla y del terrorismo que ya ha terminado hace tiempo'.
Por otro lado el nuncio apostólico papal Pío Laghi dio la hostia a Suárez Mason,
jugaba al tenis cada quince días con Massera. El 27 de junio de 1976 visitó la
provincia de Tucumán en la zona de operaciones donde impartió la bendición a los
jefes y oficiales de la guarnición de Tucumán y dio la bendición papal. En ese
momento el gobernador y jefe de la V Brigada de infantería era Antonio Bussi.
'Ustedes, les dijo a los oficiales, saben encontrar bien una definición de la
Patria...' En cuanto a las operaciones antisubversivas dijo que 'era una cuota
de gran sacrificio, sigan ustedes las órdenes con subordinación y valor y
mantengan la serenidad de los espíritus'.
Tres años habían pasado desde su declaración, en la misa semanal dada desde los
balcones de San Pedro, allí afirmaba, el 23 de octubre de 1979, que el
Episcopado Argentino debía prestar atención sobre las desapariciones. En la
Argentina muchas familias y parientes están angustiados, sostuvo. El 30 de
agosto de 1980, en la Plaza San Pedro, habló sobre la violación de los derechos
humanos en América Latina y nombró a la Argentina.
El 4 de mayo de 1983, en presencia del cuerpo diplomático y del embajador
argentino José María Alvarez de Toledo, hace otro llamamiento, afirmando que
respecto a los desaparecidos, la iglesia no puede acallar una acción criminal
que consiste en hacer desaparecer una cantidad de personas, sin proceso y con la
cruel incertidumbre de sus familiares. Según algunas declaraciones esto estaba
referido a la dictadura militar argentina, sin embargo, Primatesta se encargó de
desmentirlo. Y el Papa nada más dijo, porque el momento de condena debió haber
sido en su visita a la Argentina en 1982.
En su segunda visita papal, entre 6 y 12 de abril de 1987, habla de la
reconciliación nacional, el perdón, se ocupó más del divorcio, el aborto y
exhortó al matrimonio para toda la vida. En Viedma a los mapuches que le habían
entregado una carta narrándole sus dolores eternos desde la Conquista de Roca en
adelante, les contestó alabando a los padres salesianos que participaron al lado
de Roca, en dicha masacre de hombres y mujeres, niños y ancianos de nuestra
tierra…
Cuando Monseñor Hesayne le habló de Monseñor Angelelli, sobre la denuncia de su
muerte más que dudosa, Juan Pablo II se limitó a pedir una 'reconciliación
fraterna profunda'…
En 1983 Monseñor Vicente Zazpe renuncia al cargo en la Conferencia Episcopal
Argentina, luego de exigir una actitud más firme frente a la dictadura militar.
Quedaron Juan Carlos Aramburu, Raúl Francisco Primatesta y el rosarino Jorge
Manuel López.
Luego Vicente Zazpe afirmó: '...no me cabe duda que de aquí a unos años la
Iglesia va a estar colocada en la picota...
Los tiempos de la iglesia argentina, fundamentalmente de su jerarquía
eclesiástica llevó a cerrar aún más la iglesia, mostrar y demostrar que los
pobres debían mirar el futuro en Dios y olvidarse de comer en la tierra.
Mientras sostuvieron todos los planteos del menemismo y lucharon para imponer la
educación religiosa en las escuelas y denostar la educación sexual, la evolución
de las especies y la libertad de elección.
Con un oído en el evangelio y otro en el pueblo…
Enrique Angelelli