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País Vasco

Carta a la memoria

Nebera – Intxaurrondo-

Este 27 de septiembre se cumplen 30 años de los fusilamientos de José Humberto Baena, Ramón García Sanz, José Luís Sanchez Bravo (FRAP - Frente Revolucionario Antifascista y Revolucionario) y de Juan Paredes Manot (Txiki) y Anjel Otaegi Etxeberria (ETA - Euskadi ta Askatasuna).
El franquismo volvía a recordar con estos fusilamientos, a quienes creían ver horizontes abiertos hacia la normalidad, que su política y su talante eran tan fascistas en el 75 como en el 36.
El poder nacido de un golpe militar volvía a recordar al mundo entero, por si quedaba alguna duda todavía, lo poco que le importaban manifestaciones, posturas y declaraciones de los demás.
La bestia sanguinaria volvía a bañarse una vez más en sangre revolucionaria sabiendo que el terror es la mejor tarjeta de presentación que tiene el poder para perdurar su política y su control.
Hace ahora 30 años tres militantes del FRAP y dos militantes de ETA eran fusilados para contentar a esa bestia, a ese dictador enano impotente y de voz aflautada como alguien lo definió una vez muerto.
Franco murió en la cama y solo nos queda la esperanza de que aquel amasijo de cables y máquinas no mitigasen el dolor de su larga agonía. Hay personas que me hacen cuestionarme el agnosticismo en el deseo de soñarlos ardiendo en un infierno eterno. Franco es una de ellas.
El franquismo que propició y celebró estos fusilamientos como un triunfo más de su larga noche de cuchillos y odios no murió aquel 20 de noviembre del 75 con la muerte del que fue su máximo exponente. Nos dejó herencia y herederos, dejó a muchos desahuciados y muchos miedos.
El ahora rey presidió junto al dictador como príncipe heredero los actos patrióticos de afirmación nacional como respuesta a la repulsa nacional e internacional que los mismos despertaron. Un príncipe heredero nombrado para perpetuar hasta el infinito la larga noche del franquismo de la que hoy recuperamos el asesinato de estos cinco jóvenes revolucionarios que un día soñaron cambiar el mundo desde su ejemplar entrega.
Es presumible que estos miedos alimentados generosamente desde el terror de fuerzas paramilitares, policía armada, guardia civil, ejército, leyes de excepción, tribunales de excepción y jueces de excepción no podían morir en la cama sin más.
Los Tierno Galván, Santiago Carrillo, Felipe González, Juan Ajuriaguerra ó Josep Tarradellas, entre otros, dieron por buena la transición a la española mirando hacia otro lado por un puesto ó un sillón oficial.
"La reforma del sistema franquista fue, más que ninguna otra cosa, un auto-golpe de Estado que se ofreció como pacto a las fuerzas de la oposición"; Joaquín Navarro.
El 22 de Noviembre de 1975 Juan Carlos I de Borbón era nombrado rey de España. La ultima voluntad, el "atado y bien atado", de Franco se cumplía.
Otros continuaron donde siempre habían estado, donde todavía están algunos de ellos; Adolfo Suárez, Martín Villa, Marcelino Oreja, Blas Piñar, Manuel Fraga, Arias Navarro. Ningún franquista fue obligado a saldar cuentas.
En un artículo-entrevista publicado en "El Foro de la Memoria" leí frases que nos recordaban "La transición no llegará si no llega la Republica" ó "(…) cómo se ha contado la transición. Nos han dicho que fue ejemplar, modélica, dulce, y en realidad lo único que se hizo fue cambiar impunidad por libertad. ¡Los españoles perseguimos dictadores y criminales de guerra por todo el mundo pero los nuestros nunca han tenido el más mínimo problema!".
Así PP (Partido Popular) ó UPN (Unión del Pueblo Navarro) se han negado a condenar el golpe militar, el franquismo ó a los franquistas, cuestión de familia en muchos casos, pretextando ser cosas de pasado, pero han elevado, a nivel personal, sus quejas frente a la retirada de dos de las estatuas ecuestres del dictador en Madrid y Valladolid. Recuerdos oprobiosos que todavía llenan muchas de las calles, plazas y ciudades españolas.
Me había propuesto unas líneas para hablar de Baena, Sanz, Sánchez (FRAP) y de Txiki y Otaegi (ETA), de sus muertes y de su recuerdo obligado para todos los que entonces estábamos en su punto de mira, para todos los que todavía estamos en ese punto de mira que nunca ha dejado de apuntar a nuestros corazones.
El Movimiento Nacional, cimentado sobre miles de cadáveres, miles de fusilados, ajusticiados y desaparecidos, nos dejó también esta fecha como colofón de su hacer y su terror. Muchos de los que lo sustentaron y agigantaron siguen presentes en nuestra sociedad ante la pasividad ó el miedo de los que un día fueron también sus enemigos.
El 27 de septiembre en Euskal Herria volveremos a ver ondear las ikurriñas con crespón de luto. En Zarautz y Nuarbe se les tributará a Txiki y Anjel un nuevo omenaldi (homenaje) al que no acudirá ningún miembro del gobierno. Tal vez Balza nos lo prohíba al tratarse de miembros de ETA y nos mande a sus chicos de negro y rojo.
La memoria de aquellos días no me falla al hablar de un pueblo unido en las calles, en manifestaciones, en huelgas generales que dieron lugar a un nuevo estado de excepción en "Las Vascongadas y Navarra", detenciones y cargas, grises y verdes. Rojo en los ojos y negro en el corazón.
La transición y la democracia a la española continua persiguiendo a aquellos que defienden un estado republicano, revolucionario y de izquierdas, una nación independiente y de izquierdas, la recuperación de la memoria histórica ó simplemente la recuperación de aquello que un día les perteneció y un golpe militar y fascista se lo arrebató.
El poder vuelve a hacer suyo el discurso de siempre, el del terror y el miedo, y niega toda esperanza de libertad que el pueblo pueda soñar.
El gobierno socialista por motivos políticos y técnicos, según sus propias palabras, sigue frenando las iniciativas populares a favor de la Recuperación de la Memoria Histórica en un interés por "no reabrir las heridas". "El Ejecutivo se concentra en los republicanos, pero incluirá a todos para "cicatrizar heridas"; De la Vega.
Son heridas y memoria que nos hablan del "reconocimiento de las personas que lucharon por un país en libertad"  "las heridas sólo se curan cuando se conocen y cicatrizan'. 'El silencio no cura, el reconocimiento sí'; aseveró Anxela Bullago.
La voz dormida. "Las heridas cubiertas no se curan jamás". "Aquí se ha cicatrizado en falso. No se puede olvidar cuando te obligan"; Dulce Cachón.