Ni el vendaval que alcanzó la víspera a Montevideo provocando varios muertos fue freno para que un año más miles de personas llegaran hasta el Hospital Filtro, epicentro de la solidaridad con los refugiados vascos hace ahora once años. Los convocantes de la marcha que anualmente recorre las calles de la capital uruguaya afirman que «la marcha es autoconvocada; sin convocatoria, la gente saldría igual».
      La movilización llevó la firma de Memoria y Justicia, un colectivo que lleva once años luchando contra el olvido de la represión policial, que se cobró las vidas de Fernando Morroni y de Roberto Facal. Pero allí estaba también, como cada año, Norma Morroni, que arrancó emotivos aplausos con su llamamiento a continuar en la lucha. Yallí estaban los militantes sindicales, activistas polí- ticos y luchadores sociales que hace once años protegieron el Hospital Filtro con su solidaridad. Y los que «sin estar presentes entonces, no pueden dejar de estarlo ahora». Son los jóvenes que indican que «hoy sentimos que aquel 24 de agosto de 1994 algo importante habían hecho nuestros viejos».

      Brigada Askapena    

   En la marcha de este año, realizada en la madrugada de ayer jueves en Euskal Herria, la Brigada Uruguay de Askapena resumió las sensaciones que le han embargado durante esta gira por aquellas tierras. Es el mismo espíritu de solidaridad y hermandad entre pueblos que recorrió toda Euskal Herria en 1994, cuando se conoció que 30.000 uruguayos defendían a los vascos ingresados en el Filtro para que no fueran enviados al Estado español y pudieran seguir viviendo en Uruguay. Una emoción que se transformó en dolor cuando se conocieron las noticias de las cargas y de los dos fallecidos.
      La brigada vasca recordó en su intervención ante el Filtro que «ustedes, hombres y mujeres uruguayos, aquel 24 de agosto de 1994 mostraron al mundo que un pueblo solidario lo es hasta las últimas consecuencias.
Ustedes, que pusieron sus cuerpos frente a los caballos de la represión, ustedes que defendieron con sus vidas el derecho de asilo de los luchadores vascos, ustedes que pagaron tan alto precio por ser solidarios con un lejano pueblo en lucha. Sepan ustedes que los llevamos muy dentro, que les hacemos nuestros, que les sentimos como hermanos».
      A todos los manifestantes, Askapena les recordó que «hay un pueblo que sigue luchando gracias a que ustedes, aquel 24 de agosto, levantaron más alta que nunca la bandera de la solidaridad». Y transmitieron que «nunca tuvimos los vascos como aliados a los poderosos ni a los estados. Nuestros compañeros de lucha siempre fueron los humildes, los pueblos».
      Un agurra ante Norma Morroni remachó estas palabras, «es el mismo agurra que recibió a los refugiados vascos del Hospital Filtro allá en nuestra tierra vasca, el mismo que se bailó ante Josu Lariz a la salida de un juzgado de Buenos Aires», explicaron los vascos en referencia al caso del refugiado vasco en Uruguay que terminó preso en Argentina, después fue exculpado y ahora sigue reclamando el asilo. Otro símbolo de una batalla que sigue. -