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Opiniones

PARTIDO DE LA LIBERACIÓN de Argentina
CARTA ABIERTA A LOS LUCHADORES

POR EL NUEVO ARGENTINAZO Y LA FORMACIÓN DE
LA UNIDAD REVOLUCIONARIA (UNIR)
Queridas compañeras y compañeros:
El Partido de la Liberación (PL) se dirige a quienes fueron y son nuestros compañeros en los paros, cortes de rutas, puebladas y el Argentinazo, así como en iniciativas políticas sobre temas concretos. Entre otros, nos dirigimos a los piqueteros y especialmente a los de la UTD de General Mosconi y los de la CTD "Aníbal Verón" del sur bonaerense, a los militantes del sindicalismo combativo y de la TC "29 de Mayo", a las Madres de Plaza de Mayo e HIJOS, a obreros de fábricas en conflicto como Zanón, Brukman y los petroleros de Comodoro Rivadavia; a las corrientes antiimperialistas del estudiantado, a lo más avanzado de las asambleas populares barriales, a los intelectuales antisistema, a los curas tercermundistas y luchadores de otras creencias religiosas, a las asociaciones del campesinado pobre, a las fuerzas políticas como Refundación Comunista y MPR Quebracho, a los muchos compañeros revolucionarios que militan en otras fuerzas, etc.
Estamos ante una crisis de poder político y los revolucionarios tenemos que bregar por darle solución mediante un nuevo Argentinazo y la Unidad Revolucionaria (UNIR). Hay que tener presente que el factor subjetivo de la revolución es lo que está retrasado en la situación abierta el 19 y 20 de diciembre de 2001. Hay que dar ese paso e inscribir nuestras luchas en el objetivo superior de un poder político que exprese los intereses de la clase obrera y el pueblo.
Así vemos nosotros la realidad:
-El gobierno de Eduardo Duhalde está en una crisis terminal y es responsable –junto a sus antecesores- de que el desempleo haya montado hasta el 21,5 por ciento y haya 6 millones de compatriotas desocupados y subocupados.
-Los banqueros, los monopolios y el imperialismo yanqui, mientras aprovechan todas las concesiones que les hace ese gobierno, siguen vaciando el país y llenándose los bolsillos. El imperialismo y sus aliados locales, no conformes con la expoliación que practicaron en las últimas décadas, acechan con un golpe cívico-militar. De ese modo, con terrorismo de Estado, quieren consolidar el viejo poder monopolista manteniendo en la manga la carta de la intervención de las Fuerzas Armadas.
-Sin perjuicio de ese proyecto fundamental, la alianza oligárquico-imperialista también juega la carta electoral. Ha logrado que el gobierno convoque a elecciones amañadas para burlar la demanda popular de "Que se vayan todos y no quede ni uno solo". La convocatoria es vista con muchísima desconfianza y rechazo por el pueblo más esclarecido, que viene en una escalada de conflictos desde varios años antes del Argentinazo. Pero esto no le quita peligrosidad a la maniobra gubernamental, a la que se han sumado los partidos orgánicos del sistema capitalista dependiente y también –aún con rezongos- los de la izquierda parlamentaria.
-El avance geométrico del número de desempleados, pobres e indigentes, al compás del endeudamiento exterior y la estafa de los banqueros, confirmó que -tras la dictadura fascista- también han sido responsables de la crisis las cúpulas del peronismo, radicalismo, cavallismo, Frepaso, centroizquierda, etc. No habrá salida favorable al pueblo dentro del actual Estado, cada vez más represivo y dependiente de los yanquis. Ese Estado y el gobierno seudodemocrático son repudiados por las masas populares, que "escrachan" al FMI y a los legisladores, jueces, banqueros, monopolistas, generales, sindicalistas-empresarios, dueños de medios de comunicación, obispos, comisarios, etc. Todos éstos han entregado nuestras riquezas a las multinacionales y reprimido a nuestra gente, siguiendo las órdenes de los imperialistas yanquis y europeos y los pulpos locales Pérez Companc, Techint, Aluar, Arcor, Macri, etc.
-La salida electoral intenta anestesiar y desviar a las masas populares de sus movilizaciones callejeras, politizadas y combativas. Quieren que los explotados dejen de pelear unidos y se dividan según devaluadas ofertas electorales. Y luego, tras la victoria de un Menem, un De la Sota, un Reutemann o una Carrió, concretar la confiscación final y la extranjerización de lo poco que queda en la Nación.
-La crisis es esencialmente política, entrelazada y realimentada con su base económico-social. Fue causada por el entreguismo y corrupción de los gobiernos de turno, la exacción del FMI, la estafa de los banqueros y la devaluación y pesificación de los pulpos monopolistas. Insaciables, buscan sacar mayores tajadas al compás de las nuevas exigencias que mes a mes ponen el Fondo y el Tesoro yanqui.
-La crisis argentina es también latinoamericana, visto el panorama de Uruguay, Brasil y Paraguay. También en estos países se advierten crisis políticas, vaciamientos de bancos, confiscación de ahorristas, especulación cambiaria, mucho hambre y represión policial. Allí se ve la mano del imperialismo yanqui, interesado en tirar abajo el Mercosur y levantar el ALCA para la anexión de todo el continente. No es casual que Chile haya permanecido relativamente al margen de la tormenta: Bush le ha ofrecido una negociación bilateral para ser "socio privilegiado" camino al ALCA. De Estados Unidos no se puede aguardar ninguna ayuda ya que se trata de una potencia imperialista impactada ella misma por la recesión, el desempleo, el déficil fiscal y de la balanza comercial, escándalos financieros y una fenomenal deuda pública.
-La convulsionada realidad argentina no tendrá solución electoral. Ni en estas elecciones acotadas. Ni en otras más "amplias" de acuerdo a lo pedido por los obispos y la "Mesa del Diálogo". Ni en otras "amplísimas" para una Asamblea Constituyente, pedidas por el ARI y la izquierda parlamentaria. Mientras no haya un cambio de poder político –y este sólo podrá ocurrir tras una revolución social y nacional, democrática y popular-, los enjuagues electorales serán una trampa de los monopolios.
Por eso el Partido de la Liberación (PL) no participa de los conciliábulos de la centroizquierda e izquierda del sistema, que según sus dirigentes están tratando de lograr un arreglo electoral entre Izquierda Unida, la Corriente Patria Libre y otros náufragos del Polo Social, la agrupación de Luis Zamora, el MIJD de Raúl Castells, etc. Dentro del espectro parlamentario vemos que el Partido Obrero, por lo menos hasta ahora, se ha mantenido al margen de esta convocatoria electoral. El PCR también la ha repudiado aunque habrá que ver qué hace después en relación al frente "nacional y popular" que está organizando Rodríguez Saá. Los demás partidos que se dicen de izquierda están orientados a participar de las elecciones convocadas por un gobierno que se hunde pero antes quiere seguir hambreando y matando piqueteros.
El país vive desde el Argentinazo una situación revolucionaria, que exige elevar la lucha hasta imponer un gobierno popular y antiimperialista. El reagrupamiento de las diferentes corrientes revolucionarias sólo podrá lograrse en torno a una definición de objetivos de este tipo. Hacen falta el nuevo Argentinazo y la Unidad Revolucionaria (UNIR). Lo demás es una cháchara electoral a contramano de la realidad, ya que más del 50% de los consultados dice que no votará.
Frente a la crisis del poder hay que intervenir con la propuesta política de un poder popular, opuesta totalmente a la oferta electoral del gobierno y el golpismo oligárquico. Junto con esa elevada definición política, sin medias tintas, tenemos que estrechar más vínculos con la lucha inmediata de los trabajadores, desocupados, jóvenes, etc, por Pan, Trabajo, Tierra, Libertades y Soberanía.
Quienes compartimos un diagnóstico similar de la crisis y de lo que hay que hacer, tenemos que unirnos en un Bloque Popular Revolucionario. Allí, en pie de igualdad y con respeto recíproco, tenemos que trabajar juntos pero no revueltos todos los que defendemos el marxismo-leninismo y el ejemplo del Che Guevara, los que se sienten parte del nacionalismo popular revolucionario, los definidos por el antiimperialismo y la amistad con Cuba socialista, los jóvenes de movimientos piqueteros, los independientes de izquierda y defensores de los derechos humanos, los que dentro de la Iglesia recogen la tradición del obispo Enrique Angelelli, los otros creyentes que también enfrentan al capitalismo dependiente, los ex combatientes de Malvinas que deslindan aguas con Seineldín y Rico, etc. Entre todos tenemos que forjar la Unidad Revolucionaria (UNIR) para la lucha; diferente de las trenzas de cúpulas para las elecciones.
Esta es la propuesta del Partido de la Liberación. Estamos abiertos a las críticas, sugerencias e iniciativas de todos los compañeros y organizaciones. Deberíamos sentarnos a debatir todas las propuestas surgidas de este espectro político y social, y privilegiar los aspectos que nos unen, buscando iniciativas concretas para ponerlas en marcha. La lucha, la vida y la sana discusión irán puliendo el resto y mostrando el camino de avance, donde se irán sumando nuevos sectores que hoy no comparten este proyecto pero con los cuales debemos mantener la unidad en la acción contra el gobierno, los monopolios, el FMI, la deuda externa y la represión.
Pero la situación revolucionaria argentina reclama algo más que unidad en la acción. Se precisan nuevos Argentinazos para luchar por el poder y la Unidad Revolucionaria para disputar la dirección de ese proceso de masas, amplio y diverso.
Los saluda fraternalmente.
Sergio Ortiz, secretario general del PL