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Opiniones

10 de agosto del 2002

Jaula de leones, economía de ovejas

Heinz Dieterich Steffan

La política económica de la mayoría de los Estados latinoamericanos es contraria a la teoría científica de la economía, a la experiencia histórica y contemporánea económica y hasta al sentido común. Es por eso, que va en una espiral creciente de fracaso en fracaso, arrastrando a las naciones latinoamericanas hacia el punto final de su dinámica: la destrucción de sus condiciones de subsistencia económica y el establecimiento de las dictaduras abiertas.
Esta situación es, desde todos los puntos de vista inaceptable, porque es análoga a la de un médico que dispone del conocimiento y de los medios para salvar a una persona, pero que, sin embargo, la deja morir, obedeciendo a intereses antiéticos. En el caso de América Latina, el conocimiento (la terapia) y los medios (el poder) para curar el cáncer (neoliberal), que va mermando progresivamente las posibilidades de sobrevivencia del "paciente", están a la disposición de los "médicos", es decir, de los sujetos políticos e intelectuales del sistema quienes, sin embargo, siguen insistiendo en la receta del "desangramiento neoliberal", que está llevando al moribundo a la tumba.
El poder para remediar la patología neoliberal de manera inmediata existe, como explicamos anteriormente (1.8.2002), en forma de la deuda externa, del poder adquisitivo y del petróleo criollo. El saber o software terapéutico, a su vez, está a la mano de toda persona que tiene una comprensión básica del sistema que llamamos "sociedad global"; si además, posee algún acervo de conocimientos históricos y de la economía científica, el panorama de la solución se vuelve inmediatamente inteligible.
El sistema mundial está determinado en su dinámica y sus principales características por las elites de los dos grandes Bloques Regionales de Poder (BRP), la Unión Europea (UE) y los Estados Unidos Ampliados (EUA). Las unidades constitutivas del sistema son las corporaciones transnacionales (CTN), cuyo modo de reproducción ampliada o metabolismo es el Capitalismo Proteccionista o Mercantilismo Nacional-Regional-Universal (MNRU). Las dos cabezas de lanza del poder de esta elite son las corporaciones transnacionales y los Estados Regionales, mientras que los Estados nacionales y el Estado Global (EG) juegan papeles complementarios. La tendencia de evolución del macrosistema consiste en transformar a la sociedad mundial en una Maquiladora Global Militarizada (MGM) en lo económico, y en una plutocracia represiva, en lo político y cultural.
Este es el "campo de juego" en el cual tiene que actuar todo sujeto de la aldea global, desde Bill Gates y Wall Street hasta el pequeño campesino salvadoreño y la gigantesca República Popular de China. Desde el punto de vista de una elite conductora o una vanguardia transformadora, este es el polígono de planeación, cuyos parámetros determinan la función de optimización de los propios intereses. Y, como observamos, esos parámetros son de fácil definición. De hecho, son tan fáciles de comprender (formalizar), como las reglas de juego en una jaula de leones. Quien entra en esa jaula tiene que hacerlo con un poder que le permite competir con los leones; si no lo hace, es despedazado por ellos. Esto es lo que esta sucediendo con las economías latinoamericanas.
La combinación de los cinco elementos mencionados proporciona a estos bloques una extraordinaria fuerza, tal como se expresa en el hecho, de que los tres depredadores mayores (la Unión Europea, Estados Unidos y Japón) logran apropiarse del ochenta por ciento de la riqueza mundial, aún en contra de la voluntad del ochenta por ciento de la humanidad.
El Bloque Regional de Poder es la precondición de todo avance económico sustentado en el subcontinente, porque la renegociación de la deuda externa, del proteccionismo del G-7, del desarrollo de las tecnologías de punta y ciencias de excelencia sólo pueden realizarse desde una base de poder regional. Sin embargo, el BRP latinoamericano ha de tener una diferencia cualitativa frente a los demás bloques mencionados: tiene que integrar desde su inicio elementos claves de la Democracia Participativa o sea, del Socialismo del Siglo XXI.
Una economía moderna en América Latina sólo es viable desde el BRP, con una política mercantilista y con sustento en cuatro polos de crecimiento:
1. las pequeñas y medianas empresas (PYMES); 2. las corporaciones transnacionales nacionales (CTN); 3. las cooperativas y, 4. las empresas e instituciones estratégicas del Estado. Esta verdad debería constituir, por lo tanto, el punto de partida de toda teoría y planificación económica en América Latina. Sin embargo, no juega ningún papel en la economía de inmolación de los gobiernos criollos que siguen predicando que la estrategia de las ovejas en la jaula de leones puede rendir avances positivos.
Y dentro de esta lógica jesuítica del credo quia absurdum est (creo, pese a lo absurdo de mi creencia), en la cual los hechos de la realidad no tienen capacidad formativa sobre la praxis, se sigue descuidando a las pequeñas y medianas empresas y las cooperativas y se continua privatizando las empresas estatales, enajenándolas a las corporaciones transnacionales externas, en lugar de convertirlas en empresas transnacionales latinoamericanas, como único polo de crecimiento económico regional capaz de parar la africanización de la Patria Grande.
żEn los doctorados de economía de Harvard se enseñará la técnica matemática de la optimización linear con polígonos de planeación? żO solo se enseña la paradisiaca doctrina neoclásica, en la cual leones y ovejas pueden convivir y prosperar en perfecta armonía?